Marine Le Pen intenta refundar el Frente Nacional sin ceder poder
La l¨ªder nacional-populista, en dificultades tras la derrota ante Macron, propone cambiar el nombre de la formaci¨®n
Todo cambia, nada cambia. Marine Le Pen, tras meses de traves¨ªa del desierto, quiere refundar el Frente Nacional, el partido heredado de su padre, el veterano l¨ªder ultra Jean-Marie Le Pen. Entre los planes de Le Pen hija, derrotada por Emmanuel Macron en las elecciones presidenciales de mayo, figura cambiar el nombre al partido, asociado a una historia de antisemitismo y racismo que asusta a muchos franceses. En t¨¦rminos comerciales, FN es una marca t¨®xica. Quiz¨¢ el apellido Le Pen, indisociable de esta historia, tambi¨¦n. Por ahora no se plantea la retirada.
¡°?Marine! ?Marine!¡±, gritaban el domingo centenares de personas en un almuerzo en un pabell¨®n de petanca en Laon, una ciudad de 25.000 habitantes en el norte de Francia. Reuniones como esta son como una terapia: peque?os ba?os de masas tras los meses m¨¢s dif¨ªciles desde que tom¨® las riendas del partido en 2011. Y tambi¨¦n una campa?a para asegurarse de que no pierde el control de una derecha populista dividida y desconcertada.
La imagen de Marine Le Pen qued¨® maltrecha tras las presidenciales, pese a clasificarse para la segunda vuelta y obtener el mejor resultado de la historia para el partido: 10,6 millones de votos, casi un 34% de total. Pero el fiasco en el debate ante Macron ¡ªsu estrategia agresiva result¨® pol¨ªticamente suicida y una fuerte migra?a merm¨® sus capacidades¡ª quebr¨® la confianza en la l¨ªder. Probablemente le afect¨® ps¨ªquica y f¨ªsicamente.
¡°No es un cambio cosm¨¦tico. Es un cambio de fondo¡±, dice Le Pen en el bar del petanc¨®dromo de Laon, habilitado como sala de prensa.
Laon es una de tantas ciudades de la llamada Francia perif¨¦rica, la Francia de las provincias, alejada de los principales nudos de comunicaci¨®n y de los centros industriales, desconectada de la globalizaci¨®n. Por Aisne, el departamento donde se encuentra Laon, no pasa ninguna l¨ªnea de tren de alta velocidad. ¡°Es como si no estuviese en ning¨²n lugar¡±, escribe la periodista Anne Nivat en su libro Dans quelle France on vit (En qu¨¦ Francia vivimos). La tasa de desempleo, cercana al 13%, es cuatro puntos superior a la media de Francia. En la segunda vuelta de las presidenciales, Le Pen derrot¨® aqu¨ª a Macron.
Todo les aleja, pero algo les une: Le Pen lleva a?os presentando un diagn¨®stico sobre la pol¨ªtica francesa similar al de Macron. La divisi¨®n entre izquierda y derecha ha quedado obsoleta, sostienen ambos, y ahora la batalla pol¨ªtica opone a ¡°mundialistas y nacionales¡±. El presidente usar¨ªa otro vocabulario, pero el sentido es parecido.¡±Emmanuel Macron entr¨® por la puerta que abrimos nosotros¡±, alardea ante una decena de periodistas la jefa del FN.
M¨¢s tarde, durante el almuerzo con militantes, afirma: ¡°Entre nosotros y Macron, no habr¨¢ nadie¡±. Si Macron aparece, en las caricaturas que de ¨¦l hacen sus rivales, como el presidente de los ricos, ella se postula como la defensora de la clase media. Si el presidente corre el riesgo de aparecer como un monarca encerrado en una burbuja elitista, ella pisa el terreno.
La batalla no se resolvi¨® en las presidenciales. La hegemon¨ªa actual del liberal y europe¨ªsta Macron puede inducir a un espejismo: creer que en Francia el populismo nacionalista perdi¨® definitivamente. No es as¨ª: el Frente Nacional ¡ªy sus ideas¡ª siguen teniendo una base s¨®lida.
Y, sin embargo, la voz de Le Pen es hoy inaudible. Los 8 diputados en la Asamblea Nacional lo convierten en un partido casi marginal. El XVI Congreso del FN, que se celebrar¨¢ en Lille el 10 y el 11 de marzo, debe servir para consagrar la refundaci¨®n. La refundaci¨®n significa renunciar a la impopular promesa de salida del euro y eventualmente de la UE. Tambi¨¦n abrirse a alianzas. En s¨ªntesis, romper el aislamiento que siempre deja a este partido a unos pasos del poder.
¡°Tengo la impresi¨®n de que el nombre a¨²n provoca reacciones¡±, dice Marie-Chantal Blain, concejala en el pueblo de Wattrelos, junto a la frontera belga, y asistente al almuerzo de Laon. ¡°Veo a socialistas junt¨¢ndose con comunistas y con centristas. No veo por qu¨¦ nosotros seguir¨ªamos solos cuando mucha gente, otros partidos, piensan como nosotros¡±.
Le Pen ya tiene el nuevo nombre en la cabeza, pero no quiere revelarlo. La ¨²ltima palabra la tendr¨¢n los votantes.
¡°?El Frente Nacional puede cambiar de naturaleza y abrir un nuevo cap¨ªtulo, como usted dice, con el nombre Le Pen [en liderazgo]?¡±, le pregunta un periodista en la rueda de prensa. ¡°S¨ª, lo creo. Porque el nombre Le Pen lleg¨® a la segunda vuelta presidencial con el voto de uno de cada tres franceses¡±, responde. Es decir, el partido puede refundarse sin cambiar de l¨ªder. ¡°Pero este debate no es tab¨²¡±. La puerta est¨¢ entreabierta.
Jean-Marie, Marion, Florian¡: los frentes abiertos de Marine Le Pen
A unas semanas del congreso que debe reelegir a Marine Le Pen en la presidencia del Frente Nacional, se le han aparecido tres figuras, como fantasmas que le recuerdan las dificultades que afronta. El primero es el fundador del FN, su padre, Jean-Marie Le Pen, con quien est¨¢ enemistada. Jean-Marie Le Pen publicar¨¢ el 1 de marzo sus memorias. ¡°Me da pena¡±, escribe en alusi¨®n a su hija. El segundo fantasma es el de Marion Mar¨¦chal-Le Pen, sobrina de Marine Le Pen, y representante del ala tradicionalista del partido. Retirada de la primera l¨ªnea, deb¨ªa hablar ante el CPAC, el congreso anual de los conservadores en Estados Unidos, discurso que se ha interpretado como un gesto en clave interna del FN. Y la tercera figura inc¨®moda es Florian Philippot, quien, como consejero ¨¢ulico de Marine Le Pen, la ayud¨® en el proceso de desdiabolizaci¨®n del FN. Ahora ha fundado un nuevo partido, Los Patriotas, que se propone competir con el FN.
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