Ni Kant se salva de la furia nacionalista rusa
Una campa?a que vilipendi¨® la figura del fil¨®sofo logra evitar que el aeropuerto de Kaliningrado se rebautice con su nombre
Como en un espejo deformado, las tensiones entre Mosc¨² y Occidente se reflejan en el enclave ruso de Kaliningrado y han contaminado la idea de bautizar el aeropuerto de aquella regi¨®n (en el pasado Prusia Oriental) con el nombre del fil¨®sofo Immanuel Kant (1724-1804), su hijo m¨¢s ilustre.
Kant, que abri¨® una nueva ¨¦poca en la historia de la filosof¨ªa, pas¨® toda su vida estudiando, escribiendo e impartiendo clases en K?nigsberg (la capital de Prusia Oriental, hoy la ciudad de Kaliningrado). La regi¨®n fue conquistada por las tropas sovi¨¦ticas en su avance contra los invasores nazis durante la Segunda Guerra Mundial y rebautizada tambi¨¦n como Kaliningrado en 1946. Las autoridades de la Uni¨®n Sovi¨¦tica expulsaron a la poblaci¨®n alemana y la sustituyeron por contingentes de ciudadanos sovi¨¦ticos, procedentes sobre todo de las regiones m¨¢s devastadas por la contienda, como Bielorrusia, Ucrania y Rusia. En el enclave, en estado bastante ruinoso, se encuentran a¨²n ciudades hist¨®ricas alemanas de aspecto fantasmal, que fueron bautizadas con nombres sovi¨¦ticos.
Durante el enfrentamiento entre Prusia y Rusia en el marco de la denominada Guerra de los Siete A?os (1756-1763), Kant fue s¨²bdito del Imperio Ruso. En Kaliningrado, junto a la catedral reconstruida, donde se ofician ceremonias ortodoxas y protestantes, est¨¢ la tumba del fil¨®sofo, al cual est¨¢n dedicadas tambi¨¦n una estatua y una placa, as¨ª como la Universidad local, que lleva su nombre. Kant suele ser motivo de orgullo para los kaliningradenses, que gustan de referirse a ¨¦l familiarmente rusificando su nombre con el patron¨ªmico, Immanuel Iv¨¢novich Kant.
Kaliningrado es la sede de la flota del B¨¢ltico rusa y, por su historia y emplazamiento, enquistada entre Lituania y Polonia, provoca sentimientos ambiguos en los pol¨ªticos y funcionarios enviados desde Mosc¨² para administrar la regi¨®n. Cuando las relaciones con los vecinos fueron buenas, Kaliningrado se presentaba como lugar de convergencia y encuentro. Ahora, en estos tiempos de tensiones, el enclave se ha transformado en un foco de suspicacias en un nuevo frente de Guerra Fr¨ªa entre Rusia y la Alianza Atl¨¢ntica, que se rearman precisamente en estas lindes. La propuesta de bautizar el aeropuerto con el nombre de Kant se ha producido en este ¨²ltimo contexto.
En el marco de un programa para humanizar 45 aeropuertos rusos con nombres de personajes famosos, el de Kant iba en cabeza para Kaliningrado. Mientras se produc¨ªan las votaciones del sondeo online, su estatua, su tumba y su placa conmemorativa fueron atacadas por v¨¢ndalos que las pintarrajearon, y adem¨¢s en Kaliningrado se repartieron octavillas en las que el fil¨®sofo era calificado de ¡°enemigo¡± y ¡°traidor¡± a la patria rusa. Al final, Kant fue desbancado por la emperatriz rusa Elizabeta Petrovna (Isabel I de Rusia) y tuvo que compartir el segundo lugar con el almirante sovi¨¦tico Alexandr Vasilevski, que dirigi¨® el asalto a K?nigsberg en 1945. Fue en ¨¦poca de Elizabeta cuando K?nigsberg se integr¨® a Rusia y fue despu¨¦s devuelta a Prusia en 1762.
Lo m¨¢s sonado, no obstante, no fue el cambio de sentido de las votaciones, sino la arenga impartida por el vicealmirante Igor Mujametshin, jefe del Estado mayor de la flota del B¨¢ltico ruso, a sus marineros. De uniforme, el vicealmirante exhort¨® a sus subordinados, tambi¨¦n de uniforme y en formaci¨®n a la intemperie, a no votar por Kant, seg¨²n un v¨ªdeo difundido por el servicio informativo Novii Kaliningrad en YouTube.
¡°Kant es una persona que traicion¨® a su patria, que se humill¨® y se arrastr¨® de rodillas para que le dieran una c¨¢tedra en la universidad donde daba clases, escribi¨® unos libros incomprensibles que nadie de los que est¨¢n aqu¨ª ha le¨ªdo ni leer¨¢ nunca¡±, vocifer¨® el oficial. El vicealmirante pidi¨® a los marinos y sus parientes que apostaran por el mariscal Vasilevski, alegando que un lugar donde ¡°se verti¨® la sangre de soldados y oficiales sovi¨¦ticos no puede llevar el nombre de un extranjero¡±.
La oposici¨®n a Kant, por motivos supuestamente ¡°patri¨®ticos¡± rusos, es un reflejo de las trasposiciones del pasado al presente. Seg¨²n el diputado de Duma Estatal, Marat Bar¨ªev, representante de Tatarst¨¢n, no se puede afirmar que Kant sea un compatriota y bautizar el aeropuerto con su nombre resulta una ofensa para los veteranos de la Gran Guerra Patria (la librada por URSS contra los invasores nazis a partir de 1941). En los ¨²ltimos a?os los funcionarios y pol¨ªticos enviados desde Mosc¨² a Kaliningrado se han mostrado reticentes ante la ¡°germanizaci¨®n¡± de los habitantes locales, un t¨¦rmino con el que caracterizan a los rusos que, a¨²n sinti¨¦ndose ciudadanos de este pa¨ªs, asimilan las caracter¨ªsticas de este entorno europeo y se impregnan de su historia.
En 2017, en Kaliningrado, tras ser declarada ¡°agente extranjero¡±, se clausur¨® la Casa Ruso-Alemana.
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