La UE y China ultiman un gran acuerdo de inversiones pese a los recelos de Biden
Bruselas arranca a Pek¨ªn un mejor acceso a su mercado para las empresas europeas y concesiones en derechos laborales
La UE y China se disponen a dar un ¨²ltimo movimiento al tablero geopol¨ªtico mundial a dos d¨ªas del fin de 2020. Los dos bloques prev¨¦n cerrar este mi¨¦rcoles el gran acuerdo de inversiones que llevan siete a?os negociando, despu¨¦s de que Bruselas haya arrancado a Pek¨ªn concesiones en derechos laborales y pol¨ªtica clim¨¢tica. El pacto da un vuelco a las maltrechas relaciones entre la UE y China, pero puede provocar el primer desencuentro con el futuro presidente de EE UU, Joe Biden, cuyo equipo pretend¨ªa hacer frente com¨²n con Europa para combatir las malas artes comerciales de la potencia asi¨¢tica.
En un ahora o nunca en toda regla, el equipo negociador europeo recomend¨® a los l¨ªderes de la UE que cierren el acuerdo de inversiones con China, seg¨²n aseguraron fuentes comunitarias. No es un tratado comercial, pero Bruselas s¨ª lo considera el pacto econ¨®mico m¨¢s ambicioso jam¨¢s firmado por Pek¨ªn con cualquier pa¨ªs o bloque, tanto porque permitir¨¢ allanar el terreno a las empresas europeas que operan en China como por las concesiones logradas en derechos laborales.
El acuerdo, sin embargo, tiene sus l¨ªmites, y este martes la UE se ve¨ªa obligada a exigir la liberaci¨®n ¡°inmediata¡± de la periodista Zhang Zhan, condenada a cuatro a?os por su cobertura sobre la crisis de la covid-19 en la ciudad de Wuhan. Adem¨¢s de posibles fricciones con la nueva Administraci¨®n estadounidense, la alianza es vista con fuertes reticencias en el Parlamento Europeo. Tambi¨¦n por expertos y activistas de derechos humanos, quienes denuncian que Pek¨ªn explota laboralmente a los miembros de la minor¨ªa uigur en Xinjiang, emple¨¢ndolos en sectores como el del algod¨®n, seg¨²n aseguraba un informe reciente del laboratorio de ideas estadounidense Center for Global Policy. El Gobierno chino niega estas afirmaciones.
Tras siete a?os de negociaciones, los contactos parec¨ªan haber entrado en v¨ªa muerta la pasada primavera. Entonces, la UE y China constataron sus enormes diferencias. No solo en la concepci¨®n del libre mercado, sino tambi¨¦n de los derechos humanos. En los ¨²ltimos d¨ªas del a?o, sin embargo, se ha abierto una enorme ventana de oportunidad. Y lo suficientemente grande para que, seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas, ning¨²n socio se haya opuesto al acuerdo.
Pek¨ªn empez¨® a constatar ya en verano que necesitaba a la UE a su lado ante la presi¨®n de EE UU. Si ganaba Donald Trump, la escalada de las hostilidades estaba asegurada. Y si lo hac¨ªa Biden, nada garantizaba una rebaja de las tensiones. Al contrario: hab¨ªa el peligro de una mayor coordinaci¨®n con Bruselas. A su vez, la canciller alemana Angela Merkel, que tiene la presidencia de turno de la UE, se hab¨ªa fijado como prioridad la firma de un acuerdo que acabara con unas pr¨¢cticas que est¨¢n perjudicando a la industria de su pa¨ªs.
El acuerdo, pues, significa el primer choque con Biden cuando este a¨²n no ha tomado posesi¨®n del cargo. Hace apenas una semana, el asesor de seguridad nacional del presidente electo, Jake Sullivan, afirm¨® a trav¨¦s de Twitter que la pr¨®xima Administraci¨®n de EE UU agradecer¨¢ que ambos bloques se consulten con premura acerca de sus ¡°preocupaciones comunes sobre las pr¨¢cticas econ¨®micas de China¡±. Un alto funcionario comunitario quit¨® hierro al asunto y se mostr¨® convencido de que el acuerdo favorecer¨¢ las relaciones transatl¨¢nticas, que hab¨ªan quedado maltrechas durante la ¨¦poca de Donald Trump, que concluye el pr¨®ximo d¨ªa 20.
Seg¨²n las fuentes consultadas, el acuerdo que, si nada se tuerce, se anunciar¨¢ este mi¨¦rcoles, es un salto adelante en la definici¨®n de un tablero de juego m¨¢s igualado entre los gigantes empresariales chinos y las compa?¨ªas europeas. Antes de la cumbre entre la UE y China de septiembre, la Administraci¨®n de Xi Jinping hab¨ªa adquirido compromisos sobre transferencia tecnol¨®gica o transparencia en las subvenciones a empresas que incluso sorprendieron a Bruselas. En ese encuentro, la presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen, consigui¨® dar un empuj¨®n a que China acepte que las empresas europeas puedan operar en el pa¨ªs asi¨¢tico en las mismas condiciones que el resto. Solo quedaban dos asuntos. Y no menores: el desarrollo sostenible, clave para el objetivo europeo de prescindir de los combustibles f¨®siles en 2050, y los derechos laborales.
China ha accedido finalmente a que los avances en sostenibilidad sean evaluados por un panel de expertos. En el ¨¢mbito laboral, fuentes comunitarias explican que Pek¨ªn se compromete a cumplir con las convenciones que ya ha firmado de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo y a ratificar los tratados que proh¨ªben los trabajos forzados. Eso s¨ª, con una redacci¨®n ambigua que no evitar¨¢ un tormentoso proceso en el Parlamento Europeo y una fuerte presi¨®n de amplios sectores de la sociedad civil.
A cambio, China logra tener como socio a un mercado de m¨¢s de 450 millones de consumidores ante el incierto rumbo que pueda emprender la Administraci¨®n de Biden. Pek¨ªn mantiene, adem¨¢s, la posici¨®n inversora que hab¨ªa logrado en Europa e incluso la ampl¨ªa al conseguir acceder a sectores como las energ¨ªas renovables. Y todo ello justo cuando las capitales empezaban a estar m¨¢s unidas en el convencimiento de que hab¨ªa que plantar cara a las pr¨¢cticas poco leales de Pek¨ªn, si era necesario vetando a sus empresas de los concursos p¨²blicos. El acuerdo de inversi¨®n hace ya poco probable esa opci¨®n, aunque fuentes comunitarias sostuvieron que la UE mantendr¨¢ su instrumento para controlar las inversiones sobre activos que puedan ser considerados estrat¨¦gicos.
Ofensiva diplom¨¢tica
Ante la urgencia de alcanzar el acuerdo, el gigante asi¨¢tico ha aumentado la presi¨®n diplom¨¢tica en el tiempo de descuento. La v¨ªspera de Nochebuena, el primer ministro Li Keqiang llam¨® por tel¨¦fono al presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, as¨ª como a su hom¨®logo holand¨¦s, Mark Rutte, con la intenci¨®n de recabar su apoyo. ¡°Esperamos que la UE siga proporcionando un entorno comercial justo, abierto y no discriminatorio para las empresas chinas¡±, coment¨® Li a S¨¢nchez, seg¨²n recog¨ªa la agencia de noticias Xinhua.
¡°Xi parece haber instruido a su equipo a hacer generosas cesiones para completar un acuerdo tras la victoria de Biden en las elecciones presidenciales¡±, apuntaba Emre Peker, director para Europa de la consultora Eurasia, en un informe reciente. ¡°El foco principal reside en el acceso a los mercados y la protecci¨®n de la propiedad intelectual¡±, a?ade.
El Gobierno chino ya estar¨ªa acomodando su marco legal para acoger estos nuevos cambios. La semana pasada, la Comisi¨®n Nacional de Desarrollo y Reforma y el Ministerio de Comercio promulgaron de manera conjunta las bases de una nueva regulaci¨®n para la inversi¨®n de capital extranjero.
Una carta abierta publicada recientemente por un colectivo de acad¨¦micos europeos advert¨ªa de que ¡°a pesar de siete a?os de duras negociaciones, este texto solo es un modesto paso adelante en la promoci¨®n de la reciprocidad¡±. ¡°Concluirlo ahora ser¨ªa una victoria simb¨®lica para China y dificultar¨ªa a Europa participar en cuestiones cr¨ªticas en el futuro. Las concesiones de China son peque?as mejoras en t¨¦rminos de acceso de mercado. Pero el borrador del acuerdo fracasa a la hora de avanzar en manera comprehensiva en la apertura econ¨®mica y [el establecimiento de] reglas claras y vinculantes¡±.
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