La extrema derecha entra en el Parlamento alem¨¢n por primera vez desde 1945

El temido pron¨®stico se ha cumplido y la entrada de Alternativa por Alemania (AfD) en el Bundestag ha hecho temblar los cimientos de la democracia alemana. Nunca desde la Segunda Guerra Mundial un gran partido de extrema derecha hab¨ªa participado de la vida parlamentaria de este pa¨ªs, cuyo pasado nazi hab¨ªa hecho hasta ahora impensable un resultado como el de estas elecciones. AfD quedar¨ªa situada en tercer lugar, con un 12,6% de los votos y 94 esca?os (asignaci¨®n provisional) en una C¨¢mara que ahora ten¨ªa 631 diputados y que pasar¨¢ a tener 709. Su presencia en el Parlamento implica la irrupci¨®n del discurso islam¨®fobo y anti europeo en el coraz¨®n de la democracia alemana.

¡°Vamos a recuperar nuestro pa¨ªs y nuestro pueblo¡±, dijo Alexander Gauland, col¨ªder del partido tras conocerse los resultados, con unas declaraciones que calcan uno de los mantras del presidente estadounidense, Donald Trump. ¡°Que se vayan preparando¡±, alert¨® Gauland.

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Alice Weidel, la economista joven y cosmopolita que comparte candidatura con el periodista jubilado Gauland, consider¨® que ¡°ha sido un resultado maravilloso¡±. ¡°Hemos llegado para quedarnos¡±, advirti¨® en el cuartel general del partido poco despu¨¦s de conocerse las primeras proyecciones. Weidel anunci¨® tambi¨¦n que aspiran a poner en pie una comisi¨®n parlamentaria de investigaci¨®n contra Angela Merkel, para supuestamente indagar si viol¨® la ley al permitir la entrada de m¨¢s de un mill¨®n de refugiados en los dos ¨²ltimos a?os.

La canciller, Angela Merkel, vencedora de los comicios, ha reconocido que su llegada al Parlamento es "un gran desaf¨ªo" y se ha propuesto "ganar de vuelta a esos votantes de AfD".

AfD naci¨® en 2013 para protestar contra el euro. Ese a?o logr¨® un 4,7% en las generales, que casi le abre las puertas del Bundestag. Pero con el paso de los a?os se ha ido transformando y radicalizando hasta acabar convertido en un partido antiislam y antiinmigraci¨®n. Su discurso se ha ido radicalizando a golpe de encuestas porque, como reconoc¨ªan fuentes del partido, la estrategia pasaba por asegurar al n¨²cleo duro de seguidores y llegar al Parlamento. Exaltar la labor de los soldados alemanes durante al Segunda Guerra Mundial o pedir que ¡°se deshicieran¡± de una secretaria de Estado de origen turca han sido algunos de los esc¨¢ndalos que han protagonizado en las ¨²ltimas semanas y que, sin embargo, no han disuadido a sus votantes.

Sus simpatizantes han perseguido a Merkel por todo el pa¨ªs, tratando de reventar sus m¨ªtines al grito de ¡°traidora¡± e incluso le han tirado tomates. Los polit¨®logos consideran que aproximadamente la mitad de sus seguidores pertenecen al n¨²cleo duro ideol¨®gico y la otra mitad son voto protesta.

El caso de AfD podr¨ªa recordar al de los partidos de extrema derecha y populistas que han proliferado y crecido en otros pa¨ªses europeos, pero la historia de Alemania convierte su ascenso en un desaf¨ªo de especial relevancia y complejidad. Es adem¨¢s un caso extraordinario porque, a diferencia de lo sucedido en pa¨ªses europeos inmersos en crisis econ¨®micas y sociales, la emergencia de la ultraderecha se produce en un contexto de bonanza hist¨®rica con pocos precedentes. En el caso de AfD, la protesta nace sobre todo del rechazo identitario a una sociedad que se ha vuelto culturalmente menos homog¨¦nea. Sus votantes repiten que no quieren que Alemania deje de ser lo que era, con sus tradiciones y su cultura. ¡°?Bravo por nuestros aliados de AfD por esta victoria hist¨®rica! Es un nuevo s¨ªmbolo del despertar de los pueblos europeos¡±, ha tuiteado este domingo por la noche Marine Le Pen, la l¨ªder del Frente Nacional franc¨¦s.

La llegada de 1,3 millones de refugiados en los ¨²ltimos dos a?os ha sido el gran caballo de batalla de AfD en esta campa?a en la que se ha afanado en vincular la criminalidad con la inmigraci¨®n y el asilo y en la que ha exacerbado el sentimiento de identidad nacional. La decisi¨®n de abrir la puerta a los refugiados corresponde ¨²nicamente a la canciller Merkel, en la que la mayor¨ªa de los alemanes sin embargo ha vuelto a depositar su confianza despu¨¦s de que en los ¨²ltimos meses endureciera sus pol¨ªticas y su ret¨®rica migratoria.

Ning¨²n otro partido est¨¢ dispuesto a trabajar con los ultraderechistas y mucho menos a formar ning¨²n tipo de coalici¨®n. El ostracismo no garantiza sin embargo que sus ideas vayan a caer en saco roto. Los cordones sanitarios para partidos extremistas aplicados en otros pa¨ªses como B¨¦lgica plantean el dilema de hasta qu¨¦ punto convertir en apestado pol¨ªtico un partido no contribuye a reforzar su victimismo y por tanto a que engorde en la oposici¨®n.

Alexander Gauland, col¨ªder de la formaci¨®n hablaba recientemente con este diario y explicaba que su objetivo es precisamente ese, engordar en la oposici¨®n. ¡°Somos exclusivamente un partido de oposici¨®n. Tenemos que seguir creciendo y para eso no podemos pactar con ning¨²n partido. Tal vez dentro de unos a?os podamos participar en el Gobierno¡±. Gauland dejaba tambi¨¦n claro que la coyuntura actual les beneficiaba. ¡°La gente quiere otra pol¨ªtica distinta de la gran coalici¨®n (de la CDU y el SPD que ha gobernado durante la ¨²ltima legislatura)¡±.