Trump pone el foco en los coches para presionar a la UE en la guerra comercial
Washington exige m¨¢s acceso al mercado europeo a cambio de enterrar los aranceles al acero
La Uni¨®n Europea tiene apenas un mes para tratar de convencer a Donald Trump de que hay alternativas a la guerra comercial. Europeos y estadounidenses negocian ya posibles ¨¢mbitos de mejora para importar y exportar en son de paz. Washington tiene fijaci¨®n con uno: abrir camino en Europa a los coches norteamericanos, poco competitivos respecto a los comunitarios. Bruselas contraataca con la licitaci¨®n p¨²blica estadounidense, casi cerrada para las firmas europeas. La UE aboga por rechazar cualquier medida unilateral y se prepara para aplicar represalias en caso de que este intento de entendimiento fracase.
Europa negocia con la soga al cuello. La tregua que lograron los pa¨ªses comunitarios el pasado 23 de marzo al librarse de los aranceles sobre el acero y el aluminio que anunci¨® el presidente estadounidense vence el 1 de mayo. ¡°La UE no va a negociar bajo amenaza, especialmente cuando no sabemos exactamente qu¨¦ esperan¡±, ha asegurado la comisaria de Comercio, Cecilia Malmstr?m, a la agencia Reuters. Nadie en Bruselas cree que ese plazo sea realista. La Comisi¨®n Europea, con competencias comerciales exclusivas en la UE, batalla para que el alivio temporal se convierta en permanente. Pero Washington amenaza con poner un precio muy alto.
Tres armas en caso de conflicto arancelario
La UE se prepara para usar tres tipos de herramientas si Trump acaba declar¨¢ndole la guerra comercial que logr¨® evitar ¡ªen el ¨²ltimo minuto¡ª el pasado 23 de marzo. Bruselas rescatar¨¢ la lista de m¨¢s de un centenar de productos de EE UU a los que podr¨ªa aplicar aranceles de hasta el 25% para compensar el da?o que sufrieran las ventas de acero europeo sometidas a gravamen.
Adem¨¢s, el Ejecutivo comunitario instaurar¨¢ cuotas o grav¨¢menes al acero procedente de otros pa¨ªses si se demuestra que el castigo impuesto por Estados Unidos a otros territorios (por ejemplo a Brasil) desv¨ªa hacia la UE la producci¨®n que ya no se vende en Norteam¨¦rica. Finalmente, Bruselas tratar¨¢ de pactar con otros socios afectados por esta deriva proteccionista para denunciarla ante la Organizaci¨®n Mundial de Comercio.
Lo que quiere Estados Unidos es mejorar el acceso que tienen sus productos (y si no lo logra, entorpecer el de los europeos al mercado norteamericano) en cuatro categor¨ªas: alimentos, coches y sus componentes, medicamentos y maquinaria industrial. As¨ª se lo relat¨® un alto cargo del Ejecutivo comunitario a los representantes de los 28 Estados miembros en Bruselas la semana pasada. ¡°Los coches est¨¢n en el centro de atenci¨®n de Trump. Pero cualquier reducci¨®n de los aranceles [a los veh¨ªculos estadounidenses que se venden en Europa] se tomar¨¢ como una debilidad¡±, les advirti¨® este representante, seg¨²n explican fuentes diplom¨¢ticas.
La negociaci¨®n ha arrancado de manera bastante ca¨®tica. En la parte estadounidense apenas hay expertos ¡ªsolo el secretario de Comercio, Wilbur Ross, y su jefe de gabinete¡ª y las exigencias van y vienen. Existe, pese a todo, una petici¨®n precisa. Los autom¨®viles estadounidenses, ahora gravados con un arancel del 10% para entrar en Europa, deber¨ªan soportar un porcentaje del 2,5% ¡ªid¨¦ntico al que aplica Estados Unidos a los comunitarios¡ª para satisfacer a Washington. Es algo similar a lo que acaba de lograr Trump presionando a Corea del Sur. Un escenario del que Europa recela.
En juego est¨¢n unos flujos comerciales ingentes. Aun sin un tratado que vincule a ambos bloques, Estados Unidos es el principal destino de las exportaciones europeas (16,9% del total) y el segundo pa¨ªs que m¨¢s vende a la UE (13,8%), seg¨²n datos de 2017. Poner el acento en los coches no es casual; pr¨¢cticamente la mitad de las exportaciones europeas a suelo estadounidense est¨¢n ligadas al transporte. Solo los autom¨®viles representan el 12,8% de la cesta exportadora, frente a un 4% en EE UU.
A la lista de demandas de la Administraci¨®n Trump, la UE opone las suyas. Porque si Estados Unidos quiere suavizar los obst¨¢culos que le incomodan, Bruselas insiste en otros que ya desataron chispas en el malogrado tratado comercial que se negoci¨® durante la Administraci¨®n de Barack Obama (TTIP, por sus siglas en ingl¨¦s). Se trata de dar entrada ¡ªhoy muy limitada¡ª a las empresas europeas que quieran concurrir a las licitaciones p¨²blicas norteamericanas. Y, en general, de frenar el programa proteccionista Buy American. Malmstr?m y Ross mantuvieron un primer encuentro hace una semana y se espera otro en los pr¨®ximos d¨ªas.
No al TTIP
Con todos estos cap¨ªtulos sobre la mesa, algunos especulan con la idea de resucitar el TTIP. ¡°No es posible y seguramente har¨ªa descarrillar toda la agenda comercial de la UE¡±, aventur¨® el experto de la Comisi¨®n ante los Estados. Fuentes oficiales de esta instituci¨®n refuerzan la idea: ¡°Estamos dispuestos a implicarnos en este proceso de manera abierta y constructiva. Pero debe quedar claro que ese di¨¢logo no supone revitalizar el TTIP, congelado desde finales de 2016¡±.
Pese a las frases rotundas, en algunos pa¨ªses cunde el miedo ante la idea de que finalmente se acabe declarando la guerra comercial. Entre ellos destaca Alemania, pulm¨®n exportador de la UE y responsable de buena parte de la industria automovil¨ªstica. El frente estadounidense podr¨ªa desatar fisuras en el europeo aprovechando la brecha de intereses entre Estados. Para disuadirlos, Bruselas les ha trasladado un mensaje inequ¨ªvoco: ¡°Europa logr¨® la exenci¨®n temporal gracias a que permaneci¨® unida. Sin esa unidad, estar¨ªamos como Jap¨®n¡±. Este pa¨ªs no logr¨® salir de la lista negra de aranceles al acero y al aluminio.
Bruselas centra sus esfuerzos en M¨¦xico y Mercosur
Lo ¨²ltimo que esperaba Bruselas con Trump al frente de EE UU era iniciar un di¨¢logo comercial. Las soflamas proteccionistas que aire¨® el l¨ªder estadounidense ya antes de llegar al poder convencieron a los europeos de que la negociaci¨®n del TTIP nunca volver¨ªa a ver la luz. Pero la amenaza de guerra comercial por parte de Washington ha forzado una mininegociaci¨®n de resultados inciertos.
Entretanto, la Comisi¨®n Europea no quiere perder de vista los dos dosieres m¨¢s pr¨®ximos al acuerdo. Se trata de la renovaci¨®n del acuerdo comercial con M¨¦xico, con grandes posibilidades de concluir en las pr¨®ximas semanas, y el tratado con Mercosur, m¨¢s lejano en el horizonte. En su ¨²ltima cumbre, los jefes de Estado y de Gobierno de la UE instaron a progresar en estos dos cap¨ªtulos para lograr ¡°tratados ambiciosos y equilibrados¡±. Hace ya tres meses que se super¨® el horizonte temporal que Bruselas se hab¨ªa marcado ¡ªsimb¨®licamente¡ª para culminar estos pactos y los obst¨¢culos, especialmente en los socios de Mercosur, no han desaparecido.
Los negociadores europeos y los mexicanos tendr¨¢n una nueva oportunidad de aproximar posturas el 16 de abril, con una cita en Bruselas para discutir asuntos pendientes. En cambio, los cuatro socios de Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) que negocian con la UE no han dado a¨²n se?ales sobre sus pr¨®ximos pasos. Bruselas tiene gran inter¨¦s en esta regi¨®n. Mercosur en su conjunto constituye el primer socio comercial de Europa, con un 22% del flujo.
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