Buenismo del bueno: por qu¨¦ el altruismo nunca pasa de moda
La cat¨¢strofe de la dana ha generado una ola de solidaridad en tiempos de cinismo y desconfianza: los grupos con individuos m¨¢s altruistas, se?alan los estudios, son m¨¢s eficientes que los grupos con m¨¢s ego¨ªstas
Emergencia est¨¢ relacionada con la palabra emerger. Como un diamante enterrado bajo toneladas de bulos y algunos pellejos pol¨ªticos por salvar, en el desastre de la dana brilla una arquitectura afectiva ¡ªa todas luces imperfecta¡ª, articulada por gente que acude en masa a ayudar.
Es un andamiaje invisible, pero es real. Ante una imagen como la del puente de Paiporta, lleno de personas haciendo cola para echar una mano en lo que se pueda, hay que detenerse. En tiempos anegados de malas noticias, displicencias y derrotismos, la movilizaci¨®n por Valencia demuestra que demasiadas veces solo miramos, analizamos y compartimos ¡ªa veces, obsesivamente¡ª la parte m¨¢s oscura de la sociedad. Y quedan muchos otros espacios por explicar.
¡°Vivimos en una sociedad capitalista¡±, escribe Rebecca Solnit en Esperanza en la oscuridad. La historia jam¨¢s contada del poder de la gente (Capit¨¢n Swing, 2017), ¡°pero gran parte de c¨®mo vivimos nuestras propias vidas cotidianas, nuestras interacciones y compromisos con la vida familiar, las amistades, las vocaciones, la pertenencia a organizaciones pol¨ªticas o entidades, sociales es, en esencia, no capitalista, o incluso anticapitalista, repleto de cosas que hacemos gratuitamente por amor o por principios¡±.
Eso tambi¨¦n define la estructura humana de ese puente. Sumado al deber de servicio p¨²blico de los gobiernos municipales, auton¨®micos y estatales,?sin hero¨ªsmos, rompiendo las distancias y las diferencias, miles de personas an¨®nimas est¨¢n cartografiando un mapa a favor de la civilidad, un sustantivo que, ¡°casi sin saber explicarlo, todos reconocemos al instante cuando lo tenemos delante¡±, seg¨²n escribe James W. Heisig en En busca de la bondad colectiva (Herder, 2022).
Vivimos e interactuamos de forma ¡°no capitalista o incluso anticapitalista¡±, escribe la ensayista Rebecca Solnit
Pero, ?acaso el impulso de ayuda es com¨²n, y es contagioso? Eso parece. No es cuesti¨®n de ser na¨ªf, no se trata de ir con el lirio en la mano. Es un hecho cient¨ªfico, como explica Ignacio Mart¨ªnez Mendiz¨¢bal, catedr¨¢tico de Antropolog¨ªa F¨ªsica en la Universidad de Alcal¨¢ de Henares: ¡°Los humanos somos unos animales desastrosos, pero con la cooperaci¨®n entre nosotros somos capaces de hacer cosas extraordinarias¡±. Y a?ade: ¡°Siempre hay tensi¨®n entre el altruismo y el ego¨ªsmo, pero est¨¢ demostrado que los grupos que tienen m¨¢s individuos altruistas son m¨¢s eficientes que los que tienen individuos ego¨ªstas¡±.
Tambi¨¦n est¨¢ ese mecanismo fisiol¨®gico llamado empat¨ªa, esa capacidad de percibir como propios los sentimientos de otros. Y, seg¨²n Mart¨ªnez, la evoluci¨®n selecciona sobre todo a individuos emp¨¢ticos, porque su colaboraci¨®n con otros consigue transformar a su grupo en un ente m¨¢s eficiente.
Mercedes Conde-Valverde, directora de la C¨¢tedra de Otoac¨²stica Evolutiva y Paleoantropolog¨ªa de la Universidad de Alcal¨¢, tambi¨¦n recoge en sus trabajos un dato muy interesante: para Darwin, en el transcurso de la evoluci¨®n humana el paso al aut¨¦ntico comportamiento altruista se dio cuando los cuidados empezaron a ser dispensados a individuos vulnerables, que no ten¨ªan posibilidades de devolver el favor.
As¨ª, en Valencia o en cualquier parte, en los momentos m¨¢s duros los gestos o las palabras de apoyo tienen el efecto de un salvavidas. La feminista Susan Griffin ya avis¨®: ¡°He visto suficientes cambios a lo largo de mi vida como para saber que la desesperaci¨®n no es solo contraproducente sino que no es realista¡±.
Hay m¨¢s datos. Un estudio coordinado por la psic¨®loga Anat Bardi de la Universidad de Londres sobre los valores ¡ªtradici¨®n, seguridad, creatividad, benevolencia, generosidad, etc¨¦tera¡ª revel¨® que el que se considera m¨¢s importante es la amabilidad. Y ante tragedias como la dana pueden hacer que un valor adquiera mayor relevancia y que las personas act¨²en de acuerdo con ¨¦l.
¡°La propia bondad es contagiosa y puede propagarse entre las personas¡±, detalla Jamil Zaki, psic¨®logo y director del Laboratorio de Neurociencia Social de la Universidad de Stanford
En las calles, en las casas, en medio del desconcierto y la confusi¨®n, cuando el armaz¨®n cotidiano ha saltado por los aires, se observan acciones de soporte y ayuda que parecen transmitirse de unos a otros. ¡°La gente imita no solo los detalles de las acciones positivas, sino tambi¨¦n el esp¨ªritu que las inspira. Esto implica que la propia bondad es contagiosa y que puede propagarse entre las personas, adoptando nuevas formas por el camino¡±, detalla Jamil Zaki, psic¨®logo y director del Laboratorio de Neurociencia Social de la Universidad de Stanford, en un art¨ªculo publicado en la revista Scientific American.
Mart¨ªnez a?ade que ¡°ser altruista, de la manera que est¨¢ sucediendo en Valencia, es algo que llevamos en los genes, y que alimentamos seg¨²n los valores. Uno hace lo que se cree que es¡±. El problema es que llevamos bastante tiempo considerando que los valores dominantes son la competencia a ultranza, y todo lo dem¨¢s es buenismo, considerado de forma peyorativa, advierte el paleont¨®logo.
Contra el bien general
El altruismo o la amabilidad es un rasgo perenne en el humano, como bien sabemos si prestamos atenci¨®n a detalles que vemos o vivimos cada d¨ªa. Quiz¨¢s por eso est¨¢ establecido el s¨ªmbolo de la bondad en el coraz¨®n, mientras que las ganas de dividir, herir o violentar no tienen un espacio espec¨ªfico en nuestra anatom¨ªa. O tal vez su lugar est¨¢ en la bilis. Es la hiel, que a veces se alimenta.
Hay un grabado de Francisco de Goya llamado Contra el bien general en el que se ve a un escriba con alas de murci¨¦lago y pies de u?as largas, una especie de grotesco apuntador que parece regocijarse ante el espect¨¢culo de demolici¨®n de la civilidad. ¡°Ahora parece que si haces acciones malvadas recibes un beneficio¡±, reflexiona al tel¨¦fono Mauro Entrialgo, autor de Malismo (Capit¨¢n Swing, 2024). ¡°Se tiende a percibir como sincero a alguien que hace una maldad y la dice, y creer en cambio que te est¨¢ intentando enga?ar alguien que confiesa algo bueno¡±.
Hay quienes buscan generar un aire de desconfianza y sospecha con el objetivo de sembrar impasibilidad y desafecci¨®n, denuncia Entrialgo: ¡°Se desarrollan estrategias para estigmatizar el bien, y esto es algo que estamos viendo tambi¨¦n con la dana. La ultraderecha persigue a cualquier instituci¨®n que haga un acto bueno, o a las organizaciones que cuidan a los desfavorecidos¡±. Como ha ocurrido, por ejemplo, con la campa?a de bulos sobre la Cruz Roja.
En La viralidad del mal. Qui¨¦n ha roto internet, a qui¨¦n beneficia y c¨®mo vamos a arreglarlo, firmado por el colectivo Proyecto Una?(Descontrol, 2024), avisan de lo mismo, y abogan por construir alternativas colectivas s¨®lidas al margen de esos espacios de la Red que son como escaparates que solo ofertan odio.
Eso es posible. Contrariamente a lo que piensan tantos hobbesianos, en numerosas ocasiones el verdadero objetivo que buscamos es ampliar el poder y el alcance de alternativas que ya existen. Esto es, ¡°lo que so?amos ya est¨¢ presente en el mundo¡±, subraya Rebecca Solnit. El ruido y la furia intentan enterrar ese brillo que est¨¢ dentro de nosotros, y por eso hay que trabajar ¡ªgratuitamente, todos los d¨ªas de la semana¡ª en bascular la balanza a nuestro favor. Podemos empezar ahora mismo, como canta The Jam en la canci¨®n Start!
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