Las empresas chinas amenazan el jaguar boliviano

M¨¢s informaci¨®n

Crece la campa?a para liberar a Lolita, la orca solitaria de Miami

Un juez permite mantener el anonimato a la ganadora de 560 millones de d¨®lares en Estados Unidos

Halladas en Per¨² puntas de lanza que usaron cazadores hace 12.000 a?os

La llegada a Bolivia de empresas chinas, como contratistas del Gobierno para construir carreteras y plantas, tuvo otro efecto adem¨¢s de los econ¨®micos o laborales: aument¨® los riesgos que acechan al jaguar, especie acosada desde siempre por la caza furtiva. En el ¨²ltimo tiempo ya no se producen incautaciones de colmillos de jaguar en el servicio de correo, como ocurr¨ªa antes, por lo que se supone que los traficantes han establecido otras formas de contrabando, entre ellas los viajes a casa de los trabajadores de las empresas chinas que trabajan en Bolivia.

Estos preciados pedazos de hueso, que en el mercado negro boliviano pueden costar entre 130 y 400 d¨®lares, valen en China diez veces m¨¢s. En el mercado de este pa¨ªs tambi¨¦n se tranzan?las garras y los test¨ªculos del animal, que se usan como afrodis¨ªacos, talismanes y s¨ªmbolos de virilidad y estatus. El conjunto formado por los colmillos, las garras, los test¨ªculos y la piel de jaguar se vende en unos 20.000 d¨®lares en Shangh¨¢i.

Se trata de un est¨ªmulo muy atractivo para los traficantes, en especial si se considera que en contrapartida las sanciones son casi inocuas: aunque la ley boliviana castiga la cacer¨ªa furtiva, en la pr¨¢ctica las condenas de los acusados, cuando se dan, nunca los llevan a la c¨¢rcel.

Seg¨²n la bi¨®loga ?ngela N¨²?ez, citada por El Diario, los ramificados v¨ªnculos comerciales entre Bolivia y China han hecho que hoy un gran n¨²mero de ciudadanos chinos viva en el pa¨ªs sudamericano, y algunos de ellos cacen jaguares y creen "redes de tr¨¢fico ilegal". Hace un mes dos ciudadanos chinos fueron detenidos en Santa Cruz por posesi¨®n de colmillos y piel de "tigre", que es como se llama coloquialmente al jaguar.

Hace poco Mirtha Arce, una senadora de oposici¨®n, solicit¨® al Gobierno que informe sobre una supuesta masacre de animales selv¨¢ticos cerca de donde una empresa china, la Railway Construction Corporation, construye la carretera entre Riberalta y Rurrenabaque, en la amazonia boliviana. Se bas¨® en denuncias locales, que no han sido confirmadas por las autoridades nacionales.

Arce, igual que N¨²?ez, supone que la falta de acci¨®n de las autoridades se debe a la excelente relaci¨®n del Gobierno con los chinos. Sin embargo, el inter¨¦s del Estado en la protecci¨®n de la fauna salvaje siempre ha sido m¨ªnima: la Polic¨ªa Forestal y de Medioambiente, encargada de resguardar la vida silvestre, solo cuenta con 50 efectivos. La Railway Construction no hizo declaraciones a la prensa.

Pese a todo lo dicho, la mayor parte de los cazadores del jaguar son bolivianos. Los habitantes de la selva matan a estos felinos desde siempre para evitar que ataquen su ganado. Hoy el inter¨¦s comercial (130 d¨®lares es mucho dinero en la selva boliviana) increment¨® la vulnerabilidad de la especie. No existen c¨¢lculos confiables de la dimensi¨®n del problema ni de su efecto sobre la poblaci¨®n de animales. Las investigaciones de este tipo son escasas o inexistentes en Bolivia y las informaciones de la prensa son parciales y se contradicen entre s¨ª. Si bien entre 2013 y 2016 las autoridades bolivianas incautaron un total de 380 colmillos, lo que exigi¨® el asesinato de 95 jaguares, ?cu¨¢ntos colmillos salieron del pa¨ªs sin que nadie lo supiera?