Cuenta atr¨¢s en Irak para encontrar un nuevo primer ministro
La protesta popular dificulta el habitual mercadeo de los pol¨ªticos para acordar un candidato
Irak afronta a medianoche de este jueves el fin del plazo para que su presidente, Barham Salih, nombre a un primer ministro en sustituci¨®n de Adel Abdelmahdi. Durante los 15 d¨ªas transcurridos desde su dimisi¨®n, los principales grupos pol¨ªticos han sido incapaces de encontrar un candidato de consenso. Adem¨¢s, los tres o cuatro nombres avanzados han chocado con el rechazo popular. Salih contempla extender las consultas hasta el domingo.
Formalmente, la ¡°mayor coalici¨®n¡± en el seno del Parlamento debe presentar un candidato al presidente y este someterlo a la votaci¨®n de los diputados. El problema es determinar cu¨¢l es ese bloque mayoritario. Ni la Constituci¨®n ni las leyes electorales establecieron si se refer¨ªa al grupo que obtuviera mayor n¨²mero de esca?os tras los comicios o a aquel que lograra aunar el mayor n¨²mero de diputados tras constituirse la legislatura.
El presidente ha pedido a la C¨¢mara que identificara el bloque mayoritario. Esta ha respondido que es el mismo que nombr¨® al primer ministro en 2018, lo cual devuelve el problema a la casilla de salida. A pesar del virtual empate de las elecciones (las tres listas m¨¢s votadas obtuvieron 54, 47 y 42 esca?os de un total de 329), la duda no lleg¨® a resolverse al acordar dos de ellas el respaldo de Abdelmahdi. Sin embargo, los numerosos cambios de alianzas parlamentarias descabalan aquella ecuaci¨®n.
Adem¨¢s, la protesta popular ha introducido una variable inesperada. Si hasta ahora el primer ministro deb¨ªa contar con el visto bueno de Ir¨¢n y de EE UU, m¨¢s la bendici¨®n del gran ayatol¨¢ Ali Sistani, las protestas que desde hace tres meses sacuden Irak exigen una figura que al menos cuente con la aprobaci¨®n de un amplio sector de los manifestantes. Estos no se conforman con un simple cambio de cara, sino que insisten en renovar un sistema pol¨ªtico que consideran sectario y corrupto.
Consciente de ello, el astuto cl¨¦rigo Muqtada al Sadr ha alineado su grupo, Sairun, con la movilizaci¨®n popular, a la vez que en un gui?o populista suger¨ªa que la elecci¨®n se hiciera en las plazas. Sin embargo, Hadi al Ameri, l¨ªder del segundo bloque, Fatah (Conquista), y considerado el hombre de Teher¨¢n, ha ampliado sus apoyos con otros grupos afines; la alianza Binaa intenta consensuar un candidato que pueda pasar la votaci¨®n parlamentaria.
Durante las ¨²ltimas dos semanas, cada vez que se filtraba un nombre, su imagen aparec¨ªa en la plaza de Tahrir de Bagdad, epicentro de las protestas, tachado con una cruz en tinta roja. Ni Qusai al Suhail, el actual ministro en funciones de Ense?anza Superior, ni Mustafa al Kadhemi, responsable de los servicios secretos, ni Asaad al Edani, gobernador de Basora, ni Raed Juhi, expresidente del tribunal especial que juzg¨® a Sadam Husein, han merecido el menor inter¨¦s de los manifestantes.
En medio de la confusi¨®n reinante, el diputado m¨¢s alborotador del Parlamento, Faiq al Sheij Ali, se ha propuesto a s¨ª mismo como candidato a primer ministro en una carta dirigida al presidente y que ha difundido por sus redes sociales. Ali, un liberal cr¨ªtico con las autoridades, se present¨® a las elecciones al frente de una lista laica que ped¨ªa el voto de ¡°los amantes del vino¡± a los que promet¨ªa defender. Su ocurrencia ha suscitado un moment¨¢neo entusiasmo.
No est¨¢ claro qu¨¦ suceder¨¢ a partir de medianoche (o del domingo, en caso de que se extienda el plazo) si Salih no consigue un candidato que logre el necesario respaldo parlamentario. Algunos analistas interpretan que, seg¨²n la Constituci¨®n, el presidente podr¨ªa asumir la jefatura del Gobierno. Sin embargo, otros lo cuestionan y recuerdan que el propio Abdelmahdi anunci¨® el martes que permanecer¨ªa como primer ministro en funciones hasta que se encuentre un sustituto.
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