Estados Unidos eleva el enfrentamiento con China: ¡°El mundo libre debe triunfar sobre esta nueva tiran¨ªa¡±

El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, transmiti¨® a los norteamericanos y al mundo este jueves los t¨¦rminos actuales de un enfrentamiento ret¨®rico con China que ser¨¢ el legado diplom¨¢tico de la Administraci¨®n de Donald Trump. En un discurso que son¨® como el germen de una nueva guerra fr¨ªa, Pompeo habl¨® de China como amenaza existencial para la econom¨ªa, la libertad y la democracia en el mundo y llam¨® a los pa¨ªses occidentales a plantar cara a Pek¨ªn. ¡°El mundo libre debe triunfar sobre esta tiran¨ªa¡±, proclam¨®.

La Casa Blanca lleva tiempo esbozando esta idea para transmitirla al p¨²blico norteamericano en a?o electoral. Lo hace en el contexto de una pandemia mundial originada en China (que el presidente llama ¡°el virus chino¡±) y cuando los roces son cada vez m¨¢s frecuentes. El ¨²ltimo, la exigencia de China de que EE UU cierre su consulado en la ciudad de Chengdu, la respuesta del pa¨ªs asi¨¢tico a la clausura del consulado chino en Houston, acusado de ser un centro de espionaje de investigaciones m¨¦dicas. En fechas recientes, los directores de la Agencia de Seguridad Nacional y del FBI han hecho discursos sobre la amenaza de China. La semana pasada hizo lo propio el fiscal general, Willam Barr. El objetivo de Pompeo este jueves era reunir toda la pol¨ªtica de esta Administraci¨®n respecto a China en un solo discurso, simple y claro, ¡°para present¨¢rselo todo junto a la ciudadan¨ªa¡±.

Pompeo eligi¨® un formato especial para darle m¨¢xima solemnidad a un discurso que su propio departamento calific¨® de hist¨®rico, porque supone renunciar a una eventual evoluci¨®n aperturista del r¨¦gimen pol¨ªtico chino. Dio su discurso en la Biblioteca Richard Nixon de Yorba Linda, al este de Los ?ngeles. Nixon fue el presidente que cambi¨® la relaci¨®n del mundo con China en 1972, cuando viaj¨® al pa¨ªs asi¨¢tico para abrir relaciones diplom¨¢ticas y comerciales. El razonamiento detr¨¢s de aquel viaje que, a largo plazo, hizo a China parte de la comunidad internacional, es que era una forma de ¡°inducir el cambio¡± en el f¨¦rreo y asilado gigante comunista. El discurso de Pompeo en ese lugar pretend¨ªa simbolizar el abandono definitivo de las aspiraciones de Nixon.

¡°?Cu¨¢l es el resultado para EE UU de 50 a?os de compromiso con China?¡±, pregunt¨® Pompeo. ¡°?Acaso las teor¨ªas que propusieron nuestros l¨ªderes sobre la evoluci¨®n de China hacia la libertad y la democracia se han hecho realidad? El viejo paradigma del compromiso con China ha fracasado. No debemos continuarlo. No debemos volver a ¨¦l¡±.

Pompeo pint¨® un mundo en el que ¡°llevamos mascarillas y vemos subir las cifras de muertos de la pandemia porque el Partido Comunista Chino no cumpli¨® sus promesas con el mundo¡±, un mundo de ¡°titulares sobre la represi¨®n en Hong Kong¡±, ¡°abrumadoras estad¨ªsticas de abusos comerciales de China que cuestan empleos en Estados Unidos¡± y un Ej¨¦rcito chino ¡°cada vez m¨¢s amenazador¡±. La relaci¨®n de Occidente con China ¡°no ha tra¨ªdo la clase de cambio que el presidente Nixon quer¨ªa inducir. La realidad es que nuestra pol¨ªtica hizo resucitar a la fracasada econom¨ªa china solo para que Pek¨ªn mordiera la mano que le daba de comer¡±.

La ret¨®rica de guerra fr¨ªa de Pompeo no dej¨® el m¨¢s m¨ªnimo margen a la confianza o el entendimiento con los l¨ªderes chinos. ¡°El presidente Ronald Reagan trabajaba con los sovi¨¦ticos sobre la base de ¡®confiar, pero verificar¡¯. Cuando se trata del Partido Comunista Chino, yo digo ¡®desconfiar y verificar¡±.

Sobre esta base, es la pol¨ªtica oficial de Estados Unidos desde ahora presionar a otros pa¨ªses para que tambi¨¦n den la espalda a China. ¡°Llamo a todas las naciones a que empiecen a hacer lo que ha hecho Estados Unidos, insistir en reciprocidad, transparencia y responsabilidad por parte del Partido Comunista Chino. Las naciones libre deben marcar el tono y operar con los mismos principios¡±.

La comparaci¨®n con la guerra fr¨ªa la hizo el propio Pompeo, pero insistiendo en que China no es el mismo tipo de enemigo. ¡°Aqu¨ª no se trata de contenci¨®n. Es un desaf¨ªo complejo al que nunca nos hemos enfrentado antes. La URSS estaba cerrada al mundo libre. La China comunista est¨¢ aqu¨ª, dentro de nuestras fronteras. Por tanto, no podemos enfrentarnos solos a este desaf¨ªo. Naciones Unidas, la OTAN, el G20 y la combinaci¨®n de nuestro poder econ¨®mico, diplom¨¢tico y militar es suficiente para estar a la altura de este desaf¨ªo, si se dirige con claridad¡±.

En una charla posterior para ampliar sus declaraciones, Pompeo dio otra pincelada de lo que espera de los pa¨ªses occidentales. ¡°No se trata de elegir entre Estados Unidos y China. La elecci¨®n es entre libertad o tiran¨ªa. Los que est¨¦n con nosotros deben saber que EE UU estar¨¢ a su lado. No tienen que hacerlo por nosotros, tienen que hacerlo por ellos mismos¡±.

La escenificaci¨®n del acto vino a representar tambi¨¦n el viaje del Partido Republicano en pol¨ªtica exterior desde Nixon y Reagan hasta el aislacionismo internacional facilitado por Donald Trump. En una tarde californiana, con la m¨¢xima solemnidad, Pompeo despedaz¨® el legado de Nixon en pol¨ªtica exterior a pocos pasos de su tumba y delante de sus ¨²ltimos seguidores. A Nixon le apasionaba la pol¨ªtica exterior y sent¨ªa que la diplomacia era su verdadero legado. Fue el primer presidente de EE UU en visitar Pek¨ªn y Mosc¨² porque ve¨ªa imprescindible abrir canales de di¨¢logo. En su biblioteca presidencial mand¨® poner estatuas de todos los grandes l¨ªderes de su ¨¦poca, incluidos Mao Zedong, Chu Enlai o Le¨®nidas Breznev, como signo de respeto y reconocimiento. Antes del discurso, Pompeo visit¨® la tumba de Nixon. El epitafio en su l¨¢pida reza: ¡°El mayor honor que le puede dar la historia a un hombre es el t¨ªtulo de pacificador¡±.

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