El rumbo incierto de la protesta en Argelia
El movimiento social que provoc¨® la ca¨ªda del presidente Buteflika se mantiene en la calle un a?o despu¨¦s de que surgiera
Hirak. Esa palabra ¨¢rabe que significa movimiento se convirti¨® en una pesadilla para el r¨¦gimen argelino a partir del 22 de febrero de 2019. Ese d¨ªa, cientos de miles de argelinos se echaron a la calle para reclamar que el entonces presidente, Abdelaziz Buteflika, no se presentara a un quinto mandato presidencial. Las manifestaciones en el centro de Argel estaban prohibidas, pero los ciudadanos superaron el miedo. Hab¨ªa nacido el Hirak de Argelia. No hab¨ªa un l¨ªder claro, ni una estructura de partido pol¨ªtico. Y sigue sin haberlo. Esa es la fuerza y la debilidad del movimiento de protestas.
Las manifestaciones perdieron afluencia desde el pasado diciembre, cuando el r¨¦gimen logr¨® convocar unas elecciones presidenciales en las que result¨® elegido?Abdelmayid Teb¨²n, aunque con una abstenci¨®n r¨¦cord del 60%. Pero este 21 de febrero, despu¨¦s de m¨¢s de 50 viernes de protestas, el Hirak intentar¨¢ inundar las calles de las principales ciudades del pa¨ªs, como en sus mejores d¨ªas.
Durante un a?o, el Hirak ha conseguido sacar a las calles a miles de personas cada semana, ya fuera el sol del verano, bajo los d¨ªas de lluvia, en Ramad¨¢n o durante las vacaciones universitarias. Y siempre, de forma pac¨ªfica.
Muchas cosas han cambiado en Argelia gracias al Hirak. Buteflika fue obligado a presentar su dimisi¨®n y pidi¨® perd¨®n al pueblo argelino. Ahora, no se sabe en qu¨¦ condiciones vive, qui¨¦n lo cuida, si puede hablar o no. Pero esas preguntas que asediaron a los argelinos desde que Buteflika sufri¨® un infarto cerebral en 2013 ya no est¨¢n en boca de nadie.
La justicia ha arremetido con dureza contra quienes formaban el clan de Buteflika, empresarios, militares y pol¨ªticos. Un tribunal militar confirm¨® este mes las penas de 15 a?os de c¨¢rcel para Said Buteflika, de 62 a?os, el hermano menor del presidente, al que se le conoc¨ªa como el poder en la sombra, y para los ¨²ltimos jefes de los todopoderosos servicios secretos, el general Athmane Tartag y Mohamed Madiene. Sin embargo, Abdelaziz Buteflika no ha sido ni siquiera reclamado para declarar como testigo.
Los principales activistas del Hirak declararon en su d¨ªa que esos encarcelamientos del clan Buteflika obedec¨ªan a una guerra entre los clanes que se vienen repartiendo el poder. Seg¨²n esa l¨®gica, el claro vencedor de esa lucha fue el entonces jefe del Estado Mayor, el general Ahmed Gaid Salah. Este general forz¨® la dimisi¨®n de Buteflika e impuls¨® la lucha judicial contra lo que ¨¦l mismo bautiz¨® como ¡°la banda¡±, es decir, el clan Buteflika.
Gaid Salah se neg¨® a promover una Asamblea constituyente, como reclamaba y sigue reclamando el Hirak. Sin embargo, apoy¨® la convocatoria de unas elecciones presidenciales pilotadas por las mismas autoridades que vienen manejando las riendas del pa¨ªs desde los ¨²ltimos 20 a?os. A esas presidenciales del pasado 12 de diciembre se presentaron cinco candidatos, todos ellos antiguos altos cargos de Buteflika. Y gan¨® Abdelmayid Teb¨²n, quien ten¨ªa una estrecha relaci¨®n con el jefe del Estado Mayor.
Gaid Salah muri¨® el 23 de diciembre, a los 79 a?os y a causa de un paro cardiaco. R¨¢pidamente fue nombrado su sustituto de forma interina, el general Said Chengriha, de 74 a?os. Chengriha ha mostrado un perfil bajo, a diferencia de su antecesor, Gaid Salah. El presidente Teb¨²n, sin embargo, no elude los focos. En su primer discurso tendi¨® la mano al Hirak, aunque los principales activistas del movimiento califican a Teb¨²n como presidente sin legitimidad. No obstante, Teb¨²n ha continuado con sus gestos aparentes de di¨¢logo. As¨ª, este mi¨¦rcoles declar¨® que a partir de ahora todos los 22 de febrero sean considerados ¡°d¨ªa nacional de la fraternidad y la cohesi¨®n entre el pueblo y su Ej¨¦rcito por la democracia¡±.
Teb¨²n declar¨® esta semana al diario franc¨¦s Le Figaro, que las principales reivindicaciones del Hirak han sido satisfechas: ¡°En la calle las cosas empiezan a calmarse. (¡) Los miembros m¨¢s destacados del antiguo r¨¦gimen ya han dejado el poder, y se ha iniciado la lucha contra los que han puesto la econom¨ªa de rodillas. Quedan a¨²n las reformas pol¨ªticas. Esa es mi prioridad y estoy decidido a ir lejos en el cambio radical para romper con las malas pr¨¢cticas, moralizar la vida pol¨ªtica y cambiar la forma de gobernar (¡) ¡°No se puede reformar, reparar y restaurar en dos meses todo lo que ha sido destruido durante una d¨¦cada¡±.
Teb¨²n indult¨® este mes a 10.000 presos comunes cuyas penas por cumplir eran inferiores al a?o y medio de c¨¢rcel. Sin embargo, quedan a¨²n en prisi¨®n decenas de detenidos del Hirak, entre ellos el carism¨¢tico Karim Tab¨², de 46 a?os, portavoz de la Uni¨®n Democr¨¢tica y Social (UDS), partido no legalizado por el Ministerio del Interior.
Hay analistas que consideran que ahora mismo el principal desaf¨ªo para el poder argelino ya no es e Hirak sino el estado de la econom¨ªa. La ca¨ªda de los precios del petr¨®leo desde 2014 est¨¢ causando estragos en un pa¨ªs donde las exportaciones de hidrocarburos representan el 90% de los ingresos procedentes del exterior.
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