El encargado de Memoria Hist¨®rica que enfrenta a Colombia con sus fantasmas
V¨ªctimas, activistas y opositores piden la renuncia de Dar¨ªo Acevedo, un acad¨¦mico nombrado por Iv¨¢n Duque que ha negado la existencia del conflicto armado
La batalla por el relato de medio siglo de guerra no amaina en Colombia, y haber nombrado director del Centro Nacional de Memoria Hist¨®rica (CNMH) a un acad¨¦mico que ha negado la existencia de un conflicto armado se convirti¨® en una piedra en el zapato para el Gobierno de Iv¨¢n Duque. Aunque la pol¨¦mica ha rodeado de tiempo atr¨¢s a Dar¨ªo Acevedo, sus posturas le valieron a la entidad gubernamental que dirige desde hace un a?o ser suspendida de la principal red internacional de lugares de la memoria justamente en la misma semana en que el mandatario pone ¨Ceste mi¨¦rcoles, en Bogot¨¢¨C la primera piedra de un museo dedicado por ley a las v¨ªctimas.
En medio de la tormenta, agrupaciones de v¨ªctimas organizaron un plant¨®n paralelo al evento del museo para pedir la renuncia del funcionario. El m¨¢s fresco de sus argumentos se remonta al lunes, cuando se conoci¨® una carta en la que la directora ejecutiva de la Coalici¨®n Internacional de Sitios de Conciencia, Elizabeth Silkes, le informa que el CNMH ha sido suspendido por no suscribir los principios relacionados con el reconocimiento del conflicto armado interno y los derechos de las v¨ªctimas, pues Acevedo nunca les contest¨® una solicitud. "Consideramos que cuatro meses son un tiempo prudente para esperar una respuesta¡±, explic¨® la organizaci¨®n sobre una suspensi¨®n que se extiende a la Red de Sitios de Memoria Latinoamericanos y Caribe?os (Reslac).
En sendas entrevistas radiales, el director del CNMH atribuy¨® la suspensi¨®n a una confusi¨®n epistolar. ¡°Hay un compromiso con las v¨ªctimas y un reconocimiento del conflicto armado, que es una respuesta a las preocupaciones que nos expresaron¡±, asegur¨®. El episodio bast¨® para volver a ubicarlo en el centro de acaloradas controversias que se remontan muchos a?os atr¨¢s.
El expresidente ?lvaro Uribe, el m¨¢s f¨¦rreo opositor del acuerdo de paz que sell¨® Juan Manuel Santos con la extinta guerrilla de las FARC a finales de 2016, es el mentor pol¨ªtico de Duque. Sin embargo, el joven mandatario prometi¨® en campa?a que no llegar¨ªa a ¡°hacer trizas¡± los acuerdos, como exig¨ªan los sectores m¨¢s intransigentes de su partido, el Centro Democr¨¢tico. La controversia arreci¨® cuando, ya en el poder, a Duque le lleg¨® el momento de escoger el reemplazo del reputado abogado y fil¨®sofo Gonzalo S¨¢nchez como director del Centro Nacional de Memoria Hist¨®rica, la entidad encargada de documentar el conflicto armado y dise?ar el Museo de la Memoria.
Diversos observadores tem¨ªan que el rigor e independencia que caracterizaban los informes en los que el centro ha reconstruido las masacres m¨¢s emblem¨¢ticas de guerrillas y paramilitares, as¨ª como las dimensiones de la guerra que ha asolado a Colombia, estuvieran en riesgo bajo una cabeza que lo convirtiera en vocero de un sector pol¨ªtico, o de una sola l¨ªnea de v¨ªctimas. Al final, Duque se decidi¨® por Acevedo, un historiador af¨ªn al uribismo y los militares que en varios momentos de su carrera neg¨® la existencia de un conflicto armado como tesis acad¨¦mica.
Su nombre ha sido problem¨¢tico por varios motivos. De hecho, Acevedo ya se someti¨® a un debate de control pol¨ªtico promovido el pasado noviembre por los senadores Iv¨¢n Cepeda, del Polo Democr¨¢tico, y Antonio Sanguino, de Alianza Verde, junto a la representante Mar¨ªa Jos¨¦? Pizarro. La citaci¨®n se origin¨® en declaraciones p¨²blicas en las que desconoc¨ªa el problema de la distribuci¨®n de la tierra y las cifras sobre v¨ªctimas, descalificaba el respaldo internacional al acuerdo de paz y el trabajo del propio CNMH o negaba episodios de la guerra como las ejecuciones extrajudiciales conocidas como falsos positivos.
La oposici¨®n tambi¨¦n lo ha se?alado de discriminar a determinados grupos de v¨ªctimas, minimizar la responsabilidad de la Fuerza P¨²blica y la dimensi¨®n del fen¨®meno paramilitar, censurar informes y modificar arbitrariamente el gui¨®n del Museo de la Memoria, que desde hace alg¨²n tiempo est¨¢ listo. ¡°Es evidente que la comunidad internacional percibe que el doctor Acevedo est¨¢ en una campa?a por borrar la memoria de las v¨ªctimas. Estas medidas son resultado de su esfuerzo negacionista durante estos meses¡±, opin¨® Cepeda. Aunque el debate de noviembre qued¨® en suspenso, varios legisladores han anunciado esta semana que lo convocar¨¢n de nuevo cuando vuelvan a sesionar en marzo.
¡°Para las v¨ªctimas en Colombia y en el mundo entero es inmensamente importante, es definitivo, que Colombia acepte que aqu¨ª hubo un conflicto armado interno, tr¨¢gico, una verdadera tragedia humana, donde hubo insurgencia y hubo Estado y que dio lugar a cerca de nueve millones de v¨ªctimas¡±, zanj¨® el sacerdote jesuita Francisco de Roux, quien preside la Comisi¨®n de la Verdad. ¡°Es un campanazo muy fuerte para el pa¨ªs, cuando las v¨ªctimas quieren que se tome muy en serio lo que pas¨® aqu¨ª. Desafortunadamente en Colombia se volvi¨® un problema pol¨ªtico un asunto que no tendr¨ªa que ser por ning¨²n camino eso¡±, se lament¨®.
Acevedo ha asegurado que ciertos postulados no se pueden imponer como un dogma. M¨¢s que te¨®rica o acad¨¦mica, la discusi¨®n es pol¨ªtica. Desde hace tiempo, en Colombia hay sectores que niegan la existencia de un conflicto armado interno, usualmente vinculados al uribismo, y durante los dos mandatos del expresidente (2002-2010) se dio vuelo a la idea de que lo que enfrentaba el pa¨ªs era una mera amenaza terrorista. En el Gobierno de Santos (2010-2018) esa corriente qued¨® desvirtuada por la ley de v¨ªctimas de 2011, que es el origen tanto del CNMH como del Museo de la Memoria del que es responsable. Adem¨¢s de plantear expresamente medidas de atenci¨®n y reparaci¨®n a las v¨ªctimas del conflicto armado interno, esa ley allan¨® el terreno para el acuerdo de paz arduamente negociado con la que fuera la guerrilla m¨¢s antigua de Am¨¦rica.
Los acuerdos tambi¨¦n crearon un Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparaci¨®n y No Repetici¨®n, que incluye tanto la justicia transicional como la Comisi¨®n de la Verdad, que en menos de dos a?os debe presentar un informe final que dignifique a las v¨ªctimas. A diferencia de las comisiones en otros pa¨ªses, la labor de la colombiana ha estado allanada por el trabajo de centros de investigaci¨®n, universidades y organizaciones que han documentado los horrores de la guerra. Ah¨ª ocupa un destacad¨ªsimo lugar el CNMH, pero su hasta hace poco elogiada labor depende de un delicado equilibrio.
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