El problema del liderazgo en la nueva etapa de la UE
Figuras de referencia como Merkel y Draghi est¨¢n de salida, mientras el motor francoalem¨¢n muestra s¨ªntomas de discrepancia
La UE es una iniciativa colectiva que avanza a trav¨¦s del concierto y del compromiso. Pero toda orquesta necesita directores. En la d¨¦cada que llega a su t¨¦rmino las figuras de referencia han sido Angela Merkel y Mario Draghi. Ambos, en distintas circunstancias, est¨¢n de salida. A la vez, en un segundo plano, Europa tambi¨¦n afronta en estas semanas el relevo de los importantes mandos de la Comisi¨®n y el Consejo Europeo.
En paralelo a este cambio en el liderazgo personal, el motor francoalem¨¢n, tradicional fuerza motriz del colectivo, muestra m¨²ltiples s¨ªntomas de discrepancia pese a la loable y persistente actitud colaborativa entre las dos potencias europeas. Este doble reto personal y geopol¨ªtico proyecta graves sombras sobre la real capacidad de avanzar en la legislatura europea que se acaba de abrir.
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Angela Merkel est¨¢ en los ¨²ltimos compases de su largo mandato. Pese a permanecer todav¨ªa en la Canciller¨ªa, la perspectiva de una cercana salida de escena y la debilidad de la coalici¨®n que la respalda han mermado su capacidad de influencia y tracci¨®n. Mario Draghi abandonar¨¢ el BCE a finales de octubre. Cada cual tendr¨¢ su opini¨®n de la labor de ambos; pero es dif¨ªcil discutir que han sido las figuras de referencia en los ¨²ltimos a?os. Lo que viene despu¨¦s es una inc¨®gnita.
Alemania obviamente retendr¨¢ su posici¨®n hegem¨®nica en el continente debido a su fuerza econ¨®mica, su peso demogr¨¢fico, su centralidad geogr¨¢fica. Pero las personas importan, y est¨¢ por ver bajo qu¨¦ tipo de liderazgo ser¨¢ conducida esa fuerza. En el horizonte no se vislumbran con claridad l¨ªderes de talla tit¨¢nica.
El BCE, instituci¨®n neur¨¢lgica para el futuro europeo, pasar¨¢ bajo el mando de Christine Lagarde, figura con extendida trayectoria. Pero de entrada no cuenta con formaci¨®n como gobernadora de banco central y queda por demostrar su capacidad de gestionar la fosa de leones de Fr¨¢ncfort con la habilidad con que la manej¨® el italiano ¡ªse compartan o no sus decisiones¡ª.
En la cuesti¨®n de fondo, es apreciable el persistente empe?o francoalem¨¢n de buscar entendimiento. Hay algunas se?ales positivas, como el reciente intento de montar un proyecto piloto de redistribuci¨®n voluntaria de solicitantes de asilo rescatados en alta mar. Se trata de un plan limitado e indefinido, pero que constituye el inicio del fin del sistema de Dubl¨ªn (por el que el primer pa¨ªs de llegada se hace cargo siempre del migrante). Este paso ha sido dado en consenso entre Par¨ªs y Berl¨ªn. Otras iniciativas comunes tambi¨¦n avanzan y el nombramiento de Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisi¨®n ¡ªuna alemana con cierta sinton¨ªa con Macron¡ª puede ayudar.
Pero en el horizonte se ve una pl¨¦tora de enormes discrepancias estrat¨¦gicas y de procedimiento. Macron busca dar grandes saltos con visibilidad pol¨ªtica. Berl¨ªn aboga por procesos incrementales, pragm¨¢ticos y t¨¦cnicos. Francia impulsa avanzadillas que abran caminos, como en el caso de la Defensa, donde promueve un reducido grupo de socios dispuestos a la acci¨®n. Alemania prefiere proceder con peque?os pasos que todos los pa¨ªses puedan dar a la vez, por el temor que los que se quedan fuera al principio nunca jam¨¢s se reagrupar¨¢n (y se sentir¨¢n forzados a mirar solo a Washington). En materia de zona euro, la respuesta alemana a los grandes planes de reforma de Macron ha sido, para utilizar un eufemismo, tibia. En pol¨ªtica exterior, la reciente ouverture unilateral de Macron ha hecho levantar cejas en Berl¨ªn. La lista podr¨ªa seguir.
Se buscan l¨ªderes para acortar distancias y dirigir la orquesta.
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