El rostro y la voz de la Francia inclusiva
La portavoz del Gobierno de Macron, negra y de origen inmigrante, rompe moldes en los elitistas pasillos del poder


En una Francia donde las ¨¦lites parecen talladas por un mismo patr¨®n y donde c¨ªclicamente resurge la obsesi¨®n por identidad, el rostro y la voz del poder es hoy una mujer negra de origen inmigrante. ¡°No encajo en ninguna de las categor¨ªas en las que se me quiere encerrar¡±, declara Sibeth Ndiaye (Dakar, 1979), secretaria de Estado y portavoz del Gobierno franc¨¦s.
En los pasillos del poder, un mundo a¨²n versallesco compuesto por hombres y mujeres blancos y en muchos casos educados en las instituciones educativas de ¨¦lite de la Rep¨²blica, Ndiaye rompe esquemas. No es enarca, es decir, no ha pasado por la Escuela Nacional de Administraci¨®n, vivero de la clase dirigente, ni naci¨® en Francia. Tampoco se adapta a algunos rituales y rigideces del establishment parisino.
¡°?C¨®mo no quedar deslumbrado por la elegancia de los h¨¢bitos de nuestra ministra preferida, Sibeth Ndiaye, cumbre de la distinci¨®n francesa?¡±, se burl¨® el polemista ?ric Zemmour en un discurso ante un congreso de la ultraderecha. La eurodiputada y exministra conservadora Nadine Morano le reproch¨® que llevase "ropas de circo". A algunos les irrita su peinado afro. Estos ataques personales van m¨¢s all¨¢ de las cr¨ªticas que recibe por su defensa f¨¦rrea, a veces agresiva, del presidente Emmanuel Macron. Ndiaye, que da un vago aire obamaniano y progresista al equipo de tecn¨®cratas centroderechistas que rodean a Macron, saca de sus casillas a la Francia m¨¢s reaccionaria.
¡°Cuando llegu¨¦ a Francia para estudiar en el liceo, los alumnos me preguntaban si viv¨ªa en una caba?a y si hab¨ªa electricidad. El desconocimiento me dejaba estupefacta¡±, dice a los corresponsales del grupo de diarios europeos LENA. ¡°Ahora, cuando ven mis cabellos y dicen que voy mal peinada, ?no me hace ninguna gracia, dado el tiempo que me toma cada ma?ana!¡±, sonr¨ªe.
Ndiaye cree que, en la mente de muchos franceses, existen dos tipos de negros. ¡°Caricaturizo¡±, precisa. Pero a?ade: ¡°Para la extrema derecha, el negro es un incapaz, un vago. Para la extrema izquierda, el negro es, o el que vive en el extrarradio y las pasa canutas, o el que ha cruzado el Mediterr¨¢neo en una embarcaci¨®n precaria. Yo no entro en ninguna de las dos categor¨ªas¡±.
Su padre era musulm¨¢n; su madre, cat¨®lica. Ella, que es atea, recuerda que a los 7 u 8 a?os, en Dakar, despu¨¦s de la oraci¨®n de los viernes, su padre la llevaba a cumplir uno de los pilares del islam: la caridad. ¡°Mi compromiso viene del ruido de las cajas de hierro blanco de concentrado de tomate en las que ta?¨ªan las moneditas que los ni?os mendigos agitaban. ?bamos en un bello autom¨®vil porque mis padres eran acomodados. Yo le preguntaba a mi padre, que era de origen extremadamente modesto: '?Por qu¨¦? ?Por qu¨¦ estoy al otro lado de la barrera, y ellos en el otro?' ?l me respond¨ªa: ¡®Act¨²a de modo que esto deje de existir'¡±.
Cuando su padre enferm¨® de c¨¢ncer, la envi¨® a Francia a estudiar. El padre muri¨®. Cuenta que su madre, viuda, afront¨® graves dificultades econ¨®micas. Ndiaye vivi¨® en Francia la vida de la estudiante con trabajos para llegar a final de mes, fue activa en el sindicato UNEF, pis¨® la banlieue. Conoci¨® a quien ser¨ªa su marido, un hombre ¡°mucho m¨¢s a la izquierda¡± que La Rep¨²blica en marcha, el partido de Ndiaye y de Macron, lo que ¡°da pie a discusiones animadas en casa, pero siempre respetuosas¡±. Entr¨® en pol¨ªtica y trabaj¨® con dirigentes socialistas, hasta que se cruz¨® con Macron. En 2014, adopt¨® la nacionalidad francesa tras la muerte de su madre. ¡°Era el ¨²ltimo v¨ªnculo que me ligaba al Senegal y, cuando muri¨®, me sent¨ª preparada¡±, explica. Influy¨® tambi¨¦n la posible victoria de Marine Le Pen, candidata de la extrema derecha en las elecciones presidenciales de 2017, que acab¨® ganando Macron. ¡°Mi marido me dec¨ªa: ?Sabes? Preferir¨ªa que seas de la misma nacionalidad que tus hijos, porque no sabemos lo que ocurrir¨¢¡±.
Francia es ¡°una sociedad atormentada respecto a su historia, en particular su historia colonial¡±, sostiene. Y menciona los interrogantes que angustian a algunos conciudadanos respecto a la identidad francesa. ¡°Estas angustias, que no son mayoritarias pero que, desde hace unos a?os, se expresan bastante libremente, cristalizan en torno a personas que provienen de pa¨ªses de ?frica donde la cultura musulmana est¨¢ extendida y que Francia coloniz¨®¡±, argumenta.
Las angustias se traducen, por ejemplo, en las pol¨¦micas reiteradas sobre el velo con el que algunas mujeres musulmanas se cubren el cabello. ¡°Mi convicci¨®n feminista es que el velo es m¨¢s bien un s¨ªmbolo de opresi¨®n de la mujer. Mi convicci¨®n pol¨ªtica es que puedo convencer a las mujeres¡±, responde, en una s¨ªntesis delicada entre la Francia de la unidad republicana que rechaza cualquier comunitarismo, y la que acepta que esta es una sociedad diversa con grupos que se sienten despreciados. ¡°Prefiero situarme en el terreno de la inclusi¨®n, construyendo una forma de di¨¢logo. Quiz¨¢ porque soy una mujer negra. He vivido demasiado lo que significa quedar apartada", afirma.
Al ser nombrada consejera de comunicaci¨®n del El¨ªseo en 2017, tras la victoria de Macron, y secretaria de Estado desde marzo, Ndiaye recibi¨® cartas de mujeres j¨®venes que la ven como modelo. No se siente c¨®moda con este papel. ¡°No tengo la impresi¨®n de tener un recorrido ejemplar¡±, confiesa. ¡°Tengo la impresi¨®n de haber tenido mucha suerte y de haber trabajado mucho, de haber sacrificado momentos en la vida familiar. Pero no me dedico la reivindicaci¨®n de una identidad o de una posici¨®n¡±.
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