Bienvenidos a la era dorada
Podemos hacernos todos unas camisetas que digan que sobrevivimos a Trump. ?C¨®mo? Ni idea. De momento veamos el espect¨¢culo, que ser¨¢ como una de Tarantino
Cuando Trump dijo en la noche electoral que empezaba una ¡°era dorada¡± me pareci¨® una expresi¨®n muy acertada, porque imagin¨¦ su mandato como una lluvia de ese preciso color cayendo sobre todos los que estamos debajo. Lo de ¡°Am¨¦rica primero¡± tiene una ventaja para nosotros, a ellos les caer¨¢ primero. En el caso de quienes le han votado ser¨¢ con su consentimiento, y ellos sabr¨¢n lo que han hecho. Aunque puede que lo descubran realmente en ese momento. Confiemos pues en el poder tonificante de esa experiencia. Aqu¨ª nace una primera esperanza, que quienes tengan el privilegio de disfrutar primero y en carne propia de las desinteresadas pol¨ªticas de este individuo ya no deseen repetir la pr¨®xima vez. Habr¨¢ que esperar cuatro a?os, me dir¨¢n. Pues s¨ª, no hay mucho m¨¢s que hacer. Pero estos cuatro a?os no deben pasar en balde.
Me estoy proponiendo verlo todo de forma muy pr¨¢ctica, no s¨¦ si lo han notado, en esta atm¨®sfera de se?ales apocal¨ªpticas, y no es la menor de ellas el hecho de que el libro de Melania Trump sea el m¨¢s vendido en Estados Unidos. Ya solo eso era para dejar el pa¨ªs, no me digan. A partir de ahora se me ocurren tres escenarios. Uno, Trump hace realmente todo lo que imaginamos, y cosas mucho peores, y ser¨¢ un desastre: aqu¨ª ni siquiera veo satisfacci¨®n alguna en el hecho de tener raz¨®n, pero al menos espero que nazcan anticuerpos definitivos para las pr¨®ximas dos o tres generaciones, y Europa espabile, si es que no acabamos de volvernos todos locos. Segunda posibilidad, que luego no sea para tanto, una mediocre presidencia que no logre llevar a cabo demasiadas fechor¨ªas, pero en este trance el mundo pase la prueba. Tres, que Trump se revele un magn¨ªfico presidente y haga del mundo un lugar mejor: nada me entusiasmar¨ªa m¨¢s que haberle juzgado mal y estar equivocado. Aguardo expectante sus soluciones a los problemas de nuestro tiempo.
Entretanto, podemos hacernos todos unas camisetas que digan que sobrevivimos a Trump. ?C¨®mo? Ni idea. De momento veamos el espect¨¢culo, que ser¨¢ como una de Tarantino: bocazas prepotentes, venganzas y violencia no gratuita, sino car¨ªsima. El tipo ese que entr¨® en el Congreso con cuernos en la cabeza podr¨ªa ser, qu¨¦ s¨¦ yo, ministro de Educaci¨®n, cosas as¨ª. Sobre las explicaciones, qu¨¦ quieren que les diga. S¨ª, ya s¨¦, que si los errores de la izquierda, que si la campa?a de Harris, pero esto ya es un poco cansado. Creo que, de hecho, ahora empieza precisamente el momento en que la derecha quiz¨¢ deba asumir su parte de responsabilidad, y empezar a darse cuenta del error may¨²sculo de jalear a estos elementos. De acuerdo, la pol¨ªtica son emociones, se vota por intuici¨®n, empat¨ªa¡ y eso es lo preocupante. Para una mayor¨ªa de personas un individuo notoriamente ignorante, mentiroso, arrogante, delincuente, sin escr¨²pulos y multimillonario es un modelo, alguien de fiar. Eso es lo peor, el triunfo de un estilo, la ley del m¨¢s fuerte. Lo vemos a nuestro alrededor. El mundo est¨¢ muy mal, y ya piensas que quiz¨¢ deber¨ªas apuntarte a un gimnasio para repartir t¨² tambi¨¦n hostias como panes. No, no lo piense, no se deje arrastrar, sea fuerte, no se haga v¨ªdeos con frases taxativas. Sobre todo, no hay que embrutecerse. Mientras, veremos c¨®mo se revelan en toda su dimensi¨®n esos personajes crecidos alrededor de Trump ¨DElon Musk, los tecnotarados de Silicon Valley, y los que a¨²n nos quedan por conocer¨D, que tienen incluso una mayor y peor visi¨®n de futuro, porque no olvidemos que Trump es un anciano de 78 a?os. Este momento de la verdad ser¨¢ aut¨¦ntica pornograf¨ªa, me temo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.