¡®Charlie Hebdo¡¯: el minuto y 49 segundos que cambi¨® Francia
El ataque hace cinco a?os contra la revista sat¨ªrica inici¨® una carrera contra el yihadismo que ha dejado m¨¢s de 250 muertos
Bastaron 109 segundos para cambiar Francia. El 7 de enero de 2015, los hermanos Ch¨¦rif y Sa?d Kouachi irrumpieron en la sede parisina de Charlie Hebdo y comenzaron a disparar durante un minuto y 49 segundos. La revista m¨¢s irreverente del pa¨ªs qued¨® diezmada. Francia se volc¨® con las v¨ªctimas y conden¨® lo que fue declarado como un ataque a la libertad de prensa. El lema?Je suis Charlie (yo soy Charlie) se propag¨® por el mundo. Lo que nadie intu¨ªa a¨²n es que Charlie solo era el principio. Una serie de atentados yihadistas a lo largo del a?o transformar¨ªan para siempre a un pa¨ªs que, un lustro despu¨¦s, sigue temblando por una amenaza extremista que ha cambiado en su forma, pero no en su objetivo asesino.
¡°El ataque a?Charlie Hebdo revel¨® la importancia, la amplitud de las redes yihadistas en Francia¡±, dice Jean-Charles Brisard, presidente del think tank Centro de An¨¢lisis del Terrorismo (CAT).
Hoy casi nadie se sorprende cuando, paseando por las calles de Par¨ªs, Marsella o Burdeos se cruza con patrullas de soldados armados hasta los dientes. No siempre fue as¨ª. La Operaci¨®n Centinela, que sac¨® a 10.000 militares a las calles, fue ordenada por el entonces presidente, Fran?ois Hollande, tras la serie de atentados aquel mes de enero que comenz¨® con Charlie Hebdo y continu¨® dos d¨ªas despu¨¦s con el ataque a un supermercado jud¨ªo, donde cuatro personas murieron antes de que el atacante, Amedy Coulibaly, un seguidor del Estado Isl¨¢mico que un d¨ªa antes tambi¨¦n hab¨ªa asesinado a una polic¨ªa en las afueras de Par¨ªs, fuera abatido, igual que lo acabaron siendo sus c¨®mplices, los hermanos Kouachi.
El annus horribilis del terrorismo extremista en Francia no hab¨ªa hecho m¨¢s que comenzar. En febrero, tres militares fueron atacados con un cuchillo en Niza, delante de un centro jud¨ªo. En abril, un estudiante de inform¨¢tica sospechoso de preparar un ataque contra una iglesia en Villejuif, en las afueras de Par¨ªs ¡ªdonde el viernes otro radicalizado mat¨® a cuchilladas a un hombre¡ª, fue detenido tras asesinar a una mujer en un aparcamiento. En junio, un repartidor decapit¨® a su jefe y exhibi¨® su cabeza ante una f¨¢brica en Is¨¨re. En agosto, varios pasajeros lograron reducir a un radicalizado fuertemente armado que quer¨ªa perpetrar una nueva matanza en un tren, procedente de ?msterdam con destino a Par¨ªs. Y lo peor estaba a¨²n por venir: la noche del 13 de noviembre, tres comandos coordinaron sendos ataques en la capital francesa ¡ªen el Stade de France, en bares y restaurantes del Este parisino y en la sala de conciertos Bataclan¡ª que dejaron 130 muertos m¨¢s. La declaraci¨®n del estado de emergencia ¡ªmantenido hasta noviembre de 2017, cuando parte de esas normas extraordinarias fueron convertidas en ley¡ª no impidi¨® que, ocho meses m¨¢s tarde, el 14 de julio de 2016, otro terrorista perpetrara una nueva masacre al lanzar un cami¨®n contra la multitud que celebraba la fiesta nacional francesa en Niza, causando 86 muertos y m¨¢s de 400 heridos. Desde 2015, 255 personas han fallecido en atentados en Francia.
Y todo comenz¨® ese 7 de enero de 2015, a las 11.00, 33 minutos y 47 segundos, como cuenta el director de Charlie Hebdo, Riss, en el libro?Un minuto, cuarenta y nueve segundos, donde reflexiona sobre el ataque que acab¨® con la vida de sus amigos y compa?eros ¡ª¨¦l mismo result¨® herido¡ª y que tanto cambi¨® a Francia.
¡°La puerta se abri¨®. Ten¨ªa el pomo en su mano derecha. La izquierda estaba ocupada en aferrar la culata de lo que visiblemente era un arma, totalmente negra, cuyo ca?¨®n apuntaba al suelo. En ese instante, todos lo entendemos. Es el fin. Nuestro fin ha llegado¡±. A las 11 horas, 35 minutos y 36 segundos, los hermanos Kouachi sal¨ªan de Charlie Hebdo. Dejaban tras de s¨ª un reguero de 11 muertos ¡ªuna v¨ªctima m¨¢s, un polic¨ªa, fue abatido luego en la calle. Figuras ic¨®nicas como Cabu, Charb, Tignous o Wolinski han sido ejecutadas. Otros 11 quedaron heridos, como Riss o el periodista Philippe Lan?on, que tambi¨¦n ha contado su dur¨ªsima recuperaci¨®n, f¨ªsica y mental, en otro libro reciente, Le Lambeau (El colgajo).
¡°Fue una ejecuci¨®n pol¨ªtica¡±, asegur¨® Riss en entrevista con el grupo Lena. ¡°No fue un atentado ciego, fue una ejecuci¨®n espec¨ªfica para acallar a gente que ten¨ªa una palabra particular¡±.
Cinco a?os despu¨¦s, la amenaza terrorista contin¨²a con una fisonom¨ªa nueva, pero no menos peligrosa, advierte Brisard.
¡°A partir de 2016, nos deslizamos hacia un terrorismo end¨®geno, con individuos que reaccionan a la propaganda de grupos terroristas pero animados por aspiraciones individuales¡±, explica por tel¨¦fono. Sus m¨¦todos cambian. ¡°Hoy les es muy dif¨ªcil tener acceso a armas de guerra o a tutoriales para hacer explosivos¡±. Pero lo que es un ¨¦xito de los servicios de inteligencia, tambi¨¦n supone otro quebradero de cabeza, porque ahora recurren a m¨¦todos rudimentarios, como cuchillos, que dificultan su detecci¨®n. ¡°La amenaza ha evolucionado, es difusa, imprevisible, y eso es lo que hace que todo sea extremadamente complicado. Antes se pod¨ªa identificar a los individuos (peligrosos) por su adherencia a grupos. Hoy es dif¨ªcil porque pasan a la acci¨®n de manera improvisada, con armas rudimentarias y en muchos casos son desconocidos para los servicios de inteligencia¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.