Pakist¨¢n condena a los asesinos de un estudiante acusado de blasfemia
La controvertida figura legal se ha convertido en una tapadera para atacar a rivales pol¨ªticos o vecinos con los que se tiene un desacuerdo
Un tribunal paquistan¨ª ha condenado este mi¨¦rcoles a 31 personas por el linchamiento de un estudiante universitario acusado falsamente de blasfemia. La sentencia, que incluye una pena de muerte y cinco cadenas perpetuas, resulta especialmente significativa dado que los extremistas religiosos utilizan con frecuencia esa controvertida figura para justificar el asesinato de rivales. La muerte de Mashal Khan en abril del a?o pasado conmovi¨® a Pakist¨¢n por su especial brutalidad.
Khan, un estudiante de Ciencias de la Informaci¨®n de 24 a?os, fue sacado de su habitaci¨®n de la residencia universitaria donde viv¨ªa, desnudado, golpeado con denuedo por una turba, herido de bala y arrojado desde el segundo piso del edificio. El suceso tuvo lugar en el campus de la Universidad Abdulwali Khan, en Mardan, una ciudad del noroeste de Pakist¨¢n.
Las im¨¢genes de la brutal agresi¨®n, grabadas en m¨®vil por sus compa?eros y difundidas a trav¨¦s de las redes sociales, provocaron una condena generalizada, incluso de las autoridades religiosas. Tambi¨¦n sirvieron para identificar a los responsables. En total, 52 estudiantes y 5 empleados de la universidad, han sido juzgados. De ellos, uno ha sido condenado a muerte, 5 a cadena perpetua y 25 a cuatro a?os de c¨¢rcel; otros 26 han quedado en libertad sin cargos, seg¨²n ha informado la prensa local.
¡°Celebramos la decisi¨®n porque es una de las pocas veces en que el sistema de justicia criminal de Pakist¨¢n ha castigado a los responsables de cr¨ªmenes que usan la religi¨®n para justificar sus delitos¡±, declara a EL PA?S el abogado paquistan¨ª y activista de los derechos humanos Saroop Ijaz. No obstante, Ijaz, que colabora con Human Rights Watch (HRW), considera que ¡°se necesita hacer mucho m¨¢s, dada la radicalizaci¨®n de la sociedad permitida por el Estado y alentada por leyes discriminatorias¡±.
HRW, as¨ª como otras organizaciones de derechos, llevan a?os pidiendo la abolici¨®n de la controvertida ley de blasfemia, aprobada en 1987 durante la dictadura de Zia ul Haq, y por la que cualquier acusado de insultar al islam, su profeta o su libro sagrado puede ser condenado a muerte con el simple testimonio de un musulm¨¢n. Se trata de un asunto extremadamente delicado en un pa¨ªs muy conservador y con una elevada tasa de analfabetismo entre sus 200 millones de habitantes (el 96,5 % de ellos musulmanes).
El menor rumor puede desatar una turbamulta incontrolable, algo que algunos cl¨¦rigos extremistas no han tenido empacho en utilizar contra sus rivales. A menudo, su objetivo han sido miembros de la minor¨ªa cristiana, pero tambi¨¦n pol¨ªticos liberales como Sherry Rehman, antigua Embajadora de Pakist¨¢n en EE UU. Ahora mismo hay un profesor universitario, Junaid Hafeez, que lleva cinco a?os encarcelado y a la espera de juicio por una acusaci¨®n de ese tipo.
Aunque en los ¨²ltimos a?os ha habido algunas condenas por blasfemia, el Estado no ha ejecutado a nadie. El mayor peligro es que los exaltados se tomen la justicia por su mano como sucediera en 2011 con el gobernador de Punjab Salman Taseer, a quien mat¨® su propio guardaespaldas por defender que hab¨ªa que revisar la ley. El asesino, ejecutado el a?o pasado, es visto como un m¨¢rtir por los radicales. Desde 1990, el Centro para la Investigaci¨®n y los Estudios de Seguridad de Pakist¨¢n ha documentado 65 asesinatos de este tipo.
El caso de Khan desat¨® una oleada de solidaridad y reabri¨® el debate sobre el abuso de las acusaciones de blasfemia para arreglar problemas personales. Significativamente, algunos pol¨ªticos, incluidos el entonces primer ministro Nawaz Sharif, evitaron criticar el linchamiento hasta que un informe policial concluy¨® que no hab¨ªa ninguna prueba de que el universitario hubiera insultado a las divinidades.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.