El Papa, ante la masacre en Gaza
¡°Lo que est¨¢ sucediendo en Gaza, que seg¨²n algunos expertos parecer¨ªa tener las caracter¨ªsticas de un genocidio, deber¨ªa ser investigado con atenci¨®n¡±. Es uno de los posicionamientos pol¨ªticos que contiene ¡®La esperanza no defrauda nunca¡¯, libro del papa Francisco del que ofrecemos un adelanto en exclusiva
Es absolutamente necesario que se afronten en los pa¨ªses de origen las causas que provocan la emigraci¨®n. Necesitamos que los programas que se apliquen para este fin garanticen que, en las zonas afectadas por la inestabilidad y por las m¨¢s graves injusticias, haya lugar para un desarrollo aut¨¦ntico que promueva el bien de todas las poblaciones, en particular de los ni?os y ni?as, esperanza de la humanidad.
Si queremos resolver un problema que nos afecta a todos, debemos hacerlo con una int...
Es absolutamente necesario que se afronten en los pa¨ªses de origen las causas que provocan la emigraci¨®n. Necesitamos que los programas que se apliquen para este fin garanticen que, en las zonas afectadas por la inestabilidad y por las m¨¢s graves injusticias, haya lugar para un desarrollo aut¨¦ntico que promueva el bien de todas las poblaciones, en particular de los ni?os y ni?as, esperanza de la humanidad.
Si queremos resolver un problema que nos afecta a todos, debemos hacerlo con una integraci¨®n de los pa¨ªses expulsores, de tr¨¢nsito, destino y retorno de migrantes. Ante este reto, ning¨²n pa¨ªs puede quedarse solo y ninguno puede pensar en abordar la cuesti¨®n de forma aislada mediante legislaciones m¨¢s restrictivas y represivas, aprobadas a veces bajo la presi¨®n del miedo o en busca de un r¨¦dito electoral. Por el contrario, as¨ª como vemos que hay una globalizaci¨®n de la indiferencia, hay que responder con la globalizaci¨®n de la caridad y de la cooperaci¨®n, para que se humanicen las condiciones de los emigrantes.
Pensemos en recientes ejemplos que vimos en Europa. La herida a¨²n abierta que es la guerra en Ucrania provoc¨® que miles de personas debieran abandonar sus casas, especialmente durante los primeros meses del conflicto. Pero tambi¨¦n hemos sido testigos de la acogida irrestricta de muchos pa¨ªses de frontera, como ha sido el caso de Polonia. Algo similar ha ocurrido en Oriente Pr¨®ximo, en donde las puertas abiertas de pa¨ªses como Jordania o L¨ªbano contin¨²an siendo la salvaci¨®n para millones que huyen de los conflictos en el ¨¢rea: pienso especialmente en quienes abandonan Gaza en medio de la carest¨ªa que ha azotado a los hermanos palestinos ante la dificultad para que ingresen alimentos y ayuda a su territorio. Lo que est¨¢ ocurriendo en Gaza, que seg¨²n algunos expertos parecer¨ªa tener las caracter¨ªsticas de un genocidio, deber¨ªa ser investigado con atenci¨®n para determinar si encuadra en la definici¨®n t¨¦cnica que sostienen juristas y organismos internacionales.
Debemos involucrar a los pa¨ªses de origen de los mayores flujos migratorios en un nuevo ciclo virtuoso de crecimiento econ¨®mico y de paz que incluya a todo el planeta. Para que la migraci¨®n sea una decisi¨®n realmente libre es necesario esforzarse por garantizar a todos una participaci¨®n equitativa en el bien com¨²n, el respeto de los derechos fundamentales y el acceso al desarrollo humano integral. Solo si este piso m¨ªnimo est¨¢ garantizado en todas las naciones del mundo podremos decir que quien migra lo hace de forma libre y podremos pensar en una soluci¨®n realmente integral al tema. Pienso en especial en los j¨®venes, que al emigrar muchas veces provocan en sus comunidades de origen una doble fractura: una porque pierden a los elementos m¨¢s pr¨®speros y emprendedores y otra porque se disgregan las familias.
Para que podamos llegar a este escenario, sin embargo, debemos tener como paso previo fundamental que se terminen los t¨¦rminos desiguales de intercambios entre los distintos pa¨ªses del mundo. Se ha instalado en los v¨ªnculos entre muchos pa¨ªses una cierta ficci¨®n que parecer¨ªa dar cuenta de un supuesto intercambio comercial, pero es solo una transacci¨®n entre filiales que saquean los territorios de los pa¨ªses pobres y mandan sus productos y regal¨ªas a las casas matrices en los pa¨ªses desarrollados. Me vienen a la mente, por ejemplo, sectores ligados a la explotaci¨®n de recursos naturales del subsuelo. Son las venas abiertas de estos territorios.
Cuando escuchamos a tal o cual dirigente quejarse de los flujos de migraci¨®n que llegan desde ?frica a Europa, ?cu¨¢ntos de esos mismos l¨ªderes se preguntan sobre el neocolonialismo que a¨²n hoy subsiste en muchas naciones africanas? Recuerdo que en mi viaje a Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo en 2023 abord¨¦ el problema del saqueo de hoy sobre algunas naciones: ¡°Hay una consigna que brota del inconsciente de tantas culturas y de mucha gente: ¡®?frica va explotada¡¯, y esto es terrible. Tras el colonialismo pol¨ªtico, se ha desatado un ¡®colonialismo econ¨®mico¡¯ igualmente esclavizador. As¨ª, este pa¨ªs, abundantemente depredado, no es capaz de beneficiarse suficientemente de sus inmensos recursos: se ha llegado a la paradoja de que los frutos de su propia tierra lo conviertan en ¡®extranjero¡¯ para sus habitantes. El veneno de la avaricia ha ensangrentado sus diamantes¡±.
Sabemos ya que la ¡°teor¨ªa del derrame¡± no funciona ni dentro de la econom¨ªa de un propio pa¨ªs ni dentro del concierto de naciones. Hay que apoyar a los pa¨ªses de las periferias, en muchos casos aquellos de origen de las migraciones, para neutralizar las pr¨¢cticas neocolonizadoras que buscan perpetuar las asimetr¨ªas.
Una vez que el mundo pueda avanzar en acuerdos para promover el desarrollo local de quienes de otro modo terminar¨ªan migrando, es importante que sus gobernantes, llamados a ejercitar la buena pol¨ªtica, act¨²en de forma transparente, honesta, con amplitud de miras y al servicio de todos, especialmente de los m¨¢s vulnerables.
Primero acogidos y luego protegidos, a los migrantes luego hay que promoverlos. Al pedir que se les abran las puertas, pido tambi¨¦n que se anime su desarrollo integral, que se les d¨¦ la posibilidad de realizarse como personas en todas las dimensiones que componen la humanidad querida por el Creador.
Al pedir que se les abran as puertas a los migrantes, pido tambi¨¦n que se apoye su desarrollo integral
Pienso en particular en que se logren mayores avances en la promoci¨®n de la inserci¨®n sociolaboral de los emigrantes y refugiados, que se garantice incluso a aquellos solicitantes de los distintos tipos de asilo la posibilidad de trabajar y que, en paralelo, se ofrezcan cursos formativos ling¨¹¨ªsticos y de ciudadan¨ªa activa, como tambi¨¦n una informaci¨®n adecuada en sus propias lenguas. En Italia tenemos el ejemplo de un joven sacerdote, don Mattia Ferrari, que se involucra no solo en las acciones de rescate en el mar, sino que con su grupo velan por una integraci¨®n sostenible y sustentable en el destino.
Por otro lado, la migraci¨®n bien gestionada podr¨ªa ayudar a hacer frente a la grave crisis que provoca la desnatalidad en muchos pa¨ªses, especialmente europeos. Es un problema muy grave al que las personas que llegan desde otras naciones pueden contribuir a resolver si se los integra plenamente y dejan de ser considerados ciudadanos ¡°de segunda¡±. Es clave la importancia de la integraci¨®n del migrante que llega. Corremos el riesgo de que lo que algunos ven como una salvaci¨®n en el presente sea una condena para el futuro. Ser¨¢n las generaciones futuras las que nos lo agradecer¨¢n si somos capaces de crear las condiciones para una imprescindible integraci¨®n, mientras que nos culpar¨¢n si solo fomentamos una asimilaci¨®n infecunda. Estamos hablando de una integraci¨®n con el estilo del poliedro, en la que cada uno conserve sus caracter¨ªsticas, un modelo totalmente alejado de la asimilaci¨®n, que no tiene en cuenta las diferencias y permanece r¨ªgida en sus propios paradigmas.
Los j¨®venes que hoy se movilizan por todo el mundo marc¨¢ndonos el camino se sentar¨¢n en un ma?ana a transmitir ese amor por la Tierra a la generaci¨®n siguiente. Nosotros, los que hoy ya tenemos mucho m¨¢s que un par de canas, hemos fallado en la custodia de la creaci¨®n y por eso apreciamos el liderazgo de las nuevas generaciones, que no quieren repetir nuestros errores y se est¨¢n esforzando para dejar la casa com¨²n mejor que cuando la recibieron.
He seguido con atenci¨®n las movilizaciones masivas de estudiantes en varias ciudades y s¨¦ de algunas de las acciones en las que se esfuerzan por un mundo m¨¢s justo y atento a la salvaguarda del ambiente. Lo hacen con preocupaci¨®n, entusiasmo y, sobre todo, con sentido de responsabilidad ante el urgente cambio de rumbo que nos imponen las dificultades derivadas de la crisis ¨¦tica y socioambiental actual. El tiempo est¨¢ a punto de agotarse, no nos queda demasiado para salvar el planeta y ellos van, salen y ponen el cuerpo. Y no lo hacen solo por ellos, lo hacen por nosotros y por los que vendr¨¢n despu¨¦s.
Hay varios ejemplos de c¨®mo este di¨¢logo intergeneracional puede desembocar en una alianza aplicada al cuidado de la casa com¨²n. Pienso en algunos proyectos que se preocupan por transmitir los conocimientos y valores de la producci¨®n local de alimentos que ten¨ªan nuestros abuelos para que, aplicados con los medios actuales, se avance en una mayor defensa y promoci¨®n de la biodiversidad alimentaria, con el deseo de volver a la tierra y cultivarla sin explotarla, con t¨¦cnicas y m¨¦todos completamente ecol¨®gicos.
En un mundo cada vez m¨¢s acelerado y de ¡°usar y tirar¡±, estas iniciativas ayudan a que la gente no pierda su conexi¨®n con la comida y las tradiciones locales asociadas, una tendencia cuyo contraste no requiere necesariamente una regresi¨®n, sino una recuperaci¨®n de la relaci¨®n entre la nutrici¨®n y los v¨ªnculos sociales. En Italia, Carlo Petrini y su movimiento por una slow food han dado grandes pasos en esta direcci¨®n.
El tiempo para salvar el planeta est¨¢ a punto de agotarse, y los j¨®venes van, salen y ponen el cuerpo
Adem¨¢s del provecho que el mundo puede sacar de esta nueva alianza en lo que se refiere al cuidado del planeta, sin duda un mayor encuentro entre j¨®venes y ancianos redundar¨¢ en que haya menos chances de que se repitan las tragedias b¨¦licas y humanitarias que marcaron el siglo pasado.
Quien no conoce su historia est¨¢ condenado a repetirla. Y nadie mejor que nuestros adultos mayores para darnos el testimonio vivo de los sucesos que no queremos que vuelvan a darse en el planeta. Pensemos en lo que estamos viviendo en estos momentos en Europa, que hace casi tres a?os es el epicentro de esta tercera guerra mundial de a partes. Es el continente que el siglo pasado vivi¨® 30 a?os sumido en guerras fratricidas y luego experiment¨® dolorosas separaciones de pueblos hermanos con el muro de Berl¨ªn. No puede ser casualidad que estos nuevos vientos de guerra resoplen en el Viejo Mundo cuando quedan cada vez menos testigos directos de la barbarie de los totalitarismos o, peor a¨²n, cuando se los tiene marginados, como piezas de museos que no pueden aportar sus valiosos testimonios ¡ªque muchos llevan incluso marcado en la piel¡ª a algunos de los debates que hoy vuelven a marcar la agenda pol¨ªtica como hace poco m¨¢s de 100 a?os.
La esperanza siempre tiene rostro humano. Este ser¨¢ el primer jubileo marcado por la irrupci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas, en medio de una emergencia clim¨¢tica como la que estamos atravesando. A diario vemos c¨®mo la casa com¨²n nos pide una pausa de nuestro estilo de vida, que empuja al planeta m¨¢s all¨¢ de sus l¨ªmites y que provoca la erosi¨®n de los suelos, la desaparici¨®n de los campos, el avance de los desiertos, la acidificaci¨®n de los mares y la intensificaci¨®n de tormentas y otros fen¨®menos clim¨¢ticos intensos. Es el grito de la Tierra que nos interpela.
En las escrituras, durante el jubileo, el pueblo de Dios fue invitado a descansar de su trabajo habitual, para permitir que la tierra se regenerara y el mundo se reorganizara, gracias al declive del consumo habitual. Recordemos las palabras de Dios a Mois¨¦s en el monte Sina¨ª: ¡°Ser¨¢ para ustedes un a?o de jubileo, y cada uno de ustedes volver¨¢ a su familia y a su patrimonio familiar. El a?o cincuenta ser¨¢ para ustedes de jubileo. No sembrar¨¢n, ni cosechar¨¢n lo que la tierra produzca de manera natural, ni vendimiar¨¢n sus vi?edos. Es un a?o de jubileo, y ser¨¢ para ustedes un a?o sagrado. Solo podr¨¢n comer lo que la tierra produzca¡± (Lev¨ªtico 25).
Estamos llamados a encontrar estilos de vida equitativos y sostenibles, que restituyan a la tierra el descanso que se merece, as¨ª como medios de subsistencia suficientes para todos que no destruyan los ecosistemas que nos mantienen.
Ya antes de la pandemia consider¨¢bamos que era necesario ¡°reflexionar sobre nuestro estilo de vida y sobre c¨®mo nuestra elecci¨®n diaria en t¨¦rminos de alimentos, consumo, desplazamientos, uso del agua, de la energ¨ªa y de tantos bienes materiales a menudo son imprudentes y perjudiciales¡±. Ahora sumamos la necesidad de una reflexi¨®n que involucre el futuro de las nuevas tecnolog¨ªas y qu¨¦ decisiones tomaremos como humanidad para que no sean incompatibles con un mundo de fraternidad y esperanza.
Estamos llamados a salir de nuestra comodidad y proponer soluciones y alternativas creativas para que el planeta siga siendo habitable y que nuestra existencia sobre la Tierra no corra peligro. Problemas nuevos exigen soluciones nuevas. Debemos reflexionar sobre los dilemas ¨¦ticos que plantea el uso omnipresente de la tecnolog¨ªa, apelando al saber integrado para evitar que siga reinando el paradigma tecnocr¨¢tico.
La dignidad de todo hombre y toda mujer debe ser nuestra preocupaci¨®n central mientras buscamos construir un futuro en el que nadie quede afuera. No se trata ya solo de asegurar la continuidad de la especie humana en un planeta cada vez m¨¢s amenazado, sino que debemos procurar que esa vida sea respetada en todo momento. Y as¨ª como con el tema ambiental no supimos reaccionar a tiempo, s¨ª podemos hacerlo frente a la que se percibe como una de las transformaciones m¨¢s profundas de la historia reciente de la humanidad, la penetraci¨®n de la IA en todos los ¨¢mbitos de nuestra vida cotidiana.
Por eso el llamado a ser peregrinos de esperanza. Me gusta la imagen del peregrino, ¡°aquel que se descentra y as¨ª puede trascender. Sale de s¨ª mismo, se abre a un nuevo horizonte y, cuando vuelve a casa, ya no es el mismo, por lo tanto, su casa ya no ser¨¢ la misma¡±. Adem¨¢s, el camino del peregrino no es un hecho individual, sino comunitario, con la impronta de un dinamismo en crecimiento que tiende cada vez m¨¢s hacia la cruz, que siempre nos ofrece la certeza de la presencia y la seguridad de la esperanza. (¡)
Acu¨¦rdense lo que les coment¨¦ al principio: la esperanza es nuestra ancla y nuestra vela. Con ella salgamos a peregrinar hacia la construcci¨®n de ese mundo m¨¢s fraterno con el que so?amos, en el que la dignidad del ser humano prevalezca sobre cualquier divisi¨®n y en armon¨ªa con la Madre Tierra.
Francisco, de nombre secular Jorge Mario Bergoglio (Flores, Argentina, 1936) es el Papa de la Iglesia católica desde 2013. Este extracto es un adelanto editorial del libro La esperanza no defrauda nunca (Mensajero), que se publica este 19 de noviembre y que ha sido editado por Hernán Reyes Alcaide (Buenos Aires, 1983), corresponsal en el Vaticano de Religión Digital.