200 euros de multa por tirar una colilla al suelo en Bruselas
La capital belga cuadruplicar¨¢ la sanci¨®n a pagar por los fumadores menos educados
Hace tiempo que los cigarrillos desaparecieron de los restaurantes, bares y discotecas de casi toda Europa ¡ªen Austria la prohibici¨®n solo entr¨® en vigor hace apenas tres semanas¡ª. Pero la guerra contra el tabaco tiene otros frentes abiertos. Harto de la suciedad y contaminaci¨®n que generan las colillas, el Ayuntamiento de Bruselas ha anunciado esta semana que cuadruplicar¨¢ las multas para todos aquellos que sean pillados in fraganti lanzando los restos del cigarrillo al suelo. A partir de 2020, la sanci¨®n por el gesto de incivismo pasar¨¢ a costar de 50 a 200 euros. Para detectar a los infractores, se reforzar¨¢ la cuadrilla de agentes antitabaco de seis a nueve efectivos, que recorrer¨¢n las calles de la ciudad ojo avizor.
En teor¨ªa, no les costar¨¢ demasiado empezar a golpear el bolsillo de fumadores incautos. Las restricciones al tabaco en locales de ocio y oficinas sacan cada d¨ªa a las puertas de edificios y establecimientos a millones de fumadores. A ellos se suman los que conducen, caminan o descansan en un banco o una terraza entre caladas. Los ceniceros no siempre est¨¢n al alcance de la mano, por lo que en lugar de buscar el contenedor de basura m¨¢s cercano, el destino de las colillas acaba siendo en muchos casos el suelo de la calle, la hierba del parque o la arena de la playa. Para que sea m¨¢s dif¨ªcil poner excusas, la iniciativa ir¨¢ acompa?ada de la instalaci¨®n de m¨¢s ceniceros urbanos y de una campa?a de sensibilizaci¨®n.
Pese al anuncio, B¨¦lgica no es precisamente un pa¨ªs mod¨¦lico en el combate contra el tabaquismo. El pasado 1 de noviembre se convirti¨® en el ¨²ltimo Estado de la Uni¨®n Europea en aumentar la edad legal para comprar cigarrillos de 16 a 18 a?os ¡ªEspa?a lo hizo en 2006 y la ciudad de Nueva York ya la ha establecido en 21 a?os¡ª.
Ahora, busca hacer frente a sus efectos colaterales en forma de desechos. La medida ha sido promovida por la concejala de Los Verdes Zoubida Jellab. Su partido forma parte de la ola verde que ha ganado tracci¨®n en Europa en los ¨²ltimos meses, y ya es el m¨¢s votado en la regi¨®n de Bruselas, donde cuenta con una amplia presencia municipal. La edil ha aclarado que el objetivo no es llenar las arcas p¨²blicas a costa de fumadores poco educados, sino frenar los r¨ªos de colillas que ensucian la ciudad y dejan una imagen desastrosa en la retina del visitante.
M¨¢s all¨¢ del caso particular de Bruselas, la propuesta se ha convertido en un sello de los partidos ecologistas. En Portugal la lleva en su programa el PAN ¡ªsiglas de Personas-Animales-Naturaleza¡ª, que ha multiplicado su presencia en el Parlamento de 1 a 4 diputados en los recientes comicios de noviembre. En su caso, la sanci¨®n que quieren impulsar es incluso m¨¢s severa: reclama que los fumadores que arrojen una colilla al suelo paguen 500 euros. Pero quien la ha llevado a la pr¨¢ctica, y de un modo m¨¢s contundente, ha sido el Partido Socialista en Lisboa, donde puede salir por 1.500 euros.
El problema ha llamado la atenci¨®n de ONG y grandes organismos. La Comisi¨®n Europea ha advertido repetidamente del da?o ambiental que supone tirar colillas al suelo. Estima que el filtro de un cigarrillo puede contaminar entre 500 y 1.000 litros de agua, y calcula que tarda 12 a?os en desintegrarse. Bruselas ha sacado adelante una ley para que las tabaqueras asuman su parte de responsabilidad: los Estados miembros tendr¨¢n que garantizar que pagan la recolecci¨®n, el transporte y el tratamiento de los filtros.
La regi¨®n de Bruselas ya ha dado pasos en ese sentido. Se ha apresurado a instar a la industria del tabaco a que se haga cargo de la factura en servicios de limpieza, una cuenta que sale cara teniendo en cuenta que cada d¨ªa se tiran al suelo 10 millones de colillas en B¨¦lgica, buena parte de ellas en la capital.
En 2020, B¨¦lgica impondr¨¢ nuevas restricciones: las tabaqueras deber¨¢n unificar sus paquetes a uno neutro de color oscuro, menos atractivo, una v¨ªa ya explorada con ¨¦xito en pa¨ªses como Australia, Nueva Zelanda o Francia. Adem¨¢s, se prohibir¨¢n los cigarrillos mentolados, especialmente solicitados por los m¨¢s j¨®venes.
Los que ni as¨ª se animen a dejarlo y sigan aplastando el cigarrillo contra el suelo en las calles de Bruselas, tal vez un d¨ªa se encuentren con un agente tendi¨¦ndole un recibo al levantar la vista. La mayor¨ªa, sin embargo, podr¨¢ seguir haci¨¦ndolo sin m¨¢s problema que su propia conciencia c¨ªvica y ambiental: cada agente toca a miles de fumadores.
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