Taina Tervonen, periodista: ¡°Todos nos aprovechamos de la mano de obra migrante¡±
La periodista y escritora, junto con el dibujante Jeff Pourqui¨¦, publica el c¨®mic ¡®?A qui¨¦n benefician las migraciones?¡¯, donde reflexiona sobre la criminalizaci¨®n de los migrantes y el provecho que sacan unos pocos
Taina Tervonen prefiere ir a los sitios cuando los periodistas ya se han ido, para recoger las historias deshilachadas. La periodista franco-finlandesa es autora de varios documentales y libros, entre ellos Las sepultureras, sobre las fosas comunes de Bosnia-Herzegovina, y Los rehenes, sobre el colonialismo, ambos editados por Errata Naturae. Nacida en Espoo (Finlandia) hace 51 a?os, pas¨® toda su infancia, hasta los 15, en ?frica, primero...
Taina Tervonen prefiere ir a los sitios cuando los periodistas ya se han ido, para recoger las historias deshilachadas. La periodista franco-finlandesa es autora de varios documentales y libros, entre ellos Las sepultureras, sobre las fosas comunes de Bosnia-Herzegovina, y Los rehenes, sobre el colonialismo, ambos editados por Errata Naturae. Nacida en Espoo (Finlandia) hace 51 a?os, pas¨® toda su infancia, hasta los 15, en ?frica, primero en Namibia y luego en Senegal. Por eso habla wolof, el idioma m¨¢s utilizado en Senegal adem¨¢s del franc¨¦s. Y por eso, aunque es blanca, se considera una migrante: lo fue cuando sus padres se trasladaron a ?frica desde Finlandia como misioneros, y lo es en Francia, donde decidi¨® desarrollar su carrera. ¡°Las razones para migrar son parecidas, pero la diferencia es abismal¡±, dice detr¨¢s de sus gafas que la hacen parecer una periodista de oficina, y no la reportera viajera que es. Con dos pasaportes europeos, ella puede entrar y salir de todos los pa¨ªses, mientras que un pasaporte senegal¨¦s solo puede entrar legalmente en 35 pa¨ªses. Quiz¨¢ por eso ahora publica la novela gr¨¢fica ?A qui¨¦n benefician las migraciones? (Garbuix Books, que ilustra Jeff Pourqui¨¦). La entrevista, en su franc¨¦s aprendido en Senegal, tuvo lugar en un bar del Eixample barcelon¨¦s cuyo jard¨ªn te transporta a otras latitudes.
Pregunta. Estamos en la ciudad destino del lema Bar?a ou barzakh [Barcelona o muerte, en wolof]. ?A qu¨¦ le recuerdan estas palabras?
Respuesta. A la primera vez que realmente se abri¨® la ruta de Senegal hacia las islas Canarias, en los a?os 2006 y 2007. Antes hab¨ªa habido emigraci¨®n, sobre todo desde los a?os cincuenta, cuando la industria automovil¨ªstica francesa iba all¨ª a buscar trabajadores. Pero la ruta mar¨ªtima se abri¨® hace apenas 20 a?os. Y esta expresi¨®n es la falta de esperanza que tiene una parte de la juventud senegalesa, que cree que es mejor arriesgar su vida que quedarse.
P. Las sepultureras y la novela gr¨¢fica tienen algo en com¨²n: su mirada hacia las personas desaparecidas. ?Por qu¨¦ es importante encontrarlas?
R. En Bosnia, desde el primer d¨ªa me confront¨¦ con la cuesti¨®n de la desaparici¨®n. Ah¨ª la mayor¨ªa de la gente tiene un familiar desaparecido o conoce a alguien que lo tiene. Y para hacer el duelo tienen que confrontar la materialidad de la muerte, un cuerpo. Por eso en todas las culturas hay ritos funerarios. Pero cuando no hay cuerpo, como en Bosnia o como con los migrantes ahogados en el mar o abandonados en el desierto, es muy dif¨ªcil aceptar la muerte. Por eso me fij¨¦ en la historia de este naufragio que aparece en la novela gr¨¢fica [el de abril de 2015, en el que murieron 800 personas frente a la isla de Lampedusa, en Italia]. Italia decidi¨® entonces ir a buscar los cuerpos, identificarlos y contactar con las familias, una decisi¨®n in¨¦dita que no se ha repetido, porque es muy caro y complicado. Y segu¨ª esa historia.
P. ?Hasta d¨®nde?
R. Me llev¨® a Agadez [en N¨ªger, punto de partida de migrantes hacia Libia y el Mediterr¨¢neo] y luego a Senegal, para encontrar a las familias de las v¨ªctimas. Estas me dec¨ªan lo mismo que en Bosnia: ¡°No sabemos d¨®nde est¨¢, si entre los vivos o los muertos¡±. Ten¨ªan esperanza. En Bosnia s¨ª que hab¨ªa m¨¦dicos forenses y dinero para ello. Me parece tr¨¢gico que se haga tan poco por los desaparecidos en las migraciones. Es m¨¢s complicado, tambi¨¦n porque a veces no hay supervivientes, y no hay relato posible.
P. En Espa?a tenemos heridas abiertas con los desaparecidos de la Guerra Civil, pero los migrantes desaparecidos en el mar parecen muy lejanos. ?Por qu¨¦?
R. Me preocupa c¨®mo explicar estas historias sin que d¨¦ la impresi¨®n de que es algo externo y que se repite hasta el infinito. Que muera gente en el mar no es una casualidad, hay razones concretas: no pueden ir de otra manera. Detr¨¢s de todo esto hay decisiones pol¨ªticas sobre el control de fronteras y sobre el hecho de que la Europa envejecida necesita mano de obra y utiliza personas sin papeles. ?Por qu¨¦ no puede haber una pol¨ªtica distinta de visados generalizados, que les permita venir, trabajar y volver a su pa¨ªs para invertir en ¨¦l? Si pensamos las cosas con esta mirada m¨¢s amplia se entiende mejor lo que ocurre en Canarias o en el Mediterr¨¢neo.
P. En un mapa, las fronteras de Europa est¨¢n claras, pero en realidad, ?d¨®nde est¨¢n?
R. Hace mucho que la Uni¨®n Europea externaliza sus fronteras. Negocian contratos de cooperaci¨®n con pa¨ªses terceros, y a cambio no dejan pasar a los migrantes. Y si violan los derechos humanos, la UE no es responsable. Ocurre en Libia, en Mauritania. Es m¨¢s, Finlandia, donde gobierna la derecha y la extrema derecha, ha aprobado una ley que dice que en caso de crisis se puede suspender el derecho a asilo. Esto significa que no son tan humanos como nosotros. Las limpiezas ¨¦tnicas y genocidios empiezan as¨ª.
P. ?Qui¨¦n gana dinero con la migraci¨®n?
R. Es algo circular. Primero la industria de defensa, que desarrolla la tecnolog¨ªa y materiales para controlar y vigilar las fronteras. Son empresas privadas europeas o de otros pa¨ªses, como Israel. Luego los traficantes, porque es muy caro viajar as¨ª, mucho m¨¢s que viajar en avi¨®n. Y de nuevo luego los Estados europeos, porque los migrantes que llegan y trabajan lo hacen con papeles de otros: su trabajo cotiza y pagan impuestos, pero no reciben nada a cambio. Todos nos aprovechamos de esta mano de obra, muy flexible, precaria y vulnerable a los abusos. Si tenemos tomates todo el a?o es porque hay alguien que los recoge.
¡°El discurso de la derecha de la inmigraci¨®n controlada por mafias es f¨¢cil; se?ala a unos culpables que no somos nosotros¡±
P. El discurso de la derecha es m¨¢s simple: es migraci¨®n ilegal controlada por mafias.
R. Es un discurso muy f¨¢cil porque se?ala unos culpables que no somos nosotros. Se se?ala a los traficantes, pero no a los que ganan dinero de verdad, sino a los capitanes de los barcos, que son los que la justicia puede condenar. Pero jueces, polic¨ªa y todos saben que ellos son tambi¨¦n migrantes, simplemente les han dado el tim¨®n a cambio de no pagar el viaje o pagar menos, o ni eso.
P. Desde la llamada crisis migratoria de la d¨¦cada pasada los discursos se han recrudecido. ?C¨®mo terminar¨¢ esto?
R. Hay pol¨ªticas que alimentan el miedo al otro. Fomentarlo y transformarlo en odio es una decisi¨®n pol¨ªtica e individual. Es el discurso que se va haciendo dominante, tambi¨¦n en ?frica. Pero al mismo tiempo hay gente que act¨²a, aunque sea a peque?a escala. Mi pr¨®ximo libro cuenta la historia de gente que de forma an¨®nima recoge las llamadas de socorro de los barcos y presiona para que se rescaten, o gente que busca a los desaparecidos. Es una forma de resistencia extraordinaria.
¡°Hay quien recoge las llamadas de socorro de los barcos y presiona para el rescate. Es una forma de resistencia extraordinaria¡±
P. Hay tambi¨¦n discursos diferentes, como el del Papa, que defiende la migraci¨®n.
R. Es muy importante, porque es fundamentalmente verdad. Todos los seres humanos se han movido, siempre. La migraci¨®n genera preguntas pol¨ªticas, econ¨®micas. Es normal, pero los debates no se abordan desde la calma, sino desde la caricatura. Creo que cuando uno conoce al otro y habla con ¨¦l, es muy distinto.