Una plaza contra el olvido en B¨¦lgica para el libertador del Congo

"Hay un chico nuevo en la ciudad", dice feliz Philip Buyck. Durante los ¨²ltimos 13 a?os, este fil¨®logo belga, due?o de una inmensa biblioteca sobre la colonizaci¨®n del Congo, ha colocado en numerosas ocasiones en una plaza de Matong¨¦ ¡ªel barrio africano de Bruselas¡ª una placa con el nombre de Patrice Lumumba. H¨¦roe de la independencia de dicho pa¨ªs, fue asesinado en circunstancias poco claras en 1961, cuando solo contaba 35 a?os y hac¨ªa unos meses que hab¨ªa dejado su breve cargo como jefe del primer gobierno independiente del Congo.

Junto a varias organizaciones, Buyck no ha cejado desde entonces en su empe?o por conseguir que Lumumba tuviera un reconocimiento en el callejero, al que el Ayuntamiento se opon¨ªa repetidamente. El asunto pas¨® a convertirse en una especie de juego del gato y el rat¨®n: colocaban la falsa placa en la plaza. Y tiempo despu¨¦s las autoridades la retiraban, no siempre con celeridad: en una ocasi¨®n lleg¨® a durar m¨¢s de cuatro meses.

El l¨ªder independentista, en cuyo asesinato participaron agentes belgas, tiene para sus seguidores un lugar en el olimpo de los inmortales

La persecuci¨®n policial se puede dar por zanjada. B¨¦lgica ha tardado m¨¢s de medio siglo en preocuparse por lanzar gestos con los que resta?ar una de las heridas m¨¢s profundas de su historia. Desde hace dos semanas, por primera vez en Bruselas, Patrice Lumumba tiene su propia plaza de manera oficial. El Ayuntamiento socialista aprob¨® darle su nombre por unanimidad, y fij¨® la simb¨®lica fecha del 30 de junio, d¨ªa del 58 aniversario de la independencia del Congo, para inaugurarla justo a la entrada del barrio. Buyck agradece los honores, pero desconf¨ªa de su sinceridad. "En unos meses son las elecciones municipales. Quieren atraer a los votantes africanos".

La ceremonia empez¨® pasado el mediod¨ªa de la jornada m¨¢s calurosa del a?o hasta la fecha, con el term¨®metro marcando casi 30 grados. Una orquesta de nueve hombres, cuatro de origen africano y cinco europeo, tocan trompetas y tambores abriendo una procesi¨®n de apenas medio centenar de personas en la que se mezclan congole?os de nacimiento u origen y defensores de reparar las injusticias del pasado colonial. Jeroen Robbe, flamenco de 30 a?os, ha venido de Gante solo para la ocasi¨®n. Lleva una camiseta con una foto de Lumumba y la fecha incompleta de su muerte. En lugar del a?o de fallecimiento, aparece el s¨ªmbolo del infinito (¡Þ). El l¨ªder independentista, en cuyo asesinato participaron agentes belgas, tiene para sus seguidores un lugar en el olimpo de los inmortales. "B¨¦lgica ha hecho mucho da?o durante la colonizaci¨®n. Aqu¨ª se quiere olvidar esa ¨¦poca de la historia, pero hay que recordar lo que ocurri¨®", afirma el joven.

M¨¢s informaci¨®n

La hincha n¨²mero uno de Croacia: su presidenta

McDonald's deja de vender ensaladas en 3.000 restaurantes de EE UU por una intoxicaci¨®n masiva

Alejandr¨ªa reservar¨¢ sus mejores playas para los extranjeros

Lo que ocurri¨®, a grandes rasgos, fue la muerte de varios millones de congole?os ¡ªsu n¨²mero exacto es objeto de discusi¨®n entre historiadores¡ª bajo el mandato del rey Leopoldo II, entre 1885 y 1908. Las causas fueron las mutilaciones, ejecuciones, enfermedades y desnutrici¨®n que sufrieron mientras realizaban trabajos forzados para entregar las cuotas de caucho que se les exig¨ªan.

Pero la marcha de aquel fin de semana de finales de junio no tuvo tintes f¨²nebres, sino festivos. Cuatro hombres empujaban un carro con ruedas con una escultura de Lumumba. Hubo bailes. Turistas tomando fotos. Tr¨¢fico cortado. Y por fin la plaza, donde casi medio millar de personas concentradas escucharon solemnes discursos que celebran la reci¨¦n reparada injusticia hist¨®rica.?

Descorrida la cortinilla por el alcalde Philippe Close, el rect¨¢ngulo de fondo azul y letras blancas con el nombre de la plaza se convierte de inmediato en reclamo fotogr¨¢fico. Para Roland Lumumba, de 60 a?os, es algo m¨¢s. Es uno de los cinco hijos del dirigente africano, del que no guarda ning¨²n recuerdo porque fue asesinado cuando ¨¦l ten¨ªa solo tres a?os. "Es un d¨ªa hist¨®rico. Hemos reconocido el valor del combate de Lumumba despu¨¦s de tantos a?os. Espero que marque el comienzo de una nueva relaci¨®n entre el Congo y B¨¦lgica", dice en la plaza de su padre.?