Los islamistas tunecinos lanzan su primera batalla por la presidencia
El actual presidente del Parlamento, Abdelfat¨¢ Muru, representa al partido Ennahda en las elecciones, que se celebrar¨¢n del 15 de septiembre
Mientras en buena parte del mundo ¨¢rabe los movimientos islamistas son severamente reprimidos, Ennahda, el principal partido islamista en T¨²nez, ha decidido por primera vez optar a la presidencia del pa¨ªs. Su candidato, Abdelfat¨¢ Muru, es uno de los favoritos de cara a las elecciones que se celebrar¨¢n el 15 de septiembre. El pasado viernes se cerr¨® el plazo de registro de candidaturas con casi un centenar de aspirantes, si bien la mayor¨ªa buscan solo notoriedad y no cumplen los requisitos. Entre la treintena que probablemente pasar¨¢ la criba de la Junta Electoral, la contienda se presenta muy re?ida.
La elecci¨®n de Muru, cofundador del partido y presidente del Parlamento, puso fin a un largo y encendido debate dentro de Ennahda. En las elecciones de 2014, y bajo el influjo del golpe de Estado en Egipto, el partido prefiri¨® no presentar candidato para no asustar a la comunidad internacional. En esta ocasi¨®n, la direcci¨®n de la agrupaci¨®n se decant¨®, al principio, por apoyar un aspirante af¨ªn, pero las bases forzaron un cambio de guion. Muru, un moderado de 71 a?os y descendiente de moriscos, fue la figura que logr¨® el consenso en la mayor formaci¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs magreb¨ª.
¡°Muru es uno de los pocos miembros del partido que puede satisfacer a la vez a los miembros de Ennahda y a las ¨¦lites no islamistas. ?l es de la capital y fue alumno de las mismas escuelas elitistas que la mayor¨ªa de ministros de Bourguiba [padre de la independencia]¡±, se?ala el investigador Mohamed Dhia Hammami, que le considera el principal favorito. De acuerdo con varios analistas, el candidato de Ennahda, que confirm¨® un?giro hacia el centro en su ¨²ltimo congreso, es un claro favorito para pasar a la segunda vuelta. Pero Dhia Hammami discrepa: ¡°Ennahda ha perdido una parte importante de su base en los ¨²ltimos a?os por el fracaso de las pol¨ªticas econ¨®micas aprobadas por el Parlamento. Adem¨¢s, sus votantes no son un reba?o de ovejas, como muchos asumen¡±.
El pr¨®ximo ciclo electoral, que incluir¨¢ tambi¨¦n elecciones legislativas en octubre, es el tercero que se celebra en T¨²nez despu¨¦s de la Revoluci¨®n de 2011, que desencaden¨® la llamada?primaveras ¨¢rabes. En 2014, el partido vencedor fue el laico Nid¨¢ Tunis, que opt¨® por formar un Gobierno de ¡°gran coalici¨®n¡± con sus adversarios de Ennahda, que ha dominado el juego pol¨ªtico del pa¨ªs?tras la ca¨ªda del dictador Zin el Abidin Ben Al¨ª. Nid¨¢, fundado por el difunto presidente B¨¦ji Ca?d Essebsi, ha sufrido varias escisiones, y una retah¨ªla de candidatos aspira a liderar el espacio ideol¨®gico del centroderecha no islamista.
Otro de los favoritos es Yusuf Chahed, actual primer ministro. Debido a su juventud ¡ª43 a?os¡ª, su nombramiento en 2016 fue interpretado como un intento de regeneraci¨®n para conectar con una poblaci¨®n hastiada ante las promesas de prosperidad insatisfechas. En sus primeros meses, Chahed lanz¨® una campa?a contra la corrupci¨®n, un mal end¨¦mico en el pa¨ªs, que le granje¨® unas altas cotas de popularidad. Sin embargo, su ¨¢urea de renovador fue languideciendo al calor de sucesivas crisis econ¨®micas y sociales.
Zbidi, "el plan B del 'establishment"
Durante las ¨²ltimas semanas, ha emergido con fuerza la figura del ministro de Defensa, Abdelkrim Zbidi, que antes pasaba desapercibido como un gris tecn¨®crata. Seg¨²n el analista Zied Krishan, Zbidi representa ¡°el plan B del establishment¡±, ideado a ¨²ltima hora ante la falta de un aspirante s¨®lido que garantice la continuidad pol¨ªtica. Al registrar su candidatura, este m¨¦dico de 69 a?os, ministro de Sanidad durante la dictadura de Ben Al¨ª, que puede?capitalizar el hecho de que la pol¨ªtica de seguridad y antiterrorista es el ¨²nico ¨¢mbito en el que la labor del Gobierno recibe una buena nota,?se present¨® como una figura ¡°sin una afiliaci¨®n partidista¡±.
Algunos analistas consideran que? el candidato con m¨¢s opciones es el magnate de la comunicaci¨®n Nabil Karoui, el representante local tunecino que se ha sumado a la ola populista que sacude la mayor¨ªa de democracias del mundo. ¡°Karoui ha adoptado un discurso populista contra las ¨¦lites. La maquinaria que ha desarrollado con su fundaci¨®n caritativa est¨¢ intentando comprar el apoyo de los pobres y los m¨¢s vulnerables¡±, apunta Dhia Hammami. La clase pol¨ªtica trat¨® de excluir Karoui de la contienda electoral al aprobar una ley en junio que prohib¨ªa mezclar pol¨ªtica y actividades caritativas, adem¨¢s de la competencia desleal en los medios de comunicaci¨®n. Sin embargo, el presidente fallecido Essebsi se neg¨® a firmar la ley.
El cuadro de candidatos con un apoyo relevante lo completa Abir Musi, una pol¨ªtica apologista del r¨¦gimen de Ben Al¨ª; el expresidente Moncef Marzouki; el progresista Mohamed Abbou; y el outsider Ka?s Said, un profesor de Derecho Constitucional, comentarista habitual en los medios. El reto de todos ellos ser¨¢ derrotar a su adversario m¨¢s peligroso: la abstenci¨®n?en?una poblaci¨®n desencantada con la transici¨®n. ¡°No pienso votar. Lo hice en 2011, y ya no lo har¨¦ m¨¢s. No sirve de nada. Al final, acaban mandando los de siempre, el FMI, el Banco Mundial, Francia...¡±, se queja Mahrez, un taxista de 34 a?os.
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