¡°El fin del narcotr¨¢fico en M¨¦xico ser¨¢ cuando se retransmita en televisi¨®n el juicio al jefe de un c¨¢rtel¡±
El excomisionado contra la impunidad en Guatemala habla en M¨¦xico de su experiencia
Carlos Castresana (Madrid, 1957) sabe de sobra los problemas que acarrea luchar contra la corrupci¨®n. Es m¨¢s, los ha vivido en carne propia en ambos lados del Atl¨¢ntico. Este abogado fue uno de los primeros seis fiscales anticorrupci¨®n que tuvo Espa?a cuando fue creada una fiscal¨ªa especializada, en 1995. En ese entonces, como ahora, el mal estaba enquistado en la sociedad espa?ola. Un primer diagn¨®stico arroj¨® que el c¨¢ncer estaba extendido. No se trataba solo de la pol¨ªtica. Las empresas y hasta el f¨²tbol estaban ro¨ªdas. Eran las ¨¦pocas en las que el PSOE de Felipe Gonz¨¢lez estaba acorralado por esc¨¢ndalos de financiaci¨®n ilegal como los de hoy del PP. Aquellos eran los d¨ªas de Jes¨²s Gil, el popular exalcalde de Marbella y presidente del Atl¨¦tico de Madrid. De Mario Conde y Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz Mateos. ¡°Eran personajes que ten¨ªan un respaldo popular importante. Combatir contra esa corrupci¨®n era muy complicado porque no hab¨ªa el menor apoyo social¡±, afirma Castresana.?
La corrupci¨®n es un grave problema desde hace d¨¦cadas. Es tan vieja que Dante reserv¨® un c¨ªrculo de su infierno a quienes vend¨ªan cargos. Ahora, sin embargo, existe un clamor social que repudia al corrupto. En eso se ha cambiado. Pero basta darse una vuelta por cualquier medio de comunicaci¨®n para que los esc¨¢ndalos salgan a flote. Casi a diario y sin importar la geograf¨ªa. ?Se est¨¢ ahora peor que antes? ¡°No creo que haya m¨¢s corrupci¨®n. Ahora se ve m¨¢s, se sabe m¨¢s. Est¨¢ en los medios de comunicaci¨®n y preocupa a los ciudadanos. Eso es lo que da la sensaci¨®n de que hay m¨¢s casos¡±, asegura Castresana. El especialista considera, sin embargo, que en estos a?os ha habido un cambio importante. ¡°La corrupci¨®n privada es hoy ya m¨¢s grave que la corrupci¨®n p¨²blica¡±. ¡°Los ciudadanos tienen una mayor animadversi¨®n a los pol¨ªticos corruptos que al empresario corrupto. Es un espejismo porque el empresario es tan culpable o m¨¢s que el pol¨ªtico¡±.
El abogado que impuls¨® el procesamiento del dictador chileno Augusto Pinochet est¨¢ en M¨¦xico para hablar de su experiencia. Lo har¨¢ en una conferencia organizada por el Instituto Nacional de Ciencias Penales. Pero su visita coincide con un momento particular. M¨¦xico, un pa¨ªs en el que no se denuncian el 93,6% de los delitos, tiene vacantes su Fiscal¨ªa general, la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n y la Fiscal¨ªa para los delitos electorales a ocho meses de unos comicios hist¨®ricos. ¡°Es un mensaje preocupante¡±, admite Castresana. ¡°En el caso de M¨¦xico me parece que todo el sistema de seguridad y justicia tiene que ser reconsiderado porque hay una reforma al modelo y no se est¨¢ aplicando¡Una sociedad no es viable con un divorcio entre las instituciones de justicia y seguridad y los ciudadanos porque estos buscan la justicia por su propia mano si no conf¨ªan en los tribunales¡±.?
La corrupci¨®n privada es hoy ya m¨¢s grave que la corrupci¨®n p¨²blica
Castresana asegura que en M¨¦xico es la hora de los jueces. Esto significa todo un cambio cultural en un pa¨ªs que est¨¢ acostumbrado a desconocer los nombres y decisiones de sus juzgadores. ¡°La gente tiene que ver de alguna manera que el cambio se personifica en alguien¡±, dice. El abogado madrile?o conoce las ¡°resistencias extraordinarias¡± que han generando localmente los juicios orales. Sobre todo los que juzgan delitos de corrupci¨®n y narcotr¨¢fico. El jurista habla del ¡°efecto demostraci¨®n¡±. ¡°La sociedad no cambia el chip y no apuesta al Estado de derecho hasta que ve que el sistema es capaz de llevarse por delante a ricos y a pobres, a poderosos y desfavorecidos, a militares y a civiles, a millonarios y a sus empleados. Que la ley es igual para todos¡±.?
¡°El principio del fin del narcotr¨¢fico en M¨¦xico ser¨¢ cuando un jefe de un c¨¢rtel se siente ante un tribunal y los fiscales demuestren que es culpable y resulte condenado y eso se retransmita en la televisi¨®n¡±, afirma.?
Lo que recita Castresana no es teor¨ªa. Es lo que atestigu¨® en Centroam¨¦rica. El abogado dirigi¨® por tres a?os la Comisi¨®n contra la Impunidad en Guatemala por encargo de la Organizaci¨®n de Naciones Unidas (ONU). All¨ª inici¨® el proceso contra el expresidente Alfonso Portillo, que fue a prisi¨®n, y pidi¨® la captura del exministro de Gobernaci¨®n, Carlos Vielmann. ¡°Los que estaban m¨¢s contentos eran los de las maras, que comenzaron a tener compa?¨ªa de cierta alcurnia en las c¨¢rceles, cosa que no hab¨ªa ocurrido nunca¡±, asegura.?
La batalla no fue sencilla. Castresana viv¨ªa rodeado por 16 escoltas las 24 horas del d¨ªa. Se enemist¨® con todos aquellos que siempre hab¨ªan vivido encima de la ley. Llegaron las amenazas y las calumnias. En junio de 2010 dej¨® la comisi¨®n. ¡°Era un fusible quemado¡±, dice. Pero a¨²n presume los ¡°¨¦xitos clamorosos¡± de aquel esfuerzo. ¡°Es un orgullo constatar en las estad¨ªsticas que cerraron 2016 que el ¨ªndice de muertes violentas se ha reducido a la mitad. Pasaron de 46 asesinatos por cada 100.000 habitantes en 2007 a 26 asesinatos¡ El esfuerzo de la Fiscal¨ªa y la comisi¨®n por hacer funcionales y operativos los tribunales de justicia han salvado entre 8.000 ¨® 10.000 vidas¡±. Otros logros no son reflejados por los datos. ¡°En 2007 a los fiscales los insultaban por la calle. Cuando me fui los aplaud¨ªan¡±.
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