Todo el poder para el comandante Ortega
El presidente de Nicaragua se reelegir¨¢ el domingo en unas elecciones sin garant¨ªas democr¨¢ticas, con siete aspirantes de la oposici¨®n entre rejas y con el aparato electoral dise?ado a su medida
El silencio electoral decretado en la ley previo a unas elecciones presidenciales es una quimera en la Nicaragua gobernada por Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo. En este pa¨ªs centroamericano la propaganda del Comandante presidente y la compa?era Rosario lo envuelve todo, porque durante 14 a?os el exguerrillero sandinista ha moldeado una Nicaragua a su medida: controla a los jueces y las cortes, el sistema electoral, la polic¨ªa, tiene la lealtad del Ej¨¦rcito y ha borrado la autonom¨ªa de los municipios. Es por eso que todo el aparato del Estado est¨¢ volcado para reproducir una cansina arenga que canta loas a Ortega, quien el domingo participar¨¢ en unas presidenciales sin competencia, con siete candidatos opositores encarcelados y con los votos ya listos para investirlo por tercera vez consecutiva como presidente.
Para llegar a la presidencia en 2007 Ortega no estuvo solo. Eterno candidato opositor, maniobr¨® estrat¨¦gicamente en un pa¨ªs de d¨¦bil institucionalidad para lograr su anhelo, contando con el apoyo del expresidente Arnoldo Alem¨¢n, sobre quien pesaban acusaciones de corrupci¨®n. Para salvarse de la c¨¢rcel, Alem¨¢n pact¨® con Ortega unas reformas constitucionales que reduc¨ªan la cantidad de votos necesarias para ser electo, lo que favoreci¨® a Ortega en las elecciones de noviembre de 2006. Desde entonces, el presidente se ha empe?ado en no repetir errores estrat¨¦gicos del pasado, cuando cedi¨® a la presi¨®n internacional y convoc¨® a unas elecciones en 1990 que perdi¨® de forma abrumadora frente a Violeta Chamorro.
Lo primero que hizo fue controlar el sistema electoral. El primer experimento de este control partidario se vio en las elecciones municipales de 2008, cuando el Frente Sandinista, el partido de Ortega, se hizo con 99 de los 146 municipios en disputa. La oposici¨®n denunci¨® un fraude masivo en el recuento de votos y el pa¨ªs, que durante a?os hab¨ªa asistido a las elecciones de forma pac¨ªfica, se incendi¨®. Fue tambi¨¦n la primera vez que Ortega puso a prueba a sus huestes, que con palos, machetes y navajas sembraron el terror en las protestas opositoras. A esa primera elecci¨®n viciada le siguieron procesos considerados oscuros, todos organizados por Roberto Rivas, un pol¨ªtico camale¨®nico que anteriormente hab¨ªa jurado lealtad al expresidente Alem¨¢n. Rivas, ahora hospitalizado, es una figura clave de Ortega porque es el art¨ªfice de la descomposici¨®n del ¨®rgano electoral y de los fraudes que han garantizado la hegemon¨ªa del Frente Sandinista. Debido a esa manipulaci¨®n de las leyes, el Gobierno de Donald Trump le impuso sanciones en 2018.
El control del aparado electoral no era suficiente, sin embargo, para garantizar la permanencia en el poder. El principal obst¨¢culo del mandatario era la Constituci¨®n, que prohib¨ªa la reelecci¨®n consecutiva. En octubre de 2010, cinco magistrados de tendencia sandinista se autoconvocaron junto con jueces sustitutos y modificaron de facto la Constituci¨®n, argumentando que se le violaban derechos pol¨ªticos a Ortega. Ordenaron entonces al Consejo Supremo Electoral aceptar la inscripci¨®n de Ortega como candidato para las elecciones de 2011. ¡°La sentencia es un espejismo legal, una decisi¨®n tomada por un grupo de abogados. A Ortega le importa un carajo la institucionalidad y el Estado de derecho¡±, dijo en ese entonces el diputado opositor Eduardo Montealegre, quien hab¨ªa competido por la presidencia en las elecciones de 2006. Ortega fue reelecto en noviembre de 2011.
El mismo presidente, sin embargo, parec¨ªa no estar tan seguro de la legitimidad de la medida ¡ªsobre todo ante la comunidad internacional¡ª por lo que baraj¨® la aprobaci¨®n de una reforma constitucional que avalara su candidatura eterna. Los ca?ones del comandante se enfilaron a la Asamblea Nacional, donde ya contaba con una mayor¨ªa.
Daniel Ortega logr¨® en diciembre de 2013 su gran aspiraci¨®n pol¨ªtica: una Constituci¨®n a la medida, sin limitaciones molestas a su reelecci¨®n indefinida. En un debate parlamentario que result¨® ser un mon¨®logo del Frente Sandinista, los diputados de ese partido pol¨ªtico, mayor¨ªa en la Asamblea Nacional, aprobaron con 64 votos a favor una reforma a la Constituci¨®n que garantiza la perpetuidad en el poder del exguerrillero. ¡°No puede ser limitado ese derecho, coartado en cuanto a elegir a sus autoridades. Es el pueblo el que tiene que decidir¡±, justific¨® Ortega.
El siguiente paso era deshacerse de la competencia pol¨ªtica. Ortega anunci¨® una nueva candidatura para las elecciones de 2016, ahora con su esposa como aspirante a la vicepresidencia. Entonces volvi¨® a mover los hilos con los que controla la Corte Suprema y el Tribunal Electoral. La Corte despoj¨® de la representaci¨®n legal del Partido Liberal Independiente (PLI) al opositor Montealegre, tras una disputa por el liderazgo de esa organizaci¨®n pol¨ªtica. La oposici¨®n decidi¨® participar unida, en la llamada Coalici¨®n Nacional por la Democracia. Entonces vino el siguiente golpe: la Corte anul¨® la candidatura del opositor Luis Callejas y despoj¨® a la oposici¨®n de su casilla electoral, con lo que Ortega quedaba solo en la competencia.
Dos a?os despu¨¦s estallaron multitudinarias manifestaciones en respuesta a una reforma al sistema de pensiones que Ortega pretend¨ªa imponer sin consenso. El mandatario, que vio en peligro la continuidad de su r¨¦gimen, lanz¨® una brutal represi¨®n que dej¨® al menos 328 muertos. Se impuso en Nicaragua un estado policial, con las protestas prohibidas por ley y la persecuci¨®n a las voces cr¨ªticas. El r¨¦gimen orden¨® el allanamiento de las redacciones de medios independientes, encarcel¨® a decenas de disidentes y miles de nicarag¨¹enses se vieron obligados al exilio. Perdida toda legitimidad tras la matanza de 2018, Ortega impuso nuevas leyes que le garantizan el poder a perpetuidad.
En mayo fueron electos nueve magistrados del Consejo Supremo Electoral (CSE) afines al sandinismo y se impuso una reforma electoral que mantiene el control de todo el sistema, le da a la polic¨ªa la potestad de autorizar o no los m¨ªtines pol¨ªticos de los opositores, niega el financiamiento a los candidatos que aspiran a participar en el proceso e inhibe de facto a aquellas personas que hayan participado en las protestas de 2018 de aspirar a un cargo p¨²blico. Tambi¨¦n se impuso un paquetazo de leyes represivas, entre ellas la Ley de Regulaci¨®n de Agentes Extranjeros y la Ley de Defensa de los Derechos del Pueblo a la Independencia, la Soberan¨ªa y Autodeterminaci¨®n para la Paz usadas para inhibir a los opositores.
La primera en ser perseguida al amparo de esa ley fue Cristiana Chamorro, hija de la expresidenta Violeta Chamorro, a quien se le inici¨® una investigaci¨®n por lavado de dinero luego que anunciara su aspiraci¨®n de enfrentarse a Ortega. Cristiana fue detenida en su casa en junio. Los polic¨ªas entraron al inmueble, revisaron todas las habitaciones de la casa, hasta los ba?os, requisaron cables de televisi¨®n, computadoras, la caja principal de seguridad y monitores, adem¨¢s de todos los celulares, incluyendo los del personal de servicio.
M¨¢s tarde ser¨ªan apresados el acad¨¦mico F¨¦lix Maradiaga, el economista Juan Sebasti¨¢n Chamorro, el diplom¨¢tico Arturo Cruz, el l¨ªder campesino Medardo Mairena, el periodista Miguel Mora y el opositor Noel Vidaurre. Tambi¨¦n fueron sacados del juego dos partidos opositores. Con eso, Ortega quedaba con el camino despejado.
Como en Nicaragua el silencio electoral es una quimera, Rosario Murillo aparece todos los d¨ªas en cadena de radio y televisi¨®n para nombrar lo que ella llama los logros diarios del gobierno. Es un mon¨®logo cansino, en el que adem¨¢s de invocar a Dios y despotricar contra los opositores, la esposa del comandante lee versos de su autor¨ªa que son loas a su marido. En una de sus alocuciones inform¨® de los resultados de una encuesta preparada por una firma leal al r¨¦gimen, que revela que Ortega y ella ganar¨¢n la elecci¨®n del domingo con el 76% de los votos. Para los nicarag¨¹enses era la reafirmaci¨®n de que los resultados est¨¢n cantados de antemano y que desde el lunes todo el poder en Nicaragua estar¨¢ en manos del comandante.
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