No hay ¡®turismofobia¡¯ sino una reacci¨®n contra los flujos desproporcionados
Es crucial incorporar el criterio de ¡°capacidad de carga¡±, que mide el n¨²mero m¨¢ximo de visitantes que puede acoger un espacio
En pleno puente de agosto toda la zona se qued¨® sin hielo y no hubo forma de preparar los gin-tonics ni los cu?balibres; nadie hab¨ªa calculado tal nivel de consumo. Hubo que esperar al siguiente martes para que el material llegase a las grandes superficies. Esos mismos d¨ªas, el pueblo hubo de ser cerrado a la entrada de coches porque ya no cab¨ªa ni uno solo m¨¢s y los aparcamientos estaban repletos. Relativamente cerca de all¨ª, ya en otra comunidad aut¨®noma, se vio a decenas de vecinos ocupar un paso de cebra con pancartas y no dejar pasar durante un buen rato por la carretera a ning¨²n autom¨®vil porque era imposible que los suyos estacionasen en parte alguna. Una protesta gandhiana. Son ejemplos de la vida cotidiana generados durante el pasado mes.
?C¨®mo es posible que a¨²n no haya un Ministerio de Turismo en s¨ª mismo, sin acompa?amiento de otras materias (informaci¨®n, comercio, industria¡), en un pa¨ªs en el que casi 13 de cada 100 euros que se fabrican y casi 13 de cada 100 trabajadores a los que se da empleo (sin contar con la econom¨ªa sumergida) tienen que ver con esta actividad, mayor que ning¨²n otra? ?Terminar¨¢ una temporada que va a acoger a cerca de 100 millones de visitantes extranjeros, superando a EE UU y rozando las cifras francesas, las mayores del mundo, sin que se constituya una mesa permanente con todos los interlocutores para revolver los mil y un problemas (e iniciativas) que van surgiendo y que rompen el equilibrio entre los inmensos beneficios econ¨®micos y las crecientes molestias sociales que provoca la masificaci¨®n que se est¨¢ viviendo? Al gran motor se le han saltado algunas piezas y se ha gripado, generando una congesti¨®n sobre los recursos comunes.
La cuesti¨®n est¨¢ en encontrar ahora los l¨ªmites del crecimiento de la industria tur¨ªstica, esas fronteras que imponen la escasez f¨ªsica, las infraestructuras de todo tipo y aspectos tan novedosos como la emergencia clim¨¢tica. As¨ª, surge el concepto de ¡°capacidad de carga¡±, que medir¨ªa, en general, el n¨²mero de personas que puede acoger como destino un pa¨ªs como Espa?a. La capacidad de carga tur¨ªstica mide el n¨²mero m¨¢ximo de visitantes que puede contener un determinado espacio-recurso-destino tur¨ªstico, el l¨ªmite m¨¢s all¨¢ del cual la explotaci¨®n tur¨ªstica es insostenible por perjudicial, el n¨²mero m¨¢ximo de turistas que un espacio puede albergar sin llegar a deteriorarse. Esta ¡°capacidad de carga¡±, que es m¨®vil y var¨ªa a lo largo del tiempo en funci¨®n de los factores de los que depende (poblaci¨®n, densidad, capacidad de expansi¨®n, h¨¢bitat, recursos h¨ªdricos y otras infraestructuras, etc¨¦tera), ser¨ªa una herramienta de gesti¨®n de los visitantes que servir¨ªa para planificar y ordenar el turismo sostenible.
No hay turismofobia. Hay una rea?cci¨®n contra el turismo de revancha que ha surgido despu¨¦s del Gran Confinamiento y que arrasa con todo. Contra el turismo can¨ªbal que aprovecha otras olas sociol¨®gicas profundas que est¨¢n entre nosotros al mismo tiempo, para expulsar a los vecinos de sus casas (pisos tur¨ªsticos y gentrificaci¨®n), que se sustenta en trabajadores que no tienen incluso donde dormir y que son m¨¢s precarios que en las industrias en las que antes trabajaron, que malgasta los recursos naturales, tecnol¨®gicos y f¨ªsicos (una comunidad no precisamente en cabeza por n¨²mero de visitantes ha calculado que el uso de agua potable durante agosto ha aumentado un 55% y han atendido ¡ªcon escaso personal¡ª un 20% m¨¢s de urgencias en sus hospitales p¨²blicos que en los otros d¨ªas del a?o. El consumo de cerveza habr¨ªa crecido un 40% hasta septiembre), que incrementa los precios, que aumenta, pese a los controles, la econom¨ªa sumergida. No hay turismofobia, pero en algunos puntos el turismo empieza a ser considerado una industria hostil pese a los enormes beneficios que genera.
Por ¨²ltimo, est¨¢ la realidad que refleja la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estad¨ªstica: el 31,3% de la poblaci¨®n no puede irse de vacaciones fuera de casa al menos una semana al a?o. Ha sido la Espa?a invisible de estas semanas.
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