La ch¨¢chara ociosa del movimiento ¡®woke¡¯ anula el debate sobre las jerarqu¨ªas de clase
El ¨¦nfasis en las pol¨ªticas de la identidad condena al olvido a muchas personas arrasadas por el paro y la pobreza, sostiene el pensador brit¨¢nico John Gray en su ¨²ltimo libro, del que ¡®Ideas¡¯ adelanta un extracto
Los or¨ªgenes del llamado movimiento woke se encuentran en la decadencia del liberalismo. De hecho, este movimiento es m¨¢s poderoso en el mundo anglosaj¨®n, precisamente en aquellos pa¨ªses donde el liberalismo cl¨¢sico adquiri¨® mayor fuerza. Por el contrario, en China, en Oriente Pr¨®ximo y Medio (incluida la India), en ?frica y en la mayor parte de la Europa continental, es visto con indiferencia, perplejidad o desprecio. Pese a que sus ap¨®stoles creen que se trata de un movimiento universal de emancipaci¨®n humana, en gran parte del mundo se lo considera un s¨ªntoma del declive occidental: una versi¨®n hiperb¨®lica del liberalismo que Occidente profes¨® durante su breve periodo de hegemon¨ªa aparente al t¨¦rmino de la Guerra Fr¨ªa.
La ideolog¨ªa hiperliberal desempe?a una serie de roles. Funciona como la l¨®gica justificativa de un tipo de capitalismo hoy en quiebra, pero tambi¨¦n como una v¨ªa para que una parte excedentaria de la ¨¦lite pugne por procurarse una posici¨®n de poder en la sociedad. Si puede decirse que expresa alg¨²n sistema coherente de ideas, ese ser¨ªa el credo antioccidental de una intelligentsia antinomista que es inefablemente occidental. Desde un punto de vista psicol¨®gico, proporciona un suced¨¢neo de fe para quienes no soportan vivir sin la esperanza de salvaci¨®n universal inculcada por el cristianismo.
En contra de lo que dicen sus cr¨ªticos de derechas, el pensamiento woke no es una variante del marxismo. Ning¨²n ide¨®logo woke se acerca ni de lejos a Karl Marx en su nivel de rigor, amplitud y profundidad de pensamiento. Una de las funciones de los movimientos woke es desviar la atenci¨®n del impacto destructivo que el capitalismo de mercado tiene en la sociedad. Desde el momento en que las cuestiones identitarias comienzan a volverse centrales en pol¨ªtica, los conflictos entre intereses econ¨®micos pierden relevancia. Toda esa ch¨¢chara ociosa sobre microagresiones expulsa del debate temas como las jerarqu¨ªas de clase y la relegaci¨®n de amplios sectores de la sociedad al paro y la pobreza. Al tiempo que halaga los egos de quienes protestan contra cualquier menosprecio a su cultivad¨ªsima autoimagen, la pol¨ªtica de la identidad condena a la deshonra y al olvido a muchas personas cuyas vidas son arrasadas por un sistema econ¨®mico que las desecha por no aprovechables.
El pensamiento ¡®woke¡¯ no es una variante del marxismo. Ning¨²n ide¨®logo ¡®woke¡¯ se acerca ni de lejos a Karl Marx en su nivel de rigor
Tampoco se puede decir que el pensamiento woke sea una versi¨®n del posmodernismo. No hay nada en ¨¦l de la juguetona sutileza de Jacques Derrida o del mordaz ingenio de Michel Foucault. Derrida jam¨¢s sugiri¨® que hubiera que deconstruir todas las ideas, ni tampoco supuso Foucault que la sociedad podr¨ªa funcionar sin estructuras de poder. El hiperliberalismo ha vulgarizado la filosof¨ªa posmoderna como el fascismo degrad¨® en su d¨ªa el pensamiento de Nietzsche.
En lo que a sus aspectos econ¨®micos se refiere, los movimientos woke constituyen una revuelta de la burgues¨ªa profesional. A medida que el capitalismo concentra riqueza y poder en sectores cada vez m¨¢s reducidos, los profesores universitarios, las figuras medi¨¢ticas, los abogados, los trabajadores de organizaciones ben¨¦ficas, los activistas sociales y los directivos de ONG se enfrentan a una creciente competencia, con la correspondiente ca¨ªda de sus remuneraciones y de su estatus. La sociedad ha producido un n¨²mero de miembros de la ¨¦lite mucho mayor que el que es capaz de absorber. Al mismo tiempo que crea una clase marginada en aumento para la que no tiene funci¨®n productiva alguna, el capitalismo occidental produce tambi¨¦n una lumpenintelligentsia superflua desde el punto de vista econ¨®mico. La consecuencia tanto de lo primero como de lo segundo es la desestabilizaci¨®n del sistema pol¨ªtico mediante el que este tipo de capitalismo se reproduce a s¨ª mismo.
El historiador y soci¨®logo Peter Turchin ha examinado el papel de esta ¨¦lite excedentaria en el terreno de la pol¨ªtica. Esta teor¨ªa de la superproducci¨®n de ¨¦lites contin¨²a el trabajo que ya hiciera en su d¨ªa el economista pol¨ªtico Vilfredo Pareto (1848-1923). Pareto analiz¨® los sistemas de creencias pol¨ªticas entendi¨¦ndolos como racionalizaciones de las luchas de poder en el seno de la ¨¦lite.
El campus universitario constituye un modelo de r¨¦gimen inquisitorial cuyo alcance se ha extendido al resto de la sociedad.
Lo que mueve esas luchas hoy en d¨ªa no es solo la rivalidad por el poder, sino tambi¨¦n la inseguridad. Los sectores excedentarios de la ¨¦lite est¨¢n librando una guerra por su supervivencia econ¨®mica en la que los valores hiperliberales se convierten en mercanc¨ªas negociables en el mercado laboral. El wokismo es tanto una carrera profesional como un culto. Publicitando su virtud, estos graduados superfluos que produce el sistema educativo aspiran a ganar un punto de apoyo en la deteriorada escalera que conduce a la seguridad econ¨®mica: la seguridad que, en su caso, se derivar¨ªa de su integraci¨®n en el escalaf¨®n de los guardianes de la sociedad.
El campus universitario constituye un modelo de r¨¦gimen inquisitorial cuyo alcance se ha extendido actualmente al resto de la sociedad. En el de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, por ejemplo, quienes solicitan una plaza en Ingenier¨ªa Qu¨ªmica y Biomolecular deben presentar una declaraci¨®n escrita ¡°que exponga la manera en que el candidato enfocar¨¢ una experiencia diversa, equitativa e inclusiva en la educaci¨®n superior¡±. Toda vacante docente que se publica en la Facultad de Letras y Ciencias de la Universidad Estatal de Ohio, incluidas aquellas que surgen en ¨¢mbitos como la econom¨ªa, la biolog¨ªa de agua dulce y la astronom¨ªa, requiere que el solicitante presente una declaraci¨®n ¡°que exprese sus compromisos y capacidades demostrados para contribuir a la diversidad, la equidad y la inclusi¨®n a trav¨¦s de la investigaci¨®n, la ense?anza, la mentor¨ªa y la proyecci¨®n del conocimiento y la implicaci¨®n con el resto de la sociedad¡±. En la Universidad de California en Berkeley, su reglamento de evaluaci¨®n de las contribuciones de los candidatos a la diversidad, la equidad, la inclusi¨®n y la pertenencia llega incluso a exigir que se le d¨¦ una baja puntuaci¨®n a todo aquel solicitante que ¡°comunique su intenci¨®n de hacer caso omiso de la diversidad de or¨ªgenes de su alumnado y del imperativo ¨¦tico de ¡®tratar a todo el mundo por igual¡±. Y muchas otras pr¨¢cticas similares est¨¢n hoy extendidas por buena parte del sistema estadounidense de ense?anza superior.
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