Macron arrebata a Merkel las riendas de la UE y acent¨²a la divisi¨®n
El dominio del presidente franc¨¦s genera apoyos, pero tambi¨¦n suspicacias entre los socios comunitarios
El presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, ha logrado convertirse en las ¨²ltimas semanas en la figura central de la Uni¨®n Europea, una posici¨®n que durante m¨¢s de tres lustros ha ocupado la canciller alemana, Angela Merkel. La demostraci¨®n de fuerza de Macron durante el reparto de altos cargos en Bruselas en julio y agosto ha consolidado al presidente franc¨¦s como el gran hacedor del club. La pr¨®xima prueba de fuego para el franc¨¦s ser¨¢ la gesti¨®n del Brexit, cuya consumaci¨®n el pr¨®ximo 31 de octubre parece inevitable.
De los pies de plomo de Merkel a la h¨¢bil prestidigitaci¨®n de Macron. La UE ha cambiado de ritmo en un verano de 2019 que marca el ocaso del liderazgo casi exclusivo de la canciller alemana e inicia la transici¨®n hacia un poder m¨¢s fragmentado, pero con el presidente franc¨¦s dominando todas las alianzas posibles. Macron se ha erigido en el comod¨ªn que lidera, impulsa o completa los nuevos ejes de influencia, tanto entre las capitales de la UE como en el Parlamento Europeo y en la futura Comisi¨®n Europea.
Despu¨¦s de un frustrado amago de revitalizar el eje Par¨ªs-Berl¨ªn, el franc¨¦s ha optado por seleccionar a sus aliados en funci¨®n de sus objetivos. Tras las elecciones europeas de mayo se ali¨® con los socialistas liderados por Pedro S¨¢nchez, presidente en funciones del Gobierno espa?ol. Pero no dud¨® en apoyarse en los conservadores para cerrar una carambola de altos cargos claramente favorable a Par¨ªs. Y, adem¨¢s de jugar a izquierda y derecha del espectro pol¨ªtico continental, ha intensificado el cortejo hacia los pa¨ªses de Europa central y del Este, un territorio otrora adepto a Berl¨ªn pero que se ha alejado durante la recta final de Merkel.
¡°Macron ha a?adido estrategia, coherencia y determinaci¨®n a su agenda europea¡±, valora un alto cargo comunitario. Otras fuentes, sin embargo, son menos misericordiosas. Y el creciente dominio de Macron levanta cierto resquemor en Bruselas. ¡°Empez¨® como un presidente franc¨¦s europe¨ªsta y ha acabado como un l¨ªder europeo a la francesa, es decir, con los intereses franceses siempre por delante¡±, acusa una fuente comunitaria.
El triunfo europeo del l¨ªder de La Rep¨²blica en Marcha coincide, parad¨®jicamente, con su presunta debilidad interna. Su dominio en Bruselas se ha impuesto a pesar de la revuelta de los chalecos amarillos en gran parte de Francia y de que su partido fue derrotado por la extrema derecha de Marine Le Pen en los comicios europeos de mayo.
La siguiente prueba de fuego le llegar¨¢ a partir de la cumbre del G7 que Macron presidir¨¢ en Biarritz del 24 al 26 de agosto. La cita ser¨¢ el estreno europeo del nuevo primer ministro brit¨¢nico, Boris Johnson, quien ha prometido por activa y por pasiva que sacar¨¢ a su pa¨ªs de la UE el pr¨®ximo 31 de octubre. Ese plazo (segunda pr¨®rroga de la fecha inicial del 29 de marzo) fue fijado, precisamente, a instancias de Macron, que desea zanjar de una vez por todas el Brexit con o sin acuerdo. Johnson ha recogido el ¨®rdago del franc¨¦s y tras la cumbre del G7 se iniciar¨¢ la cuenta atr¨¢s para comprobar si uno de los dos iba de farol.
En todo caso, la ofensiva de Macron en Bruselas ha empezado a dar resultados. Las elecciones de mayo al Parlamento Europeo fueron el inicio de un asalto franc¨¦s al poder que, en poco m¨¢s de dos meses, se ha cobrado casi todas las piezas importantes a repartir. La ¨²ltima en caer ha sido la candidatura europea a la direcci¨®n del Fondo Monetario Internacional, que gracias al empe?o de Par¨ªs ha ido a parar a la b¨²lgara Kristalina Georgieva.
Macron coronaba as¨ª dos meses de ¨¦xitos en los que ha logrado colocar en la c¨²pula comunitaria a personas afines o favorables a sus intereses pol¨ªticos y geoestrat¨¦gicos. Los tent¨¢culos franceses se han extendido r¨¢pidamente en todas las instituciones, desde la Comisi¨®n al Parlamento o el Banco Central Europeo cuya presidencia, por segunda vez, pasar¨¢ a manos francesas cuando Christine Lagarde sustituya el 1 de noviembre a Mario Draghi.
El franc¨¦s fue tambi¨¦n uno de los impulsores, tal vez el principal, de la elecci¨®n de la conservadora alemana Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisi¨®n Europea. Y al frente del Consejo Europeo, Macron ha colocado a un estrecho aliado como el liberal belga Charles Michel.
Casi todas las personas clave para la reci¨¦n iniciada legislatura europea (2019-2024) deben en gran parte su nombramiento al empuj¨®n del Gobierno franc¨¦s o a su aquiescencia. Unos apoyos que en c¨ªrculos comunitarios nadie duda que Par¨ªs intentar¨¢ rentabilizar durante el pr¨®ximo lustro.
¡°Me gustar¨ªa agradecerle su apoyo de los ¨²ltimos d¨ªas y semanas¡±, reconoci¨® su deuda Von der Leyen al reunirse con Macron en Par¨ªs el pasado 23 de julio. La presidenta electa de la Comisi¨®n salv¨® la votaci¨®n en el Parlamento Europeo gracias al apoyo casi un¨¢nime de grupo parlamentario impulsado por Macron (Renew Europe), que compens¨® la evidente hemorragia de votos entre los conservadores (PPE) y el rechazo de una buena parte de los socialistas.
Tras haber logrado el respaldo del Parlamento Europeo con un discurso que recog¨ªa gran parte de la agenda europea de Macron (desde la neutralidad de CO2 en 2050 a la tasa digital o el seguro europeo de desempleo), Von der Leyen eligi¨® Par¨ªs como la primera capital a visitar.
¡°Usted encarna la nueva Europa¡±, correspondi¨® el presidente franc¨¦s. Y le agradeci¨® un discurso de investidura ¡°en el que debo decir que Francia se reconoce plenamente¡±. La engrasada alianza entre Macron y Von der Leyen parece llamada a sustituir el chirriante eje entre Merkel y Jean-Claude Juncker, presidente saliente de la Comisi¨®n. Juncker lleg¨® a Bruselas a pesar de las maniobras de Merkel para impedirlo. Y aunque el luxemburgu¨¦s ha intentado congraciarse con Berl¨ªn, la sinton¨ªa nunca ha sido total.
Dos a?os de asalto
Macron, que gan¨® las elecciones presidenciales y legislativas en Francia en la primavera de 2017, ha tardado casi dos a?os en ense?orearse del club comunitario. Su instinto inicial apuntaba a una refundaci¨®n de la Uni¨®n Europea del siglo XXI mediante una reedici¨®n de la gran alianza franco-alemana que tantos resultados produjo en la segunda mitad del siglo XX (euro, Schengen, unificaci¨®n del continente).
Pero el declive pol¨ªtico de la canciller y la creciente eurorreticencia de los conservadores alemanes (de la CDU y, sobre todo, de la CSU) han frustrado y aguado todas las tentativas de acuerdo de Macron y Merkel, desde el acuerdo de Meseberg (en el que Merkel acept¨® por primera vez la creaci¨®n de un presupuesto para la zona euro) hasta el Tratado de Aquisgr¨¢n (que pretend¨ªa profundizar la integraci¨®n franco-alemana).
La imposibilidad de acuerdos de envergadura con Berl¨ªn, la creciente debilidad de Merkel y el riesgo de que la canciller¨ªa pase a manos menos franc¨®filas parecen haber acelerado la ofensiva de Macron para hacerse con los puestos clave en Bruselas.
El cambio ha sido recibido con euforia en la mayor¨ªa de los socios de Europa central y del Este. En esas capitales, con Varsovia a la cabeza, se considera que el tri¨¢ngulo formado por Merkel, Juncker y Donald Tusk como presidente del Consejo Europeo, ha mantenido una actitud hostil hacia ellos, en particular desde la crisis de los refugiados en 2015. La nueva alineaci¨®n se percibe como un alivio. Y de manera significativa, Von der Leyen eligi¨® Varsovia como segundo destino en su primera gira como presidenta electa, solo por detr¨¢s de Par¨ªs.
Pero las maniobras del El¨ªseo para salirse con la suya han incomodado a otros socios comunitarios, que han percibido en la apisonadora francesa la misma prepotencia y arrogancia que en los ¨²ltimos a?os se atribu¨ªa a la omnipotente delegaci¨®n alemana. El empe?o en seleccionar a Georgieva para la direcci¨®n del FMI para congraciarse con los pa¨ªses del Este ha mostrado, seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas, que Macron ¡°juega peligrosamente con decisiones europeas que no deber¨ªan utilizarse para saldar ciertas cuentas pol¨ªticas¡±.
La estrategia del El¨ªseo, sin embargo, parece inevitable porque Francia no cuenta con el mismo ascendente y efecto arrastre que Alemania. El liderazgo de Merkel se apoyaba en un peque?o grupo de pa¨ªses (los llamados triple A, como Holanda, Finlandia y Austria) y en una gran coalici¨®n en el Parlamento Europeo que toleraba cualquier Comisi¨®n, las paralizadas de Jos¨¦ Manuel Barroso a la err¨¢tica de Jean-Claude Juncker.
A Merkel le bastaba con decir no para frenar cualquier iniciativa inc¨®moda y los escasos avances en la integraci¨®n comunitaria de los ¨²ltimos a?os (como la uni¨®n bancaria) llevan siempre la etiqueta de ¡°a pesar de Berl¨ªn¡±. Macron necesitar¨¢ seducir a los diferentes patios con diversas piruetas y recompensas para evitar que sus iniciativas se hundan con el peso de la etiqueta ¡°a favor solo de Par¨ªs¡±.
El franc¨¦s desplaza al alem¨¢n y planta cara al ingl¨¦s
Casualidad o no, los cuatro altos cargos de la UE elegidos para la nueva legislatura hablan franc¨¦s. Es la lengua nativa para dos de ellos, Charles Michel (presidencia del Consejo Europeo) y Christine Lagarde (presidencia del BCE). Y la dominan por diversos motivos familiares y profesionales los otros dos, Ursula von der Leyen (presidencia de la Comisi¨®n) y el espa?ol Josep Borrell (vicepresidente de la Comisi¨®n y Alto Representante de Pol¨ªtica Exterior). La lengua com¨²n facilitar¨¢ el hilo directo con Par¨ªs durante el pr¨®ximo lustro y reduce el n¨²mero de german¨®fonos en la c¨²pula de la UE. Los dos presidentes salientes, Jean-Claude Juncker (Comisi¨®n) y Donald Tusk (Consejo), hablan, entre otros idiomas, alem¨¢n.
Lo que no es casualidad es el empe?o de Par¨ªs en reivindicar su lengua en Bruselas aprovechando la pr¨®xima salida del Reino Unido de la UE (prevista para el 31 de octubre). Fuentes del Consejo Europeo aseguran que los diplom¨¢ticos franceses se resisten cada vez m¨¢s a negociar en ingl¨¦s y aprovechan de manera creciente los servicios de interpretaci¨®n. En otras delegaciones se aprecia un mayor inter¨¦s por aprender o desempolvar el uso de la lengua de Colette, Yourcenar o Houellebecq.
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