Los eur¨®fobos renuncian a irse de la UE, quieren dominarla
Los nacional-populistas promueven ahora una Europa de las naciones en lugar de un repudio absoluto a la Uni¨®n
Ni Polonexit, ni Hungarexit. Y mucho menos, Italexit. M¨¢s bien Merkelexit. Despu¨¦s, Junckerexit. Y Macronexit como guinda final para refundar el proyecto de la Uni¨®n Europea. Esa es la hoja de ruta de la derecha nacionalista y populista que en cada elecci¨®n avanza posiciones en el continente. Un vendaval que tras a?os de proclamar su eurofobia y prometer a sus votantes la salida de la Uni¨®n Europea ha empezado a modificar el discurso para librarse de la etiqueta de euroesc¨¦pticos y de antieuropeos.
Los programas para abandonar el euro o para imitar a los brit¨¢nicos y salir de la UE se han suavizado. Los llamados nacional-populistas promueven ahora una Europa de las naciones en lugar de un repudio absoluto a la UE. Su nueva estrategia es quedarse en la Uni¨®n e integrarse plenamente en la maquinaria. Y el objetivo declarado es llegar a ponerse al frente de los mandos a partir de 2019 para remodelar a fondo un club que, a su juicio, ha traicionado las verdaderas esencias culturales, espirituales y econ¨®micas de Europa.
"Las elecciones al Parlamento Europeo de mayo [de 2019] determinar¨¢n la direcci¨®n en que viaje Europa", se?alaba hace unos d¨ªas el primer ministro h¨²ngaro, Viktor Orb¨¢n, en un discurso en el que inst¨® a pelear en esos comicios para desalojar de las instituciones europeas "a quienes quieren reemplazar una alianza de naciones libres por un imperio europeo controlado, no por sus l¨ªderes nacionales, sino por los bur¨®cratas de Bruselas".
El nuevo plan de los ultranacionalistas coloca a las instituciones comunitarias en una posici¨®n a¨²n m¨¢s inc¨®moda que el Brexit. Lejos de querer irse, como defend¨ªa el UKIP de Nigel Farage en Reino Unido, el Fidesz de Orb¨¢n, la Liga de Matteo Salvini o la Reagrupaci¨®n Nacional de Marine Le Pen, est¨¢n aqu¨ª para quedarse. Y parten al asalto del coraz¨®n de Europa.
"Lo que est¨¢ en juego en los pr¨®ximos comicios europeos no son ciertos subsidios o empleos, sino la protecci¨®n de nuestros valores fundamentales", advirti¨® este jueves el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en el congreso del Partido Popular Europeo de Helsinki.
Los antiguos euroesc¨¦pticos, transformados en eurorrefundadores, cuentan ya con peso suficiente en el Consejo de la UE (donde se encuentran representados los Estados miembros) para impedir el m¨¢s m¨ªnimo avance en el expediente contra Polonia por su deriva autoritaria. Cada vez que se aborda la aplicaci¨®n del art¨ªculo 7 al Gobierno polaco por la presunta vulneraci¨®n de los valores fundamentales de la UE, la mayor¨ªa de las delegaciones guarda un silencio absoluto y c¨®mplice con el Gobierno tutelado por Jaroslaw Kaczynski, lamentan fuentes diplom¨¢ticas.
La Italia del Movimiento 5 Estrellas (M5S) y la Liga tambi¨¦n conf¨ªa en encontrar aliados para eludir las sanciones si consuma su rebeli¨®n contra el Pacto de Estabilidad?presupuestaria. Y el Gobierno de Orb¨¢n se permite bordear una y otra vez los l¨ªmites del Estado de derecho sin que en su formaci¨®n pol¨ªtica comunitaria (el PPE) se haya alzado una sola voz de manera oficial para exigir su expulsi¨®n. "Es duro, pero Orb¨¢n y los suyos se est¨¢n llevando el gato al agua", reconoce una fuente comunitaria.
"Nosotros propondremos otra manera de organizar Europa", dice Nicolas Bay, eurodiputado de Reagrupaci¨®n Nacional (el antiguo Frente Nacional) y copresidente del grupo Europa de las naciones y las libertades en la Euroc¨¢mara. El caso de Reagrupaci¨®n Nacional de Marine Le Pen permite observar el giro dado por este tipo de fuerzas.
En mayo de 2017, Le Pen se present¨® a las elecciones presidenciales en Francia con un programa que promov¨ªa el abandono del euro y suger¨ªa la posibilidad del Frexit, la salida de Francia de la UE. Le Pen logr¨® pasar a la segunda vuelta pero se estrell¨® contra el candidato centrista y europe¨ªsta, Emmanuel Macron. Le Pen y los suyos aprendieron la lecci¨®n. El mensaje antieuro les hab¨ªa perjudicado. Y tras refundar el partido aparcaron el mensaje antieuropeo.
El polit¨®logo Dominique Reyni¨¦, director del laboratorio de ideas Fondapol, atribuye la derrota de las tesis m¨¢s rupturistas a la tensi¨®n ente el patrimonio material y el patrimonio inmaterial: el estilo de vida, las tradiciones, la identidad. La propuesta de salir del euro, por ejemplo, pondr¨ªa en riesgo el patrimonio material de muchos ciudadanos, en forma de ahorros, pensiones o riqueza acumulada. "Si un candidato ataca el euro, tendr¨¢ una visibilidad medi¨¢tica, pero tambi¨¦n una dificultad pol¨ªtica considerable, un techo", dice Reyni¨¦.
El punto de inflexi¨®n del discurso eur¨®fobo al renacionalizador dentro de la UE puede situarse entre 2015 y 2017, un per¨ªodo de turbulencias en que se roz¨® la ruptura del euro (con la expulsi¨®n de Grecia), se resquebraj¨® la zona Schengen (con la crisis de los refugiados) y se inici¨® la primera escisi¨®n del club europeo (con el refer¨¦ndum sobre el Brexit).
El clima parec¨ªa propicio para abandonar un barco al borde del naufragio, incapaz de atajar sus crisis internas e impotente ante la creciente belicosidad de Mosc¨² y el repliegue nacionalista de la Casa Blanca. Pero los votantes europeos se aferraron una y otra vez al proyecto europeo, fuera en Grecia, Holanda o Francia. La derrota de Le Pen frente a Emmanuel Macron dio la puntilla, al menos por ahora, a la eurofobia e impuso un cambio de discurso en el bando euroesc¨¦ptico.
Incluso los Gobiernos m¨¢s enfrentados con Bruselas, como el de Hungr¨ªa o Polonia, maniobran para afianzarse en las estructuras europeas y ganar peso en la medida de lo posible. Orb¨¢n ha descartado abandonar el PPE y conf¨ªa en que un buen resultado en las elecciones europeas aumente su influencia en la organizaci¨®n, sobre todo, tras la anunciada salida de la canciller Angela Merkel.
Varsovia, por su parte, proclama en p¨²blico que la UE es un club ficticio que aporta pocos beneficios, pero al mismo tiempo pelea en Bruselas aumentar su aportaci¨®n al Banco Europeo de Inversiones y, de esa forma, ganar influencia en el reparto de pr¨¦stamos millonarios. El Estado polaco, adem¨¢s, se persona con sorprendente frecuencia en casos ajenos ante el Tribunal de Justicia Europeo, en los que busca orientar la jurisprudencia en materias sensibles como la libertad religiosa o derechos fundamentales.
Las feroces cr¨ªticas a Bruselas compaginadas con un activismo para ganar influencia encajan con la tendencia de los sondeos de opini¨®n en la mayor¨ªa de los pa¨ªses de la UE, descontando Reino Unido. "Los europeos no quieren que su pa¨ªs salga de la UE (...), pero ese apego no va unido a una renovada confianza en la Uni¨®n", resume un reciente informe de Daniel Debomy, del instituto Jacques Delors, sobre el estado de la opini¨®n p¨²blica europea sobre la base de un compendio de los ¨²ltimos sondeos.
Los nacional-populistas han venteado los nuevos aires y en lugar de demoler la UE prometen reformarla. Y su avance es visto en forma de caballo de Troya desde Bruselas. "La UE que quieren construir no tienen nada que ver con la actual y tambi¨¦n supondr¨ªa su destrucci¨®n", augura un alto cargo comunitario ante la perspectiva de que la actual Comisi¨®n de Juncker d¨¦ paso en 2019 a una Comisi¨®n trufada de renacionalizadores. Una hip¨®tesis que parec¨ªa imposible hace unos meses y que ahora empieza a ganar visos de realidad.
Un grupo con la semilla de la divisi¨®n incorporada
De lejos los b¨¢rbaros nacional-populistas parecen un bloque homog¨¦neo, pero a medida que se acercan a Bruselas se perciben las diferencias. Y una vez en el campo de batalla comunitaria incluso pueden enfrentarse entre s¨ª porque llevan dentro la semilla de la discordia.
En pa¨ªses grandes como Polonia o Francia abogan por una transformaci¨®n de la UE en un club eminentemente intergubernamental donde el peso de cada socio sea proporcional a su tama?o econ¨®mico y donde la Comisi¨®n pierda su papel de ¨¢rbitro neutral. Pero en pa¨ªses peque?os, como Chequia, esa deriva asusta porque quedar¨ªan a merced del dictado de los 'grandes'.
La heterogeneidad del grupo tambi¨¦n ha complicado el desembarco de Steve Bannon, el estratega que dirigi¨® la campa?a que llev¨® a Donald Trump a la Casa Blanca en 2017. Las reticencias de los populistas europeos a dejarse tutelar por Bannon son tan evidentes como reveladoras. Muchos de ellos se miran en el espejo de la victoria de Trump ©¤o ahora en la de Jair Bolsonaro en Brasil©¤, pero temen ser etiquetados como proamericanos o alentar la imagen de una coalici¨®n supranacional y dirigida desde fuera.
Si no liman las diferencias antes de las elecciones europeas de mayo de 2019, la ofensiva populista podr¨ªa acabar en desbandada, con sus fuerzas tan exiguas y fragmentadas como en la presente legislatura.
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