Violines en la Villa 31 de Buenos Aires
Dos m¨²sicos de la Filarm¨®nica de Luxemburgo ofrecen un concierto a los ni?os de uno de los barrios m¨¢s pobres de la capital argentina
En la Villa 31, la m¨¢s c¨¦lebre acumulaci¨®n de pobreza de Buenos Aires, probablemente nunca entr¨® un viol¨ªn. Los ni?os de la nueva escuela Mar¨ªa Elena Walsh no sab¨ªan qu¨¦ era eso. Dif¨ªcilmente iban a olvidar el momento, tras el concierto, en que pudieron palpar la madera brillante, ara?ar las cuerdas con el arco y jugar con los m¨²sicos. Dos maestros de la Orquesta Filarm¨®nica de Luxemburgo acudieron el lunes a la Villa 31 para ofrecer un recital y entretener a los cr¨ªos, que parecieron aburrirse bastante con Mozart pero, para sorpresa de todos, pidieron un par de bises.
La Villa 31 est¨¢ situada en el coraz¨®n de la capital, a escasos metros de la plaza San Mart¨ªn e incrustada en los dos barrios m¨¢s selectos del centro, Retiro y Recoleta. Lleva casi 90 a?os ah¨ª, terca, inamovible pese a sucesivos planes de erradicaci¨®n. En la ¨²ltima d¨¦cada, el aumento de la pobreza y de la inmigraci¨®n han elevado hasta 40.000 el n¨²mero de sus habitantes. La administraci¨®n del macrista Horacio Rodr¨ªguez Larreta, jefe del Gobierno de la ciudad desde 2015, ha hecho un esfuerzo por mejorar las condiciones de vida en un barrio de extraordinaria miseria, y algo empieza a notarse.
La gran apuesta es el traslado a la Villa 31 de la sede del Ministerio de Educaci¨®n de la Ciudad de Buenos Aires. Casi 2.000 funcionarios acudir¨¢n diariamente a un edificio casi terminado (deber¨ªa inaugurarse en noviembre) y se espera que su presencia y sus necesidades (desayunos, almuerzos, peque?as compras) permitan el desarrollo de los negocios locales. De hecho, la escuela Mar¨ªa Elena Walsh, en realidad un polo educativo con 190 alumnos, forma parte del edificio ministerial. Las modernas instalaciones destacan entre tanta construcci¨®n precaria.
Hace solamente un a?o, los m¨²sicos Darko Milowich (viol¨ªn) e Ilan Schneider habr¨ªan cometido una temeridad adentr¨¢ndose en la villa. Ahora a¨²n hay zonas muy peligrosas, por las bandas de narcotr¨¢fico, pero el per¨ªmetro exterior, donde se encuentran el ministerio y la escuela, son accesibles. El gobierno local ha pintado fachadas con colores vivos, instalado escaleras externas, construido alcantarillas y pavimentado callejones. El pr¨®ximo paso ser¨¢ el traslado de quienes viven bajo la autopista Illa, un rinc¨®n insalubre, a nuevas viviendas, y la demolici¨®n de las barracas de varios pisos que se alzan hasta la losa del puente.
El esfuerzo de Larreta no obtuvo recompensa electoral en las elecciones primarias de agosto. De los 40.000 vecinos estimados, solo 9.000 est¨¢n censados para votar (m¨¢s de la mitad de los habitantes de la Villa 31 son inmigrantes paraguayos, bolivianos y peruanos); votaron 6.000 de ellos, y en su mayor¨ªa lo hicieron a favor de Mat¨ªas Lammens, el rival peronista de Larreta. Pero el actual jefe de gobierno gan¨® en el conjunto de la ciudad y se mantiene como claro favorito para la reelecci¨®n: podr¨ªa ser el gran superviviente del macrismo si el 27 de octubre se confirmaran los p¨¦simos resultados que la coalici¨®n de Mauricio Macri obtuvo en las primarias.
"No hemos elegido bien el repertorio", dijo el trombonista Patrick Doljon, que acompa?¨® a los otros dos m¨²sicos al recital de Villa 31. Doljon es uno de los organizadores de la Fundaci¨®n EME, una entidad ben¨¦fica, financiada con donaciones privadas, de la que forman parte varios maestros de la Filarm¨®nica de Luxemburgo. Los m¨²sicos aprovechan sus giras internacionales para ofrecer conciertos gratuitos en zonas deprimidas. Su anterior actuaci¨®n se realiz¨® en un campo de refugiados pr¨®ximo a Atenas. "All¨ª hab¨ªa adultos y era otra cosa, esta m¨²sica es demasiado formal para los ni?os y se aburren", opin¨® Doljon.
Era cierto. Algunos se durmieron. Otros charlaban entre s¨ª. Y, sin embargo, cuando los dos concertistas decidieron concluir una actuaci¨®n de media hora, se mont¨® una algarab¨ªa. El distinguido p¨²blico pidi¨® m¨¢s. Hubo m¨¢s, y luego hubo un rato de risas mientras los m¨²sicos mostraban sus instrumentos y explicaban c¨®mo hacerlos sonar. Es dif¨ªcil entrevistar a un ni?o en un momento as¨ª. Miguel, de 8 a?os, preguntado por sus gustos musicales, contest¨® que era de River Plate (su zamarra no permit¨ªa dudas sobre ello) y quiso saber cu¨¢l era el equipo del periodista. "Se trata de una ocasi¨®n especial para los ni?os", coment¨® la directora del centro, Rosario Ursino, una veterana docente que hasta este a?o trabajaba en otro asentamiento muy duro, el de Villa Lugano.
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