Los Balcanes: europeos en busca de luz al final del t¨²nel

Serbia, Albania y Bosnia est¨¢n embarcadas, a distintos ritmos, en el mismo largo y proceloso viaje: ingresar en la UE. Este es el retrato de la situaci¨®n de tres pa¨ªses que suman 13 millones de personas y aspiran a entrar en el club comunitario

Serbia, Albania y Bosnia est¨¢n embarcadas, a distintos ritmos, en el mismo largo y proceloso viaje: ingresar en la UE. Este es el retrato de la situaci¨®n de tres pa¨ªses que suman 13 millones de personas y aspiran a entrar en el club comunitario.

Los serbios votan este domingo en las elecciones parlamentarias que deb¨ªan haberse celebrado el pasado abril, pero se pospusieron por la pandemia. Albania est¨¢ inmersa desde 2014 en una reforma de lentitud exasperante, la del sistema judicial, con el objetivo de sanear la administraci¨®n de justicia y conjurar la permanente sospecha de corrupci¨®n y conexiones con el crimen organizado. M¨¢s lejos de la UE y en una suerte de limbo, Bosnia es el ¨²nico pa¨ªs de la zona, junto con Kosovo, que ni est¨¢ en la Uni¨®n ni es t¨¦cnicamente candidato a integrarla. En los tres pa¨ªses, un permanente tema de fondo: el lento, agitado y fatigoso proceso de incorporaci¨®n a la Uni¨®n Europea. Albania y Macedonia del Norte recibieron el pasado marzo luz verde al inicio de las negociaciones de adhesi¨®n, tras un endurecimiento del proceso. Dos meses m¨¢s tarde, la UE celebr¨® una cumbre por videoconferencia con los pa¨ªses de los Balcanes occidentales para reafirmar su compromiso (se aprobaron hasta 3.300 millones de euros de ayudas para paliar los efectos de la epidemia) y salir al paso de la creciente influencia de China y Rusia. ¡°Los Balcanes occidentales pertenecen a la UE, no hay ninguna duda al respecto¡±, dijo la presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen. Pero tambi¨¦n les record¨® que, para unirse finalmente al club, todav¨ªa deben hacer importantes esfuerzos de lucha contra la corrupci¨®n y para adoptar plenamente valores fundamentales de la Uni¨®n.

EL PA?S recorri¨® entre finales de 2019 y principios de 2020 Serbia, Albania y Bosnia para dibujar el retrato de tres pa¨ªses y 13 millones de personas que sue?an con entrar en la UE.

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Cap. 1 Serbia

Una protesta por los viejos y los nuevos males de Serbia

El mayor movimiento desde el levantamiento que acab¨® con Milosevic pierde fuelle, mientras la oposici¨®n centra sus esfuerzos en boicotear las elecciones.

En la sede del partido de Borko Stefanovic, en una larga avenida comercial de Belgrado, una fotograf¨ªa enmarcada recuerda el momento, hace un a?o y medio, en el que empez¨® todo y, a la vez, nada. En la imagen, Stefanovic, un pol¨ªtico de la oposici¨®n al presidente Aleksandar Vucic, muestra una camisa blanca ensangrentada en una rueda de prensa para denunciar que varios encapuchados con pu?os americanos le acababan de agredir al entrar a un mitin en Krusevac, en el sur de Serbia. ¡°Era de noche y lleg¨¢bamos unos minutos tarde, as¨ª que la mayor¨ªa de personas estaban ya dentro del centro comunitario. Al acercarme a la entrada principal vi a tres hombres con pasamonta?as negros, de pie en una zona no iluminada. Fue todo en segundos¡­ En cuanto pas¨¦ a su lado, uno me golpe¨® con un pu?o americano. Llevaban tambi¨¦n barras de acero cortas. Al primer golpe en la nuca perd¨ª el conocimiento. Deb¨ª de estar inconsciente como 45 segundos, en los que siguieron peg¨¢ndome en la cabeza. No creo que el presidente lo organizase personalmente, pero s¨ª que ha creado este ambiente de odio, de persecuci¨®n a quien piensa diferente de ¨¦l¡±.

Stefanovic no era una figura particularmente conocida, pero la agresi¨®n fue la gota que colm¨® un vaso que ven¨ªan llenando los viejos males de Serbia (clientelismo, poder de elites y mafias, pobreza, etc¨¦tera) con otros m¨¢s recientes, como la erosi¨®n democr¨¢tica, las tendencias autocr¨¢ticas o la cuasiuniformidad informativa. Dos semanas m¨¢s tarde, miles de personas protestaron en Belgrado bajo el lema ¡°No m¨¢s camisetas ensangrentadas¡±. El presidente respondi¨® que ignorar¨ªa sus demandas incluso si saliesen a las calles cinco millones de personas, es decir, un 70% de la poblaci¨®n del pa¨ªs. La frase salt¨® a las redes sociales y llev¨® a rebautizar como 1od5miliona (1 de 5 millones) el mayor movimiento en Serbia desde el levantamiento que acab¨® con Slobodan Milosevic en 2000. Hasta que el coronavirus oblig¨® a detener las marchas, manten¨ªa el t¨ªtulo de la protesta activa m¨¢s larga en Europa, si bien las manifestaciones que en la primavera de 2019 atra¨ªan a decenas de miles de personas apenas congregaban ¨²ltimamente a cientos, con el liderazgo fragmentado por luchas internas y los escasos r¨¦ditos en manos de Bosko Obradovic, el l¨ªder de un partido ultranacionalista, antiinmigraci¨®n y hom¨®fobo. El presidente, cuyo partido tiene todas las papeletas para arrasar en las elecciones de este domingo, puede dormir tranquilo.

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Arriba, portada de la revista serbia 'NIN' de enero de 2019. Debajo, Borko Stefanovic muestra la camisa que llevaba cuando fue agredido, en noviembre de 2018 en Belgrado, en una imagen facilitada por el Partido de la Libertad y la Justicia.
Arriba, portada de la revista serbia 'NIN' de enero de 2019. Debajo, Borko Stefanovic muestra la camisa que llevaba cuando fue agredido, en noviembre de 2018 en Belgrado, en una imagen facilitada por el Partido de la Libertad y la Justicia.

En enero de 2019, la revista NIN, uno de los pocos medios que no ha tratado de desacreditar la protesta, public¨® en portada una foto con sus tres principales l¨ªderes y un titular: ¡°Acabamos de empezar¡±. Solo uno de ellos sigue hoy en la organizaci¨®n. Los otros dos la abandonaron al considerar que los partidos de la oposici¨®n hab¨ªan secuestrado las marchas para convertirlas en una lucha personal contra Vucic. ¡°Lleg¨® a haber hasta 100 protestas simultaneas en Serbia. Ya en febrero [de 2019] entendimos que se la estaban arrebatando a los movimientos. Ah¨ª empez¨® a ir cuesta abajo¡±, explica Jelena Anasonovic en una cafeter¨ªa del casco hist¨®rico de la capital. ¡°Yo apoyo el boicot electoral, pero cuando empez¨® a gestarse entend¨ª que est¨¢bamos siendo utilizados. Que ¨ªbamos a ser soldaditos en el campo de batalla, sin autonom¨ªa alguna. No era esa nuestra idea inicial. Y si quieren cambiar el sistema y a este Gobierno y al mismo tiempo actuar igual que el Gobierno, yo no quiero formar parte de eso¡±.

El ¡°boicot¡± que menciona Anasonovic es el que efect¨²a el grueso de la oposici¨®n -el Movimiento de Ciudadanos Libres y Alianza por Serbia, una organizaci¨®n paraguas en la que conviven una decena de formaciones, desde la izquierda hasta la extrema derecha- a las elecciones legislativas del domingo, inicialmente previstas para el 26 de abril y aplazadas por la pandemia. Faltan, estiman, las condiciones democr¨¢ticas para que sean una competencia real y solo servir¨¢n para dar una patina de legitimidad ante el mundo a Vucic. El presidente ve en el boicot una estratagema por ¡°miedo¡± a enfrentarse a las urnas "honesta y transparentemente¡±.

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La narrativa de que todos los pol¨ªticos son iguales no es exclusiva de Serbia. Tampoco las candidaturas de broma. Pero en las presidenciales de 2017 en las que arras¨® Vucic, y con apenas 25 a?os de edad, Luka Maksimovic logr¨® casi el 10% de los votos con el personaje Beli (Blanco), una parodia de la clase pol¨ªtica con promesas incumplibles ¡ªconstruir una costa para un pa¨ªs sin salida al mar¡ª, hiperb¨®licas ¡ªlevantar una f¨¢brica de Lamborghini¡ª o sarc¨¢sticas, como ofrecer ¡°tres veces m¨¢s¡± que el resto de pol¨ªticos. ¡°Fue una mezcla de buena suerte, una buena idea y la mala situaci¨®n del pa¨ªs. La gente est¨¢ desesperada y buscaba una salida, incluso en un personaje de ficci¨®n, un pr¨ªncipe con un caballo blanco que les dec¨ªa que iba a construir castillos¡±, se?ala hoy, entre abrumado y arrepentido por la dimensi¨®n que tom¨® lo que empez¨® colgando un v¨ªdeo en Youtube tras fumarse un porro con sus amigos. Maksimovic viste ch¨¢ndal y carga cajas de refrescos en la cafeter¨ªa que regenta con su madre en la localidad de Mladenovac, 50 kil¨®metros al sur de Belgrado. En la puerta a¨²n se ve la esquela por el fallecimiento de su padre. En el interior, los locales fuman y beben rakia, un licor de unos 40 grados t¨ªpico de los Balcanes y Europa Central. A¨²n no es mediod¨ªa.

En Serbia, muchos creen que Maksimovic fue una herramienta del presidente para restar votos a sus verdaderos contrincantes. Vucic ha asegurado, en cambio, que fue el ¨²nico rival que le preocup¨® en las anteriores elecciones. Esta vez se sumar¨¢ al boicot de la oposici¨®n, pero reparte a uno y otro lado del espectro pol¨ªtico: ¡°Hace 30 a?os que la misma gente controla la pol¨ªtica. Y por eso la s¨¢tira era la mejor burla posible. Vucic es uno de los mejores manipuladores de la historia de Serbia. Un tipo loco, un problema para el pa¨ªs y para nuestro futuro. Pero me quito el sombrero ante c¨®mo ha logrado formar una maquinaria de soldados. Chantaje, votos ganados antes de las elecciones, gente tra¨ªda desde todo el pa¨ªs en autobuses para acudir a los m¨ªtines... Son soldados. La oposici¨®n no es tan mala como Vucic, pero es un grupo de intereses. Cuando echemos a Vucic, ?qui¨¦n tomar¨¢ el poder? No hay alternativa. Vucic no es el ¨²nico problema. Tambi¨¦n la oposici¨®n¡±.

Vesna Vlajic

¡°Me dijeron que pidiera a mi hijo, activista, que se calmase o dejar¨ªa de ser directora¡±

En 2016, cuando su hijo se involucr¨® en la creaci¨®n de Beli, la maestra Vesna Vlajic recibi¨® una llamada del alcalde: ¡°Dile que se calme o dejar¨¢s de ser directora¡±, cuenta en una cafeter¨ªa de Mladenovac. Llevaba nueve a?os al frente de la principal escuela de la ciudad y no cedi¨®. ¡°Primero dejaron el presupuesto del centro en el m¨ªnimo que exige la ley. Los ni?os dejaron de ser invitados a programas. En esa ¨¦poca llam¨¦ al alcalde. Le dije que yo no era la escuela, que no castigase a los ni?os. Fue una conversaci¨®n desagradable en la que me solt¨®: 'Sabes lo que tienes que hacer para que la escuela reciba lo que necesita¡±. Las inspecciones pasaron de ser espor¨¢dicas a hasta tres al mes, relata. En 2018 tir¨® la toalla. "Me dejaron claro que iba a ser despedida al a?o siguiente. No pod¨ªa pelear contra eso y pasar un a?o as¨ª no ten¨ªa sentido. Al dimitir pod¨ªa seguir ense?ando. No me siento humillada porque yo misma me fui¡±.

A¨²n m¨¢s al sudeste de Belgrado est¨¢ Smederevska Palanka, una ciudad de 50.000 habitantes en la que priman el gris y el marr¨®n. El esqueleto de un estadio de baloncesto que nunca vio la luz o los famosos coches Yugo, construidos durante la ¨¦poca socialista, retrotraen a otra ¨¦poca. Tambi¨¦n el letrero de la f¨¢brica ferroviaria de Gosa. Fundada en 1923, durante el Reino de los serbios, croatas y eslovenos, fue motivo de orgullo durante los a?os de Tito y de verg¨¹enza en 2017 -ya privatizada-, cuando uno de sus trabajadores se suicid¨® tras 15 meses sin cobrar. Un a?o despu¨¦s, Gosa quebr¨®.

Arriba, letrero de la f¨¢brica ferroviaria de Gosa. Abajo, protesta de 1od5miliona en Belgrado, a finales de 2019
Arriba, letrero de la f¨¢brica ferroviaria de Gosa. Abajo, protesta de 1od5miliona en Belgrado, a finales de 2019DADO DJILAS

Voces contra el presidente Vucic

Luka Maksimovic. 27 a?os

Ahora tiene la mente en otra cosa (triunfar en la m¨²sica con su grupo El Presidente (as¨ª, en espa?ol) y trabajar en la modesta cafeter¨ªa familiar en la ciudad de Mladenovac), pero hace apenas tres a?os Maksimovic logr¨® casi un 10% de los votos con una candidatura par¨®dica en las elecciones presidenciales. Tiene 27 a?os, fuma en cadena y sonr¨ªe todo el tiempo. ¡°Estamos en el peor momento porque hay en el Gobierno una organizaci¨®n criminal: gente sin conocimientos, con t¨ªtulos falsos...¡±

Bosko Obradovic. 43 a?os

La protesta contra el presidente ha perdido mucho fuelle, pero si alguien est¨¢ obteniendo r¨¦ditos es Bosko Obradovic. Su lenguaje directo, su presencia imponente y su mensaje nacionalista y ultraconservador granjean bastantes apoyos a su formaci¨®n, Dveri. Las marchas, en las que ha pasado de participar en segundo plano a ocupar el centro de las fotos, le han servido de altavoz. ¡°No somos hom¨®fobos, apoyamos los valores de la familia¡±

Petar Beljic. 22 a?os

Milita en el Partido Dem¨®crata y participa en la organizaci¨®n de las protestas contra el presidente. Viste una camiseta con la palabra ¡°h¨¦roe¡± y la imagen de Alexander Obradovic, un empleado de una f¨¢brica de armamento que estuvo encarcelado por filtrar documentos que presuntamente implican al padre del ministro del Interior en una compra a precio reducido de armamento que acab¨® en manos del ISIS en Yemen. La detenci¨®n, el pasado septiembre, solo se supo semanas m¨¢s tarde, cuando la revel¨® un semanario. "Un a?o de manifestaciones es mucho tiempo. La gente est¨¢ cansada. Adem¨¢s, tanto esc¨¢ndalo anestesia¡±

Jelena Anasonovic. 25 a?os

En apenas unos meses, ha pasado por tres fases bien distintas: primero, estudiante universitaria en Belgrado; despu¨¦s, s¨ªmbolo y cara visible de las protestas contra Vucic y, ahora, desencantada con un movimiento que considera raptado por la oposici¨®n. Apenas habla con los medios, dice, para no dar munici¨®n a los partidarios del presidente. ¡°Al principio de las protestas registramos el nombre del movimiento precisamente para intentar salvaguardarlo de los pol¨ªticos¡±

Liliana Pesic. 70 a?os

No se pierde una de las manifestaciones semanales contra el presidente Vucic. "Venimos cada s¨¢bado¡±, dice mientras se?ala a su grupo de amigas?. ¡°Serbia ya no es una democracia. Los jueces son del presidente y es la mafia la que dirige el Estado¡±.

Las m¨²ltiples farmacias y casas de cambio dan cuenta del presente: los ancianos se quedan, los j¨®venes emigran. Una de las bromas en los Balcanes es que si sus pa¨ªses no entran en la UE, lo har¨¢n sus ciudadanos¡­, uno por uno. Serbia, como el resto de los Balcanes, sufre un declive demogr¨¢fico potenciado por una fuerte migraci¨®n juvenil. Cada a?o, entre 40.000 y 50.000 personas abandonan el pa¨ªs. Serbia tiene hoy unos siete millones de habitantes. Se calcula que en 2050 ser¨¢n solo 5,8 millones.

Cristina tiene 36 a?os y es licenciada en Literatura, pero vive con sus padres porque est¨¢ en el paro. ¡°?C¨®mo voy a formar as¨ª una familia? Tengo las manos atadas¡­ Por formaci¨®n, podr¨ªa trabajar como periodista o en una librer¨ªa, pero en esos sitios la gente consigue trabajos por pol¨ªtica o conexiones¡±, asegura con gesto de hartazgo en una cafeter¨ªa. Su amiga Marija asiente y cuenta que se afili¨® hace una d¨¦cada al partido que entonces gobernaba, el Democr¨¢tico, cuando Boris Tadic era presidente. ¡°Era vox populi que si lo hac¨ªas era m¨¢s f¨¢cil lograr trabajo¡±, admite. Al final, cuenta, lo encontr¨® sin necesidad de recurrir al tr¨¢fico de influencias. Hoy cobra oficialmente 30.000 dinares (255 euros) y otro tanto en negro, admite. ¡°Y me considero una afortunada, porque prefiero estar en el sector privado, m¨¢s lejos de los politiqueos, y no tengo hijos. Pero de mi calle, todos los de mi generaci¨®n se han ido a Alemania¡±.

Hasta que lleg¨® el coronavirus, Serbia no ven¨ªa atravesando un mal momento econ¨®mico. Era uno de los pa¨ªses europeos que m¨¢s crec¨ªa, por encima del 4%, ha reducido notablemente el desempleo, y la inversi¨®n extranjera directa china hab¨ªa pasado en un lustro de anecd¨®tica a un quinto del total, impulsado el conjunto. Despu¨¦s, con la pandemia, la importancia de la agr¨ªcultura y el escaso peso de sectores como el turismo han hecho que su previsi¨®n de ca¨ªda del PIB sea solo del 3%. Pero el salario medio (468 euros) y las pensiones (224 euros) siguen entre los m¨¢s exiguos de Europa y, en la calle, las historias traslucen a menudo desesperanza por el presente e incertidumbre por el futuro. Como la de Radomir Yovanovic, que tiene 64 a?os y cuenta que trabaj¨® durante 36 en una empresa de maquinaria y herramientas de la que no recibi¨® compensaci¨®n porque se declar¨® en quiebra. O Dragoslav Tarabanovic, de 65, que dibuja un ambiente de control pol¨ªtico que lleva a la resignaci¨®n: ¡°He visto a hombres del partido del presidente llegar en coches a amenazar a la oposici¨®n. Controlan qui¨¦n vota a qui¨¦n¡±.

Zivomir y Rajna Stojanovic

¡°Vamos a votar a Vucic. Nos ha hecho carreteras y todo¡±

Los octogenarios Zivomir y Rajna Stojanovic, marido y mujer, van a votar a Vucic en las pr¨®ximas elecciones y nada tiene que ver el miedo. ¡°Nos ha hecho carreteras y todo. Lo que pasa es que ¨¦l solo no puede arreglar todos los problemas de Serbia. Me gusta su car¨¢cter. ?En qu¨¦ otro pa¨ªs hay un presidente que explica a la prensa por qu¨¦ algo es de una manera o de otra?¡±. Viven principalmente de unas peque?as pensiones de Austria y Francia, donde trabajaron en la siderurgia, que completan con lo que les da el campo.

Vucic es un ejemplo de reinvenci¨®n. Hoy (entre 2014 y 2017 fue primer ministro y, desde entonces, presidente) viste el traje de l¨ªder moderado que defiende con firmeza el ingreso del pa¨ªs en la UE. Hace tres d¨¦cadas era ministro de Informaci¨®n con Milosevic, pronunci¨® en el Parlamento la frase ¡°si mat¨¢is un serbio, mataremos cien musulmanes¡±, diez d¨ªas antes del genocidio de Srebrenica, y despidi¨® entre l¨¢grimas al ultranacionalista Vojislav Seselj de camino a su condena (pas¨® 11 a?os en prisi¨®n) por cr¨ªmenes contra la humanidad durante las guerras de los Balcanes. ¡°En el pasado comet¨ª equivocaciones¡±, ha dicho en m¨¢s de una ocasi¨®n.

Dusan Spasojevic, profesor de sociolog¨ªa pol¨ªtica en la Facultad de Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad de Belgrado, repasa el camino recorrido por Vucic: ¡°En 2008 fund¨® un nuevo partido que dec¨ªa: ¡®ya no somos extrema derecha, sino centro-derecha, proeuropeos¡¯, lo que es una parte significativa de los votantes serbios. Dio a los votantes nacionalistas una alternativa viable y con capacidad para gobernar. Lleg¨® al poder, afront¨® el que se consideraba el principal problema, la corrupci¨®n, arrestando a varios magnates y responsabilizando al Partido Democr¨¢tico. En cierto modo fue percibido como un defensor de la gente de a pie y present¨® a la oposici¨®n como una ¨¦lite alienada. Cl¨¢sica narrativa populista. Ten¨ªa una excelente base de votantes, de un 25%, que elev¨® con elementos no democr¨¢ticos o semidemocr¨¢ticos, como clientelismo o presi¨®n sobre los votantes. Se ha situado en el medio del espectro pol¨ªtico. No es antieuropeo ni antirruso. Y, mientras siga ah¨ª, estar¨¢ seguro¡±.

Los elementos ¡°semidemocr¨¢ticos¡± a los que alude Spasojevic son pr¨¢cticas -denunciadas en las redes sociales y corroboradas por la OSCE en su informe de observaci¨®n de las elecciones de 2017- como el llamado ¡°tren b¨²lgaro¡±: recibir frente al colegio electoral un sobre ya con papeleta y, al salir, entregar a la misma persona un sobre vac¨ªo. O el env¨ªo a ¡°coordinadores¡± de una foto de la papeleta para demostrar el voto, tanto propio como de familiares y amigos. En el a¨²n muy presente sector p¨²blico hay bastantes empleados temporales que no se quieren jugar la renovaci¨®n.

El pragm¨¢tico Vucic ofrece hoy dos cosas que importan mucho a la UE: voluntad de alcanzar un acuerdo con Kosovo ¡ªla exprovincia serbia que en 2008 declar¨® la independencia reconocida desde entonces por un centenar de Estados¡ª y estabilidad. Sobre la primera, Serbia es t¨¦cnicamente candidata a ingresar en la UE en 2025, pero en la pr¨¢ctica no lo har¨¢ sin un acuerdo previo que normalice las relaciones con su antigua provincia. En cualquier caso, solo ha cerrado a¨²n dos de los 35 cap¨ªtulos necesarios. En cuanto a la estabilidad, uno de los t¨¦rminos que m¨¢s suena en boca de los analistas al hablar de Serbia es, precisamente, ¡°estabilitocracia¡±, en referencia a la apuesta por Gobiernos que, sin ser dictaduras, priman el orden y la seguridad sobre los derechos humanos, la transparencia o la rendici¨®n de cuentas. ¡°Es un r¨¦gimen semiautoritario en el que reconozco patrones similares de Polonia y Hungr¨ªa, por un lado, y de Turqu¨ªa, por otro. Un r¨¦gimen formalmente democr¨¢tico con fuerte influencia del Gobierno en distintos aspectos de la vida¡±, resume Spasojevic. La ONG estadounidense Freedom House ha rebajado a ¡°r¨¦gimen h¨ªbrido¡± el estatus democr¨¢tico de Serbia y a ¡°parcialmente libre¡± la consideraci¨®n de libre que manten¨ªa desde la ca¨ªda de Milosevic en 2000. ¡°Los hombres fuertes que mantienen la paz son hoy socios, no por la inestabilidad en los Balcanes, sino por la inestabilidad en Europa¡±, escribe Jasmin Mujanovic, profesor de Ciencia Pol¨ªtica en la universidad estadounidense Elon, en el ensayo Hunger & Fury: The Crisis of Democracy in the Balkans (Hambre y furia: la crisis de la democracia en los Balcanes).

V¨ªdeo explicativo del proceso de adhesi¨®n a la UE.

Uno de los principales elementos del poder presidencial reside en el control de los medios, gracias en parte a la importancia de la publicidad institucional. Todos los canales nacionales de televisi¨®n (seis, entre p¨²blicos y privados) le apoyan. Los principales diarios, por lo general tabloides sensacionalistas muy baratos, tambi¨¦n. ¡°En los ¨²ltimos dos a?os no he aparecido una sola vez en un canal nacional. En este pa¨ªs nos tratan no como oponentes pol¨ªticos, sino como enemigos¡±, asegura Vuk Jeremic, exministro de Exteriores y expresidente de la Asamblea General de la ONU, en la sede de su formaci¨®n, el Partido Popular, de centro-derecha e integrada en Alianza por Serbia. El pa¨ªs ha ca¨ªdo desde 2014 del puesto 54 al 93 en el ?ndice de libertad de prensa que elabora Reporteros sin Fronteras. Aunque finalmente se han retirado los cargos en su contra, una periodista, Ana Lalic, fue arrestada el pasado abril por informar de la falta de equipamiento adecuado ante el coronavirus en un centro m¨¦dico en Novi Sad. Durante las semanas que dur¨® el estado de emergencia, la protesta contra Vucic consisti¨® en hacer ruido desde los domicilios.

El pasado diciembre, decenas de personas bloquearon los tres accesos a la sede de la radiotelevisi¨®n p¨²blica para denunciar su sesgo progubernamental y el silenciamiento de la oposici¨®n. ¡°Han bloqueado la verdad durante ocho a?os, nosotros les bloqueamos durante ocho horas¡±, explicaba a este peri¨®dico ante una de las puertas la estrella ascendente de la protesta, Bosko Obradovic, quien resum¨ªa el ideario del partido que lidera, Dveri: ¡°Somos democristianos, soberanistas y euroesc¨¦pticos porque no queremos que Bruselas nos diga c¨®mo se supone que tenemos que vivir en nuestro pa¨ªs".

D¨ªas despu¨¦s, en la manifestaci¨®n semanal, una furgoneta con grandes amplificadores rellenaba con m¨²sica a todo trapo el vac¨ªo de gente (no llegaban a mil personas) y de escenario para los discursos, con un peque?o podio y un micr¨®fono. La protesta, pr¨¢cticamente sin banderas ni pancartas, no hab¨ªa sido comunicada, pero no hab¨ªa polic¨ªas de uniforme. Petar Beljic, militante del Partido Democr¨¢tico, era uno de los pocos j¨®venes en una protesta con una media de edad elevada. ¡°El r¨¦gimen quiere que pensemos que la gente emigra por dinero, pero lo hace por dignidad, ante la falta de libertad de prensa, el control del poder, el sistema de justicia, la corrupci¨®n... Llevo aqu¨ª un a?o porque quiero que la gente se quede en Serbia¡±.

Cap. 2 Albania

La larga marcha de la justicia en Albania

La reforma del sistema es la principal exigencia de la UE, pero la lentitud del proceso, en curso desde 2014, exaspera a profesionales y ciudadanos.

Hasta que EEUU, tan discretamente proactivo en los Balcanes, no dio un manotazo en la mesa, cuenta divertido un periodista local, la reforma del poder judicial languidec¨ªa en Albania entre meandros de inercia y connivencia, pese a que la Uni¨®n Europea puso hace m¨¢s de una d¨¦cada como condici¨®n para el ingreso de Tirana un radical lavado de cara a la judicatura. Darle la vuelta al sistema como un calcet¨ªn ¡ªsanearlo y modernizarlo, en suma¡ª era, y es, el pilar de las cinco reformas exigidas para la membres¨ªa al antiguo pa¨ªs comunista, por su efecto transformador en otras clave como la lucha contra la corrupci¨®n y el crimen organizado.

Lanzada en 2014, adoptada en el Parlamento en 2016, renqueante, la transformaci¨®n ¡ªmonitoreada y financiada por la UE¡ª consiste en la reevaluaci¨®n de jueces y fiscales y la creaci¨®n de nuevos ¨®rganos de gobierno. Adem¨¢s de la independencia y la eficacia a la hora de administrar justicia, el objetivo es que los albaneses conf¨ªen en el sistema, un desider¨¢tum que tiene mucho de acto de fe dado el oscurantismo que atenaza al pa¨ªs desde hace d¨¦cadas, no s¨®lo durante el r¨¦gimen de Enver Hoxha (1944-1985). En 2017, m¨¢s del 70% dec¨ªa desconfiar de la justicia, seg¨²n una encuesta del PNUD.

Pero resulta arduo hacerlo si la rev¨¢lida saca a la luz casos tan flagrantes como el de ¡°un juez procesado y declarado culpable por robar en un supermercado durante unas vacaciones en Italia, aunque dijo haber confesado para encubrir a su cu?ada; u otro que ignor¨® por lazos familiares con el Ayuntamiento local la construcci¨®n ilegal de varios pisos en un edificio que se derrumb¨® como arenisca en el ¨²ltimo se¨ªsmo¡±.

Detalla los casos en una animada cervecer¨ªa de Tirana, una ciudad llena de bicicletas y sin un solo velo ¡ªcasi el 60% de los albaneses son musulmanes¡ª, un periodista local amparado en el anonimato. A lo largo de este reportaje habr¨¢ m¨¢s testimonios ocultos, prueba del temor a dar la cara inherente a ¡°un proceso que afecta a personas con nombres y apellidos y que por tanto resulta tan sensible, en un contexto de corrupci¨®n sistem¨¢tica¡±, confiesa, tambi¨¦n forzosamente an¨®nimo, un alto cargo del poder judicial.

La primera fase, la del escrutinio de los profesionales, ¡°deber¨ªa terminar en 2021, pero al ritmo actual har¨¢n falta otros ocho a?os para completarla¡±, apunta Rovena Sulstarova, responsable de gobernanza del Instituto para la Democracia y la Mediaci¨®n, que monitorea el proceso. Las cifras lo explican mejor, seg¨²n el portal de investigaci¨®n Reporter-BIRN: a 10 de junio, de los aproximadamente 700 jueces y fiscales que hay en Albania (tres millones de habitantes), 87 hab¨ªan sido confirmados en sus puestos, 101, rechazados, y 39 hab¨ªan renunciado voluntariamente.

Protesta en Tirana contra el Gobierno de Albania, el 2 de marzo de 2020.
Protesta en Tirana contra el Gobierno de Albania, el 2 de marzo de 2020.GENT SHKULLAKU (AFP)

Los criterios de evaluaci¨®n pinchan el nervio de los males end¨¦micos del pa¨ªs de las ¨¢guilas: se trata, fundamentalmente, de descartar v¨ªnculos con el crimen organizado y determinar el origen de sus ingresos. ¡°El n¨²mero de renuncias va a seguir en aumento, y eso deber¨ªa ser un indicador para indagar m¨¢s en el pasado de esos profesionales y determinar el origen de su fortuna y sus v¨ªnculos con la delincuencia¡±, a?ade Sulstarova sobre una evaluaci¨®n en la que, critican algunos, pagan justos por pecadores.

¡°A un juez muy honrado le han echado para atr¨¢s porque su esposa, que es dentista, no pudo presentar facturas. Y todos sabemos c¨®mo funciona este pa¨ªs, sin papeles, sin comprobantes¡­ Soy pesimista, creo que esto no va a llegar a ning¨²n lado, desde luego no a Bruselas¡±, lamenta una profesional que colabor¨® con el equipo asesor europeo de la reforma; tambi¨¦n, c¨®mo no, bajo el anonimato. El portal de investigaci¨®n BIRN Albania demostr¨® que, entre 2004 y 2014, el 80% de los jueces del tribunal de apelaci¨®n no pudo demostrar el origen de sus ingresos, y que 25 miembros de esa corte ten¨ªan activos de m¨¢s de cinco millones de euros cada uno.

¡°Personalmente he visto y conocido indicios de corrupci¨®n judicial que no son parecidos a los de ning¨²n otros pa¨ªs. S¨¦ de jueces que han alterado el registro de la propiedad para poner una a nombre de alguien que no era su propietario leg¨ªtimo. En las convenciones de jueces todos llegan montados en coches de gran cilindrada y con ch¨®feres a pesar de cobrar poco m¨¢s de mil euros al mes. El sistema entero funciona as¨ª¡±, explica Joaqu¨ªn Ur¨ªas, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla, que dirigi¨® entre 2010 y 2014 el proyecto Euralius, el programa de la UE para la reforma judicial, y para quien el sistema clientelar imperante en Albania explica muchas cosas: ¡°Es un pa¨ªs peque?o, muy tradicional, donde todo el mundo se conoce. El intercambio de favores es el modo esencial de conseguir cualquier cosa. La tremenda corrupci¨®n del poder judicial responde a un modo de organizaci¨®n, antes que a las debilidades personales de uno u otro juez¡±

Alto cargo judicial an¨®nimo

¡°Una judicatura que no puede combatir el fraude es un fiasco¡±

¡°Es un hecho que el sistema no funcionaba por corrupci¨®n y por corporativismo; una judicatura que no puede combatir el fraude es un fiasco¡±, sostiene el alto cargo judicial. ¡°Pero la reforma no consiste solo en reevaluar a los jueces, hay que modificar todos los procedimientos, y tambi¨¦n la relaci¨®n de la sociedad con la justicia. Es cierto que los problemas extraordinarios requieren soluciones extraordinarias, por eso debemos darnos tiempo¡±. Los cr¨ªticos de la reforma aducen cierto sesgo pol¨ªtico ¨Crevanchas incluidas-, as¨ª como la inconveniencia de empezar por la c¨²pula, recuerda el togado, ¡°pero los casos dudosos de despido, solo cuatro o cinco, ir¨¢n a Estrasburgo, que determinar¨¢ si ha habido errores en la evaluaci¨®n¡±. Sobre el ritmo del proceso, el alto cargo sostiene que avanza ¡°apropiadamente¡±. ¡°Es injusto pedir resultados sujetos a plazos y fechas l¨ªmite, porque es un reforma desde la ra¨ªz. Y este esfuerzo debe ser reconocido¡±, a?ade.

La intencionalidad pol¨ªtica que algunos intuyen tras el veto a determinados jueces no es del todo infundada, seg¨²n Ur¨ªas. ¡°La reevaluaci¨®n ha servido para expulsar a muchos jueces corruptos, pero se trata esencialmente de los jueces corruptos m¨¢s vinculados a lo que ahora es la oposici¨®n. Hay quien dice que m¨¢s que limpiar el sistema lo que ha conseguido es expulsar a los corruptos de un bando sin da?ar demasiado a los de otro¡±.

Si el an¨®nimo alto cargo representa la voz de la judicatura, del establishment, la timidez de Migena Ram?i, doctoranda de 22 a?os, parece resaltar la endeblez del sistema. ¡°Necesitamos que la reforma funcione porque la gente es muy descre¨ªda, y ni siquiera los j¨®venes abogados podemos convencerles de que tenemos leyes homologables a los est¨¢ndares internacionales, pero que no se aplican porque el problema es ese, el d¨¦ficit de implementaci¨®n¡±, dice Ram?i en la sede de una ONG donde hace pr¨¢cticas en casos de violencia de g¨¦nero.

¡°En este campo, por ejemplo, la sociedad civil es muy fuerte, y las leyes, las adecuadas, pero falla la aplicaci¨®n. Creo que tambi¨¦n es una cuesti¨®n generacional, los j¨®venes tenemos otra mentalidad que puede ayudar a regenerar el sistema, aunque ahora haya un vac¨ªo l¨®gico porque de la Escuela de la Magistratura salen muy pocos profesionales al a?o, insuficientes para ocupar todos los puestos vacantes que est¨¢ dejando la evaluaci¨®n¡±, concluye la joven, no sin lamentar lo dif¨ªcil que supone estudiar en plena mudanza. ¡°No es s¨®lo que no tengamos bibliograf¨ªa actualizada, es que mientras estudiaba al menos 40 leyes han cambiado o han sido enmendadas. Estudias en el vac¨ªo¡±.

Arriba, el fiscal general de Albania, Olsian ?ela, y el embajador de la UE Luigi Soreca. Abajo, jura de nuevos magistrados en julio de 2019 en Tirana.
Arriba, el fiscal general de Albania, Olsian ?ela, y el embajador de la UE Luigi Soreca. Abajo, jura de nuevos magistrados en julio de 2019 en Tirana.GOBIERNO DE ALBANIA/ OLSI BECI (CONSEJO FISCAL DE ALBANIA

Salvo en el cuartito donde Ram?i se pega a un radiador el¨¦ctrico, en los despachos oficiales destaca una bandera, izada en pie de igualdad con la europea: la de las barras y estrellas. Como en Kosovo, la devoci¨®n popular hacia EEUU revela el grado de penetraci¨®n de Washington en los Balcanes; su eficaz realpolitik (y sus grandes intereses geoestrat¨¦gicos, como la que ser¨¢ la primera base a¨¦rea de la OTAN en la regi¨®n, al sur de Tirana). No menor es su implicaci¨®n en la reforma, con iniciativas como el programa Justicia para Todos (2016-2021) de Usaid, la agencia de cooperaci¨®n estadounidense. Mientras, para muchos anta?o entusiastas de la integraci¨®n, el horizonte europeo se desdibuja ante las exigencias de una reforma tan dolorosa como necesaria. ¡°Pese las deficiencias del sistema [para llevarla a cabo], esto es lo mejor que le ha podido pasar a Albania en los ¨²ltimos 20 a?os; una se?al de esperanza¡±, sostiene Afrim Krasniqi, director del Instituto Alban¨¦s de Estudios Pol¨ªticos, que supervisa la reforma.

¡°En la c¨²pula del poder judicial, la ratio de despidos por corrupci¨®n, falta de profesionalidad y conexiones con el crimen organizado es a¨²n mayor: [ha afectado a] m¨¢s del 90% de los miembros del Tribunal Constitucional y del Supremo¡±, a?ade Krasniqi sobre un vac¨ªo de poder que a comienzos de a?o hab¨ªa amontonado s¨®lo en el Supremo unos 33.000 expedientes, ¡°relativos en su mayor¨ªa a intereses de los ciudadanos, como litigios de propiedad, indemnizaciones o casos penales¡±.

Tras dos a?os de par¨¢lisis, a finales de enero el Constitucional funcionaba con cuatro de sus nueve miembros, mientras el Supremo segu¨ªa en suspenso, con solo tres, dos de ellos en funciones, recuerda Krasniqi. El Constitucional debe pronunciarse sobre la legalidad de las elecciones locales de 2019, cuya celebraci¨®n caus¨® una crisis institucional sin precedentes en el pa¨ªs desde el desplome del sistema financiero piramidal en los noventa. La enconada relaci¨®n entre Gobierno y oposici¨®n y los episodios de bloqueo del Parlamento, junto con el lastre de la burocracia, dibujan un escenario tendente a la inestabilidad, y eso consta en Bruselas.

Pero a la vez varios interlocutores se preguntan si esta colosal revisi¨®n de la justicia en Albania no habr¨ªa debido exigirse tambi¨¦n a otros miembros del club como Polonia o Hungr¨ªa, ¡°que hacen y deshacen, salt¨¢ndose todos los est¨¢ndares de protecci¨®n y respeto a la legalidad vigente¡±, apunta el alto cargo judicial. Otras fuentes destacan el nombramiento de un nuevo fiscal general ahormado por Washington y Bruselas ¨Csu oficina declin¨® la solicitud de entrevista de este peri¨®dico- y el alentador discurso de la delegaci¨®n de la UE en Tirana (¡°ning¨²n otro pa¨ªs [en la UE] ha acometido una reforma de tal calado¡±, repite el embajador, Luigi Soreca). T¨ªmido optimismo, s¨ª, pero matizado por el escepticismo ante lo que algunos consideran un ¡°proyecto experimental internacional, sobre todo de EEUU y la UE, implementado en Albania¡±, apunta Krasniqi.

Aurela Anastasi

¡°Han perdido mucho tiempo en debates est¨¦riles¡±

¡°La reforma judicial fue acogida con gran confianza y esperanza por los albaneses, que apoyan masivamente la integraci¨®n en la UE. Pero la implementaci¨®n va muy despacio. Hay una brecha en el funcionamiento del Constitucional, que todav¨ªa no tiene qu¨®rum para reunirse en pleno, y la situaci¨®n es peor en el Supremo¡±, corrobora Aurela Anastasi, profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de Tirana. ¡°Hay diferentes razones, pol¨ªticas y t¨¦cnicas, que lo explican. Las instancias pol¨ªticas que nombran a los jueces a menudo se contradicen y enredan en acalorados debates sobre la aplicaci¨®n de las leyes y la Constituci¨®n. Creo que han perdido mucho tiempo en debates est¨¦riles. Incluso los reci¨¦n establecidos ¨®rganos judiciales funcionan a medio gas, pero est¨¢ por ver si hay alguna interferencia pol¨ªtica en ello¡±.

Pese al habitual rifirrafe entre el Gobierno y la oposici¨®n ¨Cla segunda acusa al partido en el poder de tener manzanas podridas en sus filas mientras el Ejecutivo le hace luz de gas¨C, Anastasi no cree personalmente que pueda hablarse de injerencias formales en el proceso.

¡°Estoy seguro de que el Gobierno quiere contentar a la UE. Tambi¨¦n de que la UE est¨¢ convencida de la necesidad de un sistema independiente para que funcione con un m¨ªnimo de seguridad jur¨ªdica homologable al resto de pa¨ªses de la Uni¨®n. Sin embargo esos grandes deseos no avanzan por la falta de voluntad sobre el terreno. Las reformas, incluso las m¨¢s radicales, suelen ser meramente cosm¨¦ticas¡±, matiza Joaqu¨ªn Ur¨ªas.

Sacar adelante la reforma es una cuesti¨®n de Estado. ¡±Un mensaje negativo de Bruselas podr¨ªa hacer descarrilar las reformas que est¨¢ costando a?os hacer. Necesitamos tener perspectiva y albergar esperanzas¡±, subraya Krasniqi. Una luz al final del largo t¨²nel para el 93% de albaneses que, seg¨²n el primer Eurobar¨®metro de 2019, quieren ser europeos de pleno derecho. ¡°El europe¨ªsmo de Albania se ha demostrado desde hace a?os, no tiene que ver con la anuencia o el rechazo de l¨ªderes como Macron [que en octubre se mostr¨® contrario a la entrada del pa¨ªs en la UE], o de quien sea. Es una cuesti¨®n de valores¡±, resume el alto cargo judicial, sentado a una mesa presidida por la bandera de su pa¨ªs, la europea y la de EEUU. El juez despedido por robar en un supermercado italiano, por cierto, era un miembro del Supremo.

Una pareja se protege con mascarillas, el 12 de marzo en la plaza Skanderbeg de Tirana.
Una pareja se protege con mascarillas, el 12 de marzo en la plaza Skanderbeg de Tirana.GENT SHKULLAKU / AFP

Cap. 3 Bosnia

Bosnia, el regalo envenenado de la paz

Un cuarto de siglo despu¨¦s de la guerra, el pa¨ªs balc¨¢nico sigue encerrado en un bucle por su estructura compleja y disfuncional.

"Ah¨ª estaba, yo solo: un peque?o gitano ante 17 jueces. Pero ese d¨ªa me sent¨ªa el hombre m¨¢s grande del planeta¡±. ¡°Ese d¨ªa¡± era el 22 de diciembre de 2009; el lugar, la sede del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en la ciudad francesa de Estrasburgo; y el ¡°peque?o gitano¡±, Dervo Sejdic, un polic¨ªa retirado y representante de la comunidad roman¨ª en Bosnia que escuchaba c¨®mo la corte le daba la raz¨®n en la denuncia por discriminaci¨®n que hab¨ªa presentado contra su propio Estado. Sejdic y el otro autor de la demanda, el representante de la comunidad jud¨ªa en el pa¨ªs y exembajador Jakob Finci (las presentaron por separado, sin saber el uno de la otra, y el tribunal las agrup¨®), forman parte del grupo conocido oficialmente en Bosnia como ostali (¡°los otros¡±), la categor¨ªa en la que quedan encuadrados todos aquellos que no pertenecen a los tres ¡°pueblos constituyentes¡± del pa¨ªs (bosniacos, serbios y croatas) o rechazan adscribirse a alguno de ellos. Gitanos, jud¨ªos, h¨²ngaros, b¨²lgaros, italianos, personas que se identifican como yugoslavos o, a secas, como bosnios¡­ Casi 100.000 personas, un 2,7% de la poblaci¨®n, que no pueden optar a la Presidencia o a un asiento en una de las dos c¨¢maras del Parlamento por estar reservados a los tres ¡°pueblos constituyentes¡±, de acuerdo a la estructura constitucional inscrita en los acuerdos de paz de Dayton, que pusieron fin en 1995 a una guerra que sumaba ya 100.000 muertos pero legaron al pa¨ªs una estructura compleja y disfuncional.

Jakob Finci , exembajador bosnio y representante de la comunidad jud¨ªa.
Jakob Finci , exembajador bosnio y representante de la comunidad jud¨ªa.Imrana Kapetanovic

M¨¢s de diez a?os despu¨¦s de la sentencia condenatoria, la situaci¨®n de los ostali sigue igual. ¡°Pens¨¦ que nuestro tema se pod¨ªa resolver en un par de meses. Ahora no soy optimista¡±, se?ala Sejdic con gesto cansado frente a un ordenador en el que busca el texto de la sentencia. Sejdic aboga por crear una cuarta plaza presidencial, mientras que Finci se inclina por seguir eligiendo tres, pero sin elemento ¨¦tnico, solo geogr¨¢fico. ¡°Todos los partidos pol¨ªticos dicen que tengo raz¨®n, pero no saben c¨®mo resolverlo¡±, asegura Finci en una cafeter¨ªa del centro de Sarajevo. ¡°Bosnia es un Estado con dos entidades, tres pueblos constituyentes, cuatro religiones oficiales¡­ y cientos de problemas¡±.

Dervo Sejdic

¡°Pens¨¦ que nuestro tema se pod¨ªa resolver en un par de meses. Ahora no soy optimista¡±

Tocar los equilibrios ¨¦tnicos de poder para dar cabida a ¡°los otros¡± es un mel¨®n que pocos se atreven a abrir en un pa¨ªs en el que los bosniacos aspiran a una estructura m¨¢s unitaria, los croatas empujan hacia una entidad propia y los serbios mantienen una ret¨®rica crecientemente secesionista. ¡°Adi¨®s, Bosnia, bienvenido RS-exit¡±, dijo el pasado febrero en un juego de palabras sobre el Brexit el representante serbio en la presidencia, Milorad Dodik, a ra¨ªz de que el Constitucional dictaminase que los terrenos agr¨ªcolas sin due?o pertenecen al Estado central, y no a las entidades. Los representantes serbios boicotean desde entonces las instituciones estatales.

Tampoco ayuda a los ostali la lejan¨ªa del horizonte de ingreso en la Uni¨®n Europea. La resoluci¨®n del Tribunal Europeo de Derechos Humanos es de obligado cumplimiento para Bosnia porque as¨ª lo acept¨® en un protocolo al ingresar en el Consejo de Europa. Aunque no es un organismo de la UE, la Uni¨®n no acepta legislaci¨®n que vulnere la Convenci¨®n Europea de los Derechos Humanos, como el caso de los ostali. Si la puerta al club comunitaria estuviese abierta, habr¨ªa incentivos para reformar la Constituci¨®n. No en la actual situaci¨®n, en la que ning¨²n pa¨ªs ha ingresado en la UE desde 2013 (la vecina Croacia fue el ¨²ltimo) y el Consejo Europeo ha endurecido los criterios de admisi¨®n al dar luz verde el pasado marzo al inicio de negociaciones con Albania y Macedonia del Norte. De los aspirantes en la regi¨®n, solo Bosnia y Kosovo carecen del est¨¢tus de candidatos a la adhesi¨®n.

Si Bosnia rima con desesperanza es en parte porque sus retos apenas han cambiado en el cuarto de siglo transcurrido desde el fin de la guerra. Sufre los problemas comunes de la regi¨®n, como la p¨¦rdida galopante de poblaci¨®n, la corrupci¨®n, la debilidad de las instituciones o la importancia de afiliarse a un partido pol¨ªtico para obtener empleo, m¨¢s otros propios, como unos indicadores econ¨®micos entre los peores de Europa y una estructura pol¨ªtica que subraya el elemento ¨¦tnico. Bosniacos, serbios y croatas eligen a sus representantes en la presidencia, que se alternan cada ocho meses durante cuatro a?os, y un Parlamento bicameral que tambi¨¦n se rige por equilibrios ¨¦tnicos. ¡°Es dif¨ªcil avanzar con la estructura de Dayton porque ofrece muchos puntos de bloqueo y no aporta una divisi¨®n de trabajo bien definida entre Estado y entidades. Pero ser¨ªa muy simple culparla de todos los bloqueos. Si hubiese voluntad pol¨ªtica de encontrar terreno com¨²n, la estructura funcionar¨ªa¡±, subraya Florian Bieber, profesor de Estudios de Europa sudoriental en la Universidad de Graz, en Austria. Para modificar la Carta Magna, serbios, croatas y bosniacos tienen que ponerse de acuerdo, ya que los diputados de cada comunidad cuentan con un mecanismo de veto para frenarlo. Hace falta adem¨¢s una mayor¨ªa de dos tercios en la C¨¢mara Baja y la luz verde de las dos entidades.

La estructura de Bosnia-Herzegovina

Mayor¨ªa de bosniacos

y croatas

Mayor¨ªa de serbios

croacia

Serbia

Brcko

Rep¨²blica

Srpska

Federaci¨®n

de Bosnia-

Herzegovina

montenegro

Mar

Adri¨¢tico

100 km

El Gobierno en Bosnia

3 presidentes

Bosniaco

Serbio

Croata

0

1 a?o

2

3

4

Se turnan cada 8 meses en el puesto

de presidente durante los 4 a?os

que dura el mandato

4 niveles de Gobierno

Estado

Consejo de

ministros

Parlamento

bicameral

Entidades

Presidente

Primer ministro

Gobierno

Parlamento

bicameral

Cantones

Primer

ministro

Gobierno

Parlamento

Municipios

Asambleas

Alcaldes

Poblaci¨®n

Estimaci¨®n de 2019

3,3

millones de personas

50%

Bosniacos

31%

Serbios

15%

Croatas

Tasa de

desempleo

33%

Esperanza

de vida

76,9 a?os

Salario

medio

480 € al mes

Fuente: Banco Mundial y Agencia

de Estad¨ªsticas de Bosnia.

EL PA?S

La estructura de Bosnia-Herzegovina

Mayor¨ªa de bosniacos

y croatas

Mayor¨ªa de serbios

croacia

Serbia

Brcko

Rep¨²blica

Srpska

Federaci¨®n

de Bosnia-

Herzegovina

montenegro

Mar

Adri¨¢tico

100 km

El Gobierno en Bosnia

3 presidentes

Bosniaco

Serbio

Croata

0

1 a?o

2

3

4

Se turnan cada 8 meses en el puesto

de presidente durante los 4 a?os

que dura el mandato

4 niveles de Gobierno

Estado

Consejo de

ministros

Parlamento

bicameral

Entidades

Presidente

Primer ministro

Gobierno

Parlamento

bicameral

Cantones

Primer

ministro

Gobierno

Parlamento

Municipios

Asambleas

Alcaldes

Poblaci¨®n

Estimaci¨®n de 2019

3,3

millones de personas

50%

Bosniacos

31%

Serbios

15%

Croatas

Tasa de

desempleo

33%

Esperanza

de vida

76,9 a?os

Salario

medio

480 € al mes

Fuente: Banco Mundial y Agencia

de Estad¨ªsticas de Bosnia.

EL PA?S

La estructura de Bosnia-Herzegovina

Mayor¨ªa de bosniacos

y croatas

Mayor¨ªa de serbios

croacia

Brcko

Rep¨²blica

Srpska

Federaci¨®n

de Bosnia-

Herzegovina

Serbia

montenegro

kosovo

Mar

Adri¨¢tico

albania

100 km

macedonia

del norte

El Gobierno en Bosnia

3 presidentes

Bosniaco

Serbio

Croata

0

1 a?o

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3

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Se turnan cada 8 meses en el puesto

de presidente durante los 4 a?os

que dura el mandato

4 niveles de Gobierno

Estado

Consejo de ministros

Parlamento bicameral

Entidades

Presidente

Primer ministro

Gobierno

Parlamento bicameral

Cantones

Primer ministro

Gobierno

Parlamento

Municipios

Asambleas

Alcaldes

Poblaci¨®n

Estimaci¨®n de 2019

3,3

millones de personas

50%

Bosniacos

31%

Serbios

15%

Croatas

3%

Otros

Tasa de desempleo

33%

Esperanza de vida

76,9 a?os

Salario medio

480 euros al mes

Fuente: Banco Mundial y Agencia de Estad¨ªsticas de Bosnia.

EL PA?S

La estructura de Bosnia-Herzegovina

Mayor¨ªa de bosniacos

y croatas

Mayor¨ªa de serbios

croacia

Brcko

Rep¨²blica

Srpska

Federaci¨®n

de Bosnia-

Herzegovina

Serbia

montenegro

kosovo

Mar

Adri¨¢tico

albania

macedonia

del norte

100 km

El Gobierno en Bosnia

3 presidentes

Bosniaco

Serbio

Croata

0

1 a?o

2

3

4

Se turnan cada 8 meses en el puesto

de presidente durante los 4 a?os

que dura el mandato

4 niveles de Gobierno

Estado

Consejo de ministros

Parlamento bicameral

Entidades

Presidente

Primer ministro

Gobierno

Parlamento bicameral

Cantones

Primer ministro

Gobierno

Parlamento

Municipios

Asambleas

Alcaldes

Poblaci¨®n

Estimaci¨®n de 2019

3,3

millones de personas

50%

Bosniacos

31%

Serbios

15%

Croatas

3%

Otros

Tasa de desempleo

33%

Esperanza de vida

76,9 a?os

Salario medio

480 euros al mes

Fuente: Banco Mundial y Agencia de Estad¨ªsticas de Bosnia.

EL PA?S

En 2013 y por primera vez en 20 a?os, hubo un conato de acci¨®n com¨²n en la llamada ¡°Bebeluci¨®n¡±. Fue un estallido de protestas al conocerse que una ni?a de tres meses hab¨ªa muerto por la imposibilidad de llevarla al extranjero a obtener un tratamiento de c¨¦lulas madre que no exist¨ªa en Bosnia. El motivo: los representantes de los distintos grupos ¨¦tnicos no se hab¨ªan puesto de acuerdo para sacar adelante una nueva ley de n¨²meros de identificaci¨®n en el plazo marcado por el Constitucional y, cuando la anterior expir¨®, los reci¨¦n nacidos obten¨ªan solo un n¨²mero temporal con el que era imposible lograr un pasaporte.

Bosniacos, serbios y croatas miran a menudo m¨¢s hacia fuera que hacia su pa¨ªs. Los primeros, hacia Turqu¨ªa y el Golfo. Los serbobosnios, hacia la vecina Serbia y hacia Rusia. Y los bosniocroatas, hacia Croacia. Uno de los principales analistas de la regi¨®n, Tim Judah, interpreta estas alianzas en clave hist¨®rica: ¡°No existe en Bosnia una tradici¨®n estatal ni un ADN pol¨ªtico de tomar las decisiones all¨ª. No ha sido as¨ª desde el Imperio Otomano. S¨ª, hab¨ªa pach¨¢s locales, pero las decisiones se tomaban en Estambul, luego en Viena (durante el Imperio Austroh¨²ngaro) y m¨¢s tarde en Belgrado (durante buena parte del siglo XX). Ahora cada grupo recurre a Ankara, Mosc¨² o Zagreb¡±.

Plaza de la Bascarsija, en el centro de la ciudad vieja de Sarajevo.
Plaza de la Bascarsija, en el centro de la ciudad vieja de Sarajevo.Antonio Pita

Sejdic y Finci no han sido los ¨²nicos en exponer ante los tribunales los agujeros del sistema de Dayton. Azra Zornic, una empleada del Constitucional jubilada, gan¨® en 2014 un caso en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por la exclusi¨®n de su candidatura presidencial por identificarse simplemente como ¡°ciudadana de Bosnia¡±, sin adscripci¨®n ¨¦tnica. Dos a?os m¨¢s tarde, la corte tambi¨¦n dio la raz¨®n al cirujano militar Iljaz Pilav. Como es bosniaco y vive en la localidad de Srebrenica (hoy en la entidad serbia de Bosnia y donde las fuerzas serbobosnias cometieron un genocidio de 8.000 bosniacos al final de la guerra), no pudo optar al asiento bosniaco en la Presidencia en las elecciones de 2006 y 2010. Svetozar Pudaric es la otra cara de la misma moneda: un serbio que vive en la Federaci¨®n de mayor¨ªa bosniaco-croata y que acaba de llevar su caso a Estrasburgo. ¡°Esta situaci¨®n supone una contradicci¨®n particularmente pronunciada, porque los Acuerdos de Dayton dieron a todos los desplazados por la guerra el derecho incondicional al retorno¡±, recuerda Bieber. Han podido volver al lugar del que huyeron o fueron expulsados, pero sin obtener representaci¨®n pol¨ªtica plena.

El pasado noviembre, la ciudad de Mostar, en el sur de Bosnia, contuvo la respiraci¨®n. El alcalde Ljubo Beslic hab¨ªa sido ingresado en el hospital. En cualquier otro lugar, el teniente alcalde habr¨ªa tomado el mando durante las semanas que transcurrieron hasta su reaparici¨®n p¨²blica en enero, sin m¨¢s problema. Pero en la quinta ciudad m¨¢s grande del pa¨ªs no hay un n¨²mero dos desde 2012, el ¨²ltimo a?o en el que Mostar celebr¨® comicios. Beslic fue el ¨²ltimo alcalde electo, en 2008, y cada a?o recibe unos poderes especiales del Parlamento de la Federaci¨®n bosniaco-croata para prorrogar los Presupuestos locales, sin supervisi¨®n. En un s¨ªmbolo de la esclerosis bosnia, el Ayuntamiento que gestiona la vida de m¨¢s de 100.000 personas lleva casi una d¨¦cada vac¨ªo. El pr¨®ximo 15 de noviembre, Bosnia celebra elecciones locales y, a tenor a un acuerdo firmado esta semana, ser¨¢ la primera vez en diez a?os en que habr¨¢ urnas ni papeletas en Mostar.

Los acuerdos de Dayton establecieron un r¨¦gimen especial para Mostar, que qued¨® con el puente destruido como s¨ªmbolo; sin poblaci¨®n serbia, y con bosniacos y croatas divididos a una y otra orilla del r¨ªo Neretva. En 1996 se eligi¨® una administraci¨®n provisional, con la idea de que las partes alcanzasen un acuerdo sobre c¨®mo organizarse. No fue as¨ª y el entonces representante de la comunidad internacional, Paddy Ashdown, impuso en 2004 una soluci¨®n que trataba de unificar la ciudad e introduc¨ªa mecanismos de protecci¨®n de las minor¨ªas. Fracas¨®, y las autoridades nacionales y la supervisi¨®n internacional se lanzaron la pelota sobre a qui¨¦n le correspond¨ªa hallar una soluci¨®n definitiva hasta que, en 2010, el Constitucional declar¨® que el nuevo sistema internacional vulneraba la proporci¨®n ¡°una persona, un voto¡± y dio, en vano, dos a?os para reformarlo. En 2012 Mostar fue el ¨²nico lugar de Bosnia donde no hubo elecciones locales, porque el Constitucional ya hab¨ªa invalidado la base legal para celebrarlas.

Irma Baralija

¡°Todo se ha hecho para ser provisional, pero se ha quedado como permanente¡±

Irma Baralija llev¨® el caso a la corte europea y recientemente obtuvo la en¨¦sima condena a Bosnia por discriminaci¨®n, en este caso por impedirle ejercer el derecho a voto en su ciudad natal y de residencia. ¡°En estos a?os todo se ha hecho para ser provisional, pero se ha quedado como permanente¡±, lamenta Baralija en la sede en Sarajevo del joven partido Nasa Stranka (Nuestro partido, en bosnio), del que es vicepresidenta y que prima el concepto de ciudadan¨ªa sobre la filiaci¨®n ¨¦tnica. ¡°Mostar es la cara m¨¢s fea del nacionalismo. Es un caso muy ilustrativo de c¨®mo funcionan las cosas aqu¨ª: tapar los ojos con el ¡®inter¨¦s nacional¡¯, con la idea de que, si las cosas cambian, los bosniacos van a venir y nos van a matar. O los croatas van a venir y nos van a matar¡±, afirma. ¡°En alg¨²n momento habr¨¢ que cambiar la estructura de Dayton, porque lo que da son crisis constantes. ?Se cambiar¨¢ en los pr¨®ximos a?os? No. ?Se tendr¨¢ que cambiar? S¨ª. As¨ª no podemos avanzar¡±.

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