La muerte de dos hermanos mineros desata una nueva protesta en Marruecos
El municipio deprimido de Yerada se lanza a la calle para manifestarse contra la pobreza de la zona
La llama de las protestas sociales ha vuelto a prender en Marruecos a ra¨ªz de otro accidente mortal, tras cumplirse m¨¢s de un a?o desde que se iniciaron las manifestaciones en el Rif. En este caso, el detonante ha sido la muerte de dos hermanos mineros, de 22 y 30 a?os, sobrevenida el 22 de diciembre. Los hermanos trabajaban de forma clandestina en una mina abandonada de carb¨®n, en el municipio de Yerada (40.000 habitantes, a unos 60 kil¨®metros al sur de Uchda, pr¨®ximo a la frontera con Argelia, en el noreste de Marruecos). Fallecieron atrapados tras inundarse el yacimiento. Desde su muerte, miles de personas se han manifestado a diario en Yerada en protesta contra la pobreza de la zona y el coste de las facturas de agua y electricidad.
Los vecinos han expresado su hartazgo y descontento sin recurrir a la estructura de los partidos pol¨ªticos, como sucedi¨® en noviembre de 2016 con el inicio de las protestas en Alhucemas (situada a 270 kil¨®metros hacia el noroeste). Las minas de Yerada daban empleo a 9.000 trabajadores. Desde su cierre, en 1998, muchos optaron por emigrar a Europa y cientos de ellos arriesgan sus vidas explotando de forma clandestina los yacimientos abandonados.
Mohamed Elouali, miembro en Yerada de la Asociaci¨®n Marroqu¨ª de Derechos Humanos (AMDH) indic¨® a este diario mediante conversaci¨®n telef¨®nica, que este viernes los sindicatos llamaron a una huelga general en Yerada. ¡°La huelga tuvo un seguimiento del 100%¡±, afirma Elouali. ¡°Vinieron a manifestarse los vecinos de otras localidades pr¨®ximas y ayer se registr¨® la mayor manifestaci¨®n que hubo jam¨¢s en esta provincia¡±.
La primera reivindicaci¨®n de los manifestantes, seg¨²n Elouali, es muy concreta: ¡°Tienen que reducir el coste de la factura de agua y electricidad en una zona con un 37% de paro. Estamos en una de las zonas de desempleo m¨¢s elevado del pa¨ªs¡±. ¡°La segunda reivindicaci¨®n¡±, prosigue, ¡°es que necesitamos que se creen alternativas econ¨®micas. Y la tercera es que los responsables de esta tragedia respondan ante la justicia. Los responsables son los comerciantes del carb¨®n y algunos representantes del Estado¡±. Mohamed Elouali sostiene que la extracci¨®n de carb¨®n de las minas abandonadas es una actividad ¡°ilegal pero tolerada¡±, que se practica con el consentimiento impl¨ªcito de ciertos pol¨ªticos.
Las autoridades siempre temieron que la llama de las protestas en el Rif se extendiera al resto del pa¨ªs. Eso no ha sucedido. Sin embargo, el precedente de las manifestaciones de Alhucemas ha hecho que en algunas partes de Marruecos la gente haya perdido el miedo a protestar en las calles. El pasado noviembre murieron 15 mujeres en la ciudad sure?a de Sidi Bulaalam, durante una estampida que se produjo en un reparto ben¨¦fico de comida. Los familiares y vecinos se quejaron sobre las p¨¦simas condiciones de vida de la zona, pero no se produjeron manifestaciones de protesta generalizadas.
Sin embargo, en el pueblo de Zagora, (30.000 habitantes a las puertas del desierto, en el este del pa¨ªs), la escasez de agua y la mala gesti¨®n h¨ªdrica provocaron varias manifestaciones en septiembre y octubre en las que fueron detenidos 23 hombres, de los cuales ocho a¨²n permanecen en la c¨¢rcel.
Desde que se iniciaron las protestas del Rif a finales de 2016 en Alhucemas, m¨¢s de 300 rife?os han sido encarcelados. A pesar de que muchos manifestantes han sufrido condenas de varios a?os de c¨¢rcel, las protestas no han desaparecido en el Rif. Los j¨®venes de la localidad de Imzurem han tomado el relevo de los de Alhucemas y siguen manifest¨¢ndose.
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