Cuando incluso huir de la guerra siria es imposible
El avance de las fuerzas del r¨¦gimen en dos provincias rebeldes ha empujado a miles de civiles hacia Jordania e Israel, que vetan el paso a los desplazados
En una de las fronteras m¨¢s peligrosas del planeta, sembrada de minas entre enemigos irreconciliables que siguen t¨¦cnicamente en guerra desde hace 70 a?os, se agolpan hasta 15.000 civiles que huyen de la guerra. Media docena de campamentos improvisados han surgido en las dos ¨²ltimas semanas en el l¨ªmite que separa los Altos del Gol¨¢n, la meseta siria ocupada por Israel desde 1967, del resto del territorio del pa¨ªs ¨¢rabe. Los desplazados por el avance del r¨¦gimen en dos provincias del sur piensan que los soldados no se atrever¨¢n a perseguirles hasta la zona tap¨®n de separaci¨®n, que ha sido declarado ¡°l¨ªnea roja¡± infranqueable por las Fuerzas Armadas israel¨ªes.
La batalla por el control de Deraa y Quneitra ha llegado a arrinconar contra las alambradas fronterizas a m¨¢s de 300.000 personas en busca desesperada de refugio, pero tanto Israel como Jordania les han vetado el paso durante cerca de tres semanas de combates. Un acuerdo de alto el fuego entre el Ej¨¦rcito y los insurrectos, alcanzado con mediaci¨®n rusa, ha permitido que parte de los desplazados haya abandonado ya la frontera, seg¨²n el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, que cuenta con una red de informadores sobre el terreno. El cese de hostilidades, que equivale a una rendici¨®n pactada de los insurgentes, se ha visto interrumpido en las ¨²ltimas horas por escaramuzas que han bloqueado la salida de las fuerzas rebeldes. El Observatorio ha alertado de que guardas de fronteras jordanos han abierto fuego contra desplazados que pretend¨ªan infiltrarse.
¡°Ser¨ªa el primero en entrar en Israel si se abriese la frontera¡±, asegura por tel¨¦fono quien dice llamarse Mohamed Hariri. Este profesor de ¨¢rabe de 29 a?os habla desde la aldea de Al Briqa, situada a apenas 500 metros de la divisoria de separaci¨®n del Gol¨¢n, en uno de los campamentos de tiendas de los desplazados. Hace 10 d¨ªas, cuando la ofensiva de las tropas leales al presidente Bachar el Asad conquist¨® los primeros pueblos de la zona orientad de la provincia de Deraa, cuna de la revoluci¨®n en marzo de 2011, huy¨® con su mujer, embarazada de ocho meses, y con su hijo de tres a?os.
De acuerdo con el relato que transmite v¨ªa Skype a un grupo de periodistas, Hariri se desplaz¨® a una poblaci¨®n de Deraa alejada de los combates, pero los bombardeos de la aviaci¨®n rusa, aliada del r¨¦gimen de Damasco, le forzaron a emprender de nuevo la huida. ¡°La frontera israel¨ª me pareci¨® la zona m¨¢s segura, pero no tenemos comida ni tiendas de campa?a, no hay letrinas. No tenemos nada¡±, se queja al otro lado de la l¨ªnea divisoria del Gol¨¢n.
El teniente coronel israel¨ª Tomer Koller informa a la prensa en el mismo l¨ªmite de la meseta siria anexionada desde donde se divisan dos campamentos, en plena zona de separaci¨®n controlada por la ONU, frente a una base militar de comunicaciones y un puesto avanzado del Ej¨¦rcito. El responsable sanitario de la divisi¨®n Bashan en los Altos del Gol¨¢n reconoce que algunos de los menores heridos que est¨¢n siendo tratados en Israel desde que empez¨® la ofensiva no est¨¢n acompa?ados por sus familiares. En la ¨²ltima semana han sido ingresados en hospitales del norte de Israel 13 heridos sirios v¨ªctimas de los combates. ¡°Vamos a atenderles y a enviarles ayuda, pero no podemos dejar que se queden¡±, resume el oficial la posici¨®n del Estado hebreo ante la avalancha de desplazados.
Desde hace cinco a?os el Gobierno israel¨ª ha autorizado que se presten cuidados m¨¦dicos a cerca de 5.000 heridos en el conflicto sirio. Fueron evacuados desde zonas de atenci¨®n urgente en la frontera, primero hacia un hospital de campa?a en el Gol¨¢n, y luego en instalaciones sanitarias del norte de Galilea. En el Hospital de Nahariya, en la costa cercana a la frontera libanesa, el sirio Nawras, de 22 a?os, lleg¨® hace un mes procedente de la regi¨®n de Quneitra, colindante con el Gol¨¢n, con graves lesiones en la cara y en un ojo, y despu¨¦s de haber perdido las dos manos en un bombardeo a¨¦reo. En un hospital de campa?a pr¨®ximo a la frontera le advirtieron de que solo en Israel le podr¨ªan salvar. Asegura no nadie debe llamarle ¡°traidor¡± cuando vuelva a casa despu¨¦s haber permanecido en Israel, pues no ten¨ªa otra opci¨®n para sobrevivir.
El Ej¨¦rcito de Israel teme que, tras tomar el control de la estrat¨¦gica provincia de Deraa, las fuerzas del r¨¦gimen sirio pretendan ocupar tambi¨¦n la zona tap¨®n establecida por el armisticio que puso fin a la guerra del Yom Kipur (1973), la ¨²ltima que libraron ambos pa¨ªses. Patrullada por cascos azules de Naciones Unidas, el paso a la banda de separaci¨®n est¨¢ vetado tanto a las fuerzas sirias como las israel¨ªes, que tambi¨¦n tienen limitado su despliegue en dos ¨¢reas colindantes.
En una se?al inequ¨ªvoca de que la advertencia va en serio, la aviaci¨®n israel¨ª bombarde¨® el viernes una posici¨®n militar siria tras la ca¨ªda de proyectiles en la zona desmilitarizada. El Ej¨¦rcito reiter¨® en un comunicado que ¡°seguir¨¢ aplicando el acuerdo de separaci¨®n de fuerzas que prev¨¦ la zona tap¨®n¡±. El ultim¨¢tum israel¨ª se aplica en unas comarcas donde ha prestado asistencia a grupos rebeldes que combaten al r¨¦gimen de El Asad, entre los que figuran milicias islamistas derivadas del Frente al Nusra, la antigua filial de Al Qaeda en Siria. El colch¨®n territorial frente a las tropas gubernamentales constituido por los insurgentes parece llamado a desaparecer.
En la triple frontera conformada por Siria, Jordania y el Gol¨¢n la denominada Brigada de los M¨¢rtires de Yarmuk, as¨ª denominada por el r¨ªo que marca la l¨ªnea divisoria internacional, una milicia rebelde local que se afili¨® al Estado isl¨¢mico, ha permanecido pr¨¢cticamente inactiva durante la guerra. Pese a estar escasamente armada, controla un estrat¨¦gico feudo fronterizo con un m¨¢s de un millar de combatientes. El Asad deber¨¢ aislarlos o derrotarlos antes de poder seguir la campa?a militar hacia el Gol¨¢n.
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