Francia da la batalla por definir una palabra: laicidad
Macron quiere suprimir un observatorio que irrita a los defensores de una lectura m¨¢s estricta de la relaci¨®n del Estado con las religiones
Un peque?o organismo p¨²blico con cuatro asalariados, uno m¨¢s en la mara?a burocr¨¢tica de la gigantesca Administraci¨®n francesa, est¨¢ en el centro de una batalla colosal por definir una palabra: laicidad. El Observatorio de la Laicidad, ideado por el presidente conservador Jacques Chirac en 2007 y creado bajo la presidencia del socialista Fran?ois Hollande en 2012, puede estar en sus ¨²ltimos d¨ªas.
El Gobierno de Emmanuel Macron no ha renovado el mandato de su presidente, el veterano pol¨ªtico Jean-Louis Bianco. Y ha anunciado que quiere suprimir esa oficina, que con su lectura liberal de la laicidad llevaba a?os irritando a los defensores de una visi¨®n m¨¢s restrictiva de los principios sobre el lugar de la religi¨®n en Francia.
La pugna por el futuro de este organismo es un term¨®metro de la evoluci¨®n del presidente Emmanuel Macron. ¡°La laicidad es una libertad antes que una prohibici¨®n¡±, escrib¨ªa el presidente en Revoluci¨®n, el libro que public¨® al lanzarse a la campa?a al El¨ªseo en 2017. ¡°Est¨¢ hecha para permitir a cada uno integrarse en la vida com¨²n, y no para librar una batalla contra tal o cual religi¨®n, y menos para excluir o se?alar¡±.
Ahora algunos de sus ministros m¨¢s combativos por la laicidad se ven acusados, precisamente, de se?alar a los musulmanes, como fue el caso hace unos meses del titular de Interior, G¨¦rald Darmanin, al mostrar su desagrado por las secciones de comida halal en los supermercados. La llamada ley contra el separatismo islamista ha recogido el aplauso de figuras se?eras de la laicidad estricta, como el ex primer ministro Manuel Valls.
¡°Ha evolucionado¡±, dijo el ex primer ministro hace unos d¨ªas a EL PA?S. ¡°Cuando se es presidente, la realidad de lo que funda este pa¨ªs se acaba imponiendo¡±. La desaparici¨®n del Observatorio de la Laicidad, cuya misi¨®n era asesorar al Gobierno para velar por el respeto de este principio en los servicios p¨²blicos, est¨¢ pendiente de la decisi¨®n final del primer ministro, Jean Castex. Si se confirma, ser¨¢ una victoria para la interpretaci¨®n de la laicidad de Valls.
¡°Nos parece oportuno que esta estructura evolucione¡±, dijo la semana pasada la ministra de Ciudadan¨ªa, Marl¨¨ne Schiappa. ¡°En efecto, las cuestiones de laicidad no ocupan el mismo lugar en la sociedad que hace ocho a?os¡±. Schiappa anunci¨® la decisi¨®n ante el Senado, donde la oposici¨®n conservadora, mayoritaria en esta C¨¢mara, ha adoptado varias enmiendas que endurecen la ley contra el separatismo. Una de estas enmiendas prohibir¨ªa a las musulmanas menores de 18 a?os llevar velo en la calle.
Las presiones para clausurar la entidad empezaron tras la decapitaci¨®n a manos de un islamista de Samuel Paty, un profesor de instituto que, en una clase sobre la libertad de expresi¨®n, mostr¨® las caricaturas de Mahoma publicadas en el semanario sat¨ªrico Charlie Hebdo. Entonces, colaboradores de la ministra Schiappa acusaron en la prensa francesa a Nicolas Cad¨¨ne, ponente del Observatorio y n¨²mero dos de Bianco, de estar ¡°m¨¢s preocupado por la lucha contra la estigmatizaci¨®n de los musulmanes que por la defensa de la laicidad¡±.
¡°La pol¨¦mica contra el Observatorio despu¨¦s del asesinato horrible de Samuel Paty era moralmente insoportable¡±, reacciona Cad¨¨ne en una conversaci¨®n telef¨®nica. ¡°Daba a entender una corresponsabilidad de los miembros del Observatorio cuando este lleva a?os alertando sobre la necesidad de reforzar el apoyo y la formaci¨®n de los docentes sobre la laicidad y sobre la ense?anza laica del hecho religioso en la escuela¡±.
La laicidad suele resumirse aludiendo a los primeros art¨ªculos de la ley de 1905 sobre la separaci¨®n de las Iglesias y el Estado. Dice el art¨ªculo 1: ¡°La Rep¨²blica asegura la libertad de conciencia. Garantiza el libre ejercicio de los cultos con las ¨²nicas restricciones mencionadas m¨¢s adelante en inter¨¦s del orden p¨²blico¡±. El art¨ªculo 2 completa: ¡°La Rep¨²blica no reconoce, no remunera ni subvenciona ning¨²n culto¡±.
Hoy se enfrentan dos visiones, cada una convencida de ser la verdadera. La primera pone el acento en el respeto y protecci¨®n de las religiones y las minor¨ªas, y se opone a prohibir a las mujeres musulmanas llevar velo en el espacio p¨²blico, aunque defienda su prohibici¨®n en la escuela. La segunda visi¨®n ve en la laicidad una herramienta ante los asaltos a la Rep¨²blica de los integristas, cat¨®licos hace un siglo, y musulmanes ahora, y aspira a una vigilancia m¨¢s rigurosa del uso de signos religiosos.
¡°Con este Observatorio, durante ocho a?os la Rep¨²blica se ha disparado en el pie¡±, denuncia en el semanario Le Point la ensayista Caroline Fourest, defensora de la lectura estricta de la laicidad. ¡°El problema no es la interpretaci¨®n que hace de la ley de 1905, sino la complacencia inveros¨ªmil con los movimientos que la ponen en peligro¡±. Fourest acusa por ejemplo a Bianco y Cad¨¨ne de haber firmado una tribuna, despu¨¦s de los atentados de Par¨ªs en noviembre de 2015, junto a un dirigente del Colectivo contra la Islamofobia en Francia, ya disuelto por su proximidad con el islamismo.
¡°Hay responsables pol¨ªticos que, de hecho, defienden una concepci¨®n que no es la del derecho ni la de la ley de 1905, sino mucho m¨¢s restrictiva y represiva¡±, sostiene Cad¨¨ne, convencido de que esta lectura de la laicidad puede desembocar en prohibiciones que alimenten el discurso victimista de los radicales. ¡°Uno puede preguntarse si acaso la carga contra el Observatorio proviene de una voluntad de cambiar los equilibrios de la laicidad. Si esto as¨ª, hay motivos para inquietarse¡±.
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