Europa en marcha, Espa?a ensimismada
Regresa la inhibici¨®n espa?ola justo cuando Alemania y Francia se proponen renovar el proyecto europeo para hacer de la UE un aut¨¦ntico actor global
Emmanuel Macron y Angela Merkel se enfrentan juntos a una situaci¨®n in¨¦dita en el continente europeo desde la primera unidad alemana, en 1871. Ninguna potencia ajena, ni siquiera Inglaterra, interfiere ahora en la creaci¨®n de un nuevo equilibrio continental. Estados Unidos se va. Se va con Trump, pero ya empez¨® a irse con Obama. Ser¨¢ siempre el aliado m¨¢s poderoso y natural, pero ha decidido dejar en manos de los europeos la estabilidad del continente y la contenci¨®n de Rusia. Reino Unido pretende jugar directamente en la escena global en vez de proseguir con los equilibrios triangulares con Francia y Alemania.
Par¨ªs y Berl¨ªn se encuentran por primera vez solos ante la responsabilidad de hacer de la Uni¨®n Europea un actor global, capaz de hablar de t¨² a t¨² con Mosc¨², Pek¨ªn y naturalmente Washington. No es evidente que lo vayan a conseguir. Los resultados de las elecciones alemanas han revelado que todos sufrimos id¨¦nticos males. Si los estadounidenses tienen a Trump en la Casa Blanca, los franceses han temblado ante el peligro de Marine le Pen y los brit¨¢nicos se han lanzado en brazos del populismo xen¨®fobo del UKIP, nadie pod¨ªa so?ar que los alemanes no tuvieran su raci¨®n de extremismo supremacista y antieuropeo.
El momento es ahora, tal como ha recordado el presidente de la Comisi¨®n Jean-Claude Juncker en su discurso al Parlamento Europeo sobre el estado de la Uni¨®n el 13 de septiembre. ¡°Europa tiene el viento a favor¡±, ha se?alado, ¡°y la ventana de oportunidad no estar¨¢ abierta para siempre¡±. El de Juncker, con la propuesta de una ambiciosa agenda europea, es el primero de los tres discursos que han marcado esta rentr¨¦e trascendental. Su iniciativa para conseguir una Europa que proteja, que devuelva el poder a la gente y que la defienda, sintoniza muy bien con otro discurso, m¨¢s solemne e inspirado, denso de ideas y proyectos, de Emmanuel Macron en la Sorbona, dos d¨ªas despu¨¦s de las elecciones alemanas.
Las ideas de Macron y la dif¨ªcil victoria de Merkel son el punto de partida, al que hay que a?adir todav¨ªa un tercer discurso, el de Theresa May el 22 de septiembre en el Instituto Europeo de Florencia, en el que por primera vez ha trazado un camino aceptable para los 27. Reino Unido ha empezado a arrumbar sus ideas m¨¢s destructivas respecto a la Uni¨®n Europea y enfila ahora un Brexit amistoso, con un per¨ªodo transitorio, cumplimiento de compromisos financieros y disposici¨®n para convertirse en estrecho aliado en la Europa de la defensa.
Par¨ªs y Berl¨ªn se enfrentan por primera vez en solitario al reto de una Europa con vocaci¨®n de protagonismo a escala internacional
Todo est¨¢ preparado para que Par¨ªs y Berl¨ªn se pongan manos a la obra en los pr¨®ximos meses. Los m¨¢rgenes son estrechos, como han revelado las elecciones alemanas. A Macron no le pesa todav¨ªa la ca¨ªda en popularidad consecuencia de las reformas del mercado de trabajo, pero Merkel ya nota, incluso antes de formar gobierno, la fuerza de la extrema derecha antieuropea de Alternative f¨¹r Deutschland, que ha entrado en el Bundestag. No le ser¨¢ f¨¢cil construir el gobierno de coalici¨®n con verdes y liberales que le permita impulsar el proyecto europeo, en buena coordinaci¨®n con Macron. Sufrir¨¢, como todos en Europa, de la tendencia al ensimismamiento, justo en el momento en que m¨¢s necesaria es la extroversi¨®n europe¨ªsta.
El n¨²cleo del debate versar¨¢ sobre el ministro de finanzas, el fondo monetario y el presupuesto espec¨ªfico para el euro, cuestiones en las que habr¨¢ tensi¨®n entre la ambici¨®n de Macron y la moderaci¨®n de Merkel, condicionada por la coalici¨®n de gobierno y por la fragmentaci¨®n del Bundestag. Tendr¨¢ que combatir el temor a la uni¨®n de transferencias o mutualizaci¨®n de la deuda, con el que regresa el viejo chiste de Konrad Adenauer sobre la Francia de De Gaulle, que quer¨ªa viajar en primera con billete de segunda.
En el nuevo mapa europeo quedan rastros todav¨ªa de la guerra fr¨ªa. En la Europa central y oriental, los populismos y las democracias iliberales crecen all¨ª donde hubo dictaduras comunistas. Los socios menores, populistas o no, albergan profundas reticencias ante las ambiciones franco-alemanas. El regreso de una Rusia amenazante tiene su ra¨ªces en la nostalgia de aquel imperio perdido que llegaba hasta el coraz¨®n de Alemania.
Pero tambi¨¦n surgen otra vez las viejas l¨ªneas de fuerza que organizaban el continente. Una de ellas es la relaci¨®n franco-alemana, ahora convertida en el horizonte de una fusi¨®n en Europa en vez de la eterna rivalidad y de la guerra por la hegemon¨ªa continental. Otro viejo vector hist¨®rico es la tendencia espa?ola al ensimismamiento, que nada expresa tan claramente como la dificultad de Mariano Rajoy para relacionarse con los socios europeos. O su inexplicable ausencia esta semana trascendental en Tallin, donde falt¨® su explicaci¨®n a los socios y sus respuestas a los periodistas sobre la crisis catalana.
La secesi¨®n catalana afecta al m¨¦todo, al proyecto e incluso a los valores que han servido para construir la Uni¨®n Europea
Justo en el momento en que hay que aunar fuerzas para enfrentarse a los retos europeos, los espa?oles estamos dedicados a otras cosas, a nuestras cosas, incomprensibles para el resto del universo. No es extra?o que resurja la vieja tendencia aislacionista para un pa¨ªs que estuvo ausente de Europa durante tres siglos. O no vamos a Europa, como hace Rajoy, o vamos a denunciar la dictadura espa?ola inexistente, como hacen Romeva o Puigdemont. Uno calla y los otros mienten. ?Hay aqu¨ª alg¨²n patriota europeo que quiera trabajar a favor de la Uni¨®n?
Europa fue la soluci¨®n, incluso la tabla de salvaci¨®n, para los espa?oles y para los catalanes, y ahora solo aparece como un recurso para la propaganda, como si nada nos importasen los nuevos horizontes a los que Europa debe abrirse necesariamente. Ni Espa?a ni Catalu?a, tan europe¨ªsta, aportan algo al proyecto europeo, si acaso dificultades, horizontes de disgregaci¨®n y de conflicto, incapacidad de utilizar el m¨¦todo europeo de la cooperaci¨®n, de las sinergias y de los peque?os pasos para resolver los conflictos.
El movimiento independentista se ha visto siempre a s¨ª mismo bajo la luz de un narcisismo autoindulgente y autosatisfecho, nimbado por la superioridad de la mitolog¨ªa antifascista y por la victimizaci¨®n del franquismo y de la guerra civil. Su talento organizativo y su capacidad estrat¨¦gica han admirado a muchos, al igual que ha enamorado su capacidad de movilizaci¨®n pac¨ªfica y festiva. Pero, desde los atentados del 17 de agosto, ha lucido sus aristas m¨¢s hoscas, como suele suceder con quienes pretenden romper con el orden constitucional de una democracia europea.
A pesar de su europe¨ªsmo declarativo y de la seguridad con que da por ganada una futura pertenencia del nuevo Estado a la UE, el independentismo ha mostrado su faz antieuropea, tanto en el m¨¦todo rupturista como en el proyecto de su rep¨²blica iliberal, aprobados en las sesiones parlamentarias del 6 y el 7 de septiembre. Es una ¡°de las pasiones tristes de Europa¡± de las que ha hablado Macron.
Rajoy se ha ganado la reprimenda expl¨ªcita de los medios de comunicaci¨®n por su quietismo y su dificultad para dialogar, pero nada de lo que ha hecho hasta hoy, a pesar del cierre de p¨¢ginas webs y de las actuaciones judiciales, ha disminuido sustancialmente su marchamo democr¨¢tico europeo. De ah¨ª que tenga todas las de ganar, porque si a ¨¦l se le puede reprochar su inmovilismo, a Puigdemont se le reprocha lo contrario, su activismo en direcci¨®n diametralmente opuesta a la agenda de Juncker, Macron y Merkel, en la que la soberan¨ªa deja de ser una pelea entre los Estados o dentro de los estados para convertirse en el objetivo europeo compartido.
Europa no perdonar¨¢ una cat¨¢strofe hoy domingo, 1-O. Ni a Rajoy ni a Puigdemont. Est¨¢ bien claro lo que espera de los espa?oles, catalanes incluidos. Que regresen todos a Europa, donde se dialoga, se negocia y se pacta. A empujar juntos para el nuevo impulso y por la soberan¨ªa compartida por todos los europeos. Como Monnet hace 60 a?os, como ahora Juncker, Macron y Merkel.
Otras tribunas internacionales publicadas en IDEAS
Indispensable Angela.?Merkel enfrenta su cuarto mandato desde una centralidad que empez¨® siendo alemana y ahora es ya europea y global.
El naufragio del Brexit. La tercera ronda de negociaci¨®n entre Bruselas y Londres no aclara el horizonte cuando solo faltan 18 meses para que se cumpla el plazo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.