Colombia busca la verdad de la guerra en Arauca
La Comisi¨®n de la Verdad, surgida de los acuerdos de paz, lleva sus di¨¢logos para la No Repetici¨®n al departamento fronterizo con Venezuela, donde se mantiene activo el conflicto con el ELN
¡°La verdad es con los l¨ªderes¡±. El mensaje resuena en la plaza central de la fronteriza Arauca, en los llanos orientales de Colombia, una de las regiones m¨¢s golpeadas por medio siglo de conflicto armado, donde el p¨²blico completa la frase que lanza desde la tarima el artista de turno en una suerte de catarsis colectiva. ¡°Yo pongo la cara por Magdalena Cocubana¡±, una l¨ªder ind¨ªgena de 72 a?os degollada a comienzos de septiembre en la cercana poblaci¨®n de Tame, afirma uno de los asistentes en otro emotivo pasaje de ese acto cultural cargado de simbolismo.
El concierto del pasado jueves marcaba el cierre de la jornada del segundo Di¨¢logo por la No Repetici¨®n, que la Comisi¨®n de la Verdad ¨Csurgida de los acuerdos de paz con la extinta guerrilla de las FARC¨C organiz¨® en la capital del departamento del mismo nombre. El evento, al que asisti¨® EL PA?S por invitaci¨®n de la Comisi¨®n, estuvo dedicado a explorar las causas y los responsables del incesante asesinato de l¨ªderes sociales y defensores de derechos humanos, como Magdalena, a lo largo y ancho del pa¨ªs. Con cerca de 500 cr¨ªmenes desde la firma de la paz, una veintena de ellos en Arauca, el fen¨®meno amenaza la implementaci¨®n de un pacto arduamente negociado y extraordinariamente complejo.
¡°Se siguen asesinando los l¨ªderes sociales porque es la manera de callar la voz del pueblo¡±, asegur¨® previamente, durante la discusi¨®n p¨²blica, Francisca Aidee Castillo, de la Instancia Especial de G¨¦nero, que trabaja en proyectos de sustituci¨®n de cultivos il¨ªcitos en los que los campesinos y excombatientes cultivan Sacha Inchi ¨Cconocido como el man¨ª de los incas¨C en el departamento. A su lado estaban sentados otros representantes de organizaciones sociales, funcionarios, un l¨ªder de las FARC ¨Choy desarmadas y convertidas en partido pol¨ªtico¨C y un miembro de la Fuerza P¨²blica, entre otros, mientras los comisionados tomaban atenta nota de la discusi¨®n. ¡°No somos guerrilleros. El arma de los l¨ªderes sociales es la palabra. Hago un llamado para que bajemos la estigmatizaci¨®n¡±, clam¨® Castillo.
La Comisi¨®n, que comenz¨® en 2018 sus tres a?os de mandato con el prop¨®sito de entregar un informe final que dignifique a las v¨ªctimas y arroje luces sobre la barbarie, ya est¨¢ desplegada en los territorios de la Colombia profunda. Sin embargo, los comisionados a¨²n no aventuran respuestas, pues con eventos como los Di¨¢logos por la No Repetici¨®n o los Encuentros por la Verdad se encuentran todav¨ªa en una fase de discusi¨®n p¨²blica y social alrededor de las preguntas dif¨ªciles que el pa¨ªs debe encarar para entender la violencia que ha padecido. Sus interpretaciones sobre un conflicto que ha dejado m¨¢s de ocho millones de v¨ªctimas vendr¨¢n m¨¢s adelante.
¡°Arauca es un departamento con un nivel muy alto de organizaciones sociales muy s¨®lidas, de mujeres, de campesinos, de ind¨ªgenas. Tener este di¨¢logo aqu¨ª es un reconocimiento a ese nivel organizativo, y a la capacidad de que esas organizaciones contin¨²en a¨²n en medio de condiciones dif¨ªciles¡±, explica el comisionado Sa¨²l Franco, un m¨¦dico que ha investigado exhaustivamente la violencia y su impacto en la sociedad. ¡°La Comisi¨®n tiene consciencia de que en Arauca el conflicto no ha parado¡±, reconoce.
En un pa¨ªs de regiones diversas, Arauca ha sido hist¨®ricamente invisible por cuenta del centralismo, reclaman desde el territorio. Es escenario de la extraordinaria complejidad que entra?a la b¨²squeda de la verdad. Aqu¨ª confluye la fragilidad del Estado, la persistencia del conflicto armado y, ahora, la crisis migratoria por la llegada masiva de venezolanos. La guerra que Colombia no consigue terminar de extinguir a¨²n arde en este departamento petrolero, atravesado por dos oleoductos, que limita con el estado venezolano de Apure. El Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (ELN), la ¨²ltima guerrilla activa, mantiene una notoria presencia, que todos comentan en voz baja.
Esta semana, el canciller colombiano, Carlos Holmes Trujillo, denunci¨® por en¨¦sima ocasi¨®n que tanto el ELN como algunas disidencias de las FARC encuentran cobijo del otro lado del r¨ªo Arauca, la l¨ªnea lim¨ªtrofe. ¡°En los ¨²ltimos tres a?os, los grupos armados ilegales han pasado de tener una retaguardia estrat¨¦gica a constituir un enclave criminal en Venezuela, con el benepl¨¢cito del r¨¦gimen de Nicol¨¢s Maduro¡±, sostuvo ante la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA).
Arauca ha sentido los embates de todos los actores armados. Con el cambio de siglo sufri¨® la sangrienta arremetida de los grupos paramilitares, y despu¨¦s un feroz enfrentamiento entre las FARC y el ELN hasta entrada esta d¨¦cada. Por largos a?os, presidir una junta de acci¨®n comunal equival¨ªa a colgarse una l¨¢pida, recuerdan los lugare?os. Un tercio de los cerca de 300.000 habitantes del departamento forman parte del registro nacional de v¨ªctimas.
Despu¨¦s de la firma del acuerdo con las FARC, y mientras se manten¨ªa abierta una ventana de negociaci¨®n con el ELN ¨Ccerrada en enero tras el atentado contra una escuela de la polic¨ªa en Bogot¨¢¨C, los araucanos saborearon fugazmente la paz. Pero esa ilusi¨®n dur¨® muy poco. Aunque ninguno de los l¨ªderes de las otrora Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia en el departamento han retomado las armas, persisten la violencia sexual, el reclutamiento forzado y la extorsi¨®n. En el primer semestre de 2019, Arauca fue la regi¨®n m¨¢s impactada al concentrar el 20 por ciento de las acciones de los grupos armados ilegales, especialmente del ELN, de acuerdo con el an¨¢lisis de la Fundaci¨®n Ideas para la Paz. En lo que va del a?o, m¨¢s de un centenar de civiles han sido asesinados, y de ellos m¨¢s de 20 con se?ales de tortura.
Ese deterioro de la seguridad mina la confianza y aumenta el sentido de desesperanza, lo que se convierte en un obst¨¢culo extraordinario para la implementaci¨®n de los acuerdos. ¡°Por eso estamos empe?ados en contribuir a que esto pare definitivamente¡±, afirma el comisionado Franco. La Comisi¨®n, recuerda, se ha propuesto darle voz a quienes no la tienen.
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