El japon¨¦s que tiene la soluci¨®n para barrer el espacio
Nobu Okada pondr¨¢ en ¨®rbita sat¨¦lites que localizan, persiguen y atrapan con un im¨¢n la basura y despu¨¦s entran en la atm¨®sfera para inmolarse con los desechos
M¨¢s de 7.000 toneladas de chatarra orbitan la Tierra y esa cantidad no parar¨¢ de crecer en los pr¨®ximos a?os debido al despliegue de sat¨¦lites de comunicaciones y al nuevo impulso de la carrera espacial. A ellos se suman los meteoritos de origen natural. Todos esos objetos suponen un problema, ya que no existe una regulaci¨®n espec¨ªfica para la recolecci¨®n y destrucci¨®n de desperdicios en el espacio y existe el riesgo de que colisionen con sat¨¦lites activos o de que se precipiten sobre la Tierra. Pero tambi¨¦n hay quien ha visto en estos vertederos estelares una oportunidad de negocio. Nobu Okada es de ellos.
Este empresario japon¨¦s, de 46 a?os, qued¨® deslumbrado cuando era adolescente por una visita escolar a la NASA, en Estados Unidos. All¨ª conoci¨® a un compatriota, el astronauta Mamoru Mohri. Aquel d¨ªa se propuso que trabajar¨ªa en el espacio antes de cumplir los cuarenta. Y lleva a?os manos a la obra. El proyecto en el que trabaja ahora est¨¢ orientado a convertirse en el primer barrendero espacial de la historia.
Okada explica en un correo electr¨®nico desde Singapur, donde tiene su sede, que el proyecto es pionero en su campo. ?l (el barrendero espacial) trabajar¨¢ desde la Tierra dirigiendo las operaciones. El trabajo sucio lo har¨¢ un sat¨¦lite que localizar¨¢ y perseguir¨¢ a los desechos hasta capturarlos con un im¨¢n. A continuaci¨®n, los arrastrar¨¢ a la atm¨®sfera, donde en un final al m¨¢s puro estilo kamikaze, arder¨¢ y desaparecer¨¢ junto a la basura c¨®smica.
Estados Unidos ha documentado en los ¨²ltimos a?os m¨¢s de 22.000 objetos mayores de 5-10 cent¨ªmetros, 3.600 de los cuales son sat¨¦lites enteros, 1.000 de los cuales se encuentran en funcionamiento. Por debajo de ese tama?o resulta muy dif¨ªcil detectarlos, pero calculan que sobrevuelan nuestras cabezas unos 500.000 pedazos de entre 1 y 10 cent¨ªmetros. Los m¨¢s peque?os, como un grano de arroz o menos, se contar¨ªan por decenas de millones. Su reducido tama?o no les resta peligrosidad.
La NASA ha registrado la ca¨ªda de una pieza cada d¨ªa de media. Entre 50 y 100 toneladas al a?o. Lo normal es que estos trozos se precipiten al mar, que ocupa el 71% de la superficie terrestre, o en zonas muy extensas y poco pobladas como Canad¨¢ o Siberia.
Okada pretende ahora perseguir esa basura?m¨¢s all¨¢ de la atm¨®sfera terrestre igual que ha perseguido su sue?o de dedicarse al espacio desde adolescente. En 2013 este exfuncionario del Ministerio de Finanzas japon¨¦s y consultor de tecnolog¨ªas de la informaci¨®n, creo la startup Astroscale. Hac¨ªa ya tiempo que asist¨ªa a congresos sobre temas aeroespaciales y ah¨ª es cuando tom¨® conciencia de los desperdicios gal¨¢cticos, una preocupaci¨®n creciente tambi¨¦n en organismos como la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), que se centran m¨¢s en mantener estos desechos bajo control que en eliminarlos.
El emprendedor japon¨¦s compara su iniciativa con las gr¨²as que recogen los coches averiados o accidentados en las carreteras para prevenir otros siniestros. La falta de competidores fue un incentivo. Sopes¨® la opci¨®n de trabajar por cuenta ajena en una empresa espacial y abordar proyectos de terceros, pero tras entrevistarse con varios cient¨ªficos, decidi¨® dise?ar su propio modelo de negocio.
Nobu Okada se ufana de tener la primera firma clasificada como ¡°recolectora gal¨¢ctica¡± o ¡°compa?¨ªa de basura c¨®smica¡±. Cuenta con 72 empleados, un capital de 132 millones de d¨®lares reunidos a trav¨¦s? de inversores que creen en el futuro de la limpieza espacial y que esperan recuperar su dinero cuando empiece a funcionar el sistema. Tiene sedes en Estados Unidos, el Reino Unido y Jap¨®n. En este ¨²ltimo pa¨ªs es donde realiza la mayor parte de la investigaci¨®n y desarrollo.
Para 2020 tiene previsto enviar al espacio un sat¨¦lite llamado ELSA-d, una misi¨®n de demostraci¨®n de recogida de desperdicios siderales que viajar¨¢ a bordo de un cohete Soyuz, programa ruso contratado por Astroscale en noviembre 2017 para un primer lanzamiento, que result¨® fallido.
Adem¨¢s de numerosos retos t¨¦cnicos, Okada subraya la ausencia de normativa mundial para determinar la responsabilidad de eliminar la basura espacial. A?ade que, para reducir el n¨²mero de objetos que flotan a la deriva y fomentar las buenas pr¨¢cticas en el espacio, el Foro Econ¨®mico Mundial acaba de crear una Calificaci¨®n de Sostenibilidad Espacial (SSR, por sus siglas en ingl¨¦s), una certificaci¨®n similar al LEED (siglas en ingl¨¦s de Liderazgo en Energ¨ªa y Dise?o Medioambiental).
Tanto en Jap¨®n como en el Reino Unido, entre otros pa¨ªses, se trabaja para dar una soluci¨®n a los vertederos espaciales. Hay ideas para todos los gustos: brazos rob¨®ticos, l¨¢seres, arpones, redes gigantescas... Okada, conf¨ªa en que pronto llegar¨¢ el d¨ªa en el que la recolecci¨®n de desechos espaciales sea ¡°tan rutinaria como lo es en la tierra¡±.
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