La gran apuesta de Johnson: gu¨ªa para entender las votaciones sobre el Brexit de este martes
La clave: la agenda legislativa propuesta por el Gobierno para sacar adelante el acuerdo con la UE
A partir de las ocho de la tarde (hora peninsular espa?ola), los diputados brit¨¢nicos est¨¢n convocados de nuevo para votar el Brexit de Boris Johnson. Como ya intent¨® tres veces ¨Cy fracas¨®¨C su predecesora, Theresa May, el primer ministro someter¨¢ a un "s¨ª o no" su propuesta de acuerdo de retirada con la UE y medir¨¢ sus fuerzas. ?La cifra m¨¢gica? 320 diputados en una C¨¢mara que aloja 650 esca?os (hay siete representantes de los republicanos norirlandeses del Sinn F¨¦inn que no ocupan sus asientos y el speaker Bercow, junto a sus dos vicepresidentes, no pueden votar). ?Cu¨¢l ser¨¢ el proceso a seguir? Esta es una gu¨ªa para despistados y adictos a la mayor crisis vivida en el Reino Unido en las ¨²ltimas d¨¦cadas.
El "second reading" que en realidad es "primera lectura"
Una vez que el Gobierno de Johnson ya registr¨® en la C¨¢mara, este lunes, las m¨¢s de cien p¨¢ginas que forman el desarrollo legal de su acuerdo del Brexit (algo que May nunca lleg¨® a hacer), comienza el tr¨¢mite parlamentario de ese tratado internacional. Downing Street no ha podido impulsar el asunto de un modo limpio y quir¨²rgico, con una simple votaci¨®n de respaldo pol¨ªtico al acuerdo. Eso pretendi¨® el pasado s¨¢bado, y de nuevo el lunes, sin ¨¦xito. Una mayor¨ªa de diputados ha obligado a Johnson a pedir formalmente y a rega?adientes a Bruselas una nueva pr¨®rroga y a iniciar el proceso reglamentario.
En el momento en que un miembro del Gobierno introduce oficialmente el proyecto de ley en la C¨¢mara se produce la primera lectura (first reading) del texto. La primera votaci¨®n, que sirve para dar luz verde a la tramitaci¨®n, se denomina segunda lectura (second reading), aunque parad¨®jicamente, a todos los efectos, es una primera lectura. Una especie de votaci¨®n "sobre la totalidad". Ser¨¢ un momento simb¨®lico. Si Johnson logra convencer a un pu?ado de euroesc¨¦pticos conservadores, a los moderados "rebeldes" de su partido y a unos cuantos laboristas partidarios del Brexit, podr¨¢ respirar tranquilo. El Partido Laborista se planteaba hasta el ¨²ltimo minuto abstenerse en esta votaci¨®n, como ¨²nico modo de asegurar la posibilidad de introducir enmiendas posteriores, para romper la estrategia del primer ministro. Sin embargo, Jeremy Corbyn ha anunciado finalmente que su formaci¨®n votar¨¢ en contra del acuerdo de Johnson.
La agenda legislativa: la "madre de todas las batallas"
Mucho m¨¢s importante ser¨¢ la siguiente votaci¨®n, que tendr¨¢ lugar inmediatamente despu¨¦s. El Gobierno ha propuesto una agenda legislativa de urgencia para acelerar los tr¨¢mites del proyecto. Sesiones maratonianas en Westminster, hasta bien entrada la noche, con el prop¨®sito de que el texto est¨¦ pulido y aprobado el pr¨®ximo jueves y pueda ser enviado a la C¨¢mara de los Lores. El objetivo de Johnson es tener aprobado su acuerdo del Brexit antes del 31 de octubre (todav¨ªa la fecha oficial de salida del Reino Unido de la UE) y evitarse tener que activar una pr¨®rroga, aunque Bruselas se la conceda finalmente. Si se convierte en el pol¨ªtico que finalmente cumpli¨® su promesa, el camino hacia la reelecci¨®n se despejar¨ªa considerablemente. La amenaza del Partido del Brexit, del ultranacionalista Nigel Farage, se disolver¨ªa como un azucarillo.
La oposici¨®n se muestra indignada con el planteamiento de urgencia y no lo considera serio. Hasta el propio presidente de la C¨¢mara de los Comunes, John Bercow, sugiri¨® el lunes al Gobierno que flexibilizara los plazos. Pero nadie est¨¢ dispuesto a dar su brazo a torcer.
Antes de la votaci¨®n, fuentes an¨®nimas de Downing Street citadas por la BBC han lanzado que Johnson podr¨ªa retirar el proyecto si no se aprueba el calendario de urgencia y, con una pr¨®rroga pedida a la UE, convocar elecciones.
Las enmiendas "envenenadas"
Incluso si Johnson lograra el "m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa" y sacara adelante las dos votaciones, Westminster se prepara para tres d¨ªas de batalla cruenta. Un importante grupo de diputados partidarios de permanecer en la UE intentar¨¢ impulsar una enmienda que obligue al Reino Unido a seguir formando parte de la uni¨®n aduanera europea. Cuando en su momento Westminster pudo pronunciarse sobre las rutas alternativas a la propuesta de May, en las llamadas "votaciones indicativas", la propuesta de mantener esa alianza aduanera fue la m¨¢s respaldada. En la pr¨¢ctica, sin embargo, supondr¨ªa reescribir el acuerdo alcanzado con Bruselas. Desvirtuar¨ªa el prop¨®sito de Johnson y probablemente le obligar¨ªa a retirar su texto y/o a paralizar los tr¨¢mites.
Una segunda enmienda, que condiciona el respaldo al acuerdo del Gobierno a que haya un segundo refer¨¦ndum sobre el Brexit, sigue flotando en el ambiente, aunque ha perdido fuelle. La idea, respaldada por muchos diputados laboristas y por los liberales dem¨®cratas, obligar¨ªa a consultar de nuevo a la ciudadan¨ªa y darle a escoger entre el nuevo Brexit o la posibilidad de permanecer en la UE. El Parlamento ya ha rechazado en alguna votaci¨®n una nueva consulta, pero en el cambiante clima pol¨ªtico del Reino Unido nada es definitivo y las circunstancias (o al menos el espejismo de las circunstancias) cambia de d¨ªa a d¨ªa.
La sombra de unas elecciones generales
Nadie discute que, en el actual estado de par¨¢lisis pol¨ªtica que vive el Reino Unido, unas elecciones generales son imprescindibles. Mucho m¨¢s si se tiene en cuenta que el Gobierno conservador est¨¢ m¨¢s de cuarenta diputados por debajo de la necesaria mayor¨ªa parlamentaria. El problema est¨¢ en el c¨®mo y en el cu¨¢ndo. Johnson podr¨ªa forzar el adelanto en dos escenarios diferentes. Si el Parlamento frustra su acuerdo del Brexit, se presentar¨ªa como el pol¨ªtico que lo intent¨® a toda costa y se vio frenado por las "¨¦lites pol¨ªticas". Si logra sacarlo adelante, como el hombre que por fin cumpli¨® con el mandato popular del refer¨¦ndum de 2016.
El laborista Jeremy Corbyn suspira tambi¨¦n por convocar las urnas, consciente de que ser¨¢ su ¨²ltima oportunidad como candidato. Pero muchos en su partido creen que el resultado ser¨¢ un desastre e intentan forzarle a que se concentre en conseguir un segundo refer¨¦ndum y se olvide de unas generales.
Los nacionalistas escoceses del SNP se sienten fuertes. Quieren una nueva oportunidad cuanto antes, aunque tampoco les vendr¨ªa mal un segundo refer¨¦ndum sobre el Brexit que legitimara su aspiraci¨®n a repetir la consulta sobre la independencia de Escocia que perdieron en 2014.
Los liberales dem¨®cratas deshojan la margarita. Han logrado presentarse ante la opini¨®n p¨²blica como el ¨²nico partido abiertamente defensor de la Uni¨®n Europea. Un espacio que los laboristas, con su ambig¨¹edad, hab¨ªan dejado hu¨¦rfano. Su prioridad, en teor¨ªa, es el refer¨¦ndum. Unas elecciones generales en las que el Brexit ya fuera una realidad debilitar¨ªa gran parte de sus argumentos. No es lo mismo luchar por evitar la salida de la UE que proponer que se revierta una decisi¨®n que ha costado m¨¢s de tres a?os y medio de divisi¨®n y rabia.
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