¡°Estamos al inicio de un largo proceso¡±
La frustraci¨®n por los resultados de la Primavera ?rabe no ha acabado con los sue?os de libertad
¡°Si hubiera sabido que iba a morir medio mill¨®n de personas, no me hubiera manifestado¡±, admite un sirio que pide el anonimato. Con 28 a?os particip¨® en las protestas y hoy vive en el exilio, mientras su pa¨ªs ha quedado destrozado por la guerra civil. Otros que salieron entonces a la calle encuentran, sin embargo, motivos de esperanza. ¡°A largo plazo, ser¨¢ positivo¡±, afirma D. A., un profesor de 36 a?os que, a pesar de la represi¨®n, opt¨® por quedarse en Siria. La frustraci¨®n por el ¨¦xito de la ola revolucionaria no ha acabado con los sue?os de libertad que durante mucho tiempo se negaron a los ¨¢rabes. Estos son algunos testimonios.
EGIPTO
¡°El pa¨ªs va de mal en peor¡±
La revoluci¨®n sorprendi¨® a Rawan Mazen, una mujer de El Cairo que pide hablar bajo seud¨®nimo, poco despu¨¦s de alcanzar la mayor¨ªa de edad. Sus dos hermanos se unieron al levantamiento popular contra la dictadura egipcia en la ic¨®nica plaza de Tahrir desde el primer d¨ªa, y ella hizo lo propio la ma?ana del 11 de febrero de 2011 tras escribir una carta a modo de testamento. ¡°Por primera vez, vi a muchos soldados, francotiradores y tanques. Era una escena aterradora, pero nuestro prop¨®sito era incre¨ªble¡±, evoca ahora, con 28 a?os, esta profesora. Unas horas m¨¢s tarde, el dictador Hosni Mubarak (fallecido el pasado febrero) se vio forzado a dimitir por las protestas. ¡°Fue el momento m¨¢s feliz de mi vida. Todo el mundo estaba extremadamente feliz. Por primera vez sent¨ª que respiraba libertad¡±, asegura, recordando que durante las elecciones que se celebraron despu¨¦s recuper¨® el ¡°orgullo de ser egipcia¡±.
Desde el golpe de Estado del hoy presidente Abdelfat¨¢ al Sisi contra Mohamed Morsi en 2013, Rawan considera que la situaci¨®n en el pa¨ªs va de mal en peor. ¡°No hay libertad, ni democracia, ni una vida humana¡±, lamenta la mujer, que critica la decadencia moral de muchos de sus compatriotas en el contexto actual. ¡°Somos tratados como siervos en nuestro pa¨ªs, no tenemos derechos y el Gobierno nos lo ha arrebatado todo¡±.
SIRIA
¡°La idea de cambio sigue en la mente de todos¡±
¡°S¨ª, particip¨¦ en el sue?o de 2011, como todos mis amigos; apoy¨¢bamos el movimiento. Lo que m¨¢s recuerdo es el deseo de cambio, las nuevas ideas. Ese nuevo ambiente al que no est¨¢bamos acostumbrados ni en Siria ni en nuestra sociedad, en el que la gente empezaba a hablar, a decir queremos esto y lo otro, el ansia de libertad, de derechos, etc. Fue un momento ¨²nico. Te sent¨ªas humano de nuevo¡±, rememora Anas Joudeh, de 46 a?os, y abogado que dirige el Movimiento por una Sociedad Civil y vive en Siria.
¡°Despu¨¦s de 10 a?os, casi nos encontramos en el lado opuesto. La idea de cambio sigue en la mente de todos, aunque no tiene que coincidir con los esl¨®ganes de la Primavera ?rabe. Rechazamos tanto el islam pol¨ªtico como los reg¨ªmenes totalitarios¡±, afirma.
¡°Estamos al inicio de un largo proceso. Las revueltas fueron solo el principio. Depende de las sociedades encontrar el mejor modo de alcanzar el cambio porque no podemos importar un modelo, tenemos que elaborarlo por nosotros mismos. Lo importante es que mantenemos el esp¨ªritu, pero ahora es m¨¢s dif¨ªcil porque la mayor¨ªa silenciosa, la clase media, tiene miedo de cualquiera que habla de cambio. As¨ª que hablamos m¨¢s de la capacidad de la gente de ser parte de la toma de decisiones, de contribuir a mejorar su vida y la de los dem¨¢s, y de salvar la estructura del Estado porque al final es la garant¨ªa para cualquiera que busca su identidad¡±.
YEMEN
¡°No logramos nuestros objetivos¡±
¡°Recuerdo el entusiasmo que todos compart¨ªamos, el deseo com¨²n de un futuro mejor, y la unidad de los partidos pol¨ªticos, que en la actualidad luchan entre ellos; tambi¨¦n a los m¨¢rtires que dieron su vida para lograr los objetivos de la revoluci¨®n. Particip¨¦ en las manifestaciones porque sent¨ªa que era un deber nacional y moral, tambi¨¦n por lograr la libertad, la justicia y la igualdad, y por mi ambici¨®n de alcanzar una vida digna y un futuro pr¨®spero¡±, evoca Abdo Saad Saad, un maestro que ahora tiene 42 a?os. ¡°Esperaba acabar con el r¨¦gimen del dictador, el dominio de la familia gobernante sobre el Estado y la influencia de los jeques tribales en los asuntos de gobierno, elecciones libres y democr¨¢ticas, mejorar la situaci¨®n econ¨®mica, el fin de la corrupci¨®n y un nuevo Gobierno que garantizara Sanidad y Educaci¨®n para todos¡±, contin¨²a.
¡°Me siento arrepentido porque no logramos nuestros objetivos, y las circunstancias facilitaron los disturbios y la violencia que sirvieron de excusa para la intervenci¨®n [militar] de la coalici¨®n [liderada por Arabia Saud¨ª]. La guerra desatada por esta ha destruido el pa¨ªs, agudizado la crisis econ¨®mica, el hambre y la pobreza, adem¨¢s de matar a miles de civiles y causar varios millones de desplazados. Fue un error incluir a los representantes del antiguo r¨¦gimen en la transici¨®n¡±. J. M. / San¨¢
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