Fernanda Orazi, la actriz que venera el cuerpo se lanza a dirigir
Argentina de origen y afincada en Madrid, esta int¨¦rprete magn¨¦tica se estrena como directora en un gran teatro con una tragedia griega
Es salir ella a escena y el magnetismo es inmediato. Su relaci¨®n singular con las palabras, los gestos, en ocasiones inesperados, con los que acompa?a a esas palabras, la mirada que dirige a sus compa?eros y al p¨²blico, el cuerpo que parece que tambi¨¦n habla. Fernanda Orazi (Buenos Aires, Argentina, 1975) alcanza unos niveles de excelencia sobre los escenarios que Juan Mayorga, dramaturgo y acad¨¦mico, dice de ella que es una actriz influyente, que su trabajo se reconoce en otros int¨¦rpretes, y ¡°su estela, su modo de enfrentarse a la actuaci¨®n, va mucho m¨¢s all¨¢ de su trabajo pedag¨®gico o educativo¡±. Por todo ello, aunque nunca ha tenido la suerte, dice, de trabajar con ella, pero s¨ª de admirarla en los teatros, una de sus primeras decisiones como director art¨ªstico del Teatro de La Abad¨ªa (Madrid) fue llamarla para ver si ten¨ªa algo entre manos. Y vaya si lo ten¨ªa. Una tragedia griega, una Electra de S¨®focles, con la que Fernanda Orazi se estrena hoy como directora en un gran teatro. ¡°Estamos seguros de que el car¨¢cter singular que reconoce el p¨²blico en la Fernanda actriz tambi¨¦n va a celebrar a la Fernanda directora¡±, asegura Mayorga.
El camino de esta mujer de mirada inteligente y risa franca ha estado marcado por una inagotable pasi¨®n por el teatro y una fidelidad absoluta en la interpretaci¨®n. Bien lo sabe Pablo Rem¨®n, el dramaturgo que la ha dirigido en 40 a?os de paz, Barbados etc¨¦tera, Do?a Rosita, anotada y la m¨¢s reciente, Barbados en 2022: ¡°Fernanda piensa, respira y vive teatro¡±, dice. De una familia sin relaci¨®n con el arte o el teatro, madre italiana, fue a los 14 a?os cuando empez¨® a fantasear con la actuaci¨®n y entr¨® en un taller de dramaturgia en su barrio bonaerense, el Vicente L¨®pez. Nada m¨¢s acabar la escuela secundaria, hace el ingreso en la Escuela Municipal de Arte de Buenos Aires, donde se forma de manera integral, en las artes, la m¨²sica, la danza o el teatro. Acabados los estudios, su encuentro con Ciro Zorzoli, uno de los grandes dramaturgos argentinos, fue definitivo e iluminador. ¡°Claramente, Zorzoli ilumin¨® mi relaci¨®n con la actuaci¨®n¡±, confiesa hoy la actriz. Eran unos procesos de creaci¨®n largos en el tiempo, de investigaci¨®n e indagaci¨®n, de construir ciertas ideas y modos de abordaje de la actuaci¨®n, de b¨²squeda de otros lenguajes, cercanos a la danza y la performance, con mucho entrenamiento f¨ªsico. Un teatro en el que el cuerpo est¨¢ muy presente, y la actuaci¨®n y la relaci¨®n con el texto y la expresi¨®n buscaban crear un lenguaje nuevo, en una clara huida de las formas m¨¢s conocidas de la interpretaci¨®n. Ah¨ª est¨¢ el germen de lo que es hoy Fernanda Orazi.
A la primera obra con Zorzoli, Living, ¨²ltimo paisaje, le sigue la creaci¨®n de la compa?¨ªa teatral La Fronda, con la que realizan un buen pu?ado de funciones exitosas. Con Ars higi¨¦nica le surgi¨® la oportunidad de gira por Espa?a, tras la invitaci¨®n en 2005 de Manuel Llanes, director del Teatro Central de Sevilla. Fue el escal¨®n definitivo y hermoso para esta actriz y directora, que desde muy joven ha impartido clases de actuaci¨®n. Viaj¨® con una maleta como para un mes y aqu¨ª se qued¨®. De repente, sin pensarlo. El pasaporte italiano le facilit¨® la estancia y se qued¨® en casa de unos amigos en Madrid. Como el dinero de la gira se le hab¨ªa acabado, agarr¨® cualquier trabajo que le fue saliendo. Superviviente total, fue animadora de ni?os en centros comerciales y cumplea?os infantiles, camarera, imparti¨® clases de interpretaci¨®n y fue profesora en el ¨²nico colegio de Bola?os (Toledo), donde, recuerda feliz, se juntaban los hijos de los due?os de los campos y los trabajadores de esos campos. En Buenos Aires ya hab¨ªa sido secretaria de un psiquiatra, dependienta en una joyer¨ªa, una panader¨ªa y una zapater¨ªa, hab¨ªa vendido seguros por la calle, hab¨ªa hecho tartas caseras que luego vend¨ªa los domingos en el r¨ªo de su barrio.
Mientras, el mundo del teatro en Madrid fue descubriendo a este tesoro teatral y se produjo el reencuentro feliz con un conocido de Buenos Aires, el dramaturgo Pablo Messiez, que con el tiempo se ha convertido en un amigo del alma e imprescindible en su carrera. Orazi, entonces coordinadora de la programaci¨®n de la sala Pradillo, le propone una obra y ¨¦l le pide como condici¨®n que sea ella la protagonista. Comienza una fruct¨ªfera colaboraci¨®n, que empieza con Muda (enero de 2010), obra con la que despeg¨® definitivamente su carrera en Espa?a, a la que siguieron Ahora cocina, Las criadas y, m¨¢s recientemente, Los d¨ªas felices, esa arriesgada incursi¨®n al mundo de Samuel Beckett.
Y si Orazi califica de vital para su vida el encuentro con Messiez, este habla de admiraci¨®n total hacia la persona a la que se dirige como hermana. ¡°Fer tiene algo excepcional, como es su compromiso y renuncia a todo aquello con tal de alcanzar ese compromiso que ha adquirido. Es feroz en el trabajo, una persona brillante y ¨¢vida de lectura. Conjuga la curiosidad con la ingenuidad total. Como actriz, llega a sitios donde parece que no hay l¨ªmites, se asoma a diario al abismo y salta sin saber si hay agua o no. A m¨ª, como espectador, me provoca temblores porque ella tiembla buscando lugares donde nadie puede agarrarse. Su entrega al teatro es absoluta, casi religiosa, m¨ªstica¡±. Orazi y Messiez volver¨¢n a encontrarse en Los gestos, la obra que est¨¢ escribiendo ¨¦l y que ella protagonizar¨¢ la pr¨®xima temporada.
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