Los detractores del Brexit buscan estrategias para impedir la salida sin acuerdo
Un juez de la m¨¢s alta instancia judicial de Escocia admite a tr¨¢mite una demanda de un grupo de 70 diputados de Westminster
Boris Johnson se prepara para una doble batalla parlamentaria y judicial en septiembre, con el nuevo curso pol¨ªtico y el regreso a sus esca?os de los diputados, contrarios en su mayor¨ªa a un Brexit sin acuerdo. Pero ese bloque no es en absoluto compacto y presenta estrategias dispersas que Johnson percibe como debilidad. Downing Street insiste en que Londres dar¨¢ el portazo a Europa el 31 de octubre, aunque ello exija maniobras que rozar¨ªan la inconstitucionalidad. Sus oponentes acaban de plantar cara a esa amenaza en los tribunales.
Un juez de la Corte de Sesiones de Edimburgo, la m¨¢s alta instancia judicial de Escocia, ha admitido a tr¨¢mite este martes la demanda de un grupo de 70 diputados de Westminster para que se impida al primer ministro brit¨¢nico suspender la actividad de la C¨¢mara de los Comunes y evitar as¨ª que sus miembros bloqueen el no deal (no acuerdo). Las at¨ªpicas acciones legales de esa coalici¨®n multipartidista y anti-Brexit son de car¨¢cter preventivo, en v¨ªsperas de la reanudaci¨®n de las sesiones del Parlamento el 3 de septiembre. Y no responden a una amenaza concreta de Boris Johnson, sino a las insinuaciones de sus asesores de que el Gobierno est¨¢ dispuesto a consumar un Brexit salvaje por encima de los reparos del Legislativo.
Los querellantes ¡ªuna amalgama diversa de parlamentarios del independentismo escoc¨¦s, laboristas, liberales-dem¨®cratas y tories rebeldes¡ª alegan que tal opci¨®n ser¨ªa ¡°ilegal y anticonstitucional¡±. El magistrado no ha sido tan magn¨¢nimo a la hora de fijar los plazos de la tramitaci¨®n, cuyo desenlace podr¨ªa llegar demasiado tarde, es decir, despu¨¦s de que el 31 de octubre se acometa un Brexit duro.
Los analistas m¨¢s ponderados descartan que un Johnson a la desesperada aceptara la sugerencia del gur¨² de sus asesores, Dominic Cummings, de recurrir a la suspensi¨®n de las funciones del Parlamento si fuera necesario para neutralizar a sus cr¨ªticos. El l¨ªder tory se ha revelado como un pol¨ªtico sin grandes escr¨²pulos ni verdaderas convicciones ¡ªno siempre apoy¨® el Brexit¡ª, pero otra cosa ser¨ªa contribuir al menoscabo de los cimientos de la democracia brit¨¢nica de una forma tan ostensible.
Cummings, en cualquier caso, sigue esgrimiendo esa amenaza en su goteo de filtraciones a la prensa, enarbolando la bandera del Brexit salvaje que se ha convertido en lema de la nueva Administraci¨®n brit¨¢nica. Los medios le han devuelto el rev¨¦s, revelando que una granja de su propiedad en la campi?a inglesa se benefici¨® de 235.000 libras (unos 253.000 euros) en subsidios agrarios de esa UE que tanto denosta.
M¨¢s plausible es un escenario en el que Boris Johnson es objeto de una moci¨®n de censura y, en caso de que esta prospere, decide aferrarse al cargo y no dimitir inmediatamente para controlar la agenda de unas elecciones anticipadas. Comicios que convocar¨ªa despu¨¦s del 31 de octubre, cuando el art¨ªculo 50 del Tratado de Lisboa (que regula el abandono de uno de los miembros de la Uni¨®n) ya habr¨ªa entrado autom¨¢ticamente en vigor. Esa t¨¢ctica tambi¨¦n dudosa en t¨¦rminos de pr¨¢ctica democr¨¢tica, pero que espera hallar v¨ªa porque no est¨¢ establecido el inmediato abandono del ocupante de Downing Street una vez censurado por los Comunes, obligar¨ªa a Johnson a comunicar a la reina que no piensa dejar el puesto en breve. Otro mal trago, dif¨ªcil de digerir y que en el supuesto de consumarse arrastrar¨ªa la alarma de una crisis constitucional.
Mayor¨ªa de un diputado
Johnson no espera llegar a tal extremo. La carta con la que piensa jugar es la de la desuni¨®n en el seno del heterog¨¦neo bloque de sus contrincantes. En un Parlamento de 650 esca?os, el primer ministro cuenta con la mayor¨ªa absoluta con un margen de un solo diputado, y una vez sumado el apoyo de los unionistas radicales de Irlanda del Norte. La oposici¨®n al Brexit duro de un nutrido grupo de diputados conservadores rebeldes hace trizas esa ecuaci¨®n. Al menos sobre el papel. No est¨¢ claro, empero, que todos ellos accedieran a apoyar una moci¨®n de censura en contra de su jefe de filas, y presentada por el laborista Jeremy Corbyn como l¨ªder de la oposici¨®n. Tampoco que, de plantearse otra votaci¨®n en los Comunes para exigir una nueva pr¨®rroga a Bruselas con el objetivo de paralizar la entrada en vigor del art¨ªculo 50, todos los diputados laboristas se sumaran en bloque a la ofensiva. Los de las circunscripciones del deprimido norte deben responder ante sus votantes de las clases trabajadoras pro-Brexit y, como m¨¢ximo, se abstendr¨ªan.
El nuevo Gobierno brit¨¢nico tiene muy en cuenta esas componendas a la hora de seguir las coordenadas de un Brexit a las bravas. Los asesores de Downing Street ya han impartido instrucciones para que los diplom¨¢ticos brit¨¢nicos destacados en Bruselas abandonen en los pr¨®ximos d¨ªas sus puestos en las instituciones comunitarias.
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