Betancourt: "He llorado mucho mientras estuve secuestrada, ahora lloro de alegr¨ªa"

La secuestrada m¨¢s conocida del mundo, la ex candidata presidencial colombiana Ingrid Betancourt, de 46 a?os, ha pisado suelo franc¨¦s este viernes pasadas las 16.00 (hora peninsular espa?ola) recibida por el presidente Nicolas Sarkozy y la esposa de ¨¦ste, Carla Bruni. En una breve y emotiva intervenci¨®n tras bajar del avi¨®n, Betancourt ha dicho en franc¨¦s que durante sus seis a?os de secuestro por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) ha "llorado mucho". "Ahora lloro de alegr¨ªa", ha dicho mientras sonre¨ªa y agarraba la mano de Sarkozy.

Betancourt, que luc¨ªa un traje de chaqueta y pantal¨®n oscuro y camisa blanca y llevaba el pelo recogido en una trenza, ha llegado al aeropuerto militar de Villacoulay, a las afueras de Par¨ªs, acompa?ada de su familia en el mismo avi¨®n que llev¨® a sus hijos a Colombia despu¨¦s de su liberaci¨®n. La pol¨ªtica, liberada el mi¨¦rcoles del cautiverio al que las FARC la someti¨® en la selva, se reencontr¨® el jueves con su familia.

Ingrid Betancourt, que tambi¨¦n tiene nacionalidad francesa, ha agradecido poder "respirar el aire de Francia", pa¨ªs al que ha dado las gracias as¨ª como a "este hombre extraordinario", en referencia a Sarkozy . "Todos hab¨¦is compartido mi desesperanza y hab¨¦is cre¨ªdo que era posible mi libertad, expresando vuestros pensamientos", ha dicho Betancourt, quien ha asegurado que mientras estuvo encadenada y maltratada recib¨ªa "vuestros mensajes desde el fondo de la selva.

"Espiritualmente estoy partida, pero ahora estoy viva y libre, en este momento necesitamos cogernos de la mano y aprovechar esta felicidad incre¨ªble", ha declarado Betancourt en un peque?o discurso cargado de emociones. "Acabo de dejar Colombia, a mis compa?eros de cautiverio, pero ahora quer¨ªa estar con mi otra familia porque Francia es mi casa tambi¨¦n, os llevo en mi coraz¨®n y os doy el agradecimiento de los colombianos".

"Le debo la vida a Francia. Si Francia no hubiera luchado por m¨ª no estar¨ªa haciendo este viaje extraordinario", ha dicho una Betancourt que asegura estar "en plena forma"f¨ªsica. Junto a esta mujer, que se ha mostrado desde su liberaci¨®n muy l¨²cida y sin rastra alguna de s¨ªndrome de Estocolmo, la han acompa?ado sus hijos, M¨¦lanie y Lorenzo, su hermana Astrid, su ex marido Fabrice Delloye, y su actual esposo, Juan Carlos Lecompte.

"Gracias a Dios por el milagro"

Para esta mujer, que tras seis a?os ha podido abrazar a sus hijos, a su marido y a su madre, se ha "producido un milagro y se lo agradezco a Dios, al cielo". A continuaci¨®n se ha referido a la "extraordinaria operaci¨®n" del Ej¨¦rcito de Colombia que puso fin a su infierno. Se ha felicitado de que todo se resolviera "sin un solo tiro", se logr¨® "lo que parec¨ªa imposible para que todo lo que hab¨ªa que hacer, se hiciera sin muertos". Cuando fue secuestrada hace seis a?os "la alternativa era una operaci¨®n militar a sangre y fuego" y ha asegurado que los secuestrados "no ten¨ªan ninguna oportunidad de vivir". Por ello, la resoluci¨®n a su secuestro ha sido "una operaci¨®n de inteligencia, con extraordinarias personas que han participado en ella".

Antes que Ingrid Betancourt habl¨® el presidente franc¨¦s: "Bienvenida. Francia la quiere y est¨¢ feliz", ha dicho Nicolas Sarkozy, quien ha asegurado que a la secuestrada se la esperaba "desde hace mucho tiempo. Toda Francia est¨¢ impresionada de c¨®mo vuelve, con esa sonrisa, esa fuerza", ha declarado el jefe de Estado franc¨¦s, quien minutos antes la hab¨ªa abrazado, al igual que su esposa, Carla Bruni, al pie de la escalerilla del avi¨®n oficial en el que viaj¨® desde Bogot¨¢ la ex cautiva de la guerrilla colombiana.

Sarkozy evoc¨® a los "verdugos y torturadores" que se portaron, ha aseverado, "tan mal" con ella, que ahora est¨¢ "aqu¨ª libre, radiante, con la vida por delante y su familia en torno suyo".

Previamente, en una entrevista con una radio francesa, Betancourt se ha referido a uno de los actos previstos para la pr¨®xima semana: un encuentro con el papa Benedicto XVI. "Bendito sea Dios, es una cita que no se puede perder", dijo la pol¨ªtica franco-colombiana, de 46 a?os, cat¨®lica y ferviente creyente en Dios y la Virgen, al referirse a la entrevista con el Pont¨ªfice. El Papa hab¨ªa enviado en repetidas ocasiones distintos mensajes en los que clamaba por la liberaci¨®n de todos los secuestrados en Colombia y por la reconciliaci¨®n en el pa¨ªs.

Betancourt podr¨ªa estar de regreso en Colombia a tiempo para las celebraciones del d¨ªa de la Independencia Nacional, el 20 de julio, en el que se realizar¨¢n marchas en todo el pa¨ªs por la liberaci¨®n de los secuestrados.

Encadenada

En la entrevista Betancourt cont¨® que durante tres a?os estuvo encadenada las 24 horas del d¨ªa y que hab¨ªa momentos en que los captores los somet¨ªan a malos tratos, pero que pese a todo intent¨® "vivir con dignidad". "Intentaba llevar las cadenas y tratar de vivir con dignidad, aunque a veces notaba que era inaguantable", dijo Betancourt a Europe 1 unas horas antes de su llegada a Par¨ªs. Preguntada sobre las humillaciones a la que los somet¨ªan los secuestradores de las FARC, contest¨® que "hab¨ªa momentos de malos tratos", que el comportamiento que recib¨ªan de los guerrilleros "era fluctuante" y que "sab¨ªa que en cualquier momento ese lado cruel pod¨ªa surgir". La ex candidata ha rehusado dar m¨¢s detalles de sus torturas. "El p¨²blico no deber¨ªa conocer esos detalles s¨®rdidos". Por ¨²ltimo, reconoci¨® que estaba "muy sorprendida" por la popularidad que tiene y dio las "gracias por haberle acompa?ado". "Siento que estoy como favorecida por Dios", ha dicho a modo de conclusi¨®n.

Tras la ceremonia de bienvenida de esta tarde, Sarkozy y su esposa ofrecer¨¢n una recepci¨®n en el El¨ªseo para Betancourt, sus familiares, los miembros de los comit¨¦s de apoyo que lucharon por su liberaci¨®n, y personalidades pol¨ªticas y del mundo del espect¨¢culo. Ma?ana, la protagonista de esta historia se someter¨¢ a una serie de ex¨¢menes m¨¦dicos en un hospital militar de Par¨ªs.