Bruselas amenaza con represalias si Trump abre una guerra comercial

Para Trump, el mejor socio de EE UU es EE UU. Esta clausura ideol¨®gica, resumida en la doctrina del Am¨¦rica Primero, ha marcado la pol¨ªtica exterior del presidente. En el ¨²ltimo a?o, ha roto el acuerdo de libre comercio del Pac¨ªfico, ha salido del pacto contra el cambio clim¨¢tico y ha puesto en la cuerda floja el Tratado de Libre Comercio de Am¨¦rica del Norte con Canad¨¢ y M¨¦xico; Europa, por el contrario, ha buscado hacer socios donde Trump ha dinamitado puentes. Hace unos d¨ªas, en Davos, Trump matiz¨® que el Am¨¦rica Primero no significa en solitario. Pero una entrevista ha vuelto a abrir la caja de los truenos: el presidente norteamericano considera que la relaci¨®n comercial de su pa¨ªs con Europa es ¡°injusta¡±; con la ya casi tradicional mezcla de posverdad y el estilo vocinglero que le caracteriza, asegura que EE UU ¡°no puede introducir¡± sus exportaciones en Europa, mientras que los europeos ¡°env¨ªan sus productos sin impuestos, con muy pocos impuestos¡±.

Cualquier parecido entre esa frase y la realidad es pura coincidencia. EE UU vende anualmente bienes y servicios a Europa por medio bill¨®n de euros. Los aranceles han ido cayendo en las ¨²ltimas d¨¦cadas, y sus empresas pagan los mismos impuestos que las europeas: en todo caso, Europa ha demostrado en media docena de casos que las multinacionales norteamericanas han levantado entramados fiscales para evitar pasar por Hacienda. El 'Buy American' es una realidad: no hay nada que se le parezca ni remotamente en Europa. Y s¨ª un pu?ado de medidas proteccionistas lacerantes por el lado norteamericano: ocho pa¨ªses europeos llevan m¨¢s de 10 a?os esperando permisos para exportar peras y manzanas; el transporte a¨¦reo y mar¨ªtimo est¨¢ pr¨¢cticamente vedado a las empresas europeas, y las importaciones de componentes en sectores estrat¨¦gicos como el autom¨®vil se gravan con aranceles disuasorios.

Las fuentes consultadas subrayan que la ret¨®rica de Trump ha ido mucho m¨¢s lejos que sus medidas. Al menos hasta ahora. Hay un pu?ado de contenciosos sobre la mesa ¡ªlas aceitunas espa?olas, por ejemplo¡ª, pero la prueba definitiva que marcar¨¢ las futuras relaciones entre las dos potencias est¨¢ por llegar. Trump ha ordenado investigar si las importaciones de acero son una amenaza para la seguridad nacional; Bruselas cree que ese ser¨¢ el bar¨®metro para ver si puede haber guerra comercial. ¡°La causa de ese problema no es la UE, sino la sobrecapacidad de China; y si somos aliados, no podemos ser una amenaza para su seguridad¡±, subrayan las fuentes consultadas.

Alemania, en el foco

Quien fuera el gran enemigo de Trump en campa?a, China, se escapa de momento de sus iras, m¨¢s a¨²n tras el pulso nuclear con Corea del Norte. El d¨¦ficit de 300.000 millones con Pek¨ªn, el mayor de EE UU, ha desaparecido de sus invectivas, que se centran ahora en Europa, especialmente en Alemania, con quien mantiene un desequilibrio de 50.000 millones. Para Trump, la UE es ¡°un veh¨ªculo de Berl¨ªn¡±: el ap¨¦ndice de un pa¨ªs que ha puesto la pol¨ªtica comunitaria a su servicio y forzado un euro d¨¦bil para lograr el mayor super¨¢vit del planeta. En Bruselas, adem¨¢s, el presidente y sus asesores m¨¢s extremistas, como el consejero Pete Navarro, hallan otro de sus grandes demonios: una espesa trama regulatoria que les impide cerrar acuerdos bilaterales.

El Brexit, el gasto en defensa, la b¨²squeda de un d¨®lar d¨¦bil y hasta los nombramientos en la Organizaci¨®n Mundial del Comercio han llevado la relaci¨®n a ese lugar bronco que tanto gusta a Trump. Pero la prueba del algod¨®n llegar¨¢ cuando se conozcan los resultados de la investigaci¨®n sobre el acero. Si EE UU pone a Europa en la diana, la UE ¡°est¨¢ preparada para reaccionar r¨¢pida y adecuadamente¡±, dijo p¨²blicamente un portavoz de Bruselas. ¡°Con represalias duras y creativas, pero dentro de lo legal¡±, indican las fuentes consultadas.