Bojay¨¢ despide a sus muertos
La poblaci¨®n del pac¨ªfico colombiano entierra a un centenar de v¨ªctimas de una de las peores masacres del pa¨ªs, mientras alertan de que puede volver a ocurrir
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¡°H¨¢gale, que si usted no est¨¢ en condici¨®n, les rociamos gasolina¡±.La orden perentoria era de guerrilleros de las FARC que a¨²n estaban en combates con los paramilitares y, en medio de ese enfrentamiento, lanzaron un cilindro hechizo con tan mal tino que cay¨® justo en la iglesia de Bojay¨¢ donde se hab¨ªan refugiado muchos de sus habitantes.
Hab¨ªan pasado apenas unos d¨ªas del imborrable 2 de mayo de 2002, que caus¨® la muerte de un centenar de personas, entre ellas muchos ni?os y beb¨¦s por nacer. Domingo Chal¨¢, el sepulturero de entonces y de ahora, les dijo a los armados: ¡°No, no, no, venga yo me comprometo, me siento capacitado, merecen sepultura¡±. Pidi¨® que le consiguieran una caja de aguardiente y, en compa?¨ªa de otros sepultureros, pero bajo la presi¨®n de las balas, los sepult¨® en fosas comunes y emprendi¨® la labor que culmina este lunes con el entierro final de las v¨ªctimas, tras un proceso de identificaci¨®n hecho por forenses.
Domingo, con su carn¨¦ de sepulturero encanecido y colgado en el lado izquierdo de su camiseta, lo recuerda diecisiete a?os despu¨¦s, antes de uno de los funerales colectivos m¨¢s grandes y dolorosos en la historia de la guerra reciente de Colombia: el de las v¨ªctimas de la masacre de Bojay¨¢. Un duelo detenido en el tiempo para un pueblo que a¨²n tiene miedo.
Sin saberlo, Domingo logr¨® que no se perdiera la memoria de esa masacre y que este domingo existan restos que velar. Agricultor y cantante, convirti¨® esos recuerdos dolorosos, aquellas im¨¢genes del ¡°gran desastre¡±, como suele decir, en varias composiciones musicales como la que titul¨® 2 de mayo.
Bojay¨¢ por estos d¨ªas es un solo c¨¢ntico de lamento. Cada hora se escuchan alabaos, cantos ancestrales de despedida para los adultos y gual¨ªes, para los ni?os ca¨ªdos en esa masacre. En unas salas calurosas y h¨²medas, fiscales y forenses explican a cada familia c¨®mo murieron sus parientes y buscan darles certeza de que son ellos, los suyos. Tantos a?os de dolor han dejado un cuero de desconfianza y entonces, algunas familias piden sacar los restos del cofre y que les armen los huesos. Quieren un ¨²ltimo recuerdo. Luego, si el muerto es un ni?o, ingresan los sabedores y cantadores, cubren el cofre con una s¨¢bana de flores y suena un gual¨ª estremecedor. As¨ª, una y otra vez.
A esta hora sigue el velorio de las v¨ªctimas de #Bojaya Alabaos y rezos para despedir a los muertos. pic.twitter.com/ySp3Hhspuv
— Catalina Oquendo (@cataoquendo) November 18, 2019
Heiler Mart¨ªnez acaba de salir de una de esas salas. Se ve recio y carga un cofre blanco. Lleva a uno de los 7 hijos y la esposa que perdi¨® en la masacre. En fila india, amigos y familiares le ayudan a cargar los cofres de Heidi, Raquel, Heisi, Yasaira, Eida y de la esposa, Luz del Carmen Palacios, que estaba embarazada de 7 meses cuando ocurri¨® la matanza.
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Los llevan hacia el auditorio del pueblo, donde se unen a otros cofres. En el escenario hay en total 100 cajones. Blancos, que representan los ni?os, y caf¨¦s, para los adultos. Sobre ellos, flores blancas, algunas fotos con los nombres y hasta sus apodos: ¡°Walter Mena Papi, 15 a?os¡±, o ¡°Ana Cecilia Florecita, 19 a?os¡± y algunos mensajes de despedida. Los hijos de Heiler ocupan la quinta fila del escenario y en lugar de fotos, llevan un dibujo de un ¨¢ngel negro con cara de ni?o.
¡°Tener las cosas claras me hace sentir un poquito mejor. Saber que una de las m¨ªas ten¨ªa una cicatriz y que ah¨ª en la explicaci¨®n sali¨® que s¨ª, me da tranquilidad¡±, dice Heiler, 45 a?os, y sobreviviente de la masacre. Ese d¨ªa, ¨¦l estaba con su familia en la iglesia. ¡°Sobreviv¨ª porque no era mi hora¡±.
Pero tranquilidad no es ausencia de dolor. Heiler parece un roble con muchas capas, retom¨® su vida y ahora tiene 4 hijos, pero sigue con los otros en la cabeza. Se ve cansado y es cuando confiesa que hace mucho no duerme bien. Sufre insomnio. ¡°Doy vueltas, veo televisi¨®n, no s¨¦ por qu¨¦, me pongo triste¡±. ?Y qu¨¦ hace cuando eso pasa? Heiler se queda en silencio unos instantes: ¡°cuando estoy as¨ª, tomo trago¡±.
Voto por la paz
Identificar a las v¨ªctimas y hacerles un duelo con las tradiciones afrodescendientes era un pedido a gritos de la comunidad. Cuando ocurri¨® la masacre, los cuerpos fueron enterrados en fosas comunes y los pobladores se desplazaron. Hubo familias como la de Yorleisis Rivas Mena, que rezaron ante una tumba durante a?os sin saber que los restos de la verdadera ni?a estaban en un laboratorio en Bogot¨¢. Otros estaban mezclados en fosas y fue dif¨ªcil su reconocimiento. ¡°Hab¨ªa muchas inconsistencias y por eso era necesaria la identificaci¨®n. Esta es la segunda vez que podemos estar realmente frente a nuestros muertos. No hab¨ªamos podido desarrollar nuestro duelo y esto es sanador¡±, dice Adyero Atim, su nombre ugand¨¦s adoptado, integrante del Comit¨¦ por los Derechos de las V¨ªctimas de Bojay¨¢.
El proceso de identificaci¨®n comenz¨® con otro hecho in¨¦dito en este pueblo. En noviembre de 2015, en el marco de los acuerdos de paz con las FARC, varios de sus comandantes hicieron un acto de perd¨®n ante la comunidad. Nunca llegaron, sin embargo, el perd¨®n de los paramilitares ni del Estado que omiti¨® las alertas tempranas que indicaban que esto podr¨ªa ocurrir. A pesar del dolor, Bojay¨¢ le dio una lecci¨®n a Colombia: el 96% de sus habitantes votaron s¨ª en el plebiscito por la paz.
En ese contexto, la comunidad le exigi¨® a la Fiscal¨ªa una identificaci¨®n adecuada de sus muertos, como reparaci¨®n, y los cuerpos fueron exhumados y llevados a Medell¨ªn. Despu¨¦s de dos a?os, los forenses entregaron los restos que son velados toda la madrugada en un polideportivo. Aunque no est¨¢n todos. ¡°Todav¨ªa hay preocupaciones. Por ejemplo, que tenemos 10 desaparecidos¡±, explic¨® Jos¨¦ De la Cruz Valencia, l¨ªder del Comit¨¦. Por eso, sus cofres vac¨ªos estar¨¢n abiertos durante el funeral. En el proceso, adem¨¢s, se encontraron dos personas en fosas ¡ªun ni?o de entre 4 y 5 a?os y un adulto¡ª que a¨²n no tienen doliente.
En el conflicto
Esta semana, Bojay¨¢ es un hervidero de funcionarios de distintas organizaciones que llegan para el evento y luego se van. Esta es quiz¨¢ una de las masacres m¨¢s conocidas de Colombia, por el n¨²mero de v¨ªctimas, pero la realidad es que a¨²n persiste el miedo.
Con quien se habla en cualquier esquina repite la frase: ¡°cuidado, esto puede volver a pasar¡± o como asegura Domingo, el momento se parece ¡°a ese silencio previo de aquella vez¡± y cuentan que evitan ir al campo por temor a los armados. Si bien ya no existen las FARC en este territorio, campo adentro se sabe de presencia de grupos paramilitares y de miembros de otra guerrilla, el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional, que se est¨¢n agrupando a pesar de las alertas tempranas que le han enviado al Gobierno de Iv¨¢n Duque desde febrero de 2019. ¡°Bojay¨¢ sigue en medio del conflicto y no hemos tenido respuesta, como en aquella oportunidad¡±, remarca otra persona.
¡°Despu¨¦s del acuerdo de paz estuvimos con a?o y medio muy tranquilos, pero no hubo estrategia de ocupaci¨®n estatal cuando las FARC dejaron las armas. Ahora est¨¢ el ELN que lleg¨® a lugares donde antes no estaba, y est¨¢n los paramilitares del Clan del Golfo, los gaitanistas¡±, dice el sacerdote Albeiro Parra, de la Di¨®cesis de Quibd¨®. ¡°M¨¢s que el narcotr¨¢fico, lo que hay detr¨¢s son intereses econ¨®micos de sacar a las comunidades de sus territorios¡±.
La iglesia alerta a Iv¨¢n Duque sobre inminente riesgo de una nueva masacre en Bojay¨¢
Los representantes de la Di¨®cesis de Quibd¨® enviaron al presidente de Iv¨¢n Duque una carta abierta en la que alertan sobre el inminente riesgo de una nueva masacre en Bojay¨¢. El documento denuncia tambi¨¦n reclutamiento de menores, instalaci¨®n de minas antipersonales, la presencia de grupos armados en los cascos urbanos y el confinamiento de poblaciones rurales.
¡°(¡) nuevamente se percibe una actitud omisiva y complaciente con el accionar de los actores armados. De lo contrario, no se entender¨ªa c¨®mo en el municipio de Bojay¨¢, el control territorial lo ejercen el ELN y los grupos paramilitares de las AGC en las cuencas de los r¨ªos Opogad¨®, Napip¨ª y Bojay¨¢¡±, dice el documento conocido en la ceremonia de despedida al centenar de muertos.
¡°Hoy estamos frente a los muertos pero tambi¨¦n frente al miedo. Nos sentimos cansados de recoger muertos. Ojal¨¢ no vuelva a pasar una masacre como esa¡±, agreg¨® Leyner Palacios, que perdi¨® a 32 familiares y es l¨ªder de la Comisi¨®n Inter¨¦tnica de la Verdad del Pacifico.
Ni el presidente Iv¨¢n Duque ni los Altos Consejeros Presidenciales se hicieron presentes en la ceremonia, lo cual caus¨® desaz¨®n en la comunidad que quer¨ªa hablar del conflicto que viven. Estuvieron Ram¨®n Rodr¨ªguez, director de la Unidad para las V¨ªctimas y el Centro de Memoria Hist¨®rica, Dar¨ªo Acevedo. Y los embajadores Gautier Mignot, de Francia; John Petter Opdahl, de Noruega; Christina Prefontaine, consejera pol¨ªtica de la Embajada de Canad¨¢; el presidente de la Comisi¨®n de la Verdad, Francisco de Roux y Alberto Brunori Representante de la Alta Comisionado de la ONU para Derechos Humanos.
Por eso este funeral es un espacio de duelo pero tambi¨¦n un grito de alerta para que no vuelva a ocurrir lo de aquel 2 de mayo de 2002 a las 10:20 de la ma?ana, y los habitantes de Bojay¨¢ no queden de nuevo en medio de los combates de grupos armados y a merced de lo que pueda pasar en esa guerra. Los muertos de la masacre pasar¨¢n la noche en medio de alabaos y rezos de la familia extendida que es Bojay¨¢. Este d¨ªa, Domingo Chal¨¢, volver¨¢ a encontrarse con ellos como aquel 2 de mayo de 2002. Los acompa?ar¨¢, como ¨¦l dice, a hacer ¡°el ¨²ltimo paseo para que descansen en paz¡±.
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