Mosc¨² honra al agente doble que recibi¨® el encargo de Stalin de matar a Franco
La capital de Rusia dedica una plaza a Kim Philby, el famoso esp¨ªa brit¨¢nico que trabaj¨® para el KGB durante m¨¢s de cinco d¨¦cadas
En el sureste de Mosc¨², en un barrio de aceradas torres de est¨¦tica comunista, hay una plaza a la que acaban de nombrar como uno de los esp¨ªas m¨¢s importantes de todos los tiempos: Kim Philby. La capital rusa honra as¨ª al famos¨ªsimo agente doble brit¨¢nico que trabaj¨® encubierto para los sovi¨¦ticos durante d¨¦cadas, antes de desertar y huir a Mosc¨² en 1963. El enclave, cerca de la sede del servicio de inteligencia exterior, es m¨¢s una intersecci¨®n con tr¨¢fico que una glorieta. Radicalmente distinta de los salones de t¨¦, los clubes de caballeros y las acomodadas casas brit¨¢nicas en las que Philby creci¨®.
All¨ª, ni la se?ora Svetlana, que atiende en un quiosco de bebidas y otras chucher¨ªas, ni Aleksander, un jubilado que vive en una de las torres de cemento, saben qui¨¦n es Philby. Algo bueno para un esp¨ªa pero probablemente nefasto para su orgullo. Rusia vendi¨® durante a?os sus logros de inteligencia exterior con el rostro del agente doble ingl¨¦s, que fue enterrado con todos los honores en 1988 en el cementerio de Kuntsevo en Mosc¨², junto con otros h¨¦roes sovi¨¦ticos, como Ram¨®n Mercader, el agente polic¨ªa secreta que asesin¨® a Le¨®n Trotsky.
Ahora, cuando las relaciones con Reino Unido pasan por su peor momento desde la Guerra Fr¨ªa tras el envenenamiento del exesp¨ªa Sergei Skripal y de su hija Yulia, presuntamente por parte de agentes rusos ¡ªbastante chapuceros, adem¨¢s¡ª, Mosc¨² recupera a Philby. De nuevo. El a?o pasado, en plena campa?a del Kremlin para pulir la imagen del KGB, le dedic¨® una may¨²scula exposici¨®n. Ahora, una plaza. Rusia siempre sinti¨® un gran respeto por los esp¨ªas ¡ªcomo lo fue su presidente, Vlad¨ªmir Putin¡ª. Por los buenos, por los habilidosos.
Y el homenajeado lo fue. Uno de los mejores. Naci¨® en India en 1912. Hijo de un oficial del Ej¨¦rcito y conocido diplom¨¢tico y explorador, Harold Adrian Russell Philby ¡ªapodado Kim por la novela de Rudyard Kipling¡ª tuvo una educaci¨®n m¨¢s que privilegiada. Acudi¨® a la Westminster School, como su padre. Y de ah¨ª al Trinity Colegue de Cambridge con una beca para estudiar Econom¨ªa. Fue en esa universidad, en la efervescencia entre-guerras alimentada por la Gran Depresi¨®n, cuando el ni?o bien nacido en las colonias fue reclutado por un agente ruso. ?l y otros j¨®venes de su grupo, que empezaban a sentir fascinaci¨®n por el comunismo.
El KGB sembr¨® bien. Y con Philby y sus amigos Guy Burgess, Donald Maclean y Antony Blunt se form¨® entonces lo que se conoce como el C¨ªrculo de Cambridge. Los j¨®venes, como correspond¨ªa a su cuna, empezaron a escalar. Y cuando se desencaden¨® la Segunda Guerra Mundial todos ocupaban importantes cargos en la Administraci¨®n brit¨¢nica desde los que espiaban para los rusos. Burgess, lleg¨® a ser confidente de Churchill. Maclean un importante cargo en Exteriores. Y Blunt el responsable durante d¨¦cadas de la pinacoteca real.
Pero Philby result¨® quiz¨¢ la mejor inversi¨®n. Reclutado para los servicios de inteligencia brit¨¢nicos, el conocido MI6, fue ascendiendo hasta ser nombrado jefe del servicio de contraespionaje frente a los sovi¨¦ticos. Y en 1949, destinado a Washington como enlace entre el espionaje ingl¨¦s y la CIA. Una mina.
Personaje de pel¨ªcula ¡ªinspir¨® el personaje Bill Haydon en las novelas de John Le Carr¨¦, y multitud de libros y filmes¡ª, unas de las primeras misiones de Philby fue en Espa?a. Enviado como corresponsal de?The Times en 1937 para cubrir las trincheras y el bando de los sublevados, el agente recibi¨® el encargo de asesinar a Franco, seg¨²n revelan los documentos desclasificados de la inteligencia brit¨¢nica. Bajo ¨®rdenes directas de Stalin. No se sabe si no lo intent¨® o es que no lo logr¨®, pero Philby fue loado por los franquistas como un grand¨ªsimo reportero y lleg¨® a recibir de manos de Franco la Cruz Roja al m¨¦rito militar. Tambi¨¦n fue condecorado en Reino Unido.
M¨¢s tarde se convertir¨ªa en el mejor agente doble de todos los tiempos. Considerado para muchos como el mayor traidor de la Guerra Fr¨ªa, Philby emprendi¨® el viaje a Mosc¨² desde Beirut, en una huida ¨¦pica. Antes que ¨¦l, en 1951, al saberse descubiertos y alertados por Philby, hab¨ªan desertado sus compa?eros del C¨ªrculo de Cambridge Burgess y Maclean. Y tras a?os en el punto de mira, sospechoso de ser el ¡°tercer hombre¡± del grupo de esp¨ªas, Philby no pudo mantener la cobertura y viaj¨® a Rusia desde L¨ªbano a bordo de un barco sovi¨¦tico con destino Odessa.
All¨ª, en un piso del centro de la capital, pas¨® el resto de su vida, gran parte de ese tiempo alcoholizado, fumando pipa y escuchando la BBC internacional en su radio con botones de marfil, como ha contado su viuda y cuarta esposa Rufina Pujova. Solo acudi¨® al KGB unas cuantas veces, de visita. Stalin y sus jefes del KGB siempre recelaron un poco del gran topo. La de Philby era una historia demasiado redonda, una jugada demasiado maestra. Y si el ingl¨¦s hab¨ªa traicionado a su patria una vez¡ Pod¨ªa ser un triple agente. El colmo del malabarismo.
Pero al parecer el ¡®tercer hombre¡¯ se mantuvo fiel a su compromiso ideol¨®gico con el marxismo durante sus 54 a?os de servicio; aunque haya sido rebautizado como un patriota ruso. Como contaba Pujova, cuando se le pregunta qu¨¦ era m¨¢s importante si su familia o el partido, jam¨¢s dudaba: ¡°El partido, por supuesto¡±.
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