La huelga por la reforma de las pensiones de Macron paraliza el transporte p¨²blico en Par¨ªs
El Gobierno franc¨¦s quiere desactivar el oto?o de protestas dialogando con sindicatos y ciudadanos
El oto?o de protestas contra el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, se inaugur¨® el viernes con una huelga masiva en el transporte p¨²blico de Par¨ªs. El motivo era la reforma de las pensiones, que puede desembocar en una prolongaci¨®n de la vida laboral y una p¨¦rdida de beneficios para algunas profesiones. Macron y su primer ministro, ?douard Philippe, conf¨ªan en desactivar esta y otras protestas previstas para las pr¨®ximas semanas mediante un amplio di¨¢logo social antes de la aprobaci¨®n de la reforma en verano.
Despu¨¦s de la at¨ªpica revuelta de los chalecos amarillos, que marc¨® el invierno pol¨ªtico franc¨¦s, las protestas sociales regresan en Francia al modo tradicional. Al contrario que los chalecos amarillos, un movimiento sin l¨ªder ni programa, ahora vuelven a ser los sindicatos los que asumen la voz cantante. La reivindicaci¨®n es concreta. Se trata de frenar, o como m¨ªnimo influir en el proceso para reformar el sistema de pensiones, una promesa central de Macron.
El Gobierno quiere fusionar en uno solo los 42 reg¨ªmenes de pensiones hoy vigentes y distintos en funci¨®n del estatus o la profesi¨®n. La idea es instalar lo que denomina un sistema por puntos, seg¨²n el cual cada euro contribuido otorgue el derecho a recibir la misma prestaci¨®n. En un contexto de envejecimiento de la poblaci¨®n en el que cada vez habr¨¢ m¨¢s jubilados y menos trabajadores, el argumento es que el nuevo sistema ser¨¢ m¨¢s transparente y equitativo. Muchos franceses temen que esto suponga trabajar m¨¢s y cobrar menos.
Los trabajadores de la RATP (siglas francesas de la Compa?¨ªa Aut¨®noma de Transportes Parisinos) no hac¨ªan una huelga con un impacto similar desde 2007. El detonante fue una reforma del llamado r¨¦gimen especial de pensiones. Entonces los ferroviarios de la SNCF, la compa?¨ªa p¨²blica de ferrocarriles, tambi¨¦n participaron.
La huelga de este viernes provoc¨® atascos de m¨¢s de 300 kil¨®metros en las carreteras y autopistas de la regi¨®n parisina y alter¨® la vida cotidiana de la capital: sin metro, Par¨ªs es otra ciudad. Diez de las 16 l¨ªneas de metro de la capital dejaron de funcionar, as¨ª como dos tercios de autobuses y buena parte de los trenes de cercan¨ªas. Seg¨²n la RATP, cada d¨ªa se realizan 12 millones de viajes en su red de transportes. El alquiler de bicicletas y patinetes se dispar¨®, seg¨²n datos citados por Le Parisien.
La RATP es una de las m¨²ltiples empresas en las que los empleados disfrutan de un r¨¦gimen especial. Se jubilan como media a los 55 a?os y medio, aunque algunos puede hacerlo a partir de los 50 a?os y 8 meses. La edad legal de jubilaci¨®n en Francia es hoy de 62 a?os. Seg¨²n las propuestas en discusi¨®n, la reforma podr¨ªa, o bien elevarla a los 64 a?os o aumentar el n¨²mero de a?os contribuidos necesarios para jubilarse.
El sindicato CGT ve en la ley, cuyos detalles est¨¢n por concretarse, una amenaza a las ¡°conquistas sociales¡± y a las ¡°compensaciones ligadas a [las] condiciones laborales y al ejercicio de [la] misi¨®n de servicio p¨²blico¡± . ¡°Tocar a nuestras pensiones es romper un contrato social, incluso moral¡±, dice al diario Le Monde Jean-Christophe Delprat, del sindicato Sud.
El Gobierno alega que la reforma no entrar¨¢ en vigor hasta 2025 y que habr¨¢ periodos de transici¨®n largos para suavizar los cambios. Insiste en proceder sin prisas y con ¨¢nimo dialogante, un talante m¨¢s conciliador que el de la primera etapa de la presidencia y las reformas del mercado laboral y de la SNCF. Adem¨¢s de la concertaci¨®n con los sindicatos, el Gobierno abrir¨¢ un debate con la ciudadan¨ªa, a imagen de que el pasado invierno sirvi¨® para apaciguar la revuelta de los chalecos amarillos. ¡°M¨¢s escucha, m¨¢s di¨¢logo¡±, es el mantra del primer ministro Philippe.
La huelga de los transportes parisinos es la primera en una serie de movilizaciones contra la reforma de las pensiones o contra otras iniciativas del Gobierno. En las pr¨®ximas semanas est¨¢ previsto que salgan a la calle abogados, m¨¦dicos y enfermeros, pilotos y asistentes de vuelo, polic¨ªas y activistas conservadores contra la ley de bio¨¦tica. A todos estos grupos se a?adir¨¢n los chalecos amarillos, que quieren demostrar que no han desaparecido. Con una oposici¨®n parlamentaria debilitada y Macron al alza en los sondeos, la calle aspira de nuevo a ejercer de contrapoder.
De Rocard a Macron
"Es suficiente como para hacer caer a cinco o seis gobiernos en los pr¨®ximos a?os", pronostic¨® el primer ministro Michel Rocard a principios de los a?os noventa. Rocard se refer¨ªa a la reforma de las pensiones. No han ca¨ªdo gobiernos, pero todos han acabado tropezando con esta reforma: o han fracasado, o se han quedado a medias. En 1993, con ?douard Balladur al frente del Gobierno, se elevaron los a?os de cotizaci¨®n de 37,5 a 40. En 1995, la movilizaci¨®n social oblig¨® a dar marcha atr¨¢s al primer ministro Alain Jupp¨¦, que quer¨ªa ampliar la reforma de Balladur al sector p¨²blico. En 2010, con Nicolas Sarkozy como presidente, la edad legal de jubilaci¨®n aument¨® de los 60 a los 62 a?os. Emmanuel Macron conoce esta historia. Por eso va con pies de plomo en una reforma ambiciosa que puede definir el resto del quinquenio presidencial hasta las elecciones de 2022.
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