Los ultras europeos, entre el poder y el cord¨®n sanitario
Pa¨ªses como Alemania o Francia rechazan coaliciones con la extrema derecha; no as¨ª Italia o Austria
Con el gran salto en las elecciones del 10-N, en las que Vox se convirti¨® en el tercer partido del Congreso al duplicar con 52 esca?os los obtenidos seis meses antes, la formaci¨®n ultraderechista espa?ola se ha colocado en los niveles de partidos comparables en otros pa¨ªses europeos. En su r¨¢pido ascenso, a Vox le han dado la mano PP y Ciudadanos, que se apoyan en los votos ultras para gobernar en Madrid, Andaluc¨ªa y Murcia. Europa se debate entre compartir el poder con la extrema derecha y el cord¨®n sanitario para evitar su entrada en los Gobiernos.
Barrera en Alemania
Hasta ahora ha regido en Alemania un f¨¦rreo cord¨®n sanitario que, sin embargo, presenta en los ¨²ltimos meses algunas tiranteces en el este del pa¨ªs, debido a los buenos resultados de los ultras, la fragmentaci¨®n pol¨ªtica y la consiguiente dificultad para formar mayor¨ªas de gobierno.
Alternativa para Alemania (AfD), la extrema derecha alemana, entr¨® en el Parlamento con el 12,6% de los votos en las elecciones generales de septiembre de 2017 y se convirti¨® en la tercera fuerza del Bundestag. AfD es, adem¨¢s, el primer partido de la oposici¨®n en un pa¨ªs en el que socialdem¨®cratas y conservadores gobiernan en una gran coalici¨®n. Todas las formaciones pol¨ªticas en Alemania condenan a AfD al ostracismo pol¨ªtico.
La Uni¨®n Dem¨®crata Cristiana (CDU), el partido de la canciller, Angela Merkel, aprob¨® en su congreso de hace un a?o una moci¨®n en la que se excluye cualquier tipo de cooperaci¨®n con el partido ultraderechista. Ese texto lo sacan a relucir los l¨ªderes del partido cada vez que alg¨²n cargo plantea la posibilidad de debatir el asunto.
Es lo que sucedi¨® recientemente tras los comicios en Turingia, un Estado federado en el este y uno de los bastiones de la ultraderecha. All¨ª, AfD obtuvo el 23% de los votos en octubre, complicando hasta el extremo la formaci¨®n de Gobierno. D¨ªas despu¨¦s de las elecciones, 17 miembros locales de la CDU escribieron una carta en la que ped¨ªan poder hablar con todos los partidos, incluido AfD. Desde Berl¨ªn, los dirigentes del partido descartaron tajantemente esa posibilidad. El secretario general del partido conservador, Paul Ziemiak, lo reiter¨® la semana pasada. ¡°AfD siembra el odio y trata de dividir a nuestro pa¨ªs¡±, dijo. ¡°La decisi¨®n del congreso federal del partido es vinculante para todos¡±, record¨®.
El pasado julio, en G?rlitz, tambi¨¦n en el este, ante la popularidad del candidato a la alcald¨ªa de la ultraderecha, el resto de partidos, al margen de sus diferencias, se inhibi¨® de presentar aspirantes para favorecer al conservador. La uni¨®n de todas las fuerzas contra los ultras hizo que el candidato conservador ganara los comicios municipales, aunque por poco. Esta semana, adem¨¢s, los partidos alemanes han vuelto a hacer frente com¨²n y se han puesto de acuerdo para despojar a un diputado de AfD de su cargo en un comit¨¦ del Bundestag despu¨¦s de que tuiteara comentarios considerados antisemitas, uno de ellos tras el ataque de un neonazi a una sinagoga en Halle.
No a la alianza en Francia
La consigna, pese a los titubeos y los vaivenes de estos a?os, sigue siendo clara en Francia: no a las alianzas con los ultras. Ni siquiera acercarse ¡ªcompartir mesa con sus dirigentes¡ª est¨¢ bien visto. Ocurri¨® este verano, cuando tres pol¨ªticos de segundo rango de Los Republicanos (LR), el partido de la derecha tradicional, cenaron con Marion Mar¨¦chal Le Pen, la m¨¢s joven del clan Le Pen, hegem¨®nico desde hace cuatro d¨¦cadas en la extrema derecha. G¨¦rard Larcher, presidente del Senado y pol¨ªtico de LR de mayor rango institucional, les llam¨® al orden. ¡°Ellos mismos se han colocado fuera de los valores de nuestra formaci¨®n pol¨ªtica¡±, advirti¨®.
El cord¨®n sanitario ¡ªtambi¨¦n denominado frente republicano¡ª designa en Francia pr¨¢cticas distintas. Se refiere a la negativa a gobernar en alianza con la ultraderecha. Pero tambi¨¦n al compromiso de unir fuerzas, sean de izquierdas o derechas, para impedir el acceso de Reagrupamiento Nacional (RN, antes Frente Nacional) al poder. Esta segunda aplicaci¨®n se explica por una particularidad del sistema franc¨¦s: las elecciones por sistema mayoritario a dos vueltas. El sistema implica que, en la segunda vuelta de las elecciones ¡ªdesde las locales a las presidenciales¡ª quedan en liza los dos candidatos con m¨¢s votos en la primera o los que superan un umbral determinado. La idea es que, cuando queda finalista un candidato de RN, el resto voten en contra. Y esto explica que de los cerca de 36.000 municipios franceses, RN solo gobierne 14. O que, pese a ser el partido m¨¢s votado en la primera vuelta de las regionales de 2015 y ganar en seis regiones, en la segunda quedara barrido: no gobierna ni una regi¨®n.
En las presidenciales de 2017, se repiti¨® algo parecido: en la segunda vuelta, los l¨ªderes de la derecha llamaron a votar al centrista Emmanuel Macron frente a Marine Le Pen, y el primero gan¨® con un 66% de votos frente al 34% de la l¨ªder de RN. Pero la ventaja ya era mucho menor que la que obtuvo Jacques Chirac en 2002 frente a Jean-Marie Le Pen. Y los sondeos pronostican para 2022 un resultado a¨²n m¨¢s ajustado.
Aunque en general la consigna del cord¨®n sanitario, vigente desde finales de los ochenta, persista, la letra peque?a es otra cosa. En estas d¨¦cadas, ha habido acuerdos puntuales con el Frente Nacional de los Le Pen en el ¨¢mbito regional y local. Y los l¨ªderes de la derecha tradicional, desde el RPR de Chirac a sus mutaciones como UMP y ahora LR, han coqueteado en ocasiones con las ideas de la extrema derecha para conquistar a sus votantes. Mientras, la extrema derecha no ha dejado de subir. Para millones de votantes, el tab¨² ha desaparecido.
Sin aislamiento en Italia
Los partidos del Parlamento italiano no han sometido a las formaciones consideradas de ultraderecha a ning¨²n tipo de cord¨®n sanitario. Sucede por varios motivos. El principal es que los dos partidos que en el resto de Europa podr¨ªan encontrarse en esa franja ideol¨®gica, como la Liga y Fratelli d¡¯Italia, son dos de las formaciones m¨¢s antiguas del pa¨ªs y con una larga trayectoria en las instituciones. En general, no son percibidas como formaciones radicales a las que hay que aislar en el sistema democr¨¢tico: ni por los ciudadanos ni por el resto de partidos. De hecho, hoy suman m¨¢s del 40% de la estimaci¨®n de voto.
La Liga, el partido que preside Matteo Salvini, lidera hoy la coalici¨®n de centroderecha que gobierna en 12 de las 20 regiones del pa¨ªs y que conforma con Fratelli d¡¯Italia y Forza Italia (en el grupo popular en Europa). El partido es hoy la evoluci¨®n de la antigua Liga Norte, una propuesta pol¨ªtica regionalista fundada por Umberto Bossi que abog¨® durante muchos a?os por la independencia de la Padania, un territorio pol¨ªtico imaginario que se encontrar¨ªa al norte del r¨ªo Po. Lejos de aislarlo, Silvio Berlusconi lo integr¨® en sus Ejecutivos y nombr¨® a varios de sus l¨ªderes, como Roberto Maroni, ministros.
Fratelli d¡¯Italia, liderado por Giorgia Meloni, es un partido nacido de los rescoldos de grupos posfascistas, como el Movimiento Social Italiano, y de la Alianza Nacional de Giancarlo Fini. Cuando este renunci¨® expl¨ªcitamente al fascismo, el partido fue integrado sin problemas en el Parlamento y form¨® parte de uno de los Gobiernos de Berlusconi. La propia Meloni fue ministra en aquel periodo y aspira a serlo de nuevo si la coalici¨®n de centroderecha logra llegar al Palacio Chigi.
Italia no ha abierto el debate sobre la conveniencia de aislarlos. Al contrario, el Movimiento 5 Estrellas, ganador de las ¨²ltimas elecciones legislativas en marzo de 2018, abri¨® la puerta a la Liga y a Fratelli d¡¯Italia para formar una coalici¨®n de gobierno. Finalmente, solo lo hizo el partido de Salvini ¡ªMeloni rechaz¨® la invitaci¨®n¡ª, que gobern¨® Italia hasta la ca¨ªda del Ejecutivo que ¨¦l mismo provoc¨® el pasado verano.
Afianzados en Austria
La ultraderecha austriaca tampoco ha tenido que preocuparse por un cord¨®n sanitario que la excluyera del poder. Como tercera fuerza pol¨ªtica desde hace d¨¦cadas, los socialdem¨®cratas pero sobre todo los conservadores han dado la mano a la extrema derecha para gobernar. El Partido de la Libertad (FP?, en sus siglas en alem¨¢n) naci¨® de una formaci¨®n de corte nacionalista y liberal que acogi¨® a antiguos nazis tras la Segunda Guerra Mundial mientras el pa¨ªs se pon¨ªa una venda en los ojos. Con la digesti¨®n del pasado nazi entonces pendiente, el FP? mut¨® en extrema derecha xen¨®foba de la mano de J?rg Haider a partir de 1986. Los socialdem¨®cratas, que entonces gobernaban con la formaci¨®n, rompieron el Ejecutivo y el veto socialista a una colaboraci¨®n se ha mantenido en los Ejecutivos federales que han encabezado, pero no as¨ª en algunos Parlamentos regionales, lo que ha causado fricciones en el partido. Los conservadores tambi¨¦n se han servido de los ultras para completar mayor¨ªas a nivel local y regional y dieron entrada al FP? de Haider en un Gobierno federal en 2000, lo que le cost¨® a Austria meses de ostracismo en la UE.
Casi dos d¨¦cadas despu¨¦s, el conservador Sebastian Kurz forj¨® otra coalici¨®n de Gobierno con el FP? que salt¨® por los aires por un esc¨¢ndalo de corrupci¨®n en torno al l¨ªder ultra Heinz-Christian Strache, que logr¨® ampliar la base del partido con el rechazo a la inmigraci¨®n y temas sociales y laborales. Los casos de antisemitismo y racismo en sus filas provocan la condena del resto de partidos, pero la reacci¨®n no pasa de ah¨ª. ¡°Por consideraciones t¨¢cticas y de corto plazo, los dos grandes partidos no han desarrollado una estrategia consecuente¡± frente al FP?, resume el polit¨®logo Anton Pelinka.
La excepci¨®n de Noruega y el freno de Suecia
En los pa¨ªses n¨®rdicos hay una hist¨®rica presencia de formaciones de ultraderecha que, sin embargo, no han llegado a ocupar puestos de poder en el Gobierno. Noruega es la excepci¨®n, con el Partido del Progreso ocupando grandes carteras ¡ªlideraron el valioso Ministerio de Petr¨®leo¡ª durante las dos ¨²ltimas legislaturas. Pero al hablar de cordones sanitarios en el resto de pa¨ªses del norte de Europa, Suecia es el ejemplo m¨¢s destacado. El pa¨ªs escandinavo lleva dos legislaturas frenando la presencia en el Gobierno de los Dem¨®cratas Suecos (DS), que en las elecciones de septiembre de 2018 consiguieron la tercera posici¨®n en un Riksdag (Parlamento) altamente fragmentado. Hist¨®ricamente, todos los partidos han cerrado la puerta a los DS, pero tras las ¨²ltimas elecciones, los conservadores Moderados (que lideraban la alianza de cuatro partidos de derechas) abrieron la mano por primera vez a iniciar cierto acercamiento a los ultras. El resto de partidos de la alianza lo rechaz¨® de plano y esta salt¨® por los aires. As¨ª se instaur¨®, de nuevo, un cord¨®n sanitario a los ultras con un Gobierno en minor¨ªa de socialdem¨®cratas y Verdes.
Finlandia, que celebr¨® elecciones en abril, es otro ejemplo de cord¨®n sanitario in extremis a los ultras Verdaderos Finlandeses (VF), que solo sacaron un punto menos que los socialdem¨®cratas de Antti Rinne. En la pasada legislatura, los VF s¨ª formaron parte del Gobierno con liberales y conservadores y recibieron, por ejemplo, Exteriores. Sin embargo, aquella coalici¨®n colaps¨® y los VF acabaron por dejarla escindi¨¦ndose en dos. Los analistas coinciden en que, parad¨®jicamente, el debilitamiento de los VF responde a su paso por un Gobierno, donde no basta un discurso incendiario, sino que hay que ejecutar pol¨ªticas concretas. Rinne logr¨® finalmente formar un Gobierno de cinco partidos dejando fuera a la ultraderecha, la segunda fuerza.
En Estonia, pese a que en campa?a el resto de formaciones presum¨ªa de querer excluir a los ultras de EKRE, finalmente, el partido tradicional conservador Centro termin¨® por acogerles en un Gobierno de coalici¨®n ¡ªahora muy d¨¦bil y con amenazas de moci¨®n de censura al primer ministro J¨¹ri Ratas¡ª y con carteras como Interior y Econom¨ªa. En Lituania y Letonia no hay, de momento, preocupaci¨®n por el auge de partidos ultras. Este ¨²ltimo pa¨ªs, sin embargo, s¨ª practica una suerte de cord¨®n sanitario al partido con m¨¢s representaci¨®n (casi 20%) en el Parlamento: Armon¨ªa, la formaci¨®n hermanada con Rusia Unida, que es constantemente tachada por el resto de formaciones de ¡°prorrusa¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.