Se?ales de vida en medio de la hemorragia de la socialdemocracia europea
Los logros en los pa¨ªses n¨®rdicos y en la pen¨ªnsula ib¨¦rica dan fr¨¢giles esperanzas a una familia pol¨ªtica en grave declive
Tras un prolongado periodo de brutal sufrimiento pol¨ªtico, la socialdemocracia europea ha logrado algunos ¨¦xitos en el ¨²ltimo a?o. Los resultados electorales de los partidos de la familia han permitido cosechar un nuevo mandato de gobierno en Suecia (en coalici¨®n con los Verdes); recuperar el mando en Finlandia (en una amplia coalici¨®n); con toda probabilidad, consentir¨¢n el regreso al frente del Ejecutivo en Dinamarca y un nuevo mandato de gobierno Espa?a tras el obtenido a trav¨¦s de la moci¨®n de censura de 2018. Adem¨¢s, las perspectivas para la familia son positivas en Portugal, donde se votar¨¢ en octubre.
Estos ¨¦xitos objetivamente elevan la cuota de poder de la familia en el Consejo Europeo y ofrecen raz¨®n de esperanza para sus seguidores. Sin embargo, en una mirada continental, los logros en el frente n¨®rdico e ib¨¦rico no compensan la hemorragia generalizada que sufre el grupo, en grave crisis en Alemania e Italia, pr¨¢cticamente desaparecido en Francia y Grecia, casi insignificante en el Este del continente. Las elecciones europeas de mayo otorgaron a los miembros del grupo socialista un 20% de los votos, frente al 25% de 2014. El declive desde el pico del 34% logrado en las convocatorias de 1989 y 1994 es constante.
Significativamente, el descalabro socialdem¨®crata no ha supuesto en esta circunstancia un trasvase de votos a la izquierda dura ¨Cla constelaci¨®n que agrupa a formaciones como Syriza, Podemos, La Francia Insumisa o La Izquierda alemana-. Esta agrupaci¨®n apenas logr¨® un 5%, frente a casi el 7% de 2014. En el a?o 1994 los dos bloques juntos sumaban un 40%; hoy, un 25%.
Adem¨¢s, algunas de las victorias que dan ¨¢nimo, vistas de cerca, no son tan exaltantes. En Dinamarca, el ¨¦xito llega con un 25,9% de votos, dato inferior al cosechado en 2015; en Suecia, Stefan L?fven ha logrado un nuevo mandato con el peor resultado en d¨¦cadas; en Finlandia, han ganado con apenas un 17,7%, solo dos d¨¦cimas m¨¢s que la ultraderecha.
M¨¢s pujante, en cambio, es la posici¨®n socialista en la pen¨ªnsula ib¨¦rica, donde han rondado el 33% de los votos en las europeas. En Espa?a, el PSOE ha sabido aprovechar con eficacia las pugnas internas de Podemos por un lado y la fragmentaci¨®n y radicalizaci¨®n de las derechas por el otro.
Pero, a escala continental, y especialmente en los pa¨ªses con mayor peso, hay una dispersi¨®n de votos que viajan hacia otros horizontes pol¨ªticos. El auge de Verdes y Liberales sugiere que parte de esas papeletas anta?o socialdem¨®cratas han llegado a sus puertas.
Esto apunta a la brutal competencia que la socialdemocracia afronta en su tradicional caladero electoral. En cuesti¨®n de protecci¨®n social, combate contra las promesas hiperb¨®licas de movimientos populistas desideologizados (como 5 Estrellas) o de partidos de derecha radical que han logrado convencer a muchos ciudadanos que la soluci¨®n a sus problemas es proteccionismo (migratorio, comercial) se?alando las pol¨ªticas relativamente abiertas de los socialistas en estas ¨¢reas en el pasado como responsables de los sufrimientos actuales.
En materia de cambio clim¨¢tico, otra gran preocupaci¨®n de la ciudadan¨ªa de nuestro tiempo, los socialistas afrontan en muchos pa¨ªses la competencia de quienes primero abanderaron la cuesti¨®n: los Verdes. En cuestiones de derechos civiles, la familia lucha contra formaciones liberales que en varios pa¨ªses de Europa son vigorosos defensores de esos intereses.
En este escenario, Pedro S¨¢nchez y el PSOE se perfilan como la principal fuerza del grupo socialista europeo. A continuaci¨®n, una mirada sint¨¦tica a las vicisitudes de la familia en sus principales caladeros de la Europa continental.
ALEMANIA
La crisis se agudiza tras las el descalabro en las europeas
La socialdemocracia (SPD) alemana no levanta cabeza. El partido m¨¢s antiguo de Alemania, que gobierna en coalici¨®n con los conservadores, se encuentra sumido en una profunda crisis como evidenciaron con claridad las ¨²ltimas elecciones europeas. Obtuvo el SPD un 15,8% de los votos, lo que significa casi 12 puntos porcentuales menos que en las anteriores europeas. Esa cifra le convierte en el partido que sufri¨® mayores p¨¦rdidas en la cita electoral de mayo en Alemania. La debacle europea coincidi¨® adem¨¢s con la derrota en Bremen, el peque?o Land del oeste de Alemania, basti¨®n del SPD desde hac¨ªa 73 a?os.
El descalabro ha sido tal, que una semana despu¨¦s de las europeas, Andrea Nahles, hasta entonces l¨ªder del SPD anunci¨® su dimisi¨®n. Una troika gestiona de forma transitoria un partido, que nadie parece querer dirigir, en un horizonte que se adivina peliagudo. Este oto?o se celebrar¨¢n tres elecciones regionales en el este de Alemania, donde el SPD teme cosechar nuevas derrotas.
Pero ?a d¨®nde fueron a parar los votos del SPD en las europeas? Hasta 2.010.000 alemanes que hab¨ªan votado socialdem¨®crata en las generales de 2017 simplemente se abstuvieron esta vez, y eso a pesar de haber logrado Alemania una participaci¨®n r¨¦cord. La mayor fuga de votos a otros partidos fue a Los Verdes, que recibieron 1.250.000 apoyos de antiguos votantes socialdem¨®cratas. La extrema de derecha, Alternativa para Alemania (AfD), apenas pesc¨® sin embargo en el caladero socialdem¨®crata, captando 20.000 de sus antiguos votantes. La desafecci¨®n es especialmente pronunciada entre los votantes m¨¢s j¨®venes, en un contexto pol¨ªtico en el que el medio ambiente se ha convertido en la gran preocupaci¨®n de los alemanes, seg¨²n las encuestas.
La ca¨ªda del SPD no es nueva. La cohabitaci¨®n con los conservadores en una debilitada coalici¨®n de gobierno, en la que son el socio minoritario ha desdibujado para muchos electores el perfil pol¨ªtico de un partido que a menudo se confunde con el de sus socios en el Gobierno. Permanecer o romper anticipadamente con la llamada gran coalici¨®n, que en teor¨ªa toca a su fin en 2021 es el asunto clave que marcar¨¢ el proceso de sucesi¨®n de Nahles al frente del partido.
Thorsten Faas, polit¨®logo de la Universidad Libre de Berl¨ªn, asegura que la clave ser¨¢ ver la reversibilidad de la actual tendencia. Es decir, ¡°cu¨¢nto de la debilidad del SPD tiene que ver con la gran coalici¨®n o si m¨¢s bien asistimos a un cambio dram¨¢tico¡± del comportamiento electoral. Faas considera que m¨¢s all¨¢ de los vaivenes actuales, los partidos tradicionales como el SPD todav¨ªa tienen ¡°un gran potencial en Alemania¡±. Y recuerda que hace apenas un par de a?os, el llamado efecto Schulz, catapult¨® al SPD a un 30% de intenci¨®n de voto, situ¨¢ndoles como el partido m¨¢s votado.
FRANCIA
Entre la extinci¨®n o la supervivencia como partido modesto
La socialdemocracia francesa se debate entre la extinci¨®n definitiva y la supervivencia como formaci¨®n modesta, quiz¨¢ bajo otros nombres y aliada con otras fuerzas.
En las elecciones europeas, la lista del Partido Socialista obtuvo un 6,2% de votos. El fracaso fue la confirmaci¨®n del derrumbe ocurrido dos a?os antes en las presidenciales. Entonces, el candidato socialista, Beno?t Hamon, sac¨® un 6,4%. Hoy ni Hamon, adscrito al ala izquierda del PS, ni su rival en las primarias de 2017, el exprimer ministro Manuel Valls, del ala socioliberal, est¨¢n en el partido.
El historiador del PS Alain Bergounioux apunta a las ¡°dificultades estructurales¡± que, desde hace unas d¨¦cadas, afronta la socialdemocracia europea. Pero resalta causas espec¨ªficas francesas.
¡°Viene del ejercicio del poder durante el quinquenio del presidente Fran?ois Hollande¡±, dice Bergounioux. Hollande fue el primer presidente de la V Rep¨²blica en no presentarse a un segundo mandato. Las peleas internas, la indefinici¨®n ideol¨®gica, el malestar en la calle y la impopularidad del presidente, entre otros factores, precipitaron al partido a la irrelevancia.
La irrupci¨®n de Emmanuel Macron, que pol¨ªticamente creci¨® bajo el ala de Hollande, acab¨® de hundir al PS. El partido fue v¨ªctima de la sustituci¨®n del eje izquierda/derecha por el eje que opon¨ªa a progresistas o liberales de centroizquierda y centroderecha contra el populismo de extrema izquierda y extrema derecha.
Macron aprovech¨® y aceler¨® esta recomposici¨®n pol¨ªtica. El PS no encuentra su espacio en el nuevo tablero. Una parte de sus votantes se fug¨® al partido de Macron; otra, a la izquierda populista y soberanista de Jean-Luc M¨¦lenchon; otros, a Los Verdes; otros se han quedado en el PS.
¡°El PS afronta un problema estrat¨¦gico y electoral: encontrar aliados. Tambi¨¦n un problema de identidad ideol¨®gica. Y un problema de liderazgo¡±, resume Bergounioux. Le quedan 30 diputados de 577 en la Asamblea Nacional y ciudades de peso, con Par¨ªs a la cabeza: mantenerlas en las municipales de 2020 ser¨¢ la condici¨®n indispensable para la reconstrucci¨®n.
Algunos albergan la esperanza de un renacimiento: tambi¨¦n en 1969 el candidato de la Secci¨®n Francesa de la Internacional Obrera (SFIO, antecedente del PS), sac¨® poco m¨¢s de un 5% en las presidenciales, y despu¨¦s Fran?ois Mitterrand refund¨® el PS y en 1981 lleg¨® a la presidencia. ¡°En aquel momento dominaba la divisi¨®n izquierda/derecha. Ahora es m¨¢s dif¨ªcil. Ideol¨®gicamente y sociol¨®gicamente las cosas han cambiado. El sindicalismo se ha debilitado, la base social es m¨¢s reducida¡±, dice Bergounioux.
ITALIA
Un nuevo l¨ªder en busca de rumbo
El 4 de diciembre de 2016 un rayo parti¨® por la mitad a la izquierda italiana. No es que hasta entonces fuera un ejemplo de uni¨®n, pero la descomposici¨®n se aceler¨® cuando Matteo Renzi, entonces primer ministro italiano y secretario general del Partido Democr¨¢tico (PD), perdi¨® estrepitosamente un refer¨¦ndum que deb¨ªa decidir una reforma constitucional. Su manifiesta arrogancia pol¨ªtica, la falta de empat¨ªa con las siempre malhumoradas corrientes de izquierda (advirti¨® que los desguazar¨ªa) y el fulgurante ascenso de un partido antisistema como el Movimiento 5 Estrellas provocaron un accidente electoral colosal.
La socialdemocracia, sin embargo, hac¨ªa ya algunos meses que hab¨ªa perdido tir¨®n entre parte de su electorado. Los grillinos, en algunos aspectos m¨¢s a la izquierda que el PD, hab¨ªan ido vaciando al partido de su sangre electoral. La ca¨ªda desde entonces ha sido muy pronunciada. En las elecciones europeas de 2014, Matteo Renzi obtuvo alrededor del 40% de los votos. En las ¨²ltimas, pese a que ha dado algunos signos de recuperaci¨®n bajo el nuevo liderazgo de Nicola Zingaretti (tres puntos m¨¢s que en las legislativas de hace un a?o), el partido se ha quedado en un 22,69%, pr¨¢cticamente la mitad que en los mismos comicios de hac¨ªa 5 a?os.
El trasvase de votos ha sido mayoritariamente en direcci¨®n al (M5S), que ha cultivado bien el discurso asistencialista en el sur de Italia y en los segmentos sociales desfavorecidos. Algunos electores se han decantado tambi¨¦n por las corrientes escindidas del PD, como Libres e Iguales, o por el viejo Partido Radical, representado hoy todav¨ªa por Emma Bonino bajo el nombre de +Europa. Pero el cicl¨®n electoral que ha representado la Liga de Matteo Salvini en Italia ser¨ªa tambi¨¦n inexplicable sin un modesto porcentaje de votos de la izquierda.
Muchos de los grandes feudos rojos de Italia han pasado en el ¨²ltimo a?o a manos de la Liga. El pasado domingo cay¨® tambi¨¦n Ferrara, gobernada por la izquierda desde hac¨ªa 74 a?os. Territorio inexpugnable para la derecha, convertido hoy, igual que otros lugares como Sesto San Giovanni o Terni, en nuevo hogar de la ultraderecha. El fen¨®meno no es nuevo. Tal y como ha sucedido en Francia con el Reagrupamiento Nacional, viejos votantes de izquierdas, especialmente procedentes de las clases trabajadoras, han cambiado de opci¨®n tras observar cierto comportamiento elitista de la socialdemocracia durante los a?os de crisis. La defensa de los intereses de los bancos o el sometimiento a las normas de austeridad dictadas por la Uni¨®n Europea fueron vistos como una traici¨®n de la izquierda a sus votantes tradicionales.
PORTUGAL
Victoria previsible en las elecciones de octubre
El Partido Socialista (PS) portugu¨¦s prev¨¦ una victoria contundente ¡ªaunque no absoluta¡ª en las elecciones del 6 de octubre, tras cuatro a?os de gobierno en minor¨ªa. A cuatro meses de ir a las urnas, la crisis es de la oposici¨®n. El mejor comentarista pol¨ªtico del pa¨ªs y, por voluntad popular, presidente de la Rep¨²blica, Marcelo Rebelo de Sousa, advierte: ¡°Existe una fuerte posibilidad de que haya una crisis de la derecha durante los pr¨®ximos a?os¡±.
Asombroso, si se recuerda que todo comenz¨® en 2015 con la victoria electoral del centroderecha y la estrepitosa derrota del PS. El Gobierno de centroderecha PSD-CDS que hab¨ªa convivido con la troika fue apoyado en las urnas por el 38,5% de los votantes frente al 32,3% que respaldaron al PS. Sin embargo, la suma del Bloco de Esquerda (10,2%) y del PC (8,2%) constitu¨ªan una posible, pero in¨¦dita, alternativa de izquierda. La habilidad del l¨ªder socialista Ant¨®nio Costa consigui¨® lo nunca visto en Portugal, la jerigonza de izquierdas.
El inmejorable estado del PS. Adem¨¢s de gobernar, gan¨® como nunca las elecciones municipales (37,8% de los votos), arrebat¨¢ndole al PC ayuntamientos hist¨®ricos. El PSD-CDS se qued¨® a 12 puntos. En las recientes europeas, el PS cosech¨® el 33,4% frente al 28,1% del centroderecha. Gan¨® en todas las regiones menos en una. Nunca en 20 a?os hab¨ªa ganado las europeas el partido gobernante. En las encuestas para las legislativas, su intenci¨®n de voto roza el 40%. Para el escritor y comentarista pol¨ªtico Miguel Sousa Tavares la buena salud del PS se debe a dos factores: "La primera es la incapacidad de la derecha para formar una alternativa politica. La oposici¨®n negativa no vale. El segundo factor es que despu¨¦s de una austeridad brutal, Costa apuesta por el alivio econ¨®mico basado en el poder de compra interno y no en las exportaciones"
Por qu¨¦ gana fuerza. El eslogan de Costa ¡°pasar p¨¢gina a la austeridad¡± cal¨® en los portugueses, aunque en la pr¨¢ctica no fuera tan dr¨¢stico el cambio (los impuestos son los m¨¢s altos de siempre, la ley laboral es la de la troika...). Su ¨¦xito se basa en restituir la confianza financiera y la confianza an¨ªmica. Para lo primero fue fundamental cumplir con las reglas de Bruselas y, a la vez, satisfacer exigencias de sus socios de la izquierda; para elevar el ¨¢nimo de los ciudadanas ¡ªaparte de m¨¢s fiestas y salarios¡ª cont¨® con ¨¦xitos nunca imaginados, como el triunfo en Eurovisi¨®n, la secretar¨ªa general de la ONU (Ant¨®nio Guterres), la Eurocopa de f¨²tbol o la presidencia del Eurogrupo de su ministro de Finanzas. ?xitos no achacables todos al Gobierno pero que, sin duda, favorecen a quien ocupa el poder.
Sus votantes de d¨®nde vienen. El PS portugu¨¦s no asusta a nadie y gusta a todos. En estos cuatro a?os, la oposici¨®n de centroderecha se ha hecho a?icos, con relevo de l¨ªderes que no agradan ni a sus militantes y el consiguiente nacimiento de partidos liberales, que a¨²n hacen m¨¢s improbable un cambio de Gobierno. Mirando a la izquierda del PS, sus socios parlamentarios tampoco han sido castigados electoralmente por ello. Bloco y PC luchan m¨¢s por quitarse votos entre ellos que por quit¨¢rselos a los socialistas.
N?RDICOS
El fr¨¢gil resurgir de la socialdemocracia
Hace al menos un lustro, los pa¨ªses n¨®rdicos fueron el preludio de lo que m¨¢s tarde iba a suceder en el resto de Europa: el auge de la ultraderecha y su influencia en las pol¨ªticas de Gobiernos conservadores y liberales. Pero ahora, ¡°la socialdemocracia ha vuelto¡± a la regi¨®n, dice al tel¨¦fono Ulf Bjereld, profesor de Ciencias Pol¨ªticas en la Universidad de Gotemburgo (Suecia). ¡°Es una situaci¨®n ¨²nica en Europa, quiz¨¢s con la excepci¨®n de Espa?a y Portugal¡±, contin¨²a.
Finlandia llevaba sin ver a un primer ministro socialdem¨®crata desde los noventa. Y en abril, el veterano Antti Rinne gan¨® las elecciones a los ultras Verdaderos Finlandeses, eso s¨ª, por la m¨ªnima porque les separ¨® el 0,2% de votos, unas 6.000 papeletas. El giro finland¨¦s se debi¨® al hast¨ªo de los ciudadanos por la austeridad y a que la amenaza del cambio clim¨¢tico se situ¨® en primera fila del debate pol¨ªtico dando un papel clave a los Verdes, tradicionales socios de los socialdem¨®cratas. Pese a que Rinne ha conseguido, junto a otros cuatro partidos, hacer un cord¨®n sanitario a los Verdaderos Finlandeses que les mantendr¨¢n por el momento alejados del Gobierno, estos siguen siendo la segunda fuerza del pa¨ªs.
En Dinamarca, los socialdem¨®cratas ganaron las elecciones el 5 de junio acabando con ocho a?os de Gobierno liberal-conservador. Acercaron su discurso migratorio a las ideas xen¨®fobas de la ultraderecha del Partido Popular Dan¨¦s (tercera fuerza), que hasta ahora hab¨ªa tenido una influencia colosal en Copenhague. ¡°Los partidos socialdem¨®cratas est¨¢n girando al centro para adaptarse al electorado¡±, explica Bjereld. Muchos votantes del Partido Popular Dan¨¦s se inclinaron esta vez por votar a los socialdem¨®cratas de la m¨¢s que probable primera ministra, Mette Frederiksen. Con su duro discurso antinmigraci¨®n, Frederiksen redujo la fuerza de los ultras a una tercera parte de lo que eran.
En Suecia, que celebr¨® elecciones el pasado septiembre, se repite por segunda vez consecutiva ese cord¨®n sanitario a los ultras, que tuvieron su pico m¨¢s alto de apoyo en 2015. El socialdem¨®crata Stefan L?fven repite mandato al frente de un Gobierno en minor¨ªa junto a los verdes. Tras meses de negociaciones, dos partidos del bloque conservador (Liberales y Centro) se abstuvieron en la investidura de L?fven alejando de las instituciones a los ultras Dem¨®cratas Suecos, que sin embargo se mantienen como tercera fuerza.
Bjereld dice, sin embargo, que los socialdem¨®cratas n¨®rdicos contin¨²an perdiendo apoyos ¡°porque ya no hay sociedades industriales en las que el poder oscilaba en el eje derecha-izquierda, y porque las sociedades se han vuelto m¨¢s individualistas, lo que afecta m¨¢s a los partidos de origen en la clase trabajadora¡±.
En los tres pa¨ªses la socialdemocracia gobernar¨¢ hasta 2023, pero de manera ¡°muy distinta¡±, advierte Rune Stubager, de la Universidad de Aarhus (Dinamarca): Finlandia tiene un Gobierno de coalici¨®n transversal, con cinco fuerzas a ambos lados del espectro ideol¨®gico; Suecia tendi¨® la mano al bloque conservador para contar con el apoyo externo (abstenci¨®n) de dos de sus partidos; y en Dinamarca, ser¨¢ posible un Gobierno socialdem¨®crata en solitario. En los pa¨ªses n¨®rdicos, la socialdemocracia ha quitado poder e influencia a la ultraderecha. De momento.
Con informaci¨®n de: Ana Carbajosa (Berl¨ªn), Marc Bassets (Par¨ªs), Dani Verd¨² (Roma), Javier Mart¨ªn del Barrio (Lisboa), Bel¨¦n Dom¨ªnguez, Kiko Llaneras y Andrea Rizzi (Madrid)
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