Manuel Castells, el intelectual global de ra¨ªz anarquista
El exministro y destacado soci¨®logo, probablemente el m¨¢s influyente en el plano internacional de los nacidos en Espa?a, narra en un libro de memorias los momentos hist¨®ricos de los que ha sido testigo
Estuvo en las revueltas de Mayo del 68 parisiense, despu¨¦s de exiliarse del franquismo. All¨ª fue disc¨ªpulo de Alain Touraine y profesor de Daniel ?Cohn-Bendit, y sus alumnos ten¨ªan que acudir temprano porque luego no cab¨ªa un suspiro en el aula. De Francia tambi¨¦n se exili¨®. Lleg¨® a la victoria de Salvador Allende en Chile (y, m¨¢s recientemente, a la del Chile de Boric). Presenci¨® la irrupci¨®n del movimiento LGTBI en San Francisco, y los momentos clave del sue?o europeo, y la encrucijada sudafricana del apartheid. Estuvo en la ca¨ªda de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Y en el nacimiento de Silicon Valley. Y en los albores de la aceleraci¨®n china. Le requirieron en muchos lugares para asesorar procesos de cambio pol¨ªtico, tecnol¨®gico, cultural. Estuvo en todas partes.
Manuel Castells naci¨® en Hell¨ªn, Albacete, hace 81 a?os, pero es catal¨¢n, espa?ol y, como soci¨®logo, considerado un intelectual global, porque es citado e invitado por todo el planeta. Hizo carrera fuera de Espa?a, sobre todo en la c¨¦lebre y contracultural Universidad de Berkeley, California. Empez¨® estudiando Derecho en Espa?a porque no hab¨ªa Sociolog¨ªa, pero al final lo consigui¨® en Par¨ªs, donde se convirti¨® en el profesor m¨¢s joven, con 24 a?os. ¡°Lo que yo quer¨ªa era cambiar la sociedad, lo que antes se llamaba hacer la revoluci¨®n. Y para ello, era una buena idea conocerla, hacerlo sobre bases intelectuales¡±, explica durante una conversaci¨®n en Madrid. Otro de los momentos hist¨®ricos en los que particip¨® fue el primer gobierno de coalici¨®n de izquierda en Espa?a, el que ahora termina, donde ocup¨® el Ministerio de Universidades (en plena pandemia), que dej¨® a finales de 2021 por problemas de salud. Sobrevivi¨® a todo, hasta al c¨¢ncer de ri?¨®n y los infartos. Alguna vez se le ha visto correr por el paseo de Gr¨¤cia.
Dice Castells que su raigambre es anarquista, y esa es su utop¨ªa, pero que en lo pragm¨¢tico e institucional ejerce de socialdem¨®crata. Empez¨® en la Universidad a los 16, en Barcelona, y se activ¨® pol¨ªticamente: ¡°El enemigo era el Estado, el capitalismo era solo una derivada. No entr¨¦ en el comunismo. Lo m¨ªo era la libertad, y la libertad era anarquista¡±, explica. ¡°La izquierda ha sido torpe y ha dejado la idea de libertad a la derecha, cuando la libertad ha sido siempre nuestra causa¡±. De lo que sigue siendo un extremista es de la amabilidad, y se jacta de llevarse bien con todo el mundo ¡°excepto con los fascistas¡± (tiene una red de amistades en la que se concentra buena parte de la inteligencia planetaria). Da buen rollo. De rostro achinado, alguna vez le han tomado por asi¨¢tico siberiano, y precisamente de Siberia es su pareja, la acad¨¦mica Emma Kiselyova, directora de la Unesco en Educaci¨®n y Tecnolog¨ªa para el Cambio Social, a la que conoci¨® en un seminario a mediados de los ochenta. De esos momentos en los que su vida se cruz¨® con la historia trata su libro de memorias Testimonio. Viviendo historia (Alianza Editorial).
Comenz¨® estudiando la ciudad (La cuesti¨®n urbana, de 1974) y de ah¨ª salt¨® a la sociedad de la informaci¨®n y los movimientos sociales. Su celebrada trilog¨ªa La era de la informaci¨®n: econom¨ªa, sociedad y cultura (Alianza Editorial) ha sido traducida a 23 idiomas. ¡°Valoro especialmente sus an¨¢lisis sobre el poder, que ¨¦l mismo considera como la esencia de su extens¨ªsima producci¨®n intelectual¡±, dice el catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa Jes¨²s Leal, ¡°por eso Anthony Giddens le consideraba un nuevo Max Weber¡±. Es de los autores m¨¢s citados del planeta y hay quien le considera ya un cl¨¢sico: si uno se pone a leer sobre ciudades, o sobre c¨®mo la informaci¨®n y la red vertebran el mundo, o sobre c¨®mo algunos intentan cambiarlo desde la calle, encontrar¨¢ su nombre por doquier en citas, bibliograf¨ªas y notas a pie de p¨¢gina. Actualmente, Castells es catedr¨¢tico de Comunicaci¨®n, Tecnolog¨ªa y Sociedad en la Universidad de California del Sur, en Los ?ngeles.
Es llamativa la visi¨®n que ha tenido el soci¨®logo para abordar temas que se han colocado en el centro del debate: lo urbano, los movimientos sociales, la globalizaci¨®n o la sociedad tecnol¨®gica. ¡°Castells tiene una gran capacidad de anticipaci¨®n y fue de los primeros en hacer sociolog¨ªa fij¨¢ndose en los datos, cuando antes era una disciplina m¨¢s filos¨®fica, y de hacer unos diagn¨®sticos certeros mirando esos datos¡±, dice la catedr¨¢tica de Econom¨ªa Cecilia Casta?o, quien tambi¨¦n le atribuye un perfecto entendimiento del feminismo y otras reivindicaciones actuales. No en vano, uno de sus momentos m¨¢s visibles como ministro fue cuando compareci¨® con una camiseta feminista en el Senado, o con otra del Black Lives Matter. Por lo dem¨¢s, durante su mandato fue criticado por no ser demasiado visible ante la opini¨®n p¨²blica. ?l alega que se encontraba viajando por las universidades de Espa?a para conocer su objeto de trabajo, m¨¢s que atendiendo a la prensa.
Aunque sea un pensador global, no parece ser conocido en Espa?a en la medida de su prestigio. En 2014, el think tank suizo Gottlieb Duttweiler Institute le coloc¨® en el puesto 31? del ranking de pensadores mundiales, el espa?ol mejor posicionado. En Espa?a, cuando entr¨® en el Gobierno de Pedro S¨¢nchez, a propuesta de los comunes y Unidas Podemos, muchos no le conoc¨ªan. Para algunos se debe a que hizo carrera fuera. Para otros, a que su ¨¢mbito va mucho m¨¢s all¨¢ de lo nacional. Y, para otros, a que la envidia es el deporte nacional.
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