Borrell: ¡°Lukashenko es como Maduro. No le reconocemos pero hay que tratarle¡±
El Alto Representante asegura que la UE no quiere otra Ucrania y habla con Rusia para empujar a la democratizaci¨®n
¡°Yes, ?mister Lavrov? This is mister Borrell¡±. La entrevista, realizada el jueves durante un descanso del curso Quo vadis Europa que dirige desde hace 20 a?os en la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo, en el para¨ªso tranquilo del palacio de la Magdalena en Santander, se acaba como estaba previsto cuando le llama el ministro de Exteriores ruso para hablar de Bielorrusia. Josep Borrell (La pobla de Segur, 73 a?os), Alto Representante europeo para Asuntos Exteriores, curtido en mil batallas, charlar¨¢ con ¨¦l en un pasillo del palacio intentando convencerle de que esta vez no es como el fiasco de Ucrania: ahora la UE no quiere pelear el control geoestrat¨¦gico con Rusia, solo promover la democracia y ayudar a los bielorrusos que piden libertad. El superministro de Exteriores de la UE ha pasado todo el verano apagando incendios. Y a¨²n le quedan muchos.
Pregunta. ?Hasta d¨®nde va a llegar la UE para lograr que Alexandr Lukashenko deje el poder de manera pac¨ªfica?
Respuesta. El caso de Bielorrusia no es comparable al de Ucrania. All¨ª hubo una tensi¨®n entre la vocaci¨®n europea y la de asociarse con Rusia, los manifestantes llevaban banderas europeas. Tuvo una dimensi¨®n geopol¨ªtica. Los bielorrusos no est¨¢n discutiendo ahora si pap¨¢ o mam¨¢. Simplemente reclaman un r¨¦gimen de libertades y derechos civiles. No hay banderas europeas en las manifestaciones. Y la UE tampoco tiene intenci¨®n de convertir Bielorrusia en una segunda Ucrania. Tenemos que impulsar una reforma pol¨ªtica pero evitando aparecer como un factor distorsionante que es como se nos podr¨ªa percibir del lado ruso. Esa tensi¨®n entre Europa y Rusia se sald¨® a tiros, con violencia y con una disgregaci¨®n del territorio ucranio que todav¨ªa dura. El problema de hoy de los bielorrusos no es escoger entre Rusia y Europa, es conseguir libertad y democracia, que son valores b¨¢sicos de la Uni¨®n Europea y que, por lo tanto, apoyaremos.
P. ?No le interesa a la UE que Bielorrusia no caiga en manos de Vlad¨ªmir Putin?
R. Nos interesa sobre todo que los bielorrusos puedan vivir en un r¨¦gimen de libertades pol¨ªticas, y tener buenas relaciones con todo nuestro vecindario. Un vecindario muy complicado, como se ha demostrado este verano. Desde el Sahel a Oriente Pr¨®ximo, pasando por Libia, Turqu¨ªa, Ir¨¢n y ahora Bielorrusia, todo nuestro vecindario es conflictivo. Y la UE no tiene varitas m¨¢gicas. Tenemos recursos financieros, hemos movilizado 50 millones de euros para ayudar a la sociedad bielorrusa, tenemos influencia pol¨ªtica, pero Bielorrusia no debe ser una segunda Ucrania.
P. No hay banderas europeas, pero s¨ª cierto deseo de occidentalizaci¨®n, de democratizaci¨®n en Bielorrusia. ?Puede pasar como en Ucrania, que ese deseo de apertura acabe al rev¨¦s, en un mayor control de Putin de esa zona?
R. Es tambi¨¦n lo que hay que evitar. Por eso estamos en contacto con Rusia. El presidente del Consejo ha hablado con el presidente Putin y yo con el ministro Lavrov para evitar malentendidos y que del lado ruso se tomen decisiones que podr¨ªan desestabilizar la situaci¨®n. Ya en 2010 dijimos que esas elecciones eran falsas, y Lukashenko respondi¨® con la misma violencia a los manifestantes. En 2006 ya establecimos sanciones contra el propio Lukashenko y 230 responsables. Despu¨¦s hizo un t¨ªmido movimiento de liberalizaci¨®n, solt¨® unos cuantos presos pol¨ªticos, quisimos creer que era una buena se?al y levantamos la totalidad de las sanciones. Est¨¢ claro que ahora habr¨¢ que volver a ponerlas.
P. ?Para la UE, Lukashenko tiene que caer?
R. No lo reconocemos como presidente leg¨ªtimo. Como tampoco reconocemos a Nicol¨¢s Maduro. Desde este punto de vista Maduro y Lukashenko est¨¢n exactamente en la misma situaci¨®n. No reconocemos que hayan sido leg¨ªtimamente elegidos. Sin embargo, nos guste o no, controlan el Gobierno y tenemos que seguir tratando con ellos, a pesar no reconocer su legitimidad democr¨¢tica. El objetivo es que los bielorrusos tengan la oportunidad de expresarse libremente. Eso es lo que decidi¨® el Consejo Europeo.
P. ?Qu¨¦ relaci¨®n debe tener Europa con Rusia, que quiere ocupar cada vez m¨¢s espacio?
R. La relaci¨®n con Rusia es tan compleja como la relaci¨®n con China. Es un poliedro que tiene muchas caras. Con Rusia, por una parte la sancionamos pero por otra tenemos una dependencia energ¨¦tica que para algunos pa¨ªses es muy fuerte. No se ve igual lo de Rusia si eres lituano o portugu¨¦s. Rusia es un actor en la pol¨ªtica internacional, con deseos de volver a jugar un papel de potencia, no es la ¨²nica que siente la vieja tentaci¨®n imperial. Pero, nos guste o no, hay muchos problemas de los que tenemos que tratar con Rusia para intentar resolverlos, desde el ?rtico a Siria.
P. ?Le preocupa el posible envenenamiento del opositor Alex¨¦i Navalni?
R. Naturalmente que nos preocupa, y adem¨¢s nos ocupa. Un avi¨®n lo ha llevado a un hospital alem¨¢n. Estas cosas nos recuerdan acontecimientos que ya nos preocuparon. Pero a¨²n est¨¢ todo por verificar.
P. ?Por qu¨¦ cuesta tanto consolidar la democracia en Rusia?
R. No solo en Rusia. La democracia est¨¢ muy poco consolidada en muchos pa¨ªses del mundo. Y en otros hay una preocupante fatiga democr¨¢tica. Los europeos no somos conscientes de la enorme suerte que tenemos de vivir en la mejor combinaci¨®n de libertad pol¨ªtica, prosperidad econ¨®mica y solidaridad social que hay en el mundo.
P. ?Putin respeta la UE?
R. ?Me preguntas por Putin o por Trump? Cuando Putin act¨²a como act¨²a, primero en Siria y despu¨¦s en Libia, y antes en Ucrania, lo hace utilizando su potencial militar y su voluntad de actuar con una potencia hegem¨®nica regional. Para ¨¦l ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil que no existiera la Uni¨®n Europea. Entonces solamente tendr¨ªa que tratar con pa¨ªses uno a uno, y algunos poco tendr¨ªan que decir. Precisamente para hacer frente a los riesgos y a las amenazas en nuestras fronteras, la Uni¨®n Europea tiene cada vez m¨¢s raz¨®n de ser.
P. Francia quiere acercarse a Rusia.
R. Francia tiene una posici¨®n m¨¢s aperturista con Rusia, cierto. Pero Alemania tambi¨¦n, es perfectamente consciente de que Rusia es un mercado y un suministrador energ¨¦tico. La situaci¨®n de Polonia y de los pa¨ªses fronterizos antes dominados por la Uni¨®n Sovi¨¦tica, en particular los b¨¢lticos, es distinta. El problema que tenemos en Europa a la hora de hacer una pol¨ªtica exterior com¨²n es que no compartimos la misma visi¨®n de cu¨¢les son nuestras amenazas. Porque no tenemos la misma historia. Y por eso nuestra visi¨®n del mundo es diferente. Pongo un ejemplo: los polacos creen que deben su libertad a Estados Unidos y al Papa. Y tienen raz¨®n. Pero yo como espa?ol pienso que he soportado la dictadura franquista en buena medida por el apoyo de Estados Unidos y el Vaticano. La pol¨ªtica exterior es la proyecci¨®n del resto del mundo de tu identidad hist¨®rica.
P. ?El fondo de recuperaci¨®n salva a la UE?
R. El virus ha tenido un gran efecto de catalizador de la integraci¨®n europea. Sin ¨¦l seguir¨ªamos diciendo que no se puede acudir mancomunadamente a los mercados financieros, que no se pueden dar transferencias financiadas con deuda. Una vez m¨¢s se comprueba que la UE se construye en las crisis. O seg¨²n el refranero, a la fuerza ahorcan.
P. ?La pandemia puede haber salvado a la UE?
R. Le ha dado una nueva imagen. Al principio de la pandemia, Europa tuvo muy mala imagen. Vimos italianos quemando las banderas europeas. Y un s¨¢lvese quien pueda, con los alemanes que no quer¨ªan vender sus stocks de material sanitario a Italia y aviones rusos y chinos aterrizando en Mil¨¢n con las banderas desplegadas diciendo aqu¨ª estamos nosotros, que somos los buenos. Al principio la imagen no fue brillante. Pero despu¨¦s hubo una respuesta mancomunada, dif¨ªcil de gestar, que rompi¨® moldes. Hemos de sentirnos satisfechos. Ahora los europeos ven que Europa se moviliza organizando la solidaridad de una manera m¨¢s profunda.
P. ?Espa?a est¨¢ preparada para gastar bien ese dinero?
R. No va a ser f¨¢cil ejecutar esos miles de millones. Porque las transferencias no se dan sin condiciones. Pero no va a haber hombres de negro en el sentido de la troika, porque no va a haber ajustes macroecon¨®micos, pero s¨ª va a haber l¨®gica condicionalidad para que estos recursos se empleen para los fines a los que se destina, desarrollando la respuesta clim¨¢tica, la transici¨®n ecol¨®gica, la digitalizaci¨®n de la econom¨ªa. Ni hombres de negro ni cheques en blanco. Es l¨®gico que haya preocupaci¨®n por la ejecuci¨®n de ese ambicioso plan.
P. ?Hay preocupaci¨®n con la situaci¨®n pol¨ªtica de Espa?a, en particular con una coalici¨®n in¨¦dita en Europa?
R. No particularmente. Mire, fui ministro de Obras P¨²blicas, me toc¨® administrar buena parte de los fondos estructurales. Aquello fue m¨¢s f¨¢cil porque los fondos estructurales eran b¨¢sicamente infraestructuras de obras p¨²blicas que sab¨ªamos construir. Pero fuimos los que mejor gestionaron los fondos estructurales, y eso que fue un aluvi¨®n de dinero. Ahora es m¨¢s dif¨ªcil, porque a un camarero que se ha quedado sin trabajo en la Costa del Sol no le vamos a decir solo que su futuro ser¨¢ verde y digital. Te dir¨¢ ¡°vale, ?pero qu¨¦ hay de mi presente?¡± A corto plazo hay un problema de mantenimiento de rentas y capitalizaci¨®n de empresas, que es un trabajo m¨¢s micro. Esto va a exigir una gran eficacia administrativa a todos los pa¨ªses.
P. Si Donald Trump gana las elecciones, nos encaminamos a un mundo de guerra comercial entre dos grandes superpotencias, con China. ?C¨®mo se coloca ah¨ª la UE?
R. La UE tiene que definir su propia pol¨ªtica internacional y no quedar presionada dentro de esa confrontaci¨®n chino americana que va a marcar este siglo. Ahora mismo, EE UU ha perdido una votaci¨®n en el Consejo de Seguridad porque no han votado sus propuestas sobre el embargo de armas a Ir¨¢n pa¨ªses como Francia, Alemania y el Reino Unido. Pero no es solo Trump, hay una corriente de fondo tambi¨¦n en la sociedad americana que es la relaci¨®n con China. Seguramente tanto los americanos como nosotros hemos pecado de una cierta ingenuidad y ahora queremos nivelar el terreno de juego. Lo que pasa es que nosotros hacemos de una manera m¨¢s, digamos, negociada.
P. ?Europa tiene que ocuparse m¨¢s de su propia defensa sin depender siempre de EE UU?
R. Es lo que se llama la autonom¨ªa estrat¨¦gica europea, lo cual no quiere decir que nos vayamos a ir de la OTAN. El euro nos da una cierta autonom¨ªa estrat¨¦gica europea, sin el euro Espa?a no se habr¨ªa podido ir de Irak, pobre peseta si la hubi¨¦ramos tenido. Pero no la tenemos todav¨ªa en materia de defensa, como se demostr¨® en Libia. La hemos de construir de forma complementaria a la que nos da la pertenencia a la OTAN. Desarrollar una pol¨ªtica de seguridad y defensa europea es una de las tareas que me toca hacer, sabiendo que no todos los pa¨ªses europeos lo ven de la misma manera y no todos tienen el mismo inter¨¦s en ella.
P. ?La situaci¨®n en Libia puede provocar una crisis migratoria como la de Siria?
R. No es Libia, es la presi¨®n migratoria que viene del Sahel. Sobre Siria tenemos acuerdos con Turqu¨ªa discutidos y discutibles, pero no estamos dando dinero al Gobierno turco, estamos dando dinero a los refugiados en Turqu¨ªa, que son 3,7 millones de personas, la mayor masa de refugiados que acoge ning¨²n pa¨ªs.
P. ?No es una subcontrataci¨®n de un problema?
R. La alternativa es que las sociedades europeas decidan aceptar que esos 3,7 millones de exiliados vengan y se instalen en Europa. ?Lo quieren? Pues si no quieren hay que buscar una soluci¨®n alternativa. Hacer pol¨ªtica exige definir objetivos de acuerdo con tus capacidades. Poner la cabeza en el cielo dejando de tener los pies en el suelo no sirve de mucho.
P. No hay forma de evitar que siga muriendo gente en el mar frente a Europa?
R. S¨ª, pero para ello hay que regular la inmigraci¨®n y el asilo a escala europea, y desde hace demasiado tiempo la UE ha sido incapaz de hacerlo. La inmigraci¨®n no puede ser un fen¨®meno desregulado, que infunda temor en las sociedades, porque es f¨¢cilmente manipulable. Pero Europa necesita inmigraci¨®n. Algunos pa¨ªses europeos no lo quieren reconocer, prefieren envejecer a mezclarse, como los japoneses, por cierto. Otros est¨¢n m¨¢s abiertos. Pero todos necesitamos compensar nuestro bache demogr¨¢fico con inmigraci¨®n. Ah, y llamemos a las cosas por su nombre: la guerra de de Siria no mand¨® migrantes, mand¨® exiliados, como la Guerra Civil espa?ola mand¨® exiliados a las playas francesas, exactamente igual.
P. ?Hay riesgo de choque armado entre Turqu¨ªa y Grecia?
R. Es una situaci¨®n muy tensa. En el Consejo de ministros de Asuntos Exteriores que hemos tenido en este verano, que me he pasado con un tel¨¦fono en cada oreja, las tres palabras m¨¢s usadas fueron solidaridad con Grecia y Chipre; desescalada, porque hay muchos barcos de guerra maniobrando en la misma zona y el otro d¨ªa hubo un choque accidental entre un barco griego y otro turco que ma?ana puede ser otra cosa; y negociaci¨®n. Con Turqu¨ªa las cosas han ido de mal en peor, necesitamos recomponer la relaci¨®n y eso solo se hace negociando.
P. ?Habr¨¢ sanciones contra Turqu¨ªa?
R. El Consejo me pidi¨® que presentara una panoplia de posibles sanciones. Ya las ha habido contra algunos directivos de empresas que hacen perforaciones. Si las cosas no van mejor habr¨¢ que actuar, pero estamos tratando de evitarlo. Mi funci¨®n no es echar le?a al fuego sino evitar el incremento de las tensiones.
P. Ha dado la bienvenida al acuerdo Israel-Emiratos ?rabes pero algunos socios creen que puede ser una pu?alada a la causa palestina.
R. Depende. Tenemos buena relaci¨®n con Israel, con Emiratos, con los palestinos. Todo tiene ventajas e inconvenientes. Este acuerdo ha servido al menos para evitar que durante el verano se produzca la anunciada anexi¨®n del valle del Jord¨¢n que hubiera sido un punto de grave desencuentro con Israel. Lo que s¨ª hemos dicho claramente desde la UE es que el plan de paz presentado por Jared Kushner no es buena base para la negociaci¨®n.
P. Lleva nueve meses en el cargo. ?Es frustrante tener que pactar todo por unanimidad?
R. Llegu¨¦ al cargo convencido de que hab¨ªa que abandonar la regla de la unanimidad y ahora lo estoy m¨¢s que nunca. Pero soy consciente de que para cambiar la unanimidad... hace falta unanimidad, y tal cosa no existe, todo el mundo quiere guardarse el derecho al veto. Es un cargo apasionante en el que tienes que tener mucha paciencia, saber que es un marat¨®n. Agradezco a la vida tener la oportunidad de acabar mi carrera pol¨ªtica en un puesto tan exigente.
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