Michael Wolff: ¡°Trump quiere dominar a las mujeres a cada paso, quiere sexo a cada minuto¡±
El autor de Fuego y Furia, el libro que el presidente de EEUU quiso prohibir, explica en una entrevista a EL PA?S las tensiones que se viven en la Casa Blanca
Si Donald Trump resulta pol¨¦mico, Fuego y Furia no lo es menos. Vilipendiado por el presidente, que incluso intent¨® prohibirlo, el libro de Michael Wolff que ahora llega a Espa?a (Editorial Pen¨ªnsula) ofrece una despiadada descripci¨®n del mandatario y su entorno. Un mosaico de versiones, obtenidas tras 200 d¨ªas empotrado en la Casa Blanca, que han dado luz a un fen¨®meno de masas. M¨¢s de dos millones de ejemplares vendidos y una interminable pol¨¦mica sobre Trump, el libro y el propio autor.? Mordaz y descre¨ªdo, Wolff, de 64 a?os, recibe a EL PA?S en su piso de Manhattan. Sentado en un silloncito color crema, desentra?a con lengua b¨ªfida el universo Trump.
Pregunta (P). ?Esperaba este ¨¦xito?
Respuesta (R). Para nada. Pensaba que iba a generar alguna controversia, pero nunca a esta escala. Esto ha ido mucho m¨¢s lejos de lo que jam¨¢s pude imaginar.
P. ?Ayud¨® el intento de la Casa Blanca de prohibir su libro?
R. Eso es obvio. Pero hay algo m¨¢s. En cuatro semanas se han vendido dos millones de ejemplares. Eso es ¨²nico. En la atm¨®sfera se percibe la necesidad de hallar sentido a lo que est¨¢ ocurriendo con Trump y sus estallidos diarios. El libro permite a la gente centrar todo lo que est¨¢ pasando en una historia, y tambi¨¦n les reafirma en que ellos no est¨¢n locos, que quien est¨¢ loco es ¨¦l.
P. ?Qu¨¦ pas¨® con la demanda de la Casa Blanca y la acusaci¨®n de libelo?
R. Pues fueron una muestra de que Trump no tiene ni idea de lo que hace. En ¨¦l todo se reduce a yo quiero-yo puedo. Bueno, pues no puede impedir la publicaci¨®n de un libro. Lejos de haber evitado que la gente lo leyera, el efecto fue impulsar de forma astron¨®mica su venta.
P. Trump ha sido muy duro con su libro. Ha dicho que es falso, aburrido y niega haber hablado con usted.
R. Yo me hubiese conformado con recibir alg¨²n tuit de enfado, pero que el presidente de Estados Unidos tratase de frenar la publicaci¨®n y se querellara fue m¨¢s all¨¢ de mis m¨¢s salvajes fantas¨ªas. Si es que es tonto de remate...
P. Ustedes se conoc¨ªan, ?no?
R. Le conozco desde que yo escrib¨ªa en The New York Magazine hace 20 a?os. Acostumbraba a llamarme para quejarse de la revista, de lo que se dec¨ªa de ¨¦l, y m¨¢s a menudo, de lo que no se dec¨ªa de ¨¦l. Nos ve¨ªamos de vez en cuando. No dir¨ªa que fu¨¦ramos amigos, pero manten¨ªamos relaciones amistosas. M¨¢s tarde, en plena campa?a, le entrevist¨¦ para Hollywood Reporter. Le gust¨® lo que hice, me dijo que yo era el mejor, el m¨¢s grande, el gran Wolff¡ ya sabe c¨®mo es Trump. As¨ª que cuando gan¨®, en la transici¨®n, le visit¨¦ en la Torre Trump y le solicit¨¦ permiso para entrar en la Casa Blanca como observador. En un principio, crey¨® que le estaba pidiendo trabajo, pero le dije que no, que yo quer¨ªa escribir un libro. Y me respondi¨® que s¨ª, que claro, que le parec¨ªa bien. Y ese fue el pasaporte. Obtuve el permiso del presidente. Las puertas se abrieron para m¨ª y empec¨¦ a formar parte del mobiliario.
P. ?Y c¨®mo es el ambiente en la Casa Blanca?
R. Ca¨®tico, intenso y hostil. En muy poco tiempo la unidad se quebr¨®, estallaron las facciones y dejaron de hablarse unos con otros. Y eso me ayud¨®, porque ven¨ªan a m¨ª para saber qu¨¦ pensaban los otros. Jared Kushner e Ivanka Trump para descubrir qu¨¦ me hab¨ªa dicho el estratega jefe, Steve Bannon; el jefe de gabinete, Reince Priebus, para saber lo que dec¨ªan todos de ¨¦l...
P. En el libro, hay personajes, como el fallecido expresidente de la cadena Fox, Roger Ailes, que consideran que Trump carece de creencias.
R. Es as¨ª. No tiene creencias ni escr¨²pulos. Su ideolog¨ªa se limita al hazme feliz ahora. Trump vive el momento, con lo que al momento siguiente puede cambiar. Literalmente, lo suyo es una burbuja de instantaneidad. En la Casa Blanca todos se refer¨ªan a ¨¦l como un ni?o. A veces de 16 a?os, otras de nueve, otras de dos. Pero siempre un ni?o que necesita gratificaci¨®n inmediata.
P. Pero es el presidente de Estados Unidos, gan¨® las elecciones, debe tener alguna virtud.
R. Su virtud es que es espont¨¢neo. No disimula. Incluso cuando miente, no lo hace calculadamente. No es otro. Es lo que se ve. Es Donald Trump. Y eso resulta atractivo para mucha gente.
P. Llega a definirle como el Dios Sol. ?No es exagerado?
R. ?l mismo se ve como el centro del mundo. Es alguien que no tiene capacidad para contextualizar y entender las cosas como los dem¨¢s, con cierta relatividad.
P. ?Y no cree que con los a?os pueda convertirse en un presidente convencional?
R. Imposible. Todos alrededor suyo llegan a la misma conclusi¨®n: no tiene la capacidad anal¨ªtica ni las habilidades para el puesto. Vive el momento.
P. ?Cu¨¢l es su relaci¨®n con las mujeres?
R. Es un mujeriego, toda su vida ha ido detr¨¢s de las mujeres. Quiere sexo cada minuto del d¨ªa. Quiere dominarlas a cada paso del camino. Las mujeres son el principal inter¨¦s en su vida. Por eso cre¨® su propio concurso de belleza.
P. ?Y con su esposa, Melania?
R. La tiene como un trofeo. Todos los matrimonios son de alg¨²n modo un acuerdo, y en este caso hay un pacto de formalidad y distancia. Apenas se ven.
¡°Bannon pensaba que Trump era un payaso¡±
La relaci¨®n entre Donald Trump y su antiguo estratega jefe, el radical Steve Bannon, se quebr¨® tras la publicaci¨®n de Fuego y Furia. El presidente consider¨® que Bannon estaba detr¨¢s del ataque y emprendi¨® una ofensiva que logr¨® su despido de Breitbart News, la web en la que se hab¨ªa refugiado tras su salida de la Casa Blanca en agosto. Desde entonces, ambos son enemigos.
Pregunta (P). ?Su valedor en la Casa Blanca qui¨¦n era?
Respuesta (R). Probablemente Bannon.
P. Hay quien sostiene que influy¨® en el libro.
R. Y es cierto, porque habla mejor que los dem¨¢s y se deja grabar.
P. ?C¨®mo es Bannon?
R. Inteligente, divertido, perspicaz¡
P. ?Peligroso?
R. ?Peligroso?
P. Era el m¨¢s extremista del gabinete. Y se le considera el representante de la ultraderecha.
R. Es cierto que se le ve as¨ª, pero yo tengo una opini¨®n distinta. No le considero un extremista, sino alguien implicado en sus ideas, que no busca el poder por el poder. Muy intelectualizado y volcado en los medios de comunicaci¨®n¡
P. Pero la web que dirig¨ªa, Breitbart News, no es un ejemplo de moderaci¨®n ni de intelectualidad, sino un panfleto ultra y racista.
R. No es un moderado, cierto. Pero lo que le gusta es crear medios de comunicaci¨®n y conectar con las audiencias. Un d¨ªa me dijo que quer¨ªa hacer un Breitbart para la izquierda¡
P. Disculpe, ?usted c¨®mo se define pol¨ªticamente?
R. No tengo afiliaci¨®n pol¨ªtica... Bueno, vivo en Nueva York y quiz¨¢ sea un centrista.
P. ?Es distinto el v¨ªnculo con su hija mayor y asesora, Ivanka?
R. Ella es lo m¨¢s parecido a ¨¦l: 100% transaccional. La gente de la Casa Blanca la describe como una mini Donald Trump que hasta le ha organizado la vida matrimonial.
P. Muchos la consideran su heredera pol¨ªtica.
R. Trump no piensa en ello. No piensa en qu¨¦ vendr¨¢ despu¨¦s.
P. ?C¨®mo se lleva Ivanka con Melania?
R. Terriblemente. Ivanka hablaba siempre mal de ella y se burlaba de que creyese que Trump pod¨ªa llegar a presidente si se presentaba.
P. Bannon, en su libro, afirma que el presidente tiene un 33% de posibilidades de impeachment, un 33% de dimitir y otro tanto de finalizar el mandato, pero que no ser¨¢ reelegido. ?Lo cree?
R. No s¨¦ si con esos porcentajes. Pero coincido plenamente con Bannon en que Trump no ser¨¢ reelegido ni que se presentar¨¢ otra vez al cargo.
P. ?Por qu¨¦? A¨²n mantiene activa su base.
R. Su porcentaje de aceptaci¨®n es muy bajo, en torno al 35%, pero adem¨¢s no tiene nada m¨¢s que ganar. Ya es el presidente. En su mundo, ¨¦l ya logr¨® lo que ten¨ªa que conseguir. ?l prefiere irse antes que arriesgarse a perder. Y es demasiado perezoso para presentarse otra vez.
P. Pero Trump puede intentar la reelecci¨®n. Presidente, millonario, showman de ¨¦xito. Tampoco se puede negar que ha logrado lo que se ha propuesto.
R. ?l es un ganador porque se declara un ganador. Pero es el presidente m¨¢s despreciado en la historia moderna. Y dice que es multimillonario, pero no ha ense?ado sus cuentas. Su mayor miedo, de hecho, es que el fiscal especial investigue su historia financiera. Eso le aterroriza y por ello en cualquier momento puede destituirle.
P. As¨ª visto, Trump ser¨ªa un accidente en la historia de EE UU.
R. Hay dos l¨ªneas que se cruzan. Por un lado, la corriente populista y nacionalista, un fen¨®meno mundial representado aqu¨ª por Bannon. Y luego est¨¢ Trump. Ambos emergen en un mismo punto, pero no tienen que ir necesariamente de la mano. M¨¢s bien, pienso que Trump desaparecer¨¢ y que la otra l¨ªnea, no sabemos bajo que forma, proseguir¨¢.
P. ?Manipul¨® Bannon a Trump por su propio inter¨¦s? Leyendo el libro es lo que parece.
R. M¨¢s bien, Bannon vio el atractivo electoral de Trump. Pensaba que era un payaso pero que pose¨ªa la virtud de conectar con la audiencia. Fue una relaci¨®n simbi¨®tica. Luego, Bannon se sinti¨® tan decepcionado con Trump y sus inconsistencias, que sus sue?os se esfumaron.
P. Y ahora se ha roto todo puente entre ambos.
R. No, destruido, no. Mire, con Trump no se establecen v¨ªnculos normales, todo es puramente transaccional. ?Puede Bannon volver? S¨ª. ?Puede Trump llamarme? F¨¢cilmente.
"Yo no proporciono la verdad absoluta: escribo lo que he visto y he o¨ªdo"
Pregunta (P). Se le ha criticado por no comprobar los datos.
Respuesta (R). Hay solo algunos errores.
P. ?Los ha corregido?
R. Han sido corregidos y eran menores. Pero no hay m¨¢s errores que en cualquier libro de estas caracter¨ªsticas y de 325 p¨¢ginas. Es una obra que se ha vuelto un fen¨®meno y que todos quieren destrozar. Aunque no se pueda.
P. El libro est¨¢ repleto de entrecomillados jugosos pero cuya procedencia se desconoce. Ah¨ª hay un problema de fuentes.
R. No, para nada. Una obra de este tipo, en la que se ofrece una visi¨®n interna de la Casa Blanca, tiene ese coste. Cierras tratos con muchos que te dir¨¢n cosas solo si les proteges. Es el estilo Woodward. El ¨¦xito del libro ha hecho pensar que yo tengo que estar en posesi¨®n de la verdad. De la verdad absoluta. Pero yo no puedo proporcionar la verdad absoluta: lo que hago es escribir lo que he visto y he o¨ªdo. Mi trabajo es distinto del reportero pol¨ªtico. Yo soy un escritor. Mi talento procede de tomar personajes, experiencias y escenas, y ponerlas en p¨¢gina de forma que el lector pueda leerlas y decir: "Siento que estoy ah¨ª y que puedo entenderlo". Eso es lo que hago.
P. Entonces hay un cierto grado de ficci¨®n¡
R. No lo creo.
P. Pero dice que es un escritor, que usa la recreaci¨®n para explicar aquello que sucedi¨®.
R. Nadie tiene la llave de la verdad. Escribo sobre lo que presenci¨¦ o lo que me fue descrito. Y lo hago con tanta precisi¨®n como puedo y de la forma m¨¢s real y vibrante de la que soy capaz. Y eso es todo lo que puedo hacer. Al leer se tiene la sensaci¨®n de una cierta omnisciencia, pero yo no soy omnisciente. Es una t¨¦cnica. Mucha gente me ha preguntado c¨®mo sab¨ªa esto o lo otro, o c¨®mo reproduc¨ªa esta conversaci¨®n. Ocurri¨® sobre todo con una reuni¨®n entre Bannon y Roger Ailes. La pol¨¦mica acab¨® cuando alguien que tambi¨¦n hab¨ªa estado presente hizo p¨²blico que esa reuni¨®n ocurri¨® en mi casa. Eso pasa a lo largo de todo el libro.
P. ?Cambiar¨ªa algo?
R. No s¨¦, todo puede cambiar, incluso Trump puede convertirse en Roosevelt. Pero a estas alturas lo dejo como est¨¢.
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