Chile celebrar¨¢ un refer¨¦ndum en abril para cambiar la Constituci¨®n de Pinochet
La clase pol¨ªtica apuesta por una votaci¨®n para decidir si se modifica la carta fundamental de 1980 y, en caso afirmativo, con qu¨¦ f¨®rmula
La pol¨ªtica chilena ha acordado formalmente la madrugada de este viernes enterrar la Constituci¨®n redactada durante la dictadura de Augusto Pinochet. Ha sido un acuerdo hist¨®rico, tras semanas de la mayor crisis pol¨ªtica y social que haya enfrentado el pa¨ªs en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Despu¨¦s de una jornada de extrema violencia la noche del martes, del llamamiento del mandatario de Chile, Sebasti¨¢n Pi?era, a alcanzar un acuerdo por la paz y de dos jornadas de intensas negociaciones, el presidente del Senado, Jaime Quintana, ha informado de que en abril pr¨®ximo el pa¨ªs andino celebrar¨¢ un plebiscito para decidir si los ciudadanos quieren cambiar la carta fundamental de 1980.
Como parece evidente que se optar¨¢ por sustituirla ¨Cocho de cada 10 buscan cambiarla, seg¨²n las encuestas¨C, los chilenos definir¨ªan en paralelo el mecanismo para su reemplazo: si una "convenci¨®n constitucional" con miembros completamente nuevos que funcione en paralelo al Congreso con funciones constituyentes o una "convenci¨®n mixta" compuesta por un 50% de parlamentarios y otro 50% de delegados.
"Somos responsables de muchas de las injusticias, inequidades y de los abusos que los chilenos nos han se?alado", ha indicado Quintana desde la sede del Congreso de la capital, arropado de decenas de representantes de todos los sectores pol¨ªticos, al presentar el Acuerdo por la paz y la nueva Constituci¨®n. "Es una salida pac¨ªfica y democr¨¢tica a la crisis, que busca un nuevo contrato social en Chile". A los pocos minutos, el Gobierno ha celebrado el acuerdo del Congreso: "Hemos tenido d¨ªas dif¨ªciles. Todos hemos escuchado, todos hemos aprendido. Gracias a todos los que lo hicieron posible", ha dicho el ministro del Interior, Gonzalo Blumel, desde el palacio de La Moneda.
Este viernes, el acuerdo por una nueva Constituci¨®n marca las conversaciones p¨²blicas y privadas en Chile. En el Paseo Ahumada, una de las calles de mayor simbolismo del centro de la capital, la edici¨®n impresa de la carta fundamental de 1980 se vend¨ªa como pan caliente a 4.000 pesos chilenos (unos cinco d¨®lares). En un pa¨ªs donde la educaci¨®n p¨²blica fue destruida por la dictadura, la ciudadan¨ªa parece tener hambre por informarse y poder participar del proceso constituyente. En uno de los peque?os locales de la calle donde se venden las leyes, en apenas un par de horas se hab¨ªan despachado 100 ejemplares de la Constituci¨®n. La gente se agrupaba espont¨¢neamente para debatir sobre lo sucedido y compartir las dudas sobre el proceso que se abre, mientras a pocas cuadras de distancia se esperaba una nueva concentraci¨®n en Plaza Baquedano, a cuatro semanas del estallido de la crisis.
Se trata de un momento refundacional. Ser¨¢ la primera vez en la historia que Chile tenga una carta magna nacida de la discusi¨®n democr¨¢tica, porque las anteriores ¨Clas de 1833, 1925 y 1980¨C estuvieron precedidas por una guerra civil, ruido de sables y un golpe de Estado. Con excepci¨®n del Partido Comunista, que no particip¨® de las negociaciones, los pol¨ªticos de todo el espectro acordaron que los representantes ser¨¢n elegidos en octubre de 2020, en paralelo a las elecciones municipales y de gobernadores y consejeros regionales. Contar¨¢n con un plazo de entre nueve meses y un a?o para redactar la nueva Constituci¨®n, que ser¨¢ escrita desde cero y no tendr¨¢ como base el texto de 1980, como buscaba el partido de derecha de la Uni¨®n Dem¨®crata Independiente (UDI).
Empujados por la emergencia que vive Chile que ha costado 22 vidas y por la interpelaci¨®n ciudadana, los parlamentarios definieron en un amplio di¨¢logo pol¨ªtico ¨Ccomo nunca antes en el pasado reciente¨C que los art¨ªculos deber¨¢n contar con el voto de dos tercios de los delegados. La pr¨®xima Constituci¨®n deber¨¢ ratificarse en un nuevo plebiscito, con sufragio universal y obligatorio, y luego por el Congreso.
No resulta evidente que una nueva Constituci¨®n logre apaciguar las protestas, que explotaron el pasado 18 de octubre como expresi¨®n de una buena parte de la ciudadan¨ªa que se siente al margen de la senda de desarrollo de Chile de las ¨²ltimas d¨¦cadas. La clase pol¨ªtica, sin embargo, apuesta a entregar una se?al s¨®lida ante la ciudadan¨ªa, que no conf¨ªa en ninguna de las instituciones democr¨¢ticas, desvelando una grave crisis del Estado.
Nuevas manifestaciones
Las manifestaciones continuaron este jueves, donde en diferentes ciudades del pa¨ªs hubo movilizaciones para conmemorar que se cumple un a?o del asesinato del mapuche Camilo Catrillanca por parte de carabineros en la regi¨®n de la Araucan¨ªa, en el sur de Chile. Hubo vandalismo en el centro de Santiago, en los alrededores del Congreso, en el puerto de Valpara¨ªso y en ciudades como Temuco o Concepci¨®n, donde los manifestantes derribaron un monumento de Pedro de Valdivia, uno de los conquistadores espa?oles.
Han sido las horas de mayor complejidad desde el retorno a la democracia en 1990. El Gobierno se encuentra debilitado ¨Cel presidente tiene en torno al 15% de popularidad¨C y no logra controlar el orden p¨²blico, mientras se enfrenta acusaciones de violaciones a los derechos humanos. Unas 2009 personas han resultado heridas en estas cuatro semanas de protestas, de acuerdo con el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH). El Gobierno informa de 1.797 lesionados entre carabineros, polic¨ªas y miembros de las Fuerzas Armadas y de 16.290 detenidos, de los que 834 se encuentran todav¨ªa en prisi¨®n preventiva. C¨¢lculos preliminares indican que los destrozos en la infraestructura p¨²blica tendr¨¢n un valor de 4.500 millones de d¨®lares (unos 4.078 millones de euros). Mientras, el ministerio de Hacienda calcula que antes de que acabe 2019 habr¨¢ unos 300.000 nuevos desempleados en el pa¨ªs, debido a que Chile hace casi un mes funciona a media m¨¢quina. El peso chileno, en tanto, se deprecia cada d¨ªa frente al d¨®lar.
Un hecho hist¨®rico
Es el cuadro en que se produce el hecho hist¨®rico de un acuerdo pol¨ªtico en torno a una nueva Constituci¨®n que reemplace a la de 1980, que fue aprobada en un plebiscito convocado por Pinochet con un mes de anticipaci¨®n, donde no hab¨ªa padr¨®n electoral y no se permiti¨® ning¨²n tipo de campa?a a la oposici¨®n. Fue una carta fundamental que comenz¨® a regir solo cuando se inici¨® el primer Gobierno democr¨¢tico, el 11 de marzo de 1990. Un d¨ªa antes del cambio de r¨¦gimen, la dictadura decret¨® una decena de leyes org¨¢nicas constitucionales que requerir¨ªan de quorum de tres quintos o dos tercios de la C¨¢mara, cuando la mayor¨ªa de las iniciativas legales requieren de cuatro s¨¦ptimos. Fueron las llamadas leyes de amarre, que impidieron en los a?os siguientes realizar cambios en aspectos sustantivos en ¨¢mbitos como la educaci¨®n, la salud y las pensiones, que actualmente los chilenos reclaman como bienes b¨¢sicos al alcance de todos los ciudadanos.
Fue en 2005, en el Gobierno del socialista Ricardo Lagos (2000-2006), cuando se eliminaron algunos de los enclaves autoritarios de la carta fundamental, como la inamovilidad de los comandantes jefe de las Fuerzas Armadas y la existencia de los senadores designados, que imped¨ªan al centroizquierda hacer valer en el Congreso su mayor¨ªa en las urnas.
La necesidad de una nueva Constituci¨®n comenz¨® a cristalizarse desde las protestas estudiantiles de 2011, cuando quedaron en evidencia las dificultades para cambiar ciertas leyes por los altos quorum requeridos, como la Ley Org¨¢nica Constitucional de Ense?anza (LOCE). En el segundo mandato de Michelle Bachelet (2014-2018) unas 204.000 personas participaron en discusiones para una nueva Constituci¨®n que fueron recogidas por un proyecto presentado al Congreso pocos d¨ªas antes del cambio de Gobierno, en marzo de 2018. Fue su Administraci¨®n la que, en marzo de 2017, propuso al Parlamento una convenci¨®n constitucional para redactar la nueva carta magna.
Un texto que favorec¨ªa los intereses de la derecha
La Constituci¨®n chilena fue aprobada el 11 de septiembre de 1980 en un pol¨¦mico plebiscito durante el r¨¦gimen militar. Su ide¨®logo fue el profesor de Derecho y senador de extrema derecha Jaime Guzm¨¢n, asesinado en 1991 por un comando de extrema izquierda.
El texto fundamental se redact¨® a la medida de los sectores m¨¢s conservadores de la sociedad para que permanecieran en el poder, incluso despu¨¦s del fin de la dictadura. El texto inclu¨ªa qu¨®rum muy altos para cualquier cambio sustancial de la Carta Magna.
La Constituci¨®n ten¨ªa que redactarse de tal forma que ¡°si llegan a gobernar nuestros adversarios, se vean constre?idos a seguir una acci¨®n no tan distinta a la que uno mismo anhelar¨ªa¡±, explic¨® en su d¨ªa Guzm¨¢n, fundador de la Uni¨®n Dem¨®crata Independiente (UDI, derecha).
Una ley constitucional tambi¨¦n estableci¨® un sistema electoral binominal de diputados y senadores que favoreci¨® particularmente a los partidos de derecha.
Durante la transici¨®n, los partidos democr¨¢ticos ¡°tuvieron que negociar la aceptaci¨®n de la Constituci¨®n de 1980, la Constituci¨®n de la dictadura. Y eso condicion¨® todo el proceso pol¨ªtico. Entonces, claro, pudo haber habido razones de prudencia pol¨ªtica, evitando que se entrampara la transici¨®n¡±, subraya Domingo Lovera, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Diego Portales.
Desde la d¨¦cada de los noventa, la Constituci¨®n chilena fue enmendada una decena de veces. Tras la reforma de 2005, que fulmin¨® los principios m¨¢s antidemocr¨¢ticos, se puede despedir a jefes militares sin consulta previa al Consejo Nacional de Seguridad, un organismo que tuvo gran peso durante la dictadura, y ya no hay senadores vitalicios.
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